Mientras Iza esperaba el bus en la parada, volvió a ver las llamadas perdidas de Gabriel y Lisa en su celular, pero decidió ignorarlos una vez más, no mucho tiempo después de arribar, llegó a dos cuadras antes de la avenida principal, la tienda de videojuegos no quedaba tan lejos, así que caminó hacia allá e ingresó.
Paralelamente los domingos como era costumbre, Yleria se reunió con sus hermanastras para salir a pasear. Ese día por casualidad ellas decidieron visitar las tiendas de ropa que quedaban en la misma avenida de donde se encontraban las tiendas de cómics y videojuegos, lo que le venía como anillo al dedo. El objetivo para ella ese día era aprovechar esa salida para intentar buscar a Iza, por dónde le había indicado Gabriel el día anterior.
El tiempo pasó y eventualmente Yleria también se distrajo viendo vestidos desde afuera en los exhibidores, imaginando cómo le quedaría el color de alguno de ellos.
El espejo de uno de esos exhibidores reflejaba la acera de las tiendas de enfrente, nada raro, pero cuando Yleria miró bien acercándose un poco más al mismo y esforzando una seño en su mirada para ver mejor, observó de lejos el caminar de alguien conocido… intentó reconocer quién podía ser, pero no se distinguía, entonces volteó la cabeza rápidamente, pero este estaba cada vez más lejos. A pesar de ello, un poco antes de perderlo de vista, pudo notar que había entrado a una especie de galpón algo llamativo.
Obviamente en ese momento la duda se adueñó de ella.
— ¿Será él?
De esa manera no dudó y rápidamente fue hacia sus hermanastras.
— Ya vuelvo, voy a ver…. Algo.
Ambas chicas cautivadas por los vestidos ni habían prestado atención alguna a lo que hablaba.
— Ah sí… ve - respondieron a coro y de manera automática.
Yleria cruzó la avenida hacia la otra acera con prisa y se dirigió directamente hacia aquel galpón. Cuando estaba por ingresar miró la entrada, no era nada extravagante ya que solo tenía un portón metálico con un letrero con el nombre del negocio: "La Caverna de Jim", al entrar se sorprendió de ver que era mucho más grande de lo que se apreciaba por afuera.
El lugar era un establecimiento de media cuadra de largo. En la parte inicial estaban las consolas (eran últimas del mercado con un aproximado de veinte a treinta), las paredes tenían grandes estantes llenos de figuras de acción, videojuegos y libros, tanto en el lado izquierdo como en el derecho, había espacios sociales, que eran como pequeñas salas amobladas para la comodidad del cliente.
Todavía sorprendida de pronto recordó que debía buscar a Iza (aquel sitio la había distraído) … miró a los alrededores, pero no conocía a ninguna de esas personas y por cómo algunos chicos la miraban, se notaba que no muchas mujeres frecuentaban por allí, entonces avanzó hasta la siguiente sección conocida como la "La Gran Librería" que tenía como diez estantes de juegos de todas las épocas y no solo eso sino que había desde softwares hasta libros de Hacks para mejorar las habilidades de juego (solo unos pocos podían comprarlas).
Mientras ella iba recorriendo esa sección iba tratando de reconocer los rostros de las personas que pasaba, pero no reconocía a nadie.
— Tal vez solo me lo imaginé.
Aún le faltaba una parte por buscar antes de terminar de recorrer la primera planta en "La caverna de Jim", esa última sección era un lugar conocido como "Las Bandas" la cual contaba con al menos de cuarenta a mas computadoras de última generación listas para que la gente o algún grupo las use, esa sección se dividía por subsecciones (tipo cubículos) en las primeras tres, habían computadoras individuales y de la subsección cuarta a la décima, eran grandes espacios donde habían de cinco a siete computadoras (como para grupos enteros) lo grandioso de todo ese asunto era que también había una heladera llena de gaseosas y más allá en la pared había menús de comidas y postres. Todo eso solo era la planta baja ya que había dos escaleras que llevaban al primer piso donde había más computadoras todavía, así mismo "la banda" parecía ser el sector más difícil de buscar debido a que además de ser el más lleno, era tres veces mayor el tamaño al total que ya había recorrido de la caverna.
— Es una pérdida de tiempo, hay demasiadas personas aquí, y ya deben estar buscándome - pensó Yleria.
Un poco decepcionada se dirigió a la salida, pero justo antes de atravesar la puerta escuchó una voz.
— Jim, me llevo este juego… el otro será para otra ocasión - dijo.
— Está bien Iza, igual te reservaré uno por si te arrepientes - respondió Jim.
Entonces Yleria se detuvo por un momento.
— Esa voz - pensó a la vez que volteó lentamente.
Era el mismo Iza que estaba hablando con el dueño del lugar, pero lo que más la sorprendió no fue que estuviese ahí, sino como este, estaba hablando con el vendedor todo despreocupado, feliz, inclusive haciendo bromas e ignorando totalmente la preocupación de sus amigos.
Yleria molesta, sin pensarlo se acercó a Iza… esté se percató que alguien se acercaba a él así que se volteó y la miró sorprendido, pero cuando estaba a punto de saludarla, ella le dio tremenda cachetada, una de esas que hacen que pique la piel, lo que lo hizo retroceder.
Todo abofeteado Iza se frotó la mejilla (el golpe había dolido bastante).
— ¡¿Y eso por qué fue?! – se exaltó Iza confundido.
— ¡¡¡¿Y así lo preguntas?!!! la pregunta es ¿cómo puedes estar tranquilo caminando en tiendas de videojuegos cuando tus amigos han estado angustiados por ti? – reclamó Yleria - ¡pero al parecer a ti no te importa!
Iza notó que todos alrededor estaban viendo esa discusión y que muchos más se estaban acercando de a poco, para ver el espectáculo.
— Okay, Yleria… entiendo, pero estamos haciendo una escena ¿podríamos ir afuera a hablar? – respondió Iza susurrando avergonzado.
— No hay necesidad yo ya me iba… realmente quería conocerte mejor, pero ahora la verdad ya no quiero ni verte – bramó decepcionada.
Con una escena así, más una devastadora declaración de parte de ella, lo que había empezado como un día feliz, quedó hecho añicos. La chica de sus sueños lo enfrentó y lo destruyó en tan poco tiempo que era como un balde de agua fría.
Había dolido más sus palabras que aquella bofetada.
En la caverna de Jim que normalmente había mucho ruido por las computadoras, consolas junto a personas hablando y riendo de repente quedó en un silencio luctuoso.
Iza al verla irse no supo qué más decirle o que cara poner. La tienda estaba aún callada.
— Eh… Iza… serían veinte dólares - dijo Jim rompiendo ese silencio.
De repente los trabajadores que estaban a su lado le comentaron algo al oído.
