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Chapter 8 - Billy

El sonido de la puerta del auto al abrirse me despertó. Miré alrededor y vi que ya estaba en casa. Me toqué la boca para asegurarme de que no tenia saliva en las comisuras o en las mejillas. Todo bien.

Vi a Edward desearle buenas noches a mi hermana a escasos centímetros de su rostro. Parecía que ambos se agradaban de verdad.

No salí del coche hasta que Edward entró, dejando atrás una invitación. 

-Charlemos la próxima vez, me gustaría conocer a fondo a la persona que tiene a mi hermana tan encantada. - le saludé con la mano - Gracia por la comida. 

Antes de entrar a casa tomé el brazo de Bella.

-En un rato llama a Jessica para avisarle que ya volvimos ¿si? Luego tendremos una charla.

Bella asintió con aire algo ausente.

-¿Bella? ¿Mary? -Era la voz de papá Charlie.

-Somos nosotras, ya volvimos - saludé.

-Regresaron pronto, apenas son las ocho ¿Todo bien?

-La pasamos bien, Jessica y Angela consiguieron todo lo que querían.

Bella y papá se quedaron hablando mientras yo subí a mi pieza, busqué mi neceser, toalla y ropa y me di una ducha caliente. El agua me despejó un poco.

Fui a mi pieza y esperé a que Bella saliera de la ducha antes de ir a su habitación, la vi temblando bajo la colcha, yo me metí también y abas quedamos en la oscuridad, sintiendo la temperatura aumentar.

-¿Que pasó hoy? 

Silencio.

-No te voy a juzgar Bells. 

-Edward me rescató de unos tipos que me habían acorralado. Solo tenía mi bolso y no sabía cómo salir de esa. 

-Le diré a papá que te compre gas pimienta. 

-No hace falta. 

-Me dejaría más tranquila. Estaba tan preocupada de que algo te pasara.

Silencio nuevamente. 

-¿Te gusta Edward?

-Creo... que estoy enamorada de él.

Sonreí en la oscuridad. Se sentía bien que Bella confiara en mi como hermana.

-Mientras te trate bien, estoy feliz por ti Bells.

Le di un abrazo y me fui a mi cama. Sabía por la expresión en el rostro que estaba llena de pensamientos que procesar, la dejaría tranquila con ellos. 

Me desperté temprano a la mañana siguiente, a tiepo para pedirle a papá que me acercara a la escuela. 

-¿No vas a ir con Bella?

-No, ella está cansada de la caminata de ayer. Además, tengo algo que hacer en el instituto. 

-Bueno, sube. 

En el trayecto le conté algo del viaje de ayer. Lo sabrosa que estaba la comida en el restaurante, la cantidad de vestidos que había, lo indecisa que estaba Jessica. Ninguno de esos temas eran cosas que papá Charlie entendiera, pero estaba feliz de escuchar a una de sus hijas contar sus actividades. 

-Gracias papá, nos vemos en la cena. 

-Nos vemos, ten un buen día.

-Igual papá.

Me bajé y caminé hacia la oficina principal hasta que el auto patrulla desapareció, luego fui inmediatamente hacia la entrada de la escuela y me senté en uno de los bancos que estaba medianamente protegido de la lluvia. 

Había mucha niebla, era difícil ver más allá de tres metros con claridad.

Cuando Jessica y Angela llegaron nos quedamos todas debajo de un alero cerca de la cafetería, Jessica tenía la cazadora de Bella firmemente sujeta, como si tuviera miedo de que se la fuera a sacar.

-¿Bella no vino? No vi la camioneta.

-Vine más temprano -les dije con una sonrisa. 

-¿Por que...?

En ese momento, llegó el auto de Edward, y vieron salir a Bella del asiento del pasajero. Jessica abrió sus ojos grandes y Angela se cubrió la boca al hacer una exclamación, yo solo sonreí de lado mientras ponía mis manos heladas en mis bolsillos.

-Por eso. 

Bella nos vio y caminó hacia nosotros, mostrando una ligera sonrisa de alivio.

-Jess, gracias por acordarte. 

