El viento helado de la madrugada sacude mi cabello mientras observo a mi manada desde la gran roca central. A pesar de mi edad, mi gente me respeta, pero sé que también me observan con expectativa. **Esperando ver si realmente merezco el título de Alfa.**
Sus aullidos resuenan en la noche, reconociéndome como su líder, pero mi pecho se siente pesado. Mi padre debería estar aquí. Su presencia era imponente, su voz resonaba como un trueno en cada reunión. Ahora, ese peso recae en mí.
Respiro hondo y me preparo para hablar cuando el aire cambia. Un escalofrío recorre mi espalda, y el instinto me pone en alerta. **Alguien se acerca.**
Vuelvo la mirada y lo veo.
Un lobo solitario, alto, de cabello oscuro y ojos verdes atormentados, cruza el límite del claro. Se mueve con seguridad, pero hay algo en su expresión… algo roto. **Pero lo más extraño es la forma en que me mira.**
Mi lobo interior se inquieta, pero no de la manera en que esperaba. **No lo reconozco como mi mate.**
Él, en cambio, parece completamente afectado.
—¿Quién eres y qué haces en mi territorio? —pregunto, mi voz firme y sin titubeos.
El desconocido titubea un segundo antes de responder.
—Mi nombre es Dante Blackwood. No vengo con intenciones de pelea, solo busco refugio.
Su voz es profunda, casi ronca. Algo en ella me hace sentir un leve cosquilleo en la piel, pero lo ignoro. **No puedo permitirme distracciones.**
Liam, mi Beta y mi amigo de toda la vida, avanza con su típica expresión de desconfianza.
—¿Refugio? ¿Y qué nos asegura que no eres un espía o un traidor?
Axel, uno de mis guerreros más fuertes, suelta una risa seca y lo observa con burla.
—O quizás solo es un lobo sin manada que no sabe dónde más ir.
No aparto la mirada de Dante. Algo en él no encaja. **No parece un simple lobo errante, pero tampoco siento peligro directo.**
—No me gusta la gente misteriosa —le digo con sinceridad.
Él aprieta la mandíbula, y juro que por un instante **parece… dolido**.
—Haré lo que sea para demostrar que no soy una amenaza.
Sus palabras suenan genuinas, pero hay algo en su postura, en la forma en que su respiración se acelera, que me hace sentir que **me está ocultando algo**.
El silencio se extiende. Todos esperan mi veredicto.
Finalmente, doy un paso atrás y tomo una decisión.
—Puedes quedarte… por ahora —digo, con voz neutra—. Pero te vigilaré de cerca.
Algo en sus ojos se ilumina por una fracción de segundo, pero lo que realmente me llama la atención es la manera en que **Liam y Axel también me observan**.
Con ese mismo fuego.
Mi lobo interior gruñe. No puedo preocuparme por eso ahora. **Tengo una manada que proteger.**
Me giro sin dar más explicaciones y me adentro en el bosque, dejando atrás a tres hombres cuyos corazones arden por algo que aún no estoy lista para comprender.
**Pero el destino siempre encuentra la manera de imponerse… y de jugar con nosotros.**
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