— He, he, he, he, es broma esta vez te lo daré gratis el juego. Va por la casa - obsequió Jim queriendo animar a su cliente/ amigo.
— Eh, gracias Jim – respondió distraído.
Iza salió de la tienda para llegar pronto a su departamento y mientras salía empezó a escuchar voces de algunos chicos que vieron lo sucedido.
— No te rindas viejo.
— ¡¡¡Así son las mujeres, nadie las entiende!!!
— ¡Ya se calmará y te buscará dale tiempo!
— Ve tras ella compañero… hazlo por todos los que estamos solteros, porque así lo decidimos.
Aunque los consejos no eran malintencionados y más bien eran un poco graciosos, Iza la pasaba mal, ni siquiera se la había declarado y ahora ella había roto toda relación con él.
— Porque Yleria dijo eso de que no me importan mis amigos y por qué ella no quiere saber de mí, no entiendo qué pasó, quizá si debí agradecerle cuando tenía oportunidad - pensaba invadido de dudas.
No le quedaba otra, la única opción para aclarar todo aquello era buscar a sus amigos y averiguar también la causa del enojo de Yleria.
Llegando finalmente a su departamento, puso el juego en la mesa, ni siquiera pudo dedicar ese día solo para él como quería inicialmente, de modo que les mandó un mensaje a sus amigos.
— Chicos los veo en el parque Salazar Point, hay algo que quiero saber y después si quieren nos vamos a comer algo… Es importante.
Sentado en una de las bancas esperó y esperó, hasta que luego de veinticinco minutos vio a lo lejos a sus dos amigos acercándose.
Se levantó, puso una gran sonrisa y con el brazo bueno quiso saludarlos con algo de alegría esperando un saludo igual de ellos, pero lo único que recibió fue un apretón de mano más un comportamiento inusualmente distante.
— Si, Gabriel sí parece molesto, pero al menos me medio la mano ¿será que Yleria exagero?
Por detrás de Gabriel estaba Lisa que solo lo miró fijamente mientras se acercaba y usando toda la palma de su mano lo golpeó en la nuca haciendo que sus pelos retorcidos se revolotearan para adelante.
— ¡Pero qué te pasa… ¿piensas que asustarnos es algo divertido y que debes hacerlo seguido? somos tus amigos no tus niñeras TONTO! - reclamó Lisa.
— Bueno, bueno yo extiendo mi brazo y los recibo de la mejor manera y ¿así me saludas Lisa? – respondió Iza frotándose la nuca.
— Te llamamos por horas y te buscamos por todos lados ¡NO VENGAS CON ESE COMENTARIO AHORA! – gritó molesta.
— Woah… Calma, están alzando sus voces y no quiero una pelea de gatas aquí – interrumpió Gabriel tratando de mediar la discusión.
— Está bien. Está bien… vamos a charlar a algún lado, hay una cafetería cerca – dijo Iza más tranquilo.
Después de llegar a la cafetería que estaba justo doblando la esquina del parque, se sentaron a ordenar su pedido. Nada se solucionaría con hambre de por medio.
— Iza, dinos ya que es lo que te pasa, que te sucede últimamente – empezó Lisa.
— Si es verdad…estás actuando más extraño de lo normal.
— ¿Más de lo normal? – Iza levantó una ceja.
— Si, pensé que lo sabías, ósea si comparas a los demás contigo quedas un poco…mal – comentó Gabriel con un tono algo burlesco.
— …. gracias Gabriel eres un buen amigo.
— Pero ya…en buena manera, eres raro – replicó Gabriel más serio.
— Bien, ya vi tu punto – respondió Iza también serio.
— Bueno entonces… ¿nos dirás qué te sucede últimamente? – repitió Lisa cruzada de brazos.
Iza captó que ya no podía evadir más las preguntas de sus amigos y tenía que darles una respuesta o al menos una parcial, para calmar esa curiosidad e interés.
— Está bien… Es verdad esta última semana he estado un poco extraño, pero hay una buena razón para ello que todavía no se los diré… Aún no, no me siento cómodo hablando del tema, pero se los prometo que a su tiempo lo sabrán.
— Ugh, Iza qué respuesta más irritante – comentó Lisa.
— Es cierto … por todo lo que hicimos por ti esta semana esa respuesta es como una escupida en la cara.
— No, no lo vean de esa forma, es solo que no estoy listo para contarles todavía – respondió Iza serio y algo afectado.
— Entonces ¿tampoco nos contaras porque te fuiste de esa forma del restaurante ayer? – preguntó Lisa.
— Okey, eso sí se los contaré y aunque se rían de nuevo, merecen una explicación sobre eso… Lo que pasa es que ayer, ver a Yleria intercambiando saliva con su novio, fue doloroso para mí, ustedes sabían eso, lo notaron, incluso hasta me golpearon para que cambiara de cara (vio a Gabriel) mi incomodidad al estar ahí con ellos era obvia y la verdad quería irme del restaurante… ahí así queeeeeeee "fingí" todo lo de ayer, no estoy orgulloso, pero tenía que salir de alguna manera – inventó Iza, pero con un tanto de verdad superficial.
— ¿Qué? ¡Es lo más patético que escuché en mi vida!
— ¡HAAAAA! Eso fue gracioso – celebró Gabriel alzando en alto su dedo pulgar.
— ¿No es cierto? y gracias Lisa, siempre cuento con tu sinceridad.
En medio de la charla, se escuchó el celular de Lisa sondando, era Yleria, y rápidamente se alejó un poco para contestarle.
— Hola Lisa una pregunta, ¿estás con tiempo? Era para vernos un momento.
—Yleria… pues te tengo buenas noticias, justo estamos con Iza ahora y él está bien ¿no quieres venir? Nosotros vamos a estar aquí un rato más - invitó Lisa.
— Ah, no te preocupes, más bien nos veremos cuando estés sola mejor… ya me tengo que ir. Adiós - contestó Yleria colgando la llamada como apresurada.
Por una corazonada Iza sabía quién era, pero quería saber de qué habían hablado, así que cuando Lisa regresó y la vio algo confundida, aprovecho para abordar el tema.
— ¿Quién era Lisa…?
— Nadie en especial – respondió aparentando normalidad.
— Era Yleria ¿verdad?
— Si, si, era ella, pero cuando mencioné que estaba contigo me dijo que no vendría y que la llamara cuando esté sola.
— Ouch, eso duele – añadió Gabriel.
— Es verdad… ¿no? no hay nada mejor que te odie la chica que te gusta – respondió Iza con sarcasmo.
— Ahh vamos… no creo que sea tan malo, digo, no puede estar tan enojada, además ¿de qué? – dudó Gabriel escéptico.