-Ah... no hay problema. -Les dio una mirada a Edward, quien la saludó, y a Bella antes de decir con ojos sugestivos - Te veo en Matemática.

-Claro. 

Una vez que solo quedaban ellos tres hice un movimiento de cabeza hacia el vampiro.

-Que tal Edward.

-Hola Maribell.

-Mary ¿por qué te fuiste antes? - Bella preguntó.

-Ser el tercero en discordia es vergonzoso -Wow, no podía creer que había dicho eso, sonreí - No te voy a esperar a la salida Bells. Adiós Edward. 

Recibí una sonrisa sincera de Edward junto con un saludo y me fui con Jane, que estaba esperando por mi, a clases.

-¿Tu hermana está saliendo con Edward Cullen?

La cara de curiosidad de Jane me hizo reír.

-Creo que todavía no es oficial, pero es obvio que se gustan. 

-No puedo creerlo, es tan irreal. 

-Dímelo a mi. Estoy pensando todo el tiempo cómo se lo va a tomar mi padre.

Jane puso cara de preocupación.

-Los aceptará ¿verdad? 

-Mi miedo es que lo reciba en casa con una escopeta. - Dije con cara seria mientras entraba al aula.

-¡Tienes que estar bromeando! 

La voz alta de Jane llamó la atención de los demás, se puso roja y se sentó en su lugar, pero una vez que los ojos de todos se habían alejado siguió cuchicheando conmigo hasta que el profesor nos pidió que prestáramos atención a la clase.

A la hora del almuerzo no me sorprendí de ver a Bella y Edward en una mesa separados. Jane y yo llegábamos un poco tarde ya que tuve que pasar al baño y cambiar mi ropa interior que se había manchado ante la llegada abrupta de mi período. 

Con el asunto de Bella y el viaje a Port Angeles me había olvidado por completo que se suponía que hoy menstruaba. Lo bueno es que siempre tengo en mi neceser un cambio de ropa interior y una bolsa plástica para esta situación.

Nos sentamos con el mismo grupo de Jessica y Mike, la primera estaba siendo cotilla, mirando a Edward y Bella cada rato, luego hablando del baile con Laurent, recomendando los vestidos que había visto el día anterior. 

Poco a poco la cafetería se quedó vacía, solo habían un par de chicos en una mesa lejana, Edward, Bella, Jane y yo.

 Justo cuando le estaba por decir a Jane de irnos escuché la voz enojada de Edward.

-¡..No!

Me giré con fuerza, solo para ver su cara deformada y la cara de pánico de Bella. Me incorporé y mi silla hizo un sonido chirriante. Los ojos de Edward me miraron fijamente y yo lo miré con el ceño fruncido, temía lo que podía hacerle a mi hermana si decidía perder el control. Estaba lista para intentar detenerlo, pero en ese momento pareció calmarse. 

Bella no pareció notar que nuestras miradas se cruzaron. Observe con atención la cara ahora sin pánico de Bella y vi que todo parecía estar bien. Tomé a Jane del brazo y corrimos a clases. 

-Me asustaste recién Mary.

-Lo siento Jane. Descubrí que soy algo sobreprotectora con Bella últimamente. 

-Está bien. Me gustaría tener una hermana que se preocupase por mí también.

-¿No tienes a Kellan? - Le dije con una sonrisa.

Jane se ruborizó levemente.

-Eso es diferente, es un pariente lejano. 

No molesté a Jane con el tema y el resto del día fue tranquilo hasta que Mike enfrentó a Bella después de la clase de gimnasia. Llegué justo para escuchar la voz masculina de Mike demostrando su desagrado por el vampiro.

-...no me gusta.

-Me tiene que gustar a mí.

-Pero te mira como si... como si fueras comestible o algo así.

Mi hermana se rio ante esa afirmación. Quise cerrar mis ojos ante la actitud estúpida de Bella ante el peligro. Si no hubiera sabido que la historia entre ellos tiene un final feliz intentaría con todas mis fuerzas separarlos.

Bella huyó después de reírse, dejando a Mike ceñudo. Lo palmee en el brazo con gentileza.

