La melliza sonrió y el hermano parecía un tanto aliviado al escuchar su rápida y sincera respuesta sin más vueltas.
—Cambiemos de escenario —señaló el mellizo alzando la mano derecha.
De a poco empezó a generarse un brillo dorado que comenzó a girar en espiral, lo que le dio forma a algo que parecía ser un portal. Tal acto dejó maravillado a Kaito.
—Magia —susurró maravillado mientras la luz del portal se reflejaba en sus oscuros ojos.
—Beatrice, tu irás por otro portal —dijo mirando a su hermana.
—Espera, espera ¡¿A dónde van?! —preguntó un tanto exaltada la melliza agarrando con fuerza el brazo izquierdo de Ross.
—Solo voy a conversar con él en otra parte —respondió el hermano apartando la mirada a su derecha.
—¡Sé que me estás mintiendo! ¿lo vas a llevar a ese lugar cierto? —reclamó Beatrice y añadió de una manera muy infantil— ¡Tú sabes que no puedo ir para allá siempre! ¡Yo no puedo usar magia!
—Pero luego nos dejarás solos ¿sí? —accedió irritado, a causa de las pataletas de su hermana.
—¡De acuerdo! —asintió feliz y con ambos brazos en la espalda.
A pesar del drama armado por la muchacha de las coletas, Kaito seguía absorto y asombrado observando el portal con curiosidad.
—¿Cuál es tu magia? ¿Qué clase de reglas sigue?
—Es magia dimensional, magia de herencia pura de nuestro linaje y la razón de nuestro estatus social —aclaró Ross y prosiguió— Evidentemente no te explicaré cómo funciona, solo un idiota revelaría sus secretos.
A pesar del comentario un tanto altivo con una opinión un tanto radical, a Kaito no le molestó, es más, ni se lo cuestionó.
—Bueno la verdad tiene sentido —dijo mientras se estiraba preparándose para atravesar el portal.
—¿No piensas entrar?
—Sí, perdón, estaba precalentando —dijo mientras daba un trote suave hacia el portal.
Parado frente a la puerta dimensional y con el brillo amarillo iluminándolo, el muchacho sintió que este sería el paso decisivo entre quedarse o volver.
—Es la primera vez que voy a tener contacto con la magia.
Ante esa frase, Ross no dijo nada y simplemente cerró los ojos y esperó paciente al muchacho.
Kaito acercó la mano izquierda al portal hasta el punto de atravesarlo y pensó, sin poder quitar su asombro: "Que sensación tan diferente".
El muchacho finalmente tomó aire, cerró los ojos y atravesó el portal abriendo lentamente la mirada con el corazón agitado, mientras la luz del sol lo segaba fue visualizando la gran vista desde lo alto, por su mente sonarían la gaitas que le presentarían este nuevo y fantástico mundo que calmó su palpitar.
—Estas son la mejores vistas de Neveral —afirmó el mellizo que ya había atravesado el portal junto a su hermana.
—Sé que no debería decirlo, pero es la primera vez que me alegra haber salido de mi habitación.
—Tienes suerte, hoy está especialmente despejado —Comentó Beatrice.
—¿Dónde estamos?
—Estamos al Sureste del País —informó Ross.
—Nunca había visto algo así.
Desde ahí Kaito podía ver, campo, una torre, algunas casas que parecían tener el tamaño de un zapato, y varios árboles a los lados y al fondo.
—¡Kaito!¡Kaito! ¡Mira! ¡Mira! —señaló con el dedo Beatrice un tanto enérgica— los bosques del fondo, ¡es ahí donde vivimos junto a mi hermano!
—Parece estar bastante lejos —comentó Kaito visualizando ese montón de árboles.
—Pensé que esta sería la mejor manera de mostrarte una pequeña parte del país.
—Tengo que admitir que estoy bastante sorprendido.
—Más allá de los bosques del norte, se encuentra el Archipiélago de Sangre, aunque te tomaría días llegar hasta allá caminando.
—¡Este es nuestro hogar! ¡Uno de los tres países del Sol! ¡Neveral! —dijo Beatrice posando casi al borde del acantilado y sujetando su cabello contra el viento.
Ante tal vista del paisaje y Beatrice adelante, el muchacho solo pensó "Wow, esto sería una foto de revista, quisiera tener una cámara".
—Beatrice estás muy cerca del borde y ya tienes que irte —le dijo Ross.
—¡Pero si apenas llegamos! ¿No puedo quedarme un poco más?
—¿Dónde quedó tu entusiasmo por cumplir tu deber? Tienes que ir a cumplir tu rol como guía.
—Está bien —cedió un tanto triste Beatrice.
Entonces, el mellizo abrió nuevamente un portal para su hermana y ella se despidió de Kaito antes de partir.
Una vez que la melliza se fue, Ross se dio la vuelta para mirar a Kaito en silencio por un instante.
—¿Sucede algo?
—Solo pensaba en cómo lidiar contigo —comentó Ross.
—Yo no pienso hacer nada que los pueda perjudicar.
—Que seas el elegido de una profecía no quiere decir que no pueda dudar de ti.
El muchacho invocado no respondió ante eso, simplemente se quedó callado y apartó un poco la mirada para seguir visualizando el paisaje.
—En este mundo, no solo existe la magia.
—¿Qué quieres decir?
—Hay algo más, algo que tu posees, conocido como "Bendición" —dijo Ross con los ojos cerrados y prosiguió— Seré breve, tu posees una Bendición anómala llamada "Deja Vu".
—¿Deja Vu? ¿Cómo sabes que tengo eso? ¿Y a qué te refieres con anómala?