— No pareciera mentira… creo que, si estaba enojada, hasta cortó la llamada en cuanto le sugerí que venga con nosotros.
— Este tipo de situaciones solo me pasa a mi… pareciera que nunca me irá bien en eso – se lamentó Iza.
— Eso es verdad ¿recuerdan el fracaso del 2005? - comentó Gabriel.
— ¿O el 2007? – recordó Lisa.
— O uno de los mejores hits de Iza el 2010 – aumentó Gabriel pegando una carcajada junto con Lisa.
— ¡YA, YA BASTA!
Lisa y Gabriel trataron de calmarse, aún se les salían algunas carcajadas, pero eventualmente se callaron.
— Está bien, está bien …Gabriel ya paremos, pero Iza ya enserio, aún podemos hacer algo con Yleria, no todo está perdido – dijo Lisa tratando de relajarlo.
— No lo sé, si repasamos todo el historial de Iza estamos con mucho en contra – aumentó Gabriel con un tono de burla.
— ¡YA GABRIEL!
— Claramente si ella está tan enojada es porque le importas en algún grado y hasta le debes gustar, ahora debemos usar eso a tu beneficio – afirmó Lisa.
— Pero ¿cómo haríamos eso? No entiendo – interrumpió Gabriel.
— Vamos Iza ¿ayúdanos un poco no…? – se apresuró Lisa.
— Cómo quieren ayude, si yo nunca hablé con ella más de veinte palabras.
— Tendremos que pensar… haber ¿cuándo fue la primera vez que la viste antes de la universidad? – preguntó Lisa.
— ¿recuerdan que les conté? Fue al inicio de nuestro último año de la secundaria… yo iba en el tren y como siempre estaba parado, luego a tres estaciones de la estación central Esmeralda, ahí la vi, ella entró escuchando música, como tengo buen ojo me di cuenta al instante de su presencia, su hermosa presencia y con solo verla me quedé sin palabras y se los juro que estaba por acercarme a hablarle hasta cruzamos miradas en un momento, increíble y horrible a la vez – recordó Iza.
— Y ¿Por qué es horrible? – preguntó Gabriel.
— Bueno… porque me vio y me sonrió con esos hermosos labios rojos y la mirada de sus ojos azules me atraparon, incluso uno de esos momentos sacudió su largo cabello negro porque le molestaba y me encantó como lo hizo, ella es todo lo que me gusta en una chica, simplemente quedé paralizado del miedo y desvié mi mirada, aunque puede que no me haya mirado a mí sino al tipo detrás. En resumen… me congele.
— ¿Como? Ah, se nota que no sabes cómo hablar con chicas – resopló Lisa.
— Si bueno ese día a lo que entré a la estación, entró otro tipo que lo conozco de lejos, es un vecino, vive en mi edificio… algunas veces nos vemos de lejos y nos saludamos, pero hasta ahí – concluyó su relato Iza.
—Ya está… Caso cerrado – interrumpió Gabriel.
— ¿De qué hablas? – preguntó Iza serio.
— Es porque, es obvio que estaba viendo a tu vecino, quizá era guapo y tú eres más feo.
Resonaron las carcajadas de sus amigos.
— Cállate o ya verás Gabriel – amenazó Iza con una mirada acusadora.
— No todo está perdido, aun tienes oportunidad con ella… mira, como no iras a clases por dos semanas, seguro se calmará y cuando vuelvas le hablas – añadió Lisa limpiándose una lágrima de tanto reír.
— Si es mejor así, pero creo que ya es hora de irme.
— ¡Vamos! era broma, además, es temprano todavía. no seas así – reclamó Gabriel.
— Si perdonen, es que no estoy con ganas de estar en la calle – agregó Iza levantándose de la mesa.
— ¿Y así te vas? Tus excusas solo irritan más ¡ya siéntate! – se exaltó Lisa sería.
— Ya, Ya…Tienes razón, les debo mucho a ambos por estos días. A pesar de lo tóxicos que llegan a ser a veces, son los mejores amigos que alguien puede tener. Gracias por ayudarme y cuidarme. Se los juro que ni bien me sienta listo van a saber la verdad de todo esto – les dijo Iza volviendo a su asiento.
— Ahora esa respuesta sí me gustó – sonrió Gabriel.
— Si a mí también.
— Y lo de la pequeña mentira del restaurante, se los voy a retribuir, lo prometo.
— Ahora cambiando de tema, al final ¿Sabes por qué Yleria está tan molesta contigo? – preguntó Gabriel.
— No… la verdad no.
— ¿No es obvio? ella estuvo ayudándonos, te busco con nosotros y fue por su insistencia que te encontramos en tu departamento ese día que te asaltaron… Si quieres que te perdone y te vuelva a hablar, ya sabes lo que tienes que hacer.
— Tiene sentido… si tienes razón Lisa, es eso… gracias igual por ayudarme con ella, yo le voy a hablar no se preocupen, pero ahora si me tengo que ir, recordé que no hable con Leo, cualquier cosa me llaman, mi celular sigue averiado, pero al menos ya entran y salen las llamadas – comentó Iza despidiéndose de sus amigos.
Después de ese necesario encuentro, Iza volvió a su departamento sintiéndose más tranquilo ni bien habló con sus amigos y aclaró sus dudas.
-
Los días siguientes pasaron mientras Iza se recuperaba por completo. Fue al hospital para que le hagan un chequeo general, le sacaron el cabestrillo, ya había sanado y todo había salido muy bien.
Por fin sentía como su vida volvía a la regularidad sin tener ningún inconveniente como había dicho Samuel.
La primera semana pasó volando, en ese tiempo, sus amigos iban a visitarlo a su departamento, otros días Iza iba a su tienda de juegos habitual, y por esos lugares tenía uno que otro encuentro incómodo con Yleria, en ocasiones trataba de acercarse a ella para pedirle disculpas, pero en cuanto ella lo veía, tomaba otro camino o directamente lo dejaba con la palabra en la boca, de modo que decidió mejor darle su tiempo así se le pasaría el enojo.
En los primeros días de la segunda semana, Iza se la pasó mayormente en su casa jugando casi doce horas al día juegos en línea y ya se estaba aburriendo un poco además que ya le empezaba a doler los ojos por el brillo de la computadora.
Una de esas mañanas, mientras se echaba una pequeña siesta, cuando despertó vio que Gabriel le había mandado un mensaje.
-Iza, hoy en la tarde es la fiesta en la casa de una de las compañeras de la clase, que no me acuerdo su nombre, pero hey es fiesta, y todos van a ir así que va a estar bueeena ¡VAMOS!
Por un lado, el confort de estar en su casa lo hacía dudar un poco, pero por otro lado también quería salir un rato y que tal vez alguna chica se fijara en él, y como no era algo que podía pasar por alto este se animaba cada vez más.