-Hola Mary.

-Gracia Mike, por preocuparte por Bella. Pero este asunto es como aprender a correr. Algunos tropiezan antes de agarrarle la mano. Ya veremos si Edward es el tropiezo metafórico o no luego- miré hacia la salida del gimnasio -Además, mi papá es policía. No te preocupes tanto. 

Mike hizo un puchero pero asintió. Intenté cambiar de tema.

-Por lo que sé vas bien con Jessica, recuerda ser amable y caballeroso con ella ¿Entendido?

Me despedí de todos y comencé a caminar hacia casa. No vi el auto de los Cullen o el auto de Edward. Calculé que me tomaría un buen tiempo llegar a casa por lo que saqué los auriculares de la mochila junto con el reproductor de CD portátil que tenía un disco de Evanescence. 

Cantando suavemente las letras de las canciones caminé, perdida en la música. 

Cuando llegué a casa el auto de Edward seguía allí, yo lo ignoré; tenía frío y hambre por lo que comencé a hacer la cena, puchero. Una vez que la cacerola estuvo a fuego medio me fui a bañar y luego esperé mirando la tele a que llegara papá para cenar. 

A la mañana siguiente noté que mi garganta ardía un poco. Desayuné una taza de té caliente con jugo de limón. Papá Charlie preguntó si realmente no íbamos a ir al baile. 

-No tengo ganas de ir a un baile. -Le contesté, directo al punto. No me sentía bien ni tenía ánimos para charlar.

Bella en cambio dio varias vueltas en la conversación, al final, me subí al auto de papá quien me acercó al instituto. Cuando salí del auto tirité por el viento frío. Jane me hizo señas al verme. 

-Me imaginé que ibas a hacer de buena hermana y llegar temprano. Sentémonos en el auto, está calentito.

Casi corrí hasta su auto, abriendo la puerta con las manos enguantadas.

-Eres un ángel Jane.-Suspiré de comodidad ante la calidez del interior del auto - Realmente necesito aprender a manejar. 

-Hace mucho que quiero preguntar ¿Porqué no has aprendido antes?

-Me da miedo chocar. No me gustaban las calles llenas de tráfico en Phoenix. Tal vez aquí sea mejor. 

-Deberías intentarlo, o te vas a quedar a pata. Parece que la relación de tu hermana con Cullen va en serio. 

-Espero que sí - Esperaba de todo corazón que la relación resultara. Bella parecía realmente enamorada.

-Hoy puedo llevarte a casa si quieres. Tengo que ir hacia esa dirección.

-¿En serio? ¡Gracias Jane!

Desde que salimos del auto, Jane y yo fuimos abordadas por Jessica quien no podía creer lo que veían sus ojos y no era la única persona con esa expresión. Mi hermana estaba siendo seguida por el famoso Edward Cullen como si este fuera su sombra. 

El siempre frío, inalcanzable, increíblemente guapo Edward Cullen parecía haber caído bajo un misterioso hechizo porque estaba constantemente siguiendo a una joven absolutamente normal, patosa y tímida a todos lados.

Pero no le di mucha importancia y seguí a Jane hacia su auto. Justo cuando me dejó en mi casa se largó un aguacero fuerte. 

Me tomé un baño bien caliente, me sequé el cabello con el secador y me abrigué bien usando mis pantalones de peluche viejo estampado con bananas de caricatura, antes de bajar y hacerme un té con miel. El malestar de garganta casi había desaparecido para este momento, por lo que me puse con la tarea. Había visto el auto de Cullen afuera, por lo que sabía que Bella no estaba perdida por el bosque a merced de un vampiro obsesionado.

Terminé mi tarea y me puse a cocinar. No tenía muchas ganas pero pensé que sería buena idea hacer vegetales y carne en trozos al horno. Era fácil y podía sentarme en el sillón viendo la tele mientras se cocinaba. 

Pensé con un poco de ironía que era Bella quien solía cocinar antes, ahora que me tocaba a mi siempre intentaba hacer cosas "fáciles" o que al menos no me tuvieran más de media hora en la cocina. 

