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Chapter 7 - **CAPÍTULO 7 – Ecos de lo Cotidiano**

# **CAPÍTULO 7 – Ecos de lo Cotidiano**

El amanecer llega demasiado rápido. Aún siento el peso del encuentro con los ancianos y las palabras de mi madre resonando en mi mente. **Algo está cambiando en mí, algo que ellos parecen comprender mejor que yo.** Y aunque el futuro me asusta, hoy tengo un breve respiro: la escuela.

Es mi último año, y tras todo lo ocurrido en la manada, regresar a clases me resulta casi reconfortante, como un refugio en medio del caos. Sin embargo, en el fondo sé que nada volverá a ser igual.

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### **De Vuelta a la Rutina**

El bullicio de la escuela me recibe con un caótico murmullo de voces y risas. Los pasillos se llenan de compañeros—algunos hablando de entrenamientos, otros compartiendo anécdotas de las vacaciones—y, por primera vez en días, **no soy el centro de atención.**

—¡Selene! —grita una voz familiar.

Antes de que pueda reaccionar, un par de brazos se enroscan a mi alrededor con fuerza.

—¡Sofía! —suelto un jadeo mientras me abraza con entusiasmo.

—Lo siento, no pude contener mi emoción— dice Sofía, soltándome y sonriendo de oreja a oreja.

Sofía es una de mis lobas más cercanas en la manada, junto a Clara y Valeria, mis amigas de toda la vida. Con su cabello oscuro recogido en una coleta desordenada y sus ojos verdes brillando, me contagian esa energía juvenil que, por momentos, me hace olvidar mis inquietudes.

—Te escribí varios mensajes y no respondiste. ¿Dónde te metiste? —pregunta Sofía, al tiempo que me mira con cierta preocupación.

Dudo un instante, sin poder revelarles todo lo que he vivido en la manada.

—Problemas en la manada —respondo con un encogimiento de hombros, tratando de sonar casual.

—Siempre con problemas de la manada —se ríe Sofía.

—Ya, ya… ¡Necesitas más drama adolescente y menos de Alfa! —añade Clara, una rubia de ojos miel, mientras Valeria suelta una carcajada.

Ruedo los ojos con diversión.

—¿Otra vez con lo de los chicos? —comento con un dejo de ironía.

—Por supuesto —insinúa Sofía con malicia—. Solo porque seamos lobos no significa que no podamos disfrutar de un poco de romance.

—Especialmente cuando esos chicos son tan buenos como Oliver —bromea Clara, suspirando exageradamente.

—O como Samuel —añade Valeria con una sonrisa soñadora.

—¡Vamos! Cuéntame que al menos tú tuviste algún romance en las vacaciones —insiste Sofía, dándome un codazo.

—No.

—¿Ni un beso?

—Nada.

—Ugh, Selene, me das pena.

Sacudo la cabeza riendo. Por un instante, hablar de chicos me permite olvidar la inquietud que siento por dentro, la transformación inminente y el despertar de **Kaela**, mi loba interior, que cada día se vuelve más fuerte.

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### **Los Chicos y la Nueva Dinámica**

Mientras camino con mis amigas hacia nuestros casilleros, noto una figura que se interpone en mi camino.

—Alfa.

Levanto la vista y me encuentro con Axel, apoyado contra la pared, con esa expresión segura que siempre me desconcierta.

—¿En serio me llamas Alfa en la escuela? —pregunto, levantando una ceja, mientras mis amigas intercambian miradas cómplices.

Axel sonríe con suficiencia.

—Es lo que eres, ¿no?

Sofía, notando el ambiente, nos arrastra suavemente hacia el grupo.

—Nos vemos en clase —murmura, apartándose con las otras.

Quedo sola unos instantes, y no puedo evitar preguntar:

—¿Qué pasa, Axel?

—Solo quería ver cómo estabas —responde él, aunque su tono sugiere que hay algo más detrás de esa pregunta.