Con ese pensamiento fijo en su cabeza, Iza se bañó, se cambió de atuendo al más galante que tenía, se puso mucho perfume y se dispuso a pasarla bien con sus amigos.
La fiesta era en casa de Claudia Nicol Mendía, una compañera de clase de padres latinos que a la vez ayudaba mucho al preservar la tradición de su familia con una de esas celebraciones donde se sabe que se va aventar la casa por la ventana. Había muchas bebidas, mucha música, baile con el ambiente rodeado de amigos, compañeros de curso y universidad dispuestos a compartir y celebrar.
Llegando a la fiesta, Iza de inmediato se juntó con sus amigos y otros compañeros y todos se fueron al jardín. Mientras charlaban compartiendo experiencias entre ellos, Iza pudo observar su entorno con curiosidad pensando en lo grande que era aquella celebración y que hubiera sido una pena si se quedaba en su departamento.
La casa era de dos pisos, en la planta baja donde era la fiesta había un parlante grande con música fuerte en cada esquina, la piscina estaba a unos metros de él y sus amigos, había una mesa de billar y lo mejor de todo, no había padres cerca.
— Ya se terminaron las cervezas, Iza ¿podrías traer otro paquete? - pidió Lisa.
— Pero apresúrate, que cada segundo que pasa vuelve mi sobriedad - gritó Gabriel emocionado.
— Está bien, está bien ¿dónde las consigo? – respondió Iza mientras disfrutaba su bebida con grandes sobos.
— En la cocina, están en la heladera – respondió de inmediato Claudia Nicol.
— Iza, no te olvides de traer más snaaaaancks - añadió Gabriel.
Iza se dirigió a la cocina donde le había indicado su compañera para llevar las cervezas, no obstante, había un pequeño problema; Yleria estaba justo ahí con una amiga, lo que significaba un momento incómodo (ellos no se habían dirigido la palabra hasta ese día) de esa manera, se acercó a ambas tragando saliva.
— Ho- hola chicas cómo la están pasando - saludó dándole un beso en la mejilla primero a la amiga de Yleria, pero luego al intentar saludarla a ella, fríamente alejó su rostro de él, dejando notar de inmediato un silencio tenso.
— ¿Por qué mejor no nos vamos a otro lado a hablar? - sugirió Yleria a su amiga.
Mientras se iban, y gracias al alcohol en la sangre, Iza se recargó de valor y expresó en voz alta lo que en realidad pensaba en el interior.
— ¡Mierda! "cuanto tiempo necesita una mujer para dejar de estar molesta… quién las entiende" - gritó a propósito como para que Yleria lo escuchará y continuó con la búsqueda de las cervezas en la heladera.
Mientras las recolectaba aprovechando todo el espacio en sus brazos, alguien se puso a su lado dándole pequeños golpecitos en el hombro.
— "El que sea que quiera burlarse de mí, en cuanto termine con esto lo golpearé"- refunfuñó Iza pensando que era un compañero molestando.
— Con esa condición física que tienes, no creo que puedas golpear a alguien - respondió una voz que la tenía bien pegada en su mente.
Al escucharlo se asustó golpeándose duramente la cabeza con el marco de la heladera y volteó rápidamente dándose cuenta quién era.
— ¡QUE CARAJO! - exclamó Iza saltando de la impresión dejando nuevamente las cervezas dónde estaban.
Aquel bromista era nada más que Samuel, que se había colado a la fiesta y estaba junto a Iza mirándolo parado a su lado con una sonrisa en su rostro.
— ¿T-TÚ? VEEETE, TE VERÁN MIS AMIGOS – dijo Iza sorpresivamente mirando a los lados.
— ¿Esos niños? dentro de poco no recordarán ni sus apellidos, no me verán aquí y además no pueden, así que tranquilo.
— ¿Co-com-como me encontraste…?
— Te lo dije, tú y yo estamos conectados – respondió Samuel.
— ¡¿QUE?!?!?! ¿Al menos escuchas lo raro que suena eso? – preguntó Iza.
— Así que… ¿Ya tomaste una decisión Iza? – preguntó Samuel - mejor hablemos afuera un momento - Sugirió.
— De acuerdo, pero dime ¿Cómo entraste? – repitió Iza desconcertado mientras ambos caminaban hacia la salida de la casa para discutir.
— Ya te dije que aquí no es el lugar para hablar ¡Ya salgamos de una vez! estás caminando muy lento.
Iza comenzó instintivamente a caminar hacia la puerta, sin sentir, terror, miedo o desconfianza (en gran parte pudo ser debido al alcohol) y ya llegando a la puerta de calle, volteó, pero Samuel ya no estaba, entonces miró hacia los lados queriendo buscarlo y cuando abrió la puerta para salir lo pudo ver al frente de la casa esperando tras un árbol.
— ¡Qué rayos! co-cómo hiciste e-eso.
— Iza ya han pasado dos semanas te lo repito ¿Tomaste una decisión? - insistió Samuel.
— No… MIRA AMIGO… ahora se aclaran las cosas… hic… como dices que nadie puede verte entonces, no me importa ¡habla!... por lo que a mi concierne no te conozco y a mi juicio tú puedes ser un estafador, maleante, secuestrador, asesino o lo que sea – exclamó Iza algo tambaleado, pero con énfasis.
— HA, HA, HA puede ser HA, HA, HA…Eres gracioso, chico - respondió Samuel pegando una carcajada.
— No es chiste… ¡no me causa ninguna gracia!
— Ahora que lo pienso, así no se puede. Claramente, no estás apto para hablar civilizadamente. ¡Estás ebrio! – exclamó Samuel más serio- ¡¿Qué hiciste todo este tiempo?! ¿jugar videojuegos como si tu vida dependiera de ello?
— 1.- Yo no estoy ebrio…hic… y 2.- estaban bueeenos… ese Jim siempre está actualizado - respondió Iza con una sonrisa chueca y burlona - momento ¿cómo supiste? - agregó con duda.
— No importa ya… solo te diré esto y escucha bien. Si no quieres que vuelvan las señales y todo lo que ya antes te pasó quizás mucho peor, debes buscarme ¡ya decide! no creo que quieras perder la razón - advirtió Samuel procediendo a marcharse a los segundos - Búscame antes de que termine la semana - enfatizó.
— ¡Entendido señor! - exclamó Iza levantando sus dedos como un soldado- ahora que lo pienso podría ser un acosador - pensó mientras volvía a la fiesta.
-
En el momento que Iza hablaba con Samuel por su parte Lisa estaba en el tocador del segundo piso haciéndose salpicar un tanto de agua en la cara para reaccionar un poco.
— Tengo que recuperarme pronto… Reacciona Lisa, no pueden verte así - pensaba.