—Siendo muy sincero, contigo yo no sé mucho sobre bendiciones, así que no puedo responder todas tus preguntas, pero la persona que detectó tu habilidad mientras estabas desmayado se encuentra en nuestra residencia, es una maga sanadora muy hábil con habilidades únicas.
—¡¿Mientras estaba inconsciente?! —preguntó inquieto mientras sentía un extraño hormigueo en todo su cuerpo— Entonces, ¿es alguien que voy a conocer?
—Sí, pronto.
Ross miró al paisaje.
—"Deja Vu", es una bendición con la capacidad para predecir, te hace sentir que cada instante ya lo has vivido antes, ese estimulo te da la habilidad para reaccionar un poco antes que el resto.
—Ahora que lo dices… Si suelo sentir eso.
—Sin embargo, las bendiciones anómalas suelen ocultar más cosas, quiero decir que no sabemos más —declaró Ross y añadió —es posible que con el tiempo llegues a sentir efectos diferentes.
El mellizo durante la conversación miró varias veces al cielo como si estuviera esperando algo, por supuesto Kaito se percató de eso.
—Te he visto mirar el cielo varias veces ¿sucede algo?
—Espera un momento, ahora viene.
El muchacho se quedó confundido mirando al joven de ojos azulados, cuando de repente frente de sus narices empieza a caer nieve.
—¿Nieve? ¿Otra vez? Nunca me libraré de esto, pareciera que me persigue —dijo Kaito con algo de gracia.
—Es justo eso.
—¿Ah?
—¡Que es justo lo que dijiste!
—Creo que no te estoy entendiendo.
—"Réquiem del invierno", esa es tu maldición, la nieve te perseguirá no importa donde estés, no importa donde vayas o lo que hagas, siempre te encontrará.
Mientras en el suelo se comenzaba a acumular nieve, y aunque el mellizo no lo percibió en su expresión, Kaito recordaba sobresaltado cuando se asomaba por la ventana del salón a mirar la nieve caer mientras escuchaba las noticias de la radio: "La nieve ha generado múltiples accidentes", "La tasa de muertes aumentó este invierno", "Les pedimos que no salgan de sus casas".
—Aunque creemos que si mantienes la calma la nieve puede llegar a cesar —dijo Ross, quien no logró captar la atención del muchacho.
Entre recuerdo y recuerdo, veía varias imágenes poco claras de una niña llorando en un suelo nevado, teñido de rojo.
—¿Oye me estás escuchando? ¡Ey!
La atención del chico se había perdido completamente, sus recuerdos lo inundaron profundamente.
—¡Reacciona! —dijo Ross, mientras agitaba al muchacho logrando que volviera en sí.
—Ross… Perdón es que eso me hizo recordar algunas cosas.
—No te culpes.
—¿Ah?
—Sea lo que sea que haya pasado, no es tu culpa, tú jamás pediste ser maldecido, yo no entiendo cómo te sientes, pero intenta olvidarlo.
—No te preocupes, sólo me perdí en mis recuerdos. Además, la nieve no solo me ha dado malos momentos.
—Pareces estar acostumbrado a ella.
—A pesar de haber estado el último año encerrado en casa, yo solía jugar mucho en la nieve, así que estoy adaptado.
—Comprendo —dijo el mellizo, mientras cerraba los ojos y proseguía— viéndote así se me hace difícil amenazarte ahora.
—¿Amenazarme? ¿Qué quieres decir? —indagó confundido.
—Por el bien de mi hermana, planeaba intimidarte.
A pesar de la confesión de Ross, el creyó que esa razón era más que lógica para llevar a cabo eso, porque tal vez él haría lo mismo en su lugar.
—Bueno, volviendo al tema, hay una manera de que puedas usar magia incluso sin poseerla, para que logres cumplir con tu objetivo aquí.
—Querrás decir el objetivo que me impusieron —pensó y preguntó con un tono irónico— ¿Cuál manera?
—Existen armas y artefactos mágicos, que permiten el uso de magia. Sin embargo, la mayoría de esos artefactos son para complementar o son débiles de por sí, por eso…
—¿Por eso?
—Por eso se te dará la oportunidad de obtener un artefacto legendario. Sin embargo, déjame advertirte que la probabilidad de que alguno te acepte es baja, así que prepárate.
—¿Qué quieres decir?
—Quiero decir que, en cierta forma, el artefacto es quien te tiene que elegir.
—Todo eso suena muy complicado —dijo Kaito rascándose la cabeza. Inmediatamente vio como el mellizo cambió su expresión acorde con lo que le pediría.
—Por favor, protege la paz de mi hermana —dijo el mellizo con gran sinceridad en su mirada.
V
Kaito y Ross se encontraban nuevamente junto a Beatrice, pero en un salón dorado y brillante que emanaba una gran cantidad de luz que claramente provenía de la magia. En ese lugar había una gran cantidad de armas, objetos como anillos y libros, la gran mayoría flotando y a pesar de no tener magia podía sentir que cada una de ellas rebosaba de gran poder.
—¡Hola Kaito! —saludó Beatrice.
—¿Qué es este lugar? —preguntó Kaito mirando el techo que parecía inalcanzable.
—Este lugar… —dijo Ross.
—¡Este lugar es en donde encontrarás el poder que necesitas! —dijo Beatrice y prosiguió levantando ambos brazos— ¡Bienvenido al salón sagrado!
El muchacho quedó pasmado ante tal espectáculo, el enorme lugar que rebosaba de poder le hizo tragar saliva y posteriormente sonreír con una gota de sudor.
—Ahora me siento como en el Valhalla.
—¿Tú crees en esas cosas? —preguntó Ross que pasó caminando al lado de él.
—Es irónico que lo digas tú, pero no, no creo —dijo intentando ocultar su emoción.
Todo esto lo hizo sentir…
"EUFÓRICO"