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Chapter 11 - X. La misión en el Gran Cañón de Bob y la Manifestación de Maldad. Parte 2

Como dijo Lisa, era como los viejos tiempos reunirse para una maratón de videojuegos, y ese día lograron mantenerse despiertos hasta eso de las 04:30 A.M. gritando, riendo como era lo usual y de tanta diversión Iza había olvidado por completo la preocupación que sentía en un inicio por la prueba de Samuel.

Ya algo cansados decidieron acomodarse para dormir desde esa hora, hasta las 13:00 P.M.. Iza se levantó primero al sentir el sol directamente en su cara y con toda la flojera del mundo, se movió evadiendo a su amigos que estaban durmiendo en el suelo, uno el sofá y la otra en su bolsa de dormir, pero no era lo único, también había entre medio, basura de dulces, gaseosas, además de recipientes de comida que Gabriel no había botado, así que mientras esquivaba ese campo minado de basura, corrió al baño a asearse.

De pronto recordó que dentro de unas horas tendría que irse donde Samuel, de modo que disimuladamente levantó a sus amigos y entre charlas les hizo una comida instantánea para que todos almorzaran y poco tiempo después Lisa y Gabriel se marcharon a sus casas.

Iza más aliviado, pero con el tiempo encima, a lo que pudo, arrinconó su basura para que no se notara tanto el "desorden" y se fue a casa de Samuel con prisa.

Al llegar se encontró con Antoinette en la puerta saliendo de la casa de Samuel.

 — Ah, Hola Antto – saludo Iza.

 — Ha, hace tiempo que no me llamaban así… Buenas tardes Iza - saludó Antoinette riendo un tanto por el apodo - ¿por qué parece que no dormiste nada? ¿estás bien? - preguntó.

 — Si todo está bien, bien… eh… ¿está Samuel?

 — Si, te está esperando adentro – contestó Antoinette saliendo de la casa.

 — ¿No te quedarás?

 — Iré al minisúper de la esquina, ya regreso en unos minutos – respondió Antoinette marchándose.

Al ingresar, algo apurado, Iza encontró a Samuel en su patio sentado meditando y se acercó lentamente.

 — ¿Estás listo? - preguntó ni bien lo sintió.

 — Sí, estoy listo – respondió Iza con una inseguridad disfrazada. 

 — Bien, esperemos a que llegue Antoinette – comentó Samuel abriendo los ojos.

 — ¿Por qué? – preguntó Iza preocupado (hasta el momento todo lo que involucraba a Antoinette era para extraño).

 — Ella podrá curar tu cabeza si algo te llegara a pasar.

 — ¿Algo me podría pasar? – dudó Iza más inseguro aún.

 — Bueno, es muy raro ver algún tipo de problemas con el nivel de esta técnica, pero lo mejor es estar seguro. Solo quería darte un último consejo antes de empezar que te servirá… NO CEDAS.

Minutos después, Iza trataba de "distraer"su mente con respiraciones profundas, pero el nerviosismo se empezaba a hacer sentir.

 

 — Saaaaaamuel ¿están en el jardín? – gritó Antoinette que acababa de volver.

 — Si pasa, ya todo está casi listo – respondió Samuel mientras su amiga se acercaba a ellos - Bien Iza ponte en posición de meditación – pidió.

 — Eh… está bien.

 

Iza miró a ambos Reapers extrañado y luego cerró los ojos, pero ni bien lo hizo, súbitamente se escuchó el sonido de la puerta y Antoinette fue a abrir. 

 

 — Y… ¿cuándo empezará el desafío? - dudó Iza con los ojos cerrados. 

 — Silencio Iza, debes concentrarte - recomendó Samuel.

El chico aprendiz trataba de relajarse, pero los ruidos alrededor no ayudaban. Por un lado, se escuchó la voz de Antoinette cada vez más entonada, también se oía otra voz conocida, pero Iza no tenía la certeza de quien era, por otro lado, se escuchaba la puerta cerrarse con fuerza (como si ingresaran y salieran), en un punto incluso se percibió como si esta fuera violentada, se partiera y se cayera al suelo.

 — Iza no te muevas… concéntrate en lo que haces – exclamó Samuel, mientras dejaba a su alumno solo.

