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Chapter 6 - “EL ÁNGEL DEL HOMBRO DERECHO” [PARTE 3]

IV

 

Ambos ya se encontraban en la aldea y se acercaba la noche. El joven estaba asombrado debido a que los habitantes del lugar eran "Semihumanos", personas que tienen cola y orejas de animal; no parecía haber mucha población, entre unos cuantos niños que corrían de un lado a otro y quienes parecían estar trabajando. Era lo que observaba, mientras Beatrice recibía saludos de la gente.

—Ya veo, no lo había pensado hasta ahora que los vi, pero hay otras razas en este mundo. Elfos seguramente, hadas, tal vez enanos ¿Me pregunto si será así? —pensó el muchacho mirando de un lugar a otro.

Mientras él estaba hundido en sus pensamientos Beatrice no paraba de escuchar: "Hola señorita Beatrice", "¿Cómo ha estado?" o "¿Cómo está su hermano?". Ella devolvía cada saludo con la mano y una sonrisa.

—Parece que eres bastante famosa aquí —comentó el joven.

—Se podría decir que sí, mi familia se encarga de estas tierras, por eso de vez en cuando vengo aquí con mis hermanos.

—Ya veo…

—Por otro lado, tú te ves un tanto distraído.

—Es que estoy experimentando el éxtasis de lo friki —dijo el muchacho utilizando un lenguaje contemporáneo de su mundo.

La joven sonrió con gracia al verlo tan eufórico.

—Espera llegamos a la posada —dijo Beatrice deteniendo al muchacho y pensó— ¿friki? ¿Qué es eso?

—¿Dónde?

—Ya va a anochecer, pensé que lo mejor sería pasar la noche aquí. No te preocupes ya he pasado la noche en este lugar, tiene buenas habitaciones.

—De acuerdo…

Frente a los ojos del joven cayó lentamente un copo de nieve, sí, la nieve había vuelto con él, no con tanta fuerza por suerte.

—Se me había olvidado la nieve… ¡Ojalá no afecte al trabajo de las personas! —comentó Beatrice un tanto preocupada.

—Si tienen cultivos ojalá sea trigo —pensó el muchacho levantando la mirada.

—¡Kaito entremos! —exclamó Beatrice que ya estaba al otro lado de la puerta.

—¡Estaba a mi lado! ¡¿En qué momento?! —pensó el muchacho sorprendido ante el sigilo de la melliza.

 

V

 

—¿Aló? ¿Hay alguien? —preguntó Beatrice en la recepción que estaba vacía.

Kaito simplemente esperaba detrás de ella con las manos en los bolsillos.

—¡Un momento ahora voy! —respondió una voz de otra parte del primer piso.

—Qué bueno, si hay alguien… —dijo Beatrice aliviada.

—¿Oye, en qué estación estamos? —preguntó Kaito.

—Ah… Acaba de empezar el invierno ¿Por qué?

—No, por nada.

En ese momento una Semihumana de cabello blanco y ojos morados abrió una puerta que se encontraba atrás de recepción y dijo:

—¿Señorita Beatrice? ¿Qué extraño verla sin su hermano, acaso esta Naomi por aquí?

—¡No, esta vez vengo sola! —dijo posando con orgullo como un niño después de haber ido a comprar pan solo por primera vez.

—¿Y el joven? Tiene una forma de vestir bastante peculiar —preguntó la recepcionista mirando a Kaito.

El muchacho se quedó mirando a Beatrice esperando escuchar su respuesta y pensó: "No digas nada de mí, yo soy nadie".

—Ah, él es… Es… Es un mayordomo recién contratado en la mansión, hoy le pedí que viniera informal… —declaró Beatrice titubeante.

—Entonces no viene sola, ya me parecía raro.

Beatrice mantuvo la cabeza gacha, avergonzada por su soberbia injustificada.

—Un gusto joven.

—¡Un gusto me llamo Kaito! —saludó el joven de manera informal.

—Qué manera de presentarse tan poco común para un mayordomo —comentó la recepcionista en tono de reproche mientras ordenaba el mesón.

—¡Es que recién está aprendiendo! —exclamó preocupada Beatrice.

—Si trabaja para ustedes debe ser una persona increíble.

—¡Sí! ¡Aunque no lo crea, es tan fuerte como Naomi!

El muchacho sin conocer a esa tal "Naomi" se pudo percatar enseguida que eso era una vulgar mentira.

—Impresionante… —dijo la recepcionista asombrada.

—Disculpe —dijo el muchacho llamando la atención de la recepcionista y preguntó— ¿Es común que no haya gente hospedándose en estos días?

Efectivamente el lugar estaba vacío, solo estaban ellos tres presentes en el sitio.

—No, por lo general hay bastantes comerciantes que circulan por aquí, pero no es raro que esto pase.

—¿A qué se debe?

—Es probable que hayan avistado bandidos por las rutas, tal vez bestias, también puede ser por bloqueos en los caminos, no estoy segura, la capital suele dar muchos problemas con estos temas.

—¿Eso les afecta mucho? ¿el poco flujo?

—¿Por eso preguntaba? Usted es un joven muy amable, pero no se preocupe, los alojamientos los mantiene la misma capital, en toda aldea o pueblo registrado, es obligatoria la presencia de este tipo de servicios, ya que los comerciantes necesitan descansar en los largos tramos.

—Qué bueno… Incluso les dan empleo.

—Además descontando el hospedaje, el resto de la aldea es custodiada por los Novatravel, así que no solemos tener problemas —comentó mientras guardaba unas cajas que se veían pesadas y añadió—. Pero obviamente no siempre todo es bueno.