En aquel lugar había una gran ventana de donde se podía ver parte del exterior de la casa y algo de la calle.
— Estoy roja ya, mejor abro esta ventana - jaló la manija para abrirla y que entrara un poco el aire fresco - … ¿Quién es ese?
Frunciendo su ceño un poco para ver mejor, pudo percibir que justamente era Iza parado en la vereda de frente y al parecer estaba hablando con alguien. Algo extrañada quiso sacar su cabeza para ver mejor pero no se veía a nadie más, había un árbol bloqueando esa parte, además que estaba oscuro (de igual manera, aunque estaba lejos, sí se le podía notar haciendo ademanes extraños).
— Qué está haciendo ese tarado, en cualquier momento se caerá - pensó viéndolo tambalearse - ¿con quién estará hablando?
Lisa se quedó intrigada, de manera que observó a Iza hasta que volvió y de rato en rato dirigía la vista más allá, para ver si aquella persona con quien hablaba se hacía notar… esperó unos segundos más, pero nadie, ni nada se movía de ese árbol, así que algo confundida bajó las escaleras y poco más tarde ambos se encontraron en la cocina. — Iza ¡aquí estás! y ¿las cervezas? - exclamó viendo a Iza ingresar sigiloso y algo desorientado.
— AAHH (gritó) Lisa… Claro, ya las llevó.
— ¿Todo bien?
— AH SI, SI, Salí un momento a tomar aire, todavía me siento un poco borracho – sonrió nerviosamente.
— Entonces lleva las cervezas donde están los demás, porque estaban preguntando por ellas.
— Si ahora voy – respondió Iza agarrando nuevamente las cervezas.
Cuando vio que Iza se dirigía hacia sus otros amigos, Lisa disimuladamente salió de la casa y caminó hacia el árbol donde estaba, miró alrededor pero no encontró a nadie.
— ¿con quién hablabas Iza? - se preguntaba inspeccionado el lugar.
Se acercó al tronco de aquel árbol y luego a las hojas rodeándolos con ímpetu buscando alguna anomalía, pero al no encontrar ninguna señal, decidió examinar la última parte "la tierra"… pasó su mano suavemente sobre ella y sin encontrar nada fuera de lo común, de pronto dirigió su vista hacia una raíz sobresaliente, buscó alrededor de ella y esta vez encontró algo bastante curioso… La tierra tenía unos pequeños puntos brillantes que a simple vista no se notaban, de modo que extrañada la levantó con las manos y la sintió.
— Esto no tiene olor…será que… Ugh… no tengo donde guardar - pensaba Lisa mientras tocaba sus bolsillos.
Volvió a la casa para buscar algo que pueda servirle en la cocina y pocos segundos después encontró una pequeña bolsa de papel, así que rápidamente regresó hacia el árbol, guardó esa tierra haciéndole un buen doblez para que no se pierda ni un gramo de ella, la puso en su cartera y regresó a la fiesta, justo antes de que alguien notara su ausencia.
A comparación de ese momento insólito, el resto del tiempo fue todo diversión y baile en aquella casa.
En uno de esos momentos, Iza empezó a sentir hambre, quizá debido a tanta bebida, lo malo era que ya se habían acabado los aperitivos y hasta que alguien fuera por más, empezó a buscar en toda la casa a ver si quedaba algo.
— Lisa siempre tiene dulces en su cartera - pensó dirigiéndose lentamente hacia el objetivo.
Sin que se percatara Lisa, este ya tenía toda la mano metida en aquella cartera buscando sin parar al menos alguna goma de mascar sin suerte aparente.
De pronto tanteó una pequeña bolsa, más contento y creyendo que dentro había algo para comer Iza la abrió a toda prisa.
— ¿Tierra? ¿será que cuando se le acaban los dulces, Lisa empieza a comer tierra?... Y después el raro soy yo.
Después de beber aún más cervezas, la fiesta se descontrolo en un punto, hubo quienes habían vomitado y otros se tiraron una pequeña siesta en donde pudieron (mesas, sillas, piso, etc.).
Eventualmente la fiesta había llegado a su fin y empezaron a llegar los taxis para los que quisieran regresar a sus casas.
A la mañana siguiente, poco antes de mediodía y Lisa durmiendo profundamente en su cama, de repente se despertó de un sobresalto, su celular que no dejaba de sonar. Algo soñolienta lo agarró y se dio cuenta que tenía cinco llamadas perdidas a las 10:50-11:05-11:10:11:12-11:15, ya en estado de zozobra, escuchó que la volvían a llamar y esta vez sí se apresuró a contestar.
— Lisa requiero tu presencia ahora…- habló una voz seria procediendo a colgar.
Ni bien terminó aquella llamada de menos de dos segundos, Lisa sin más, se levantó, se aseó, se vistió, se peinó con una moña bastante apretada, almorzó lo más rápido que pudo y antes de salir de su casa guardó una especie de traje en una mochila negra grande, parecida a un cotín tipo militar.
Toda acelerada, miró su reloj ya eran las 14:30 P.M. así que tomó un bus no muy lejos de su casa y por último tomó un metro para llegar al otro extremo de la isla.
Luego de una hora y media de viaje, llegó a la estación Central Gran Deón, que estaba en la entrada del parque Solsticio, caminó tres calles en la misma dirección hacia la entrada de un lugar resguardado tras un muro (algo parecido a un condominio) y llegó a un complejo de negocios grandes y medianos entre Bancos, boutiques, joyerías y otros. Lisa entró a la joyería, había cuatro clientes además de ella, pero solo había tres vendedoras, dos de ellas estaban conversando con los clientes y la otra vendedora estaba en una esquina de la tienda haciendo lo que parecía que era el cuadre del dinero de la caja… luego se acercó a ella y de pronto la cajera la vio, le sonrió.
— Si buenas tardes ¿qué desea?
— "Busco reemplazar el zafiro en mi anillo de antaño" – respondió Lisa con firmeza.
— Por supuesto - asintió al escuchar esas palabras.
Detrás de esa señora se abrió una puerta muy discreta que Lisa la atravesó una vez percatándose que nadie la miraba.
La entrada daba hacia un gran pasillo con paredes de vidrio transparente de unos cuarenta metros de largo, caminó y al final salió del pasillo a unas gradas que conducían hacia la entrada de un edificio rascacielos de 7 pisos de lo que parecía ser una gran empresa.
Ingresó por el lobby hasta los ascensores, pulsó hacia el último y recorrió un gran corredor hasta una enorme puerta de vidrio.
En el piso donde se encontraba, había varias personas en diferentes cubículos separados por paneles cuadrados entre escritorios hablando por teléfono casi todos simultáneamente, pasó por todos ellos hasta llegar a la oficina más grande tras unos ventanales polarizados, pero antes de ingresar volteó hacia una secretaria, la cual trabajaba en un escritorio de recepción pequeño al lado de esa oficina, de modo que se acercó a ella primero.