Antes de que pueda profundizar, otra voz interrumpe.

—¿Interrogándola tan temprano, Axel? Déjala respirar.

Liam aparece a su lado, luciendo esa sonrisa confiada que siempre me saca de quicio.

—Qué considerados, ¿no? —murmuro, aunque mi voz suena más nerviosa de lo que quisiera admitir.

—Estoy bien, gracias —respondo, desviando la mirada y sintiendo cómo mi instinto capta un leve cambio en el aire, un presentimiento que asocia con mi transformación inminente y el incontrolable despertar de **Kaela**.

—¿Segura? —insiste Liam, desviando la mirada por un segundo hacia mi cuello, como si intentara oler lo que yo aún no comprendo.

Siento una punzada de incomodidad y me disculpo rápidamente.

—Sí, ahora debo ir a clase.

Con un rápido movimiento, me despido y empujo la puerta del aula, dejando atrás las miradas curiosas y expectantes.

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### **Un Momento de Normalidad**

Las primeras horas de clase transcurren casi sin alteraciones: matemáticas, literatura, historia... Durante ese tiempo, logro olvidar, al menos por un instante, la responsabilidad de ser Alfa y la lucha interna con **Kaela**. Por un breve lapso, soy simplemente Selene, la estudiante.

Al llegar la hora del almuerzo, me reúno con mis amigas en la cafetería.

—Entonces, ¿qué pasó en las vacaciones? —pregunta Clara con picardía.

Sofía, con una sonrisa pícara, interviene:

—No me digas que Selene tuvo algún romance prohibido entre lobos.

Valeria se ríe y asiente.

—O al menos un beso, ¿no?

No puedo evitar reírme.

—No es que haya sido un romance —admito—, pero… algo dentro de mí está cambiando. Y no sé exactamente qué es.

El ambiente se vuelve repentinamente más serio, y mis amigas se miran entre sí. Aunque no lo entienden por completo, saben que hay algo en mí que ha despertado, algo que va más allá de un simple enamoramiento adolescente.

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### **Dante y la Tensión Creciente**

Al salir de la cafetería, encuentro un pasillo silencioso en el que alguien me espera.

—Selene.

Me detengo en seco. Allí, apoyado contra la pared, está Dante. Su presencia, siempre imponente, me envuelve con una energía tan intensa que siento el fuego de **Kaela** ardiendo en mis venas.

—Necesitamos hablar —dice él, con voz baja y cargada de algo inconfundible.

Trago saliva, sintiendo el corazón acelerarse.

—¿Sobre qué?

Dante da un paso adelante, reduciendo la distancia entre nosotros hasta que puedo sentir el calor que emana de su cuerpo.

—Sobre lo que te está pasando, Selene. Sobre el cambio que sientes.

Miro a mi alrededor; este pasillo no es el lugar para una conversación tan íntima, pero no puedo evitarlo.

—No aquí —susurro, aunque en mi interior una parte de mí anhela esta cercanía.

Dante se inclina hacia mi oído, y su voz se vuelve casi un susurro, casi una caricia:

—Entonces dime cuándo y dónde. No puedo soportar verte tan dividida, cuando lo que parece que deseas es respuestas.

Un escalofrío me recorre la espalda. Sus palabras, en su tono profundo, despiertan en mí una mezcla de temor y atracción. Por primera vez, me pregunto si lo que anhelo es descubrir la verdad o simplemente aferrarme a su presencia protectora.

—Después de clases, en el patio trasero —murmuro, incapaz de resistir la urgencia que siento.

Dante asiente lentamente, y su mirada se torna intensa.

—No lo ignores esta vez, Selene. No puedes.

Sus palabras se quedan flotando en el aire, llenas de promesas y peligros. Mientras lo observo alejarse, mi mente no puede evitar cuestionarse: ¿quiero realmente respuestas, o prefiero simplemente sentir que Dante se quede cerca, protegiéndome del cambio inminente que **Kaela** ya está reclamando en mi interior