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Chapter 7 - El viaje a Port Angeles

Miré la maravillosa ciudad de Port Angeles, una flor venenosa para los turistas, llena de trampas hermosas. 

Pero Jessica y Angela no se dejaron engañar y después de aparcar el auto nos llevaron directo a las tiendas pre seleccionadas de vestidos. La cuatro estábamos mirando, sacando perchas de aquí y de allá cuando alguien preguntó.

-Bella ¿Has tenido novio? 

-No, nadie me lo pidió. - Dijo encogiéndose de hombros mientras examinaba atentamente un vestido de color verde con un solo hombro que era por lo menos dos talles más grandes de lo que Angela y Jessica necesitaban.

-Aquí te pidieron y te negaste- La cara escéptica era casi graciosa. ¿Quién creería que el encanto de Bella se activó al llegar a Forks? 

-Salvo Tyler - Angela se rio y ante la exclamación horrorizada de Bella dijo con voz suave - Le ha dicho a todo el instituto que te llevará al baile, por eso le caes mal a Laurent, a ella le gusta y quería invitarlo.

-¿Creen que dejará de sentirse responsable si lo atropello con mi camioneta? Estaremos a mano.

-Puede que sí. Siempre que haga lo que hace con ese motivo -Dijo Jessica misteriosamente.

-Vayamos a ver cómo les quedan estos vestidos -Intervine justo en ese momento y le di unas palmaditas en la espalda a Bella.

-Me irrita tanto- Me sorprendí al ver que Bella estaba comenzando una conversación sobre sus sentimientos.

-Bueno, a lo sumo lo taclearé en gimnasia la próxima vez y le diré que deje de ser tan corto de miras. 

Y... allí terminó la charla. 

Acompañé a Jessica a ver la joyería y le recomendé un par de piezas que me pareció le quedarían bien con el vestido y los zapatos plateados que se había comprado. 

Cuando volvimos con Angela y Bella nos dimos cuenta que aún era temprano por lo que propusieron mostrarnos la bahía con un paseo. Yo estaba disfrutando cuando Bella dijo que quería ir a ver una librería y nos convenció con su cara reticente de no acompañarla, aunque yo le pedí la dirección exacta para buscarla si se tardaba demasiado. 

Mirábamos el horizonte cuando Jessica me preguntó.

-Mary ¿Has tenido novio?

-No he tenido. 

-Ustedes hermanas son realmente iguales.- Angela dijo con sorpresa - Hubiera pensado que tú habías tenido un novio por lo menos.

Me reí.

-No me ha gustado ningún chico hasta ahora. 

-Oh. 

- Sabes, cuando te conocí pensé que serías una de esas personas súper masculinas.

Esa frase me tomó por sorpresa, miré a Angela que estaba un poco sonrosada.

-Tienes una apariencia más bien ruda, y tu actitud es tan relajada... Al principio no sabía cómo llevarme bien contigo.

-Yo también pensé lo mismo. Me sorprendió cuando te hiciste amiga de Jane. 

-No sé qué decir. -Me reí de incredulidad.

Caminamos lentamente y el tiempo pasó, mirando el cielo, vimos que ya era tarde. Yo de pronto recordé que Bella se perdería en el camino y sería rescatada por Edward que la estaba siguiendo, pero una sensación de incomodidad se me asentó en el estómago. 

-Voy a ir a ver si está en la librería, a veces se compenetra tanto en los libros que pierde la noción del tiempo.

-Te acompaño.- Dijo Angela.

-Yo voy a ir al restaurante por si ya está allí. 

Bella no estaba en la librería, y la dueña de la tienda dijo que no había visto a nadie con la descripción de Bella en la tienda hoy. 

Un poco nerviosa caminé con Angela hacia el restaurante, mirando alrededor intentando encontrar un atisbo de la silueta de Bella. 

Tampoco estaba en el restaurante. Jessica y Angela decidieron pedir algo para comer ya que estaban realmente hambrientas y yo pedí una gaseosa, mirando siempre hacia la entrada. El tiempo pasó y nada. 

-No te preocupes Mary, ya va a volver.- dijo Jessica.

