Los rayos del sol mañanero se cuelan por la ventana, Ren abre los ojos de a poco y observa a su madre abrazándolo amorosamente, este sonríe y toma un mechón del cabello suelto mientras mira la placida cara de su madre durmiente.
'Gracias...'
*****
Un hombre con una gran armadura plateada con detalles dorados camina entre varias filas de soldados vestidos con armadura de placas, en su cintura descansa una gran espada europea plateada, casi completamente blanca.
"¡Comandante Elviroon! ¡Es urgente!"
Un soldado vestido con una armadura de placas y cuero mas ligera corre apresurado y se arrodilla frente al hombre.
"¿Jum?"
Elviroon levanta sus cejas plateadas, haciendo que sus ojos dorados reflejen la luz, con el ceño fruncido dice.
"¿Que pasa?"
"Las bestias... ¡Las bestias están migrando al oeste!"
"¿Al oeste? ¿Saben porque?"
Dice Elviroon un poco angustiado.
"Todavía no sabemos la razón... pero creemos que es porque están buscando aparearse."
El hombre recoge su fino cabello blanco con una mano y con su pone su otra mano en su mandíbula, se queda un momento pensativo y finalmente dice.
"Infórmale al general."
"¡Si señor!"
El joven soldado hace una reverencia y luego sale corriendo entre las filas de soldados.
El comandante camina pensativo.
'¿Al oeste? ¿Por qué ahora? Apenas inicia la temporada de apareamiento, no deberían comenzar a moverse hasta dentro de unas semanas...'
Finalmente llega hasta una plataforma de madera y decide dejar sus pensamientos de lado.
"Ahem, Ahem... ¡Soldados! ¡Recojan todo! ¡Nos dirigimos al oeste!"
Todos los soldados sin perder el tiempo comienzan a moverse sin cuestionar por un segundo las palabras del comandante.
El sol del medio día ilumina el campamento de los soldados, mientras el comandante mira hacia arriba dice.
"Nos tomara unos cuatro días..."
Dice tranquilamente y a la vez impaciente.
*****
Ren camina por el duro desierto en medio de las ventiscas y el calor, vestido con un turbante sucio, a lo lejos ve unas ruinas.
'Perfecto.'
Sigue caminando por el desierto con el fuerte calor del sol azotando su piel, sudando y cansado, a pesar de su dolor el no se detiene y sigue a pesar del dolor causado por una larga caminata en las dunas.
Finalmente llega a un muro de piedra que lo cubre de la arena, se recuesta en la pared y se quita el turbante y saca de su bolsillo una pequeña cantimplora.
*glup* *glup*
"Ahhh... deberia haber traido mas... Bueno no importa, deberia empezar ya..."
Ren guarda la cantimplora y se levanta, se pone el turbante y se adentra en las ruinas.
*****
Ren esta sentado dentro de las ruinas de una casa de piedra, mientras la luz del atardecer se colaba en la casa.
"Mierda. No hay nada..."
Ren se sujeta las piernas con fuerza evitando temblar.
'¿Perdí todo el día para que?'
Se levanta y cuando esta dirigiéndose a la salida mira una pequeña choza que no había revisado, estaba detrás de un muro así que no la había visto.
Corre hacia la choza mientras se siente cansado y adolorido por haber estado caminando y levantando cosas todo el día.
'¡Por favor que haya algo!'
Cuando llega mira adentro y al principio no ve nada, pero luego un reflejo negro deslumbra una espada negra oxidada apoyada en una esquina de la pared.
'¡Si!'
Ren agarra la espada con entusiamo y la envuelve en unos trapos.
'Bien, con esto al menos no desperdicie del todo mi tiempo.'
Cuando Ren intenta levantar la espada se da cuenta que es muy pesa, ya había sostenido espadas antes pero esta era la mas pesada que jamás había sostenido, sin prestarle mucho atención al peso, la envolvió con unos trapos y salió corriendo de las ruinas.
La arena cruje bajo sus pies mientras se mueve más motivado ahora.
'¡Hoy fue un gran día!'
