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Chapter 11 - Buen precio

Al día siguiente, Gael se despierta y sale de la habitación. Nota que la puerta del cuarto de Raiko está abierta, así que decide echar un vistazo. Dentro, ve a Raiko durmiendo profundamente.

"Raiko... Raiko... ¿Por qué sigues dormido? ¿No nos habíamos acostado a la misma hora?" pregunta Gael mientras intenta despertarlo.

Raiko lo mira con el rostro adormilado y responde, aún confuso: "No, no realmente. Después de cerrar la puerta, me puse a ver noticias para estar informado. Luego bajé a la sala y jugué un videojuego. Me di cuenta de que soy terrible en los Battle Royales. Ya eran casi las tres, así que me dormí a esa hora. Pero siempre me duermo tarde, más o menos para despertar al mediodía".

Gael frunce el ceño. "¿No crees que esos horarios no son buenos para ti?"

Raiko se incorpora y responde con calma: "No, pero de esta forma mi horario coincide con el de nuestros objetivos. Los criminales suelen actuar a partir del mediodía. Alguno que otro empieza antes, pero no podemos estar activos las veinticuatro horas".

Gael lo observa con curiosidad. "¿Y cómo sabes eso?"

Raiko suspira, sus ojos adquieren un matiz melancólico. "Fue de las últimas cosas que me dijo Osmerd antes de desaparecer. Él fue mi mentor y quien me cuidó durante casi diez años".

"Además", continúa Raiko, "cuando ocurre un delito, las noticias suelen poner la hora. Basándome en eso y calculando un promedio, llegué a esa conclusión".

Gael asiente, pensativo. "Vaya... eh... ¿y cuál es la misión de hoy?"

Raiko sonríe levemente. "Espérame en la sala".

Ya en la sala, listos para salir, Raiko le informa a Gael: "La misión de hoy es una común y es..."

Dentro del autobús, Gael está sentado aparte, con una expresión de disgusto. Su mente regresa al momento en que Raiko le explicó la misión. "La misión de hoy es una común y es comprar pan" luego en el bus piensa "¿Comprar pan? ¿Dejé mi antiguo trabajo de ayudante de robos para esto? ¿Acaso es una broma? ¿Hoy es el día de los inocentes? … No, no lo es..."

Al llegar a la cafetería, Raiko le comenta a Gael: "Esta es mi cafetería favorita. El café y el pan tienen buen precio. Quiero que tú hagas el pedido".

"Ok... Si es tu cafetería favorita, entonces conoces al dueño, ¿no? ¿Cómo se llama?" pregunta Gael.

Raiko parece dudar. "Eh... pues no lo sé. Que sea mi cafetería favorita no significa que tenga que conocer al dueño".

Ambos entran. Raiko se sienta en una mesa cercana, mientras Gael se acerca al mostrador.

"Hola, me llamo Gael. ¿Y usted cómo se llama?"

El dueño y encargado, sorprendido, responde: "Oh... Buenas. No esperaba eso. Me llamo Martin. ¿Qué desea?"

"Hola, Martin. Necesito dos desayunos clásicos. Y para llevar, dos bolsas de pan, además de café y leche".

"Ok. El desayuno estará listo en unos cinco minutos. Todo junto serían 15 Glints".

Gael voltea hacia Raiko, quien le lanza tres monedas de cinco Glints. Tras pagar, Gael regresa a la mesa, todavía molesto.

"¿Cómo se supone que vamos a cambiar la ciudad si estamos comprando pan?"

"No podemos hacer nada con el estómago vacío. Los crímenes en esta zona son bastante comunes", responde Raiko, relajado.

"Sí, claro... como si alguien fuera a entrar a robar justo aho—"

Antes de que termine de hablar, un ladrón irrumpe, pateando la puerta de cristal de la cafetería, que se hace añicos.

"¡Que nadie se mueva! ¡Dame todo el dinero!", grita el ladrón, disparando al techo para intimidar a todos.

Raiko suspira, poniéndose de pie. "Oye, ¿no puedes esperar a que terminemos de desayunar?"

El ladrón se voltea, sorprendido, y lo mira con incredulidad. "¿Qué vas a hacer tú? ¿Dispararme y llevarme con la policía?"

Raiko sonríe. "Yo no, pero mi amigo sí".

Antes de que el ladrón reaccione, Gael realiza un disparo perfecto a la mano del criminal, haciendo que este suelte el arma y retroceda asustado. Intenta golpear a Raiko, pero este esquiva con facilidad y lo golpea, luego lo inmoviliza poniéndose encima.

"¡Gael, afuera! ¡La moto!" grita Raiko, señalando a un cómplice que espera en una motocicleta, y el cual se esta yendo del lugar.

Gael apunta a las ruedas, pero el primer disparo falla. El segundo da en la pierna del conductor, que pierde el equilibrio y choca contra un coche. Mientras intenta levantarse, Gael realiza un tercer disparo, esta vez directo a la otra pierna, inmovilizando al ladrón.

La gente de la zona se acerca al cómplice herido, lo confrontan y llaman a la policía.

Raiko, Gael y Martin observan el caos desde la cafetería. Raiko se cruza de brazos y dice: "Sabes qué, Martin... Que el desayuno también sea para llevar"