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Chapter 6 - Un lugar mejor

Raiko, ya dentro del bus, paga su pasaje y se dirige a la mejor zona del vehículo: al fondo, cerca de la puerta trasera. Mientras camina, nota que, como casi siempre, el bus está bastante vacío. Se sienta, y justo dos filas delante de él hay un chico y una chica. Esta última lleva una capucha. Raiko no les presta atención y se pone a escuchar música.

"Qué mala suerte... No tuvimos un buen botín," dice la chica.

"Fueron... 30 Glints, ¿no?" pregunta el chico.

"Sí… Bueno, lo que importa es que no nos atraparon," responde la chica con confianza.

"Y es que Sami el golpe que le has dado no tienen sentido. De hecho, por lo que veo, tu cabello... sigue brillando, te pasó lo mismo que a él.. El amarillo te queda bien, pero será mejor que no te quites la capucha, el dijo que era peligroso"

"Bien Félix, por una vez te haré caso, . Solo espero que el color amarillo de mi cabello desaparezca pronto." dice Sami con cierta molestia

"Ya, aquí es. Vámonos," dice Félix.

Ambos están esperando para bajar, y están prácticamente al lado de Raiko, quien sigue mirando por la ventana mientras escucha música.

Un rato después, Raiko llega a su destino: la cafetería. Al entrar, pregunta por su compra de ayer, pero la señora que atiende no sabe a qué se refiere.

"Lo mejor será esperar a que el dueño llegue. Vendrá en unos 21 minutos. ¿Desea esperar?" le pregunta la señora.

"Qué exactitud con el tiempo… Eh... sí. Y si puede traerme un desayuno clásico, se lo agradecería," responde Raiko, sintiendo hambre. Luego, se dirige a una mesa para esperar.

Mientras espera, comienza a pensar en su plan para cambiar el mundo.

"Bueno, el mundo es mucho… Mejor solo voy a cambiar mi ciudad, y volverla un lugar mejor, y si puedo, algún que otro país cercano" decide por el momento simplificar su objetivo.

"Pero, ¿cómo…?" se cuestiona a sí mismo.

En ese momento, entra el dueño de la cafetería.

"Eh... hola, vine por la compra que hice ayer," dice Raiko.

"La compra… Ah, sí, la compra. Sabía que vendrías a por eso. Pero, ¿por qué te fuiste sin recogerla ayer?" pregunta el dueño con intriga.

"Eh… porque… a mi padre le cayó un... refrigerador encima, y necesitaba ayuda," responde Raiko, algo nervioso.

"¿Y por qué no llamó a emergencias?" pregunta el dueño, mirándolo seriamente.

"Eh... por... los nervios. Y, además, sería vergonzoso llamar a emergencias por algo así, ¿no cree?" Raiko responde con una risa nerviosa.

El dueño lo observa fijamente y luego dice:

"Vaya... jeje, con que era por eso. Espero que tu padre esté bien. El mío falleció hace tiempo… por un ladrillo. Le cayó en la cabeza cuando iba a comprar…" Responde el hombre, con ganas de llorar.

"Eh… ¿bueno? ¿Está bien?" pregunta Raiko, incómodo.

"Sí, estoy bien. Voy a buscar tu compra de ayer," dice el hombre, retirándose para buscarla.

Raiko vuelve a sentarse. Justo cuando iba a retomar sus pensamientos, el sonido de una silla rozando el suelo llama su atención. Una chica que estaba sentada en otra mesa se levanta. Su cabello es de color negro, largo y lleva un manto que la cubre casi por completo.

"Gracias," dice la chica al dueño, quien sigue buscando la compra de Raiko.

"No hay de qué," responde el dueño.

La chica se pone la capucha, pero Raiko, impresionado, nota algo peculiar en sus ojos: son rosados. Está a punto de decirle algo cuando el dueño grita:

"¡Lo encontré!"

Raiko desvía la mirada, y cuando vuelve a mirar a la chica, esta ya se ha ido.

"Perdón por tardar en encontrarlo. Es que mi esposa, la que te atendió, lo movió de lugar, no sé por qué," dice el dueño, entregándole la compra.

"No hay problema. Muchas gracias. Nos vemos" responde Raiko antes de salir.

Al salir, intenta buscar a la chica, pero no la encuentra. Desconcertado, regresa a lo suyo: planear cómo cambiar su ciudad y volverla un lugar mejor.

Mientras tanto, la chica se oculta tras la vuelta de una esquina. Algo también la desconcertó: vio que quien la miró tenía ojos rojos. Aunque intenta no darle importancia, observa desde lejos cómo parece que él la busca, pero finalmente se marcha.

De pronto, alguien le habla:

"Oye…"

Y de inmediato recibe una bofetada.

"¿Por qué te demoras tanto, Yshini? Solo te dije que te esperaría diez minutos, no más. ¿Trajiste el pan?" le pregunta un hombre con tono agresivo.

"No..." responde ella, de forma seria

Furioso, el hombre la lleva a la fuerza hasta un coche y la encierra.

"Espera aquí mientras traigo el pan," dice antes de irse.

Yshini, con lágrimas en el rostro, murmura:

"Qui-quiero estar… en... un lugar mejor."