Por más que quisiera seguir las órdenes de su maestro, Iza siguió sin poder enfocarse, todavía había bulla y ya se escuchaba gritos que provenían de la sala, de pronto inhalo profundo y exhalo lentamente y los ruidos se comenzaron a silenciar gradualmente.

Con todo ya en calma, volvió desde el inicio.

 — AAARGHHHH - se escuchó gritar a Samuel a lo lejos.

 — Relájate… obedece las órdenes… - se recomendó Iza a sí mismo.

Con el estado de sosiego absoluto que había conseguido, minutos después Iza se encontraba en el cuarto oscuro, ya lo estaba logrando, pero en el momento menos pensado, su concentración fue abruptamente interrumpido por un golpe fuerte en la espalda, que lo obligó a "abrir los ojos" y para su sorpresa, vio a alguien específicamente, Iza se encontraba parado frente a Yleria, la cual tenía una sonrisa dibujada en su rostro.

 — ¿E-esto es el cuarto Zen? ¿qué pasa? ¿por qué Yleria está aquí? - se preguntaba confundido. ¿Samuel eres tú? ¿este es el hechizo que usaste la vez pasada?

Segundos después de no obtener respuesta, era seguro que Samuel parecía no tener nada que ver con lo que estaba viendo en ese instante, así que habiéndose cerciorado bien de aquello, Iza no dudó en devolverle también una pequeña sonrisa enamorada. no obstante, la sonrisa de Yleria se comenzaba a deformar.

En uno de esos momentos ella apretaba tanto sus dientes que de a poco comenzaron a rajarse.

 — Yle… Yleria ¿e-estas bien? - exclamó Iza con pánico de no saber qué pasaba.

Sin terminar de reconocerla, de pronto veía con espanto como lentamente de sus manos comenzaba a salir un líquido negro que de a poco tomó la forma de unos clavos enormes y nada había terminado ahí, puesto a que lentamente del resto de su cuerpo comenzaron a brotar esos mismos.

Todos esos clavos grandes y puntiagudos iban desde su pecho hasta sus rodillas y parte de sus pies, sencillamente era algo inenarrable y según parecía "Ella no sentía ningún dolor".

 — ¡¡Qué demonios es esto!! - pensó con el alma a punto de salir de su cuerpo de la impresión.

De un momento para otro, en un movimiento furioso y veloz, "Yleria" logró atravesarle las muñecas, tobillos y costillas, clavándolo al mismo tiempo contra una pared y todo eso lo hizo sin cambiar de semblante.

 — AAAAAAAAAAAHHHH- agonizó Iza del dolor.

Poco después se acercó lentamente, y entre más se acercaba, su sonrisa se distorsionaba más. 

 — ¿Crees que estos dos Reapers van a salvarte? Ahora que despertaste de tu sueño de normalidad, te "ayudare", te "cuidaré" y cuando estés listo te "matare" y me liberaré al fin de tu maldita sangre – susurró "Yleria" en su oído.

Al escuchar tales palabras no supo qué decir o qué hacer, estaba en un estado único de pánico. Entonces Yleria dio un paso atrás y cuando volvió a estar de frente, toda su cara se había desvanecido, dejando en su lugar algo que no tenía forma, era abstracto.

 — NOOOOO QUE LE HICISTEEEE…YLERIAAA- gritó Iza con el terror a flor de piel y finalmente se desmayó del miedo.

Tiempo después Iza despertó de un sobresalto, estaba en la sala de Samuel y miró a su alrededor.

 — Al fin te levantaste – dijo Samuel volteando hacia Iza - siéntate y bebe esto… te explicaré todo.

 — ¡Que me pasó! – preguntó Iza sentándose y volviendo a la realidad todo sudado del pánico.

También estaba Antoinette y a su lado en la mesa, había té, galletas y pan con dulce de leche.

 — Come algo Iza – dijo Antoinette señalando la mesa.

 — Mientras comes te explicare, Lo que paso fue que use este papel con un hechizo – mencionó Samuel mostrándole a Iza un papel casi igual al de las otras veces solo que esta tenía otra escritura y el color de las letras eran gris oscuro.

 — ¿Como el hechizo de la anterior vez? 

 — Exacto muy observador… Si te soy sincero, yo soy un Reaper que no puede manejar muy bien la magia, pero estos pergaminos siempre ayudan – comentó Samuel.

 — Entonces si entraste en mi mente y manipulaste todo de nuevo – resopló Iza. 

