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The Neon Falls [ES]

Mathio
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Synopsis

Chapter 1 - Noches de Neonvale

El autobús se deslizaba suavemente por las calles de Neonvale, sus ventanas reflejaban las luces de neón que bañaban cada rincón de la metrópolis. Raiko estaba sentado junto a una de esas ventanas, con la cabeza ligeramente inclinada hacia el frío cristal. Sus ojos seguían los edificios que pasaban, pero su mente estaba mucho, mucho más allá de lo que él veía.

"En esta ciudad, la noche no termina nunca", pensó, viendo las luces titilar como estrellas en un cielo falso. Todos la llamaban "la ciudad de los sueños", un lugar donde los anhelos se hacen realidad. Pero él sabía la verdad. Para alguien como él, sólo había una forma de describirla: "la ciudad injusta".

El autobús dobló una esquina y un enorme holograma que anunciaba WareNeon apareció en el aire, proyectando promesas de progreso y esperanza. Raiko desvió la mirada, sabiendo que aquello era en gran parte mentira.

"Diez años... Diez años desde que esta ciudad me lo arrebató todo". Sus recuerdos eran fragmentos rotos, imágenes que apenas lograba ensamblar: colores perdidos en las llamas, un grito ahogado por el caos. Había aprendido a vivir con esa ausencia, con esa herida que nunca cicatrizaba.

Pero incluso en la desesperación, había encontrado algo. No era la felicidad, no era una respuesta fácil. Era algo más profundo, algo que ardía en su interior como un fuego inextinguible: un propósito. Sus dedos se apretaron contra el asiento cuando el autobús se detuvo. Raiko se levantó lentamente, con los hombros firmes y la mirada fija hacia delante. Si esta ciudad quería ser un lugar donde los fuertes aplastaran a los débiles, entonces él sería la excepción.

"Proteger a los que no tienen a nadie. Hacer justicia en medio del caos".

El pensamiento cruzó su mente mientras descendía del autobús, sus pasos resonando contra el pavimento mojado. Levantó la vista hacia las luces de neón que pintaban el cielo con tonos irreales, una mezcla de esperanza y amenaza.

"Soy Raiko", pensó, con un espíritu inquebrantable. "Y ésta es mi historia. La historia de cómo la oscuridad puede iluminar un mundo que se ha perdido en su propia luz".

Al bajar del autobús, sus pasos le llevaron por calles llenas de miedo, donde las sombras parecían alargar el terror en los rostros de los transeúntes. Cada una de las noches de Neonvale era un recordatorio de que la belleza de las luces ocultaba una verdad más oscura. Finalmente, llegó a una cafetería que solía frecuentar. El lugar, pequeño y acogedor, ofrecía un refugio temporal del caos de la ciudad.

Raiko pidió lo de siempre: un poco de pan y café. Se sentó en una mesa junto a la ventana, observando a la gente que pasaba. Todo transcurría con normalidad hasta que un sonido cambió todo el ambiente. Un disparo. Luego dos más. El ruido fue como un trueno en la noche, rompiendo la calma como cristales rotos. Raiko se levantó al instante, con los ojos encendidos por una mezcla de miedo y determinación. El hombre que atendía la cafetería también se percató del ruido y, con cierta preocupación, se disponía a entregarle su pedido. Sin embargo, cuando se volvió hacia Raiko, ya no estaba.

Confundido y con la bolsa en la mano, el hombre la guardó detrás del mostrador, pensando que tal vez volvería. Un cliente comentó el ruido, diciendo que no era nada nuevo. "Esta zona es peligrosa desde hace unos años", dijo despreocupado. La charla se vio interrumpida por el cambio de escena.

Raiko corría por las calles, el eco de sus pasos acompañado por las luces de los coches y el murmullo lejano de la ciudad. Al principio, el miedo y la preocupación parecían dominar su rostro, pero pronto su expresión cambió.

"Quizá no pueda cambiar el mundo, pero no puedo seguir ignorándolo", pensó, apretando los puños. En su mente resonaron con fuerza las palabras de su mentor, Osmerd, al que llamaba Osme: "Raiko, tienes que acabar con los que traen el miedo y la oscuridad a la vida de los demás". Aunque Osme había desaparecido hacía meses, su legado seguía vivo en Raiko, que había pasado cinco años preparándose para cumplir ese propósito.

Se cruzó con varias personas que caminaban apresuradamente, evitando el contacto visual. Las calles brillaban con un esplendor casi irreal, pero el corazón de Neonvale estaba podrido. Finalmente, llegó a la escena del crimen. Dos personas yacían heridas en el suelo, una más grave que la otra. Raiko se agachó junto al menos herido.

"¿Por dónde han ido?" preguntó con urgencia.

"Por la avenida principal... eran dos o tres..., iban en un coche azul oscuro". El hombre apenas podía hablar, pero dio la información que Raiko necesitaba.

Raiko miró hacia la avenida principal que había al lado, una gran vía bordeada de árboles que lucía hermosa bajo las luces. Caminó un poco y escuchó a la policía, vio un coche patrulla acercándose a lo lejos, pero no pareció disminuir la velocidad. Raiko supo que el coche patrulla estaba persiguiendo a los culpables. Cuando el coche patrulla pasó frente a él, se dio cuenta de que era una camioneta, subió rápido y sigilosamente a la parte trasera. La persecución había comenzado.