-Exacto, la dueña de la librería dijo que no la vio así que quizás fue a otro lugar y como dijiste, perdió la noción del tiempo.

-¿Sabes qué? Voy a pagar y vamos a ir a buscarla.

Las tres salimos del restaurante y nos quedamos en la vereda.

-Creo que lo mejor es ver qué otras librerías cercanas hay, seguro fue hacia allá. 

-Excelente, vamos con el auto, es más rápido y seguro. 

En ese momento.

-¡Mary! ¡Jess, Angela!

Justo cuando estaban saliendo del restaurante vieron a Bella salir de un auto extremadamente lujoso, acompañada de nada menos que Edward Cullen.

La cara preocupada de Jessica cambió a suspicacia. En cambio yo solo miraba de arriba a abajo para asegurarme que estaba bien.

-¿Dónde has estado? 

-Me perdí y luego me encontré con Edward - Bella no se encontró con mi mirada en absoluto.

-¿Les importa si me uno? -La voz de Edward era baja, sedosa y seductora, con un ritmo levemente hipnotizante. Miré las caras embelesadas de Jessica y Angela. 

-De hecho, Jessica y yo teníamos mucha hambre y ya comimos, solo Mary no pudo comer porque estaba preocupada... Perdona. 

Había culpa en el tono de Angela, pero Bella solo se encogió de hombros y dijo que no importaba. En toda esta conversación yo seguía mirando a Bella sin hablar, y ella seguía evitando mi mirada.

-Creo que debería comer algo, yo la llevaré a casa así no tienen que esperar mientra cena. 

Parecían haberse olvidado de mí. Rodé los ojos.

-Claro... no hay problema- Jessica sondeaba la expresión de Bella y recibió un guiño en respuesta. Angela se despidió rápidamente y se fueron juntas antes de notar que no las seguí.

-Si nuestro padre ve que llegamos a diferentes tiempos va ha haber preguntas Bella. 

La miré con seriedad, le estaba dejando elegir. 

-Puedo llevarte a ti también y evitar las preguntas incómodas. 

Lo miré a los ojos y analicé su expresión pero solo vi una especie de cortesía y amabilidad simple. Fruncí el ceño y me despedí de Jessica y Angela. 

-De verdad no tengo hambre -Bella se quejó.

-Compláceme.

Realmente estaban en un mundillo de dos personas. Quería gritarle a este vampiro que ignoraba mi existencia por completo. Puse mis ojos en blanco sin evitarlos.

-Lamento ser la tercer rueda. - Dije sin sinceridad cuando se fueron las chicas y quedamos solo los tres en frente del restaurante, ambos dejaron de verse mutuamente y me sentí como si estuviera en una película romántica cliché- Les dejaré comer solos en una mesa, se nota que quieren estar solos.

Entré en el restaurante de nuevo y me senté en una mesa para dos mientras los veía ir a un sector privado bajo la guía de una camarera. Me acaricié la frente intentando suprimir la vergüenza ajena que daban los dos mirándose tan intensamente mientras caminaban por entre las mesas. 

Me atendió un joven muy atento y pedí un plato de tallarines con salsa blanca. Comí lentamente, esperando a que Bella terminara de comer y de interrogar a Edward. Me empezó a entrar sueño al terminar el plato. Había cerrado los ojos sin darme cuenta cuando sentí una mano en mi hombro. 

Abrí los ojos, frunciendo el ceño como si me hubieran molestado pero pronto vi que era Bella.

-Mary, ya terminamos de comer ¿Ya terminaste?

-Ah... si- reprimí un bostezo- Pago la cuenta y podemos irnos.

-No te preocupes Maribell. Ya he pagado la cuenta. 

Le di una mirada, al ver su cara visiblemente tensa, sabiamente no discutí. 

-Muchas gracias. 

Salimos todos juntos y yo me subí en el pequeño asiento trasero del auto. Era realmente un coche de lujo, no había demasiado espacio atrás. Si hubiera sido Angela probablemente habría tenido que poner las largas piernas en una posición incómoda.

La calefacción estaba al máximo y yo me dormí apenas escuchando en la lejanía la charla entre el vampiro y su hermana.