— Buenas tardes Toia, mi señor requiere de mi presencia inmediata - anunció Lisa.
— Mi señor está en una reunión con los jefes de esta sucursal, así que por favor toma asiento Lisa – respondió.
Algo preocupada, pero sin tener más remedio, se sentó en uno de los sofás de una pequeña sala de espera y aguardó.
Después de veinte minutos, salieron de esa oficina cuatro hombres mayores despidiéndose y tres de ellos se marcharon, al parecer aquella reunión ya había terminado y el que quedó era el jefe "Dóminus Illuminus".
Aquel sujeto de terno, tenía mucha clase de por sí, alto y caucásico de 1.90 metros de altura, su cabello reflejaba algo su edad y sus ojos, aquellos parecían dos linternas penetrantes. Al caminar su mentón casi apuntaba al techo también por lo respingado de su nariz y sus manos ostentaban orgullosas varios anillos de oro.
El líder era serio y bien parado.
—Ya puedes pasar - anunció Toia mirando a Lisa.
— ¿Pasó algo mi señor? – preguntó con algo de temor.
— Si. Me enteré que ya eres amiga de mi nieta – respondió Dóminus con una voz de mando bastante entonada.
— Es cierto… la información que me dio fue útil y en muy poco tiempo me gané su confianza.
— Excelente, ahora el otro tema, recibí algunas quejas sobre ti.
— ¿Quejas sobre mí?
Comenzó a inquietarse.
— Así es, uno de los operadores me dio un informe donde indicaba la hora y el día de tu rechazo a una de las misiones que te asignaron… te llamaron y los ignoraste – replicó Illuminus con seriedad.
— Ah, eso… lo que pasó fue que…- quiso excusarse Lisa tratando de explicar la situación.
— Creí que querías más asignaciones, más misiones y ahora me llega esto… ¿sucede algo? - interrumpió levantando en alto su ceja derecha.
— Lo que pasa es que … cuando me llamaron…. Mm…. Estaba en una situación incómoda.
— Okay… 1ro: No quiero escusas baratas. 2do: Sabes que cuando te llaman, no se debe discutir si puedes o no asistir, si te llaman tu inmediatamente respondes, sin importar la situación en la que te encuentres, por algo tienes días libres, el horario es muy flexible. 3ro y último: Nada puede ser más importante para evitar cumplir tu trabajo – ¡¿Está claro?! – exclamó.
— Sí señor, una disculpa, fue un error mío, yo pedí más responsabilidades y no debo fallar, fue una falta de respeto incluso a los demás… mire sé que no es excusa, no obstante, cuando recibí la llamada, estaba en medio de una situación complicada, un buen amigo mío estaba perdido…yo estaba por atender el trabajo y me iba a retirar, pero Yleria y otro amigo me pidieron que me quedara para buscar a Iza con ellos. Me disculpo nuevamente, pero eso fue lo que pasó – contó Lisa.
— Ah, Bueno… si no hubieras mencionado que fue por mi nieta, habrías estado en problemas. Ahora, escúchame; desde este momento, cuando ella te pida ya sea compañía o algo similar, la obedecerás, cualquier problema que eso ocasione con los operadores, les dirás que se las arreglen conmigo – respondió Dóminus.
— Sí señor, entiendo perfectamente.
— Bien, ahora retírate… ah sí… Lisa, que sea la primera y última vez que entras sin tu uniforme puesto y con resaca que lo noté ni bien te vi - exclamó, mirando fijamente a Lisa.
Se fijó en el reflejo de un espejo.
— Mil disculpas mi señor no volverá a pasar, le doy mi palabra - se disculpó Lisa avergonzada (se había olvidado por completo ponérselo en algún baño del edificio).
Después de esa llamada de atención, Lisa decidió ampliar su camino a modo de pensar un poco, cuando entró nuevamente al ascensor casi en modo automático pulso el último botón en la parte inferior (-1), aquel edificio tenía dos pisos más en el subsuelo y justamente había apretado el primero de ellos.
Para cuando se dio cuenta, se encontraba en el piso donde se encontraban los laboratorios y fue en ese momento sus ojos se abrieron sorpresivamente acordándose de la muestra de tierra que había encontrado la noche anterior cerca de Iza que para su suerte la había puesto en su bolsón justo antes de salir de su casa.
Rápidamente la sacó para entregarla como de manera automática, pero cuando la tenía en la mano, la miró por un instante.
— No, es ridículo… imposible - pensó Lisa devolviendo la bolsa a su lugar e ignorando lo que pensó en aquel momento
Finalmente retomó su camino de regreso.
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Al contrario del pésimo día de Lisa, para Iza el día había comenzado mejor, él junto con Gabriel, Rick y Silamba habían sido casi los últimos que se habían ido de la fiesta, prácticamente echados de la misma cerca de las 03:30 de la mañana.
A pesar de una fiesta de tal nivel, al contrario de Gabriel, el cual rogaba por la liberación del dolor de cabeza tan infernal que sentía, Iza no tuvo una resaca tan infernal, de modo que se levantó a eso de las 14:00 P.M. y quizá solo por hambre, no tenía más opción que hacer algo de comer, así que fue a su cocina abrió su refrigerador y vio que tenía algo de yogurt, jamón, queso y mostaza, era todo.
De esa forma sacó el jamón y el queso poniéndolos en su boca, el yogurt lo tenía en una mano y la mostaza en la otra, con su pie cerró la puerta del refrigerador, aun medio sonámbulo, caminó hasta su mesa sacando el pan.
Destrozando el empaque en el que venía el queso y el jamón, sacó dos tajadas de cada uno y como sea los puso en medio de dos trozos de pan echándole mostaza a su vez, abrió el yogurt y cuando se dio cuenta que no había vasos limpios, lo bebió directamente de la boquilla de la botella y comenzó a "almorzar". Tiempo después, como no le había llenado el primer sándwich, se hizo como cuatro más y al fin quedó satisfecho por el momento.
— Si yo estoy, así como estará Gabriel, mejor lo llamo ¿y si mejor lo pongo en privado?
Para su suerte el celular de Gabriel estaba justo al lado de su cómoda, y a todo volumen.
— Ring, Ring,Ring,Ring - sonó repetitivamente el celular.
—¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO! ¡AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH QUIEN MOLESTA!!! ¡AHHHHHHHHHHHHHHHH QUÉ ES ESE SONIDO ENDEMONIADO!! - gritó Gabriel sin lograr encontrar el celular.
Todavía con una mano en su frente, Gabriel se levantó de la cama como pudo para apagar aquel sonido.