 — Mm, si y no, esta vez estuviste solo todo el tiempo.

 — Entonces ¿al final falle? – bajo su cabeza decepcionado.

 — No, no fallaste… más bien pudiste superar la prueba, yo la verdad no lo esperaba – respondió Samuel.

 — Es enserio o ¿me estás tomando el pelo? - respondió Iza descolocado…algo no le cuadraba.

 — Iza te estoy diciendo que pasaste. Que ¿Esperabas reprobar?

 — Si… bueno no. No lo sé… es que no soy tan bueno. Pero ¿Pasé la prueba por mi o por algo más? – dudó Iza todavía confundido - Es que esa alucinación estaba aterradora.

 — Mira, la meditación fortalece tu mente, evita que esas ilusiones te maten y con el tiempo cuando tu mente esté más fuerte, esas trampas mentales no tendrán efecto en ti. No quiero decir que te volverás inmune, pero si tu mente está fuerte serás capaz de resistir y romper diferentes tipos de magia – expresó Samuel aparentemente contento.

 — Pero es que yo me desmayé, eso es lo que no entiendo ¿Cómo fue que pase? – cuestionó Iza más confundido aún.

 — No supiste en qué momento exactamente, pero cuando te puse el hechizo, solo seguiste dentro del trance y lo que hicimos fue observar tu aura para ver si eras capaz de enfrentar las ilusiones que tuvieras, esta vez yo no entre, pero así pudimos ver que el hechizo fue disipado rápidamente lo que nos sorprendió bastante, y tu desmayo se debió a que al resistirlo usaste tu casi inexistente energía espiritual y tu cuerpo quedó exhausto – explicó Samuel.

 — Ya veo… Pero entonces si todo fue otra ilusión y la supere pasando tu prueba…ahora, significa que ¿me enseñaras a pelear? – preguntó Iza más alegre.

 — Voy a enseñarte a pelear, pero primero quiero que mejores tu estado físico y mental – respondió Samuel - Mis entrenamientos no son para cualquiera.

 — ¡Ese no fue el trato! tú me dijiste que si pasaba todo esto me enseñarías… me diste tu palabra – reclamó Iza elevando la voz.

 — Si tienes tan poca paciencia, entonces de qué sirve que te enseñe a pelear. La disciplina en las peleas lleva consigo varias leyes primordiales, la defensa y protección deben estar en balance con la armonía y serenidad es por eso que estas se hacen efectivas y eso se logra primero dominando la mente. Todo va conectado - respondió Samuel.

 — ¿Armonía? eso es algo irónico ¿no crees?

 — Cuando veas el mundo y como es en realidad te sorprenderás – continuó Samuel.

Iza se levantó furioso.

 — Sabes que, estoy cansado de esto… Desde que empezó todo, he sufrido más golpes que en toda mi vida, incluso por ayudarte me golpearon y así fui a la universidad. Todos piensan que ando en malos pasos y ahora creo que es verdad, tengo muchos problemas y tu respuesta para todo es ¿qué debo fortalecer mi mente? ¡púdrete yo me voy! – tiró la puerta marchándose.

Antoinette se quedó algo pasmada. 

 — Porque no le enseñas, el chico se lo merece de todas formas.

 — No tiene disciplina Antoinette. Cuando algo no sale como él quiere, se encierra en su angustia y rabia, eso hará que lo maten pronto – comentó Samuel.

 — Pero también lo matara, el no saber pelear apropiadamente, recuerda que él ahora es un aprendiz de Reaper, al menos podría aprender algunos bloqueos ¿no crees? – sugirió

 — No todos fueron entrenados así, recuerda a Anderson, en décadas él jamás aprendió ni un solo movimiento – mencionó Samuel.

 — ¿En serio? Anderson fue uno de los magos Reapers más poderosos de su época, prácticamente levitaba y todo eso… no lo imaginaba – respondió Antoinette sorprendida.

 — Sus inicios eran casi iguales a los de Iza. No tenía el cuerpo ni la stamina.

 — Siendo así, de todos modos, este es un caso diferente, yo creo que debes enseñarle algún estilo de pelea… Tiene que saber cómo enfrentarse a lo que venga – comentó Antoinette seria.

 — No estoy seguro, aunque todo este tiempo estuvo entrenando, debemos ser sinceros, el chico no cuenta con una óptima condición física, tiene problemas de concentración y todo lo asusta – respondió Samuel. 