En el momento que terminó de ordenar aparentemente todo, la recepcionista miró por una de las ventanas y exclamó sorprendida.

—¡¿Esta nevando?! ¡Que extraño! ¿Por qué? Hasta hace un rato no parecía que fuera a cambiar el clima.

Los jóvenes se quedaron tensos como troncos.

—¿C-c-cierto? ¿N-n-no? ¿Por qué será? —preguntó Beatrice.

El muchacho se dio la vuelta para volver a contener su risa y pensó: "¿Qué forma de disimular es esa?"

—Voy a tener que entrar la cosas, no puedo dejar que la madera se moje —comentó mientras se abrigaba y prosiguió— Se pueden registrar ustedes mismos ¿dos habitaciones, cierto? Pueden pagar cuando se vayan… Por lo menos esto va a ayudar a los cultivos.

—Ah… Está bien, muchas gracias —respondió la melliza mientras veía como se iba la recepcionista.

—Parece que le acerté al trigo —pensó Kaito aliviado y dijo—. Nada más guarde las Katanas en la habitación, iré a ayudar a la gente con la madera.

—Está bien, luego podemos cenar aquí mismo y mañana en la mañana podemos partir.

 

VI

 

La noche ya había caído, Kaito y Beatrice se sentaron a comer mucha carne, acompañado de bebidas junto a la dueña del hospedaje y su hija. La pequeña se sentó apegada al muchacho. Su nombre era Hanae, una pequeña niña pálida, de pelo gris y ojos rosados, con una cola super peluda y orejas de gato hermosísimas. En sí era, simplemente, una niña muy tierna.

—Muchas gracias joven por ayudar a la aldea con la nieve —dijo la recepcionista.

—No es necesario que me agradezca —dijo sabiendo que en parte él era el responsable del problema.

—Es verdad, ahora que lo pienso a diferencia de los demás no pareces tener problemas con la nieve —comentó Beatrice.

—Digamos que estoy acostumbrado a los climas helados.

—Incluso ibas jugando por ahí con los niños desabrigado como si nada —dijo la melliza y mientras bebía pensó— ¿Esa super resistencia al frío será efecto de la maldición o será simple costumbre?

—¡Sí! ¡Jugamos mucho! ¡A las escondidas y a las aventuras! —exclamó contenta Hanae moviendo sus orejas.

—No les voy a decir que fue muy fácil encontrarlos —pensó Kaito, el culpable de que fuera tan sencillo encontrar a los niños eran sus orejas y sus colas.

—¿Cómo se juega a las aventuras? —preguntó Beatrice.

—Aparentemente tenemos que actuar como personajes famosos de este mundo, pero como yo no conozco a ninguno tuve que hacer de monstruo —explicó el muchacho ya que no quería admitir que alguien le había quitado el rol de "Héroe".

—¿En serio? ¿Y tú a quién interpretaste, Hanae? —preguntó Beatrice mirando a la niña.

—¡Yo hice de…! ¡La Reina de los sueños! —declaró la pequeña semihumana orgullosa.

—¡Buena elección! Si yo hubiera jugado habría sido… Mmm ¿Anas…? ¡No, Habría sido Amelia Novatravel!

—¿Quién es ella? —preguntó el muchacho curioso.

—Estoy consciente de que no se nada de magia…

—Ni del mundo —interrumpió el muchacho a la melliza con un comentario con el que se dañó así mismo.

—¡Oye no seas así conmigo y déjame terminar!

—¡Perdón! ¡perdón!

La melliza cerró los ojos, se calmó, tomó aire para poder continuar con su momento de gloria.

—Como decía no sé muchas cosas, pero sí sé mucho de la historia de nuestra familia, desde pequeños nos inculcan conocer sobre nuestros antepasados —explicó Beatrice a lo que el muchacho se dio cuenta que probablemente si quería saber algo sobre los Novatravel, aparentemente Beatrice era mejor opción que Ross.

—Y entonces… ¿Quién es esa Amelia Novatravel?

—Como bien decía, es un antepasado de mi familia que durante la guerra de los 1000 años fue la única capaz de hacer frente ¡completamente sola! ¡a las 4 hermanas brujas! —explicó de forma fantástica, casi como si fuera un bardo.

—¿Y quiénes son esas brujas?

—No sé, no tengo idea —declaró Beatrice quitando toda la emoción.

—Hasta ahí llegó su ápice de conocimiento… Que decepcionante —pensó el muchacho dando un suspiro.

—¡Además no es bueno hablar de las brujas! ¡está mal! ¡está mal! —explicó mientras movía una cuchara y Hanae repetía el mismo gesto de la melliza.

—Oye ¿luego sigamos jugando? —pidió la niña de los ojos rosados tirando de la polera del joven.

—¡Hija deja de molestarlo, no te has despegado de él, ni de la señorita Beatrice en todo el día!

—No se preocupe, a mí no me importa —declaró Kaito.

—¡Jeje! Parecen hermanos —comentó Beatrice.

—¿Tú crees?

—¡Sí! Y me sorprende que seas tan bueno con los niños, pensé que preferirías evitarlos antes que cualquier cosa —declaró descaradamente la melliza.

—¿Qué clase de imagen tienes de mí? —preguntó triste y con los parpados a medio cerrar.

—¡Solo era una broma! —dijo Beatrice moviendo su mano en señal de calma.

Al escuchar ese comentario de Beatrice la pequeña niña no pudo evitar inundarse en sus pensamientos y mirar fijamente al joven.

Al rato el muchacho y la niña se fueron a jugar como habían acordado y mientras caminaban la pequeña se colgó de su mano.