Limpié bien unas patatas dulces, una calabaza y cebolla, las corté en trozos y las condimenté. Corté un pedazo de carne en cuadrados grandes y puse todo en una bandeja de vidrio cubierta con papel aluminio. 

Mientras miraba un show de comedia escuché el sonido de la puerta abrirse y vi a Bella entrar apurada a casa, tropezando con las botas que se había sacado hacía un momento, luego enredarse con la cazadora hasta finalmente llegar a las escaleras.

Me levanté y ordené todo el desastre cuando la puerta se abrió de nuevo. Allí estaba Jacob, mi papá y un hombre en silla de ruedas. Me quedé congelada por un segundo antes de sentir que mi cara ardía. 

Salí corriendo hacia la escalera y subí los escalones de dos en dos. Me cambié los pantalones y me puse un pullover presentable antes de volver a bajar. Podía ver la cara sonriente de Jacob desde una milla de distancia y los ojos del hombre en silla de ruedas estaban llenos de sonrisas.

-Mary, ven, este es Jacob y este es mi buen amigo Billy. A él le compré la camioneta de Bella.

 -Mary, no puedo creer lo mucho que has crecido - Mi cara todavía ardía pero le di la mano a Billy con una sonrisa algo rígida. Luego me giré hacia Jacob.

-Como estás Jacob.

-Hola Mary - me saludó pero sus ojos lo traicionaron al mirar hacia la escalera. Mi sonrisa se desvaneció levemente y justo capté la mirada escrutadora de Billy sobre su hijo. Que desastre que había hecho mi hermana. 

-Estoy cocinando, ¿Tienen hambre?

-Ya cenamos, vinimos a ver el juego - dijo Billy.

-Hice mucha cantidad, al menos prueben un poco - Fui a la cocina pero lo pensé y me giré - ¿Me das una mano Jacob?

-Si - dejó de mirar hacia la escalera y fue detrás mío. 

Mientras sacaba los platos él dudó bastante antes de hablar.

-Cuando veníamos vimos un choche, muy buen coche. 

Dejé los cubiertos sobre los platos y me giré. 

-Era Cullen, seguramente.

Una suave risita salió de sus labios, su expresión con algo de tolerancia llena de ternura y frustración. 

-No es de extrañar que papá se comportara tan extraño. Es tan supersticioso.

-Él cree en las leyendas ¿verdad?

-¿Bella te dijo algo?- Me miró con los ojos abiertos como platos y un poquito de pánico.

Negué con la cabeza.

-Lo adiviné por mi cuenta. Solo espero que no le diga a Charlie. Estoy esperando que Bella lo introduzca formalmente.

Me sentí mal al hacer esto, pero prefería informarle a Jacob aunque fuera de forma indirecta la relación entre su hermana y Cullen para que supiera que Bella no estaba disponible emocionalmente. 

Hubo un silencio prolongado. Jacob era joven pero no tonto, entendió lo que quise decirle después de un momento. Se frotó la nuca, dejando caer su cabello negro a un lado como una cascada de seda negra.

-...Bueno... Papá no debería decir nada. La última vez se peleó con Charlie porque dejamos de ir al hospital al saber que Cullen es doctor. 

Me miró de reojo. 

-Hoy es como una juntada de reconciliación. 

Le sonreí y le palmee la espalda baja secretamente sorprendida ante los músculos que noté debajo de su ropa. Me sonrojé un poco. 

-Bueno, ayúdame con la fuente. No te quemes. 

Poco después Bella bajó y ayudó en la cocina con Jacob mientras yo acomodaba un poco la sala de estar y repartía los cubiertos y platos. Escuchaba a Billy y su padre contar historias y reía de vez en cuando.

Al terminar de cenar me quedé quieta en uno de los sillones, casi quedándome dormida.

Cuando el partido acabó, saludé a Jacob y Billy con una sonrisa adormilada y me hicieron un chiste de que tenía saliva en la cara.

Al despedirse Billy especialmente le dijo a Bella que se cuidara. Yo le sonreí a Jacob ante los ojos en blanco que puso.