 — No todos tienen talento como tu Samuel, a la mayoría le cuesta adaptarse a este mundo, no es nada fácil para un chico que tenía una vida normal el pasar por toda esta transición.

Los inicios de Samuel tampoco fueron de alguien que alardee ser bueno en todo y las palabras de Antoinette hicieron que él recordara un episodio de su pasado, donde él se vio envuelto en una riña, estaba en el suelo sangrando, casi derrotado y siendo golpeado por alguien que no dejaba de burlarse de él y las palabras de esta persona siempre iban con el mismo contexto peyorativo. 

 — Levántate ahora si no quieres que te rompa los brazos maldita niñita.

Incluso Samuel siempre decía que ningún Reaper tuvo inicios amables en el mundo, debido a que muchos en el proceso enloquecían, o tenían tendencias suicidas.

 — Lo pensaré Antoinette… pero no prometo nada, yo soy su maestro y yo decido cómo entrenarlo - respondió Samuel sintiéndose un poco triste por el recuerdo.

 — Como tú dices, eres el maestro, yo solo te aconsejo porque eres mi amigo - mencionó Antoinette - Pero bueno… fue una tarde entretenida después de todo, nos vemos - se despidió.

 — Ah sí … Adiós Antoinette – respondió Samuel pensativo.

 

El enojo de Iza con su maestro hizo que caminara sin rumbo alguno y para el tiempo que estuvo así ya estaba llegando casi a la mitad del camino hacia su casa. En el recorrido pasó por una calle poco iluminada y por seguridad, cruzó a la acera de frente que tenía más postes de luz funcionando, aceleró su paso viendo las casas, no obstante, a lo lejos se percató que pasaría por el lado de un grupo de jóvenes adultos bebiendo y riendo, así que fue por la acera del frente sin darles importancia, en el estado que se encontraba, no permitiría que nadie lo moleste.

 — Ese enano idiota cree que puede con nosotros, pero huyó en cuanto supo que lo esperaría aquí, esos tipos se creen demasiado por tener lo que tienen y aun así no dejan de ser estúpidos - exclamó el más alto del grupo.

El comentario no tenía nada que ver con Iza, pero la ira con la que venía desde la casa de Samuel le hizo pensar que aquellos comentarios habían sido dirigidos hacia él y lo tomó personal.

Se detuvo, se dio media vuelta y comenzó respirar más fuerte como si se estuviera exasperando.

 — No es a mí, no es a mí - pensaba para tratar de calmarse - cálmate, respira 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10 - inhalaba y exhalaba.

A pesar de que trataba de controlar sus impulsos, una voz en su cabeza no lo dejaba y la misma empezó a resonar.

 — ¿Dejarás que la gente se burle de ti otra vez?… ¿te dejarás pisotear por los demás? Es claro que piensa que no puedes confrontarlo, lo dijo bien claro, ahí te espera - resonaba. 

 — NO, esta vez no ¡ya cállate! – gritó Iza en respuesta a la voz de su cabeza. 

 — ¿Quieres apagar las grandes llamas de tu ira?… yo te ayudo… solo tienes que desearlo…vamos…deséalo…

Iza dudó por unos momentos, pero sintió que empezaba a ceder a unos deseos extraños, era como un impulso que se calentaba en su interior y en cualquier momento explotaría.

 — Vamos… Lo deseo – susurró - No, que dije, qué es esto - se contradijo.

En ese momento brotó en Iza una sonrisa macabra y maniática, junto con una mirada maldita.

En ese instante creció de estatura unos centímetros a la vez que sobre la cabeza sintió algo que le aplanaba los cabellos alborotados que tenía como si le estuvieran echando agua, incluso algunos pelos le taparon su vista, era su cabello, pero estaba completamente lacio y largo. Las venas de sus ojos se multiplicaron, quiso resistir, pero ese extraño ser estaba tomando su lugar dejándolo dentro de una especie de burbuja mental que lo rodeó y lo alejó poniéndolo en un abismo y una oscuridad total en donde dejo de pensar, sentir y hablar …estaba completamente inerte.

Finalmente, esa cosa había poseído su cuerpo y ahora tenía el control completo de sus acciones, de manera que se dirigió hacia aquellos.

 — ¡¿Qué dijiste?! - exclamó "Iza".