— NOOOOO, DONDE ESTAAAA, NOOOOOO LOOOOOOO ENCUENTROOOOOOOO ¡¡MIERDAAA!! (vio que el número salía privado y contestó). ¡¡QUIÉN DEMONIOS ES!! ¡¡RESPONDA!! (escuchó risas del otro lado de la llamada). ¡¡QUIEN ES!! ¡¡COBARDE!! ¡¡SI TE ENCUENTRO, ¡TE MATO! ¡¡QUIEN SEAS, DATE POR MUERTO!! (escuchó más risas y un ahogamiento de tanto reír). ¡TE PARECE GRACIOSO! GRACIOSO SERÁ VER LA MARCA DE MI ZAPATO EN DONDE NO TE DA EL SOL ¡ESO SÍ SERÁ GRACIOSO! ¡YA VERAS MI VENGANZA SERA TU PEOR PESADILLA!
— Ese tipo tiene un problema serio – se agarró la panza del dolor sin dejar de reir.
Pocos segundos después y sin darle más vueltas al asunto, Iza decidió salir por aire fresco y que mejor que ir a la caverna de Jim, así que se vistió y se puso en marcha.
Al llegar donde Jim, mientras conversaba un rato con él, se compró otro juego y saliendo de la tienda, vio que cruzando la calle estaba Yleria.
Iza la miró y la miró, hasta que ella volteó y lo vio ahí parado, rápidamente la saludo con la mano, pero ella le dio la misma mirada fría de los días anteriores ignorándolo. En otras ocasiones se hubiera resignado a que ella no quería saber nada de él, pero esta vez fue diferente.
Decidido y sin pensarlo, cruzó la calle ignorando el tráfico que había, esquivó dos autos que casi lo arrollaron y cuando llegó a la vereda, caminó directo hacia ella. Yleria al ver que Iza se acercaba, apresuró su paso, pero sin éxito, porque él de todas maneras la había alcanzado, entonces le agarró del hombro, volteándola para hablar.
Sin darse cuenta justo sus hermanastras aparecieron al lado algo desconcertadas por la acción un poco brusca
— ¿Qué pasa? Yleria ¿estás bien? - preguntó una de ellas mirando con desconfianza a Iza mientras que la otra se puso por delante.
— Si ¿me dejan un momento? No se preocupen Frank pasará por mí y luego las alcanzamos – se apuró a responder Yleria.
— Está bien, nos vemos – contestó una de ellas dejando a Yleria con el desconocido.
Con las hermanastras más alejadas del lugar, Iza comenzó una conversación más seria.
— Yleria… qué sucede, porque me ignoras así y me tratas de ese modo… ¿Qué te hice? – reclamó.
— Eres increíble… ya lo olvidaste.
— Si piensas que me olvidé la escena que me hiciste en la caverna, estás equivocada, contéstame ¿Que te hice?
— ¿QUIERES SABER LO QUE HICISTE?, ¡TE DIRÉ LO QUE HICISTE!: Ese día del restaurante en el que estábamos todos desayunando te saliste todo histérico, parecía que tenías un ataque psicótico y todos nos preocupamos por ti por lo que te había sucedido los días anteriores, te buscamos casi toda la tarde, te llamábamos, fuimos a tu departamento y nos tomamos muchas molestias por si no te diste cuenta… para que luego te encuentre, justo aquí… todo tranquilo comprando videojuegos, feliz y contento. Pudiste devolver las llamadas, pero decidiste ignorarnos.
— Mis razones por las cuales me fui de esa forma, son personales – respondió Iza con pesar – Y además ¿porque de repente toda esta preocupación por mí?, yo nunca te pedí que lo hagas ¿sabes?… así que tu enojo no está justificado - agregó.
— Yo me preocupé porque los preocupaste a Lisa y a Gabriel, MIS amigos, y como tú eres importante para ellos, pensé en tratar de conocerte también, para llevarme bien con todos, pero ya veo que fue un error… no lo vales.
— ¿Que no lo valgo…? ¿Pero qué dices? tú no me conoces en lo absoluto, aparte yo soy amigo de ellos por más de 7 años y tú entraste a la Universidad apenas hace poco – contestó Iza - Eres nueva Yleria, no me hagas reír, así que no digas "MIS amigos".
— Sabes que Iza, que bueno que no pasamos a ser amigos, eres un grosero,
— Yo ¿¿Grosero??... me disculpé contigo más veces que con alguien en la vida, ni siquiera con mi madre me disculpé tantas veces como lo hice contigo, de hecho, con Gabriel y Lisa ni tuve que dar tantas explicaciones, por suerte ellos me conocen bien.
Mientras Yleria y Iza discutían, Frank llegó justo en ese momento en su auto y cuando observó a poco de distancia lo que estaba pasando de repente salió con prisa.
— Qué está pasando.
— No pasa nada Frank, solo no nos podemos poner de acuerdo en uno de los trabajos que nos asignaron en grupo… ya sabes, las nuevas cosas de la Universidad - respondió Yleria nerviosa - ¿vamos a mi casa?
— Claro vamos, nos vemos Iza – respondió Frank mirando a Iza con recelo.
Yleria subió al auto de Frank inmediatamente tratando de disimular normalidad y se fueron los dos.
Mientras iban en el auto, este notó que ella estaba muy callada así que empezó un interrogatorio.
— Yleria… estas extraña, ¿qué pasó en realidad cuando te vi con ese tu amigo? — No fue nada- respondió Yleria cortante.
— Eso no parecía ser poca cosa – replicó Frank serio.
— Ya te dije, solo fue un desacuerdo.
— Si vas a estar con esa actitud entonces hablamos cuando estés de mejor humor– respondió Frank irritado.
Durante todo el viaje de camino a la casa de Yleria, la tensión entre ellos aumentaba, pero poco después finalmente llegaron.
— Adiós… ¿me llamarás más tarde para hacer algo? - preguntó Yleria dando un beso a su novio.
— No lo sé…debo resolver algunos asuntos de mi padre, si puedo te hablo - respondió tajante.
Ni bien Yleria salió del auto, al cerrar la puerta Frank aceleró al instante, en ese momento se dio cuenta de que todo el tema de Iza había provocado una mala actitud en ella, la cual había repercutido en su actuar con su novio y ahora él estaba molesto.
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Por su lado, aun enojado y un poco triste por la discusión que terminó por arruinar la "amistad" entre él y la chica de sus sueños, Iza con la moral baja solo pensaba en llegar a su departamento rápido para distraerse con la computadora y hablar de todo eso con sus amigos, así que solo empezó a caminar hasta la parada de bus que lo llevaría a casa.
Cuando ya estaba en medio camino, por distracción dejó caer su juego al suelo y cuando lo alzó en ese momento empezó a sentir unos escalofríos subiendo por la espalda hacia su cabeza, lo que se transformó en un dolor indescriptible que hizo que se arrodille agarrándose la cabeza.
