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Chapter 4 - 4

Toda la familia estaba en el gran comedor del castillo, no era tan lujoso como cabría esperar de una vieja casa noble, habían pasado por mejores momentos, los muebles estaban viejos y ajados. El padre de Aulos había sido un buen hombre, pero no un gran noble. En su época no hubo grandes guerras que librar ni grandes servicios que hacer al reino, y por ello no pudo limpiar el deshonor y la degradación a la que su familia fue sometida en tiempos de su abuelo.

Los Nolak provenían de uno de los linajes de nobles más antiguos, uno que se remontaba casi a la llegada de la humanidad hace ochocientos años a Sentria. En tiempos de su abuelo, sus tierras eran un fructífero condado con más de siete poblaciones a su cargo; sin embargo, la desgracia y el deshonor tiñeron y marcaron a la familia. Durante una visita del rey a las tierras del por aquel entonces Conde Nolak hubo una ruptura imprevista de mazmorra, las fuerzas de los Nolak no pudieron responder a tiempo y finalmente el rey murió. Su sucesor degradó a la familia a simples barones, conservando dos ciudades que deberían permanecer independientes. Greenville, Ilentown. A sus tíos en las montañas se les degradó a simples señores, simples banderizas.

Cuando su tío Filmon murió hacía tres inviernos, sin descendencia, el hermano de Aulos, Berius tomó su lugar como Barón. Solo hacía cuatro años desde que Aulos heredó el título cuando su padre murió en una partida de caza, todavía no había tenido tiempo de hacer brillar su baronía. Al igual que su hermano menor, los dos habían comenzado es vida de nobles casi al mismo tiempo.

"Padre, todo está preparado para la partida de caza, podremos partir mañana temprano, seremos un total de veinte caballeros, y treinta soldados..."

"Esperemos que sea suficiente y encontremos pronto a esa bestia. Si los vasallos siguen perdiendo ganado, será un problema para todos..."

Cuidar de la paz y de que los vasallos que trabajaban las granjas fuera de las murallas de la ciudad no tuviesen problemas con los monstruos era la labor principal de todo gran noble, lo que justificaba su existencia y razón de ser.

"Entonces, mañana nos vamos de caza... ¡bien! Lo prepararé todo para estar listo..."

"Renacuajo, ¿quién ha dicho que tú vas a venir?"

"Pero puedo ayudar..."

"Eres un niño, eres débil, solo nos estorbarías o nos pondrías en peligro en cuanto te asustases de cualquier monstruo..."

"Yo no me asusta, no tengo miedo a nada..."

"Tu hermano tiene razón, Gael, todavía no estás listo, ya llegará tu momento cuando crezcas..."

"Pero Papa..."

El pequeño Gael parecía muy desilusionado por no ir en la partida de caza, su mente infantil estaba ávida de aventuras y no era consciente de su propia debilidad. Intentó resistirse alegando todo tipo de argumentos, pero la decisión de su padre era firme.

Su hermana mayor, Lizi viendo las tribulaciones de su hermano pequeño, no dudó en mortificarle. Esos dos eran como el agua y el aceite, era imposible que se llevasen bien...

"Que esperabas, eres un enclenque, no sirves ni para coger una espada..."

"Soy casi tan alto como tú..."

"Sí, pero eres un inútil sin fuerza y sin apenas magia, no sirves para nada..."

"¿Pues si tú eres tan poderosa porque tampoco te han invitado a ir?"

"Porque yo no soy tan tonta como tú para creerme una heroína cuando aún no he ido ni al colegio..."

"Eres una maldita niña mimada..."

Gael hizo el amago de congelar la cara de su hermana con un chorro de hielo, pero esta era más rápida y mucho más poderosa. El pequeño chorro de hielo, no pudo luchar contra el golpe de viento que lanzó al niño volando hacia atrás mientras sus manos y pies comenzaban a congelarse...

"¡Basta ya! ¡Os he dicho mil veces que no uséis magia el uno contra el otro!"

Lizi se apresuró a cancelar su magia y dejar libre a su hermano. Puso su mejor cara de niña, buena y arrepentida.

"Perdona, mamá, no lo volveré a hacer, pero Gael intentó atacarme y solo reaccioné por instinto..."

Cuando la cena llegaba a su fin, los pequeños fueron enviados a dormir. Gael estaba decepcionado y además había sido humillado e insultado por su hermana. Pero no quería enfadar más a su madre y a su padre, por eso iba con la cabeza baja hacia su habitación. Sin embargo, la malvada Lizi no perdió la oportunidad de mortificarle de nuevo.

"¿Has visto, hermanito? Nunca podrás ser tan poderoso como yo, en unos años yo sí iré con las partidas de caza, a ti como mucho te dejarán cuidar de los animales o te mandarán a la escuela de caballeros si es que dejas de ser un larguirucho esmirriado..."

Esa puntilla acabó de incendiar el corazón del muchacho. Tenía que descubrir cómo demostrarles a todos, a sus padres, a sus hermanos mayores, pero sobre todo a esa insoportable de Lizi, de lo que era capaz. No se detendría, sería un héroe, un gran mago... Solo tenía que averiguar cómo...

La partida de caza partió hacia los bosques del norte al amanecer. Eran una fuerza considerable para una ciudad tan pequeña como Ilentown, durante aproximadamente un mes solo quedarían en la ciudad los guardias más viejos, lo suficiente para proteger la tranquila población, pero poco más. Todos rezaban porque nada grave pasaba durante ese tiempo.

Gael se había adelantado de camino al castillo, había acompañado a su madre a despedir a los soldados y caballeros que marchaban bajo el mando de su padre y su hermano, pero no estaba de humor, había pasado toda la noche intentando idear un plan para demostrar su valía, pero no se le ocurrió nada.

Cuando la comitiva se marchó, buscó una escusa para irse corriendo solo hasta el castillo. Conocía las calles de la ciudad como la palma de su mano y esa era una ciudad tranquila, sin malos barrios, solo el puerto y sus dos tabernas eran los sitios a los que no podía acercarse.

Andaba enfurruñado cuando un labriego con mala cara se acercaba su casa, entonces escuchó una conversación que le dio una idea.

"Parece que no traes ni un solo conejo cornudo... así va a ser difícil pasar la semana, Onofre..."

"¿Qué puedo hacer, Tiria? Ya te he dicho que algo está asustando la caza del otro lado del macizo, no se ve ni un conejo desde hace días... si solo los soldados no se hubieran ido al norte podríamos pedir que enviasen a un par de ellos para ver si había algo... pero yo solo no me atrevo a explorar más... si no hay conejo, no hay..."