# **CAPÍTULO 3 – Sombras en la Frontera**
El viento nocturno sopla contra mi rostro mientras observo el bosque desde el balcón. **Algo se siente fuera de lugar.** No sé qué es, pero mi instinto me dice que debo estar alerta.
—Alfa.
Me giro y veo a Liam acercándose con expresión seria. **Puedo notar la tensión en su postura.**
—¿Qué noticias tienes? —pregunto sin rodeos.
—Nuestros exploradores han detectado rastros de actividad en la frontera sur. No han visto a nadie directamente, pero hay huellas y un olor extraño.
Frunzo el ceño. **Nada ocurre en mi territorio sin que yo lo sepa.**
—¿Qué tipo de olor?
Liam duda un segundo antes de responder.
—No es una manada común. Huele a lobo… pero hay algo más. Algo que no logramos identificar.
Mi mandíbula se tensa. No me gustan los misterios cuando se trata de la seguridad de mi manada.
—Quiero un equipo de patrulla en esa zona ahora mismo. Yo iré con ellos.
Liam parece querer protestar, pero sabe que discutir conmigo es inútil.
—Entendido. Informaré a los guerreros.
Una voz nueva se une a la conversación.
—Yo también iré.
Me giro y veo a Dante apoyado contra el marco de la puerta, con los brazos cruzados y una mirada intensa clavada en mí. **Su presencia siempre parece cargar el aire de algo más… algo que no puedo definir.**
—No necesitas venir —respondo sin emoción.
—No necesito permiso tampoco —dice él con una leve sonrisa.
Lo ignoro y me concentro en lo importante. **Tengo una manada que proteger.**
### **En la Frontera**
Minutos después, estoy en el bosque junto a un grupo de mis mejores guerreros. **El aire está cargado de tensión.**
Dante camina a mi lado en silencio, observando cada sombra.
—Esto no es solo otra manada —susurra.
Le lanzo una mirada de advertencia.
—No saques conclusiones sin pruebas.
—Mis instintos no necesitan pruebas.
Mis manos se cierran en puños. **No me gusta que cuestione mi juicio.**
Camino en silencio, con los sentidos alerta. **Puedo sentirlo. Algo está cerca.**
—Aquí es donde encontramos las huellas —dice Caleb en voz baja, señalando el suelo.
Me agacho y paso los dedos sobre la tierra. La marca es fresca. **Alguien ha estado aquí hace poco.**
Dante se inclina a mi lado.
—Hay más huellas de las que parecen a simple vista —murmura.
Levanto la vista para encontrarme con sus ojos oscuros, llenos de algo que no logro descifrar.
—¿Cómo lo sabes?
Él sonríe apenas.
—Porque sé lo que estoy buscando.
Antes de que pueda preguntar más, **una sombra se desliza entre los árboles**. Es rápida, demasiado rápida.
—¡Ahí! —grita Caleb, pero cuando volteamos, ya no está.
El aire se siente denso, como si algo invisible nos estuviera rodeando.
Dante se adelanta un paso y murmura, lo suficientemente bajo para que solo yo lo escuche:
—No estamos solos.
Un escalofrío me recorre la espalda. **No solo por sus palabras, sino por el tono en el que las dice.**
Algo se mueve entre los árboles de nuevo, más cerca esta vez.
Y entonces, una voz… baja, gutural, apenas un susurro en el viento:
—Selene…
Mi corazón late con fuerza. **No conozco esa voz, pero me llama por mi nombre.**
Liam se pone en guardia.
—¿Oíste eso?
No respondo. **Porque en el fondo… siento que esa voz no es desconocida del todo.**
El bosque guarda sus secretos, pero esta noche, uno de ellos acaba de susurrarme al oído.