Este suceso particularmente multiplicaba por tres en comparación de lo que ya había sentido, no quería hacer escándalos, pero el dolor era tan fuerte que no pudo evitarlo.
— ¡AHHHHHHH! POR QUÉ DE NUEVOOOOOOO - gritó agarrándose la cabeza haciendo presión.
La agonía se agudizaba cada vez más, ya para ese momento estaba a punto de gritar auxilio con la esperanza de que alguien lo escuchará, pero poco después se acordó de la advertencia de Samuel.
— DIJO QUE ERA UNA POSIBILIDAD ¿PERO POR QUÉ TAN PRONTO? ¡¿POR QUÉ AHORA?!
Aquel dolor punzante se fue esparciendo, como si con cada segundo avanzará más y más hasta que finalmente llegó a sus ojos, los cuales se empezaron a tornar de un color blanco brillante como si fueran unas pequeñas linternas, obviamente él no las percibió, más al contrario solo sintió un ardor en el área, por lo cual empezó a parpadear varias veces y cada vez más fuerte, pero mientras más lo hacía su visión se transformó en algo más.
De un momento a otro, Iza empezó a ver imágenes, algo parecidas a filmes cortos de películas que cada vez se hacían más nítidas, lo curioso de todo, era que él se veía dentro de ellas como protagonista, se podría decir que vivió cada una de las visiones como si supiera dónde y cuándo pasó.
Era él mismo, pero en otro tiempo y lugar, su mente se había trasladado allí como si este tuviera la conciencia de aquel.
En una de esas visiones estaba en lo que al parecer era un páramo. Era de día, pudo ver el agua de un manantial, incluso sintió la brisa del aire y detrás había una gran montaña al fondo que resaltaba por sus llamativos colores de la mayoría del paisaje, estaba todo pintoresco y lleno de vida.
En ese momento no estaba solo.
— SERES DEL OLVIDO, USTEDES MALDITOS DE LA VIDA. NUESTRO MOMENTO SE ACERCA. PRONTO ESTOS HUMANOS SABRÁN LO QUE ES TENER MIEDO A LA MUERTE DE NUEVO. PUES YO SU SEÑOR, LOS TRAERÉ AL CAMINO CORRECTO… ¡POR EL BALANCE!… ¡POR LA MUERTE! - exclamó Iza en voz alta y con autoridad refiriéndose a una gran audiencia que lo observaba con suma cautela.
Unos segundos después tratando de no perder el hilo del discurso disimuladamente se dio la vuelta para hablar con una entidad, cuya descripción sería básicamente la de un fantasma espeluznante.
- Dónde está mi general ¿Acaso ella logró matarlo? - susurró Iza.
- Mil disculpas señor, enviamos a un grupo de rescate para traer a la luz caída, pronto sabremos de él - respondió la entidad con un tono de voz fantasmagórica y profunda.
- Bien…Usa mi ave… él sabe cómo proceder.
Iza estaba malhumorado, sus sentimientos se hacían más fuertes, vio al fantasma con ceño fruncido y disconforme con su respuesta. De pronto tuvo una pequeña jaqueca, se agarró la frente a la vez que cerraba los ojos y cuando los abrió, este pasó a vivir otra visión.
En esa estaba completamente solo, en ese mismo páramo, pero el ambiente era diferente, totalmente lúgubre, grisáceo y muerto, por algún motivo corría a toda prisa como si alguien lo estuviera persiguiendo, incluso sintió el cansancio de su cuerpo por el movimiento
.
— Si no llego a tiempo, esos malditos aprovecharán la oportunidad para desatar el designio, debo avisarle lo más rápido que pueda, solo ella sabrá cómo actuar.
Las emociones de Iza estaban expuestas, sentía preocupación junto a mucho remordimiento y pesar, el tiempo estaba contado y se le acababan las opciones.
— ¡OH NO! ¡NO! NOOOO!... ¡LO PERCIBIERON… ¡YA SABEN DE MIS INTENCIONES!
Mientras más acelerada se hacía la carrera, Iza sentía un gran peso en uno de sus brazos, como si estuviera cargando un objeto pesado que duplicaba la dificultad para alcanzar su objetivo y cuando volteó a ver que era, esta enorme guadaña relució por su reflejo, como un espejo en la luz de la luna.
En ese segundo Iza regresó en sí dentro de esa misma visión.
— Qué diablos es esto, que está pasando, dónde estoy - pensó atónito y soltando el artefacto de inmediato.
Siendo en ese momento cuando volvió a su realidad. Todavía en medio de aquella vereda, abrió los ojos mirando todo a su alrededor.
— Okey todo está bien, no hay nada extraño, tranquilo nada pasó, eso fue…. No sé qué diablos fue, pero estoy aquí- rogaba Iza dentro de su cabeza.
Estaba en el suelo todavía, así que se levantó lentamente para que nadie se diera cuenta o al menos esperando que en todo ese proceso no haya hecho algún bochorno.
De repente vio a unos metros de distancia al único testigo de todo, era un señor y tenía una mueca de preocupación en la cara.
— ¿E-estás bien niño? - preguntó el señor con una voz un poco alta como para que Iza lo escuchará, pero a la vez aguardando esa distancia algo dudoso.
— Si señor gracias, no es nada, solo estoy un poco cansado, quería alcanzar mi bus, pero me dejó y me mareé, pero ya estoy bien – respondió Iza fingiendo normalidad.
— Menos mal… por eso debes desayunar bien… bueno ojalá te mejores… adiós – aconsejó aquel señor siguiendo su camino.
De inmediato Iza paró un taxi y sin importarle el precio del viaje solo le dio la dirección de su casa al conductor y se marchó con solo una idea fija en su cabeza.
— ¡¡SAMUEL!!
Al llegar a su departamento subió de inmediato para poderle pagar al taxista el precio tan "módico" de 35$ que le había pedido, bajó con el dinero y el taxista finalmente se fue.
Cuando volvió al departamento inmediatamente empezó a buscar la tarjeta de Samuel, por suerte sabía dónde la había puesto (estaba en uno de sus cajones del mueble de la computadora).
Ya con esta en su mano, llamó a Samuel, sin tener respuesta a la primera, así que volvió a llamar una vez más, pero de nuevo sin éxito, después de más intentos Iza ya estaba empezando a sentirse abrumado, pero decidió ser paciente y llamarlo a la mañana siguiente.
Claramente lo que había advertido Samuel estaba ocurriendo, no en tanto hasta ese momento no había sentido tanto peso de la situación, ni siquiera cuando había sido atacado por la sombra, lo cierto era que no quería volver a pasar por lo mismo ni por nada parecido, de modo que lo necesitaba.