Sale corriendo ya con la luna saliendo y el sol escondiéndose, con una sonrisa en su rostro los últimos destellos del sol desaparecen.
*****
Elviroon monta su gran caballo blanco atravesando los campos, el ruido atronador de los miles de caballos que lo siguen resuenan por todo el sitio, los cascos de los caballos suenan rítmicamente con la luna sobre el campo, se le ve preocupado a Elviroon.
'ya de por si era difícil, pero ahora casi duplicaron su numero, necesitaremos mínimo 3000 soldados mas...'
"¡Comandante!"
Un grito de un soldado delgado saca a Elviroon de sus pensamientos.
"Informe."
"El general va a enviar refuerzos, llegaran solo medio día después de nosotros."
"¿Cuantos?"
"5000."
Elviroon reflexiona un momento y luego dice.
"Bien, retírate."
"Si señor."
El joven soldado retrocede hacia las filas con demás.
'Bien, con 5000 mas debería ser suficiente, si los emboscamos no tendremos muchas perdidas...'
A pesar de sus años en el mando, viendo muerte y destrucción a veces ocasionada por sus propias manos, Elviroon seguía siendo humano.
Una joven de pelo rubio y armadura plateada, aunque no tan brillante como la de Elviroon se acerca en su caballo.
"¿La luna esta muy hermosa hoy no crees?"
Elviroon mira por un momento a la joven brillante y de cabello rubio, con una gran sonrisa se acerca a Elviroon.
'¿Como llego esta chica a ser sub-comandante?'
Pensó para sus adentros.
"Pon atención al camino Jena."
"Esta bien, es que te vi muy rígido. Todo estará bien!"
"Dices eso porque eres joven."
"Bueno los viejos de la iglesia siempre me decían: "Todo mejorare, siempre y cuando seas paciente todo ira bien" ¿No crees?"
Elviroon la mira por un momento pensando: 'niña ingenua'
"La carga de un soldado no solo no baja con el tiempo si no que aumenta."
"¿Eres pesimista, te lo han dicho?"
"... Vuelve a tu puesto."
"Si señor~"
Elviroon reza en secreto para que nadie alborote a las bestias y todo termine bien.
La luna creciente se alza en el cielo nocturno mientras Elviroon abre los ojos de a poco piensa.
'Faltan tres días para la luna llena.'
*****
"Mama, cuanto falta para la luna llena?"
Ren sentado al lado de la ventana observa a través ella la luna creciente.
"¿Porque de repente? ¡Igual! ¡No desvíes el tema!"
Patricia esta sentada mirando enojada a Ren.
"¡¿Me pediste permiso para salir un rato y vuelves casi a la media noche?!"
"Pero mama..."
"¡Nada de peros! deberías escuchar a tu..."
Ren deja de escuchar a su madre por un momento.
'No puedo razonar con ella... Ahora como venderé la espada?'
Ren dirige su mirada a los trapos que cubrían la espada reposada en la pared.
'Cuanto me darán por ella?'
Sacándolo de sus pensamientos su mama vuelve a gritar.
"¡Y por eso quedas castigado! ¡No te dejare salir en todo el mes! ¿Queda claro?"
"Pe-"
"¡Nada de peros!"
Patricia se levanta y golpea la mesa con fuerza, asustando a Ren y haciendo que retroceda un poco, habla ahora con su voz temblando.
"¿Sabes lo asustada que estaba? ¿Y si te hubiera pasado algo? que habría hecho?"
La cara de patricia se retuerce un poco y pequeñas lagrimas aparecen en las comisuras de sus ojos.
"..."
"Lo siento..."
Patricia se sienta de nuevo.
"Esta bien... solo... solo no lo vuelvas a hacer."
*****
Un vagabundo camina por las dunas torpemente, vestido con harapos y un turbante sin querer sale del camino y se dirige hacia un hundimiento antinatural.
Cuando llega no ve nada, excepto un gran huevo blanco con detalles grises.
'¡Mi día de suerte!'
El vagabundo recoge el huevo con entusiasmo sin notar su suave hedor y se dirige a una ciudad en la lejanía, sin saber que acaba de causar miles de muertes.