Los jóvenes lo miraron confundidos.

 — ¿De qué hablas? quién eres - preguntó uno de ellos que casualmente era el chico más alto.

 — No te hagas el tonto, si justamente tú me dijiste algo cuando yo pase por aquí, así que quiero que me lo repitas ahora mismo.

 — Mira rarito, somos muchos aquí, si no quieres salir mal herido, retírate y haremos como que no vimos tu asquerosa cara ¿estamos? – respondió uno de ellos.

"Iza" sonrió.

 — Que ¿acaso son cobardes?

 — Repite eso si tienes agallas idiota – gritó otro del grupo.

El comentario de "Iza" no fue del agrado de ninguno y como todos habían bebido esa noche, se levantaron de sus asientos y uno de ellos se hizo notar más al acercarse, pero al contrario de ellos, Iza estaba feliz de que el enfrentamiento se estaba materializando, así que para prender aún más la chispa tiró una carcajada irónicamente. 

 — Repite eso si tienen agallas idiotas – imitó "Iza" a manera de burla.

Ya para ese momento todo el grupo lo había rodeado y sin que este se diera cuenta, uno de ellos que estaba más cerca aún, le dio el primer golpe en el abdomen.

Aprovechando su vulnerabilidad, sin pensarlo saltaron todos a la vez derribando al intrépido al suelo de manera que comenzaron a tirar golpes y paradas sin cesar durante unos minutos. Después de eso el muchacho pareció inmóvil.

 — Creo que fue suficiente por hoy, dejemos a la princesa y vámonos - replicó el tipo alto. 

Aquel silencio duró poco, porque luego se escuchó una pequeña risa cortada, era el muchacho que se había levantado de repente y se dirigió hacia ellos que ya estaban de retirada. 

 — ¡AHORA ME TOCA A MÍ! - gritó "Iza" con la voz agravada.

El gritó fue tal, que causó que los jóvenes quedaran paralizados del susto.

"Iza" se dirigió a ellos a toda prisa, pero casi llegando a alcanzarlos, sintió un pesar en los brazos. Era el hechizo que Samuel le había puesto y quería activarse, impidiendo que este realice movimientos bruscos, pero al darse cuenta de eso, este con una sacudida lo deshizo por completo, entonces agarró al chico más cercano por el cuello y lo alzó como si no tuviera peso alguno, lo miró detenidamente antes de atacar, pero el tipo tenía la cara diferente, no era un humano.

Levantó la ceja como señal de estar extrañado, al final no le importó y sin mucho esfuerzo le rompió su cuello como si fuera una rama de un árbol. Los otros tipos, que estaban alrededor vieron con horror el panorama y trataron de huir para pedir socorro, pero era inútil, Iza corría demasiado rápido y podía interceptarlos a todos. De repente los jóvenes en la desesperación ya habían dejado sus aspectos humanos para transformarse en esas criaturas espeluznantes. 

 — Ya por favor detente, nos iremos – rogaban los Elfos.

 — ¡Rueguen todo lo que quieran! Lo único que hacen es hacerme emocionar más por tomar su vida.

Cumpliendo con su palabra, no tuvo piedad y mató a tres de los cuatro elfos que estaban en aquel lugar, dejando al último inmovilizado del terror, de pronto "Iza" se paró e hizo una seña para que se acerque.

El pobre elfo trató, pero su cuerpo no le respondía.

 — Por favor perdona mi vida, te lo ruego – gritó.

Los ojos de "Iza" lograron penetrar en la mente de este aterrorizado ser.

 — Los muertos no ruegan - respondió calmado.

Con la mano derecha tocó el pecho de su víctima y sintiendo como un calor abrasador emanando de su interior, escupió una especie de fuego azul, quemando inclusive media calle, dejando las extremidades y la cabeza de la pobre criatura tiradas en el suelo vueltas ceniza. Luego de haber saciado su ira contenida, finalmente se marchó en cuanto escuchó las voces de unas personas aproximándose. 

Sin tener noción del tiempo, de pronto el verdadero Iza despertó. Estaba en la cafetería de su Universidad sin una pista de lo que había ocurrido el día anterior.

 — ¡¿CÓMO DIABLOS LLEGUÉ HASTA AQUÍ?! - se preguntó Iza viendo los alrededores con incredulidad.

Iza estaba vestido de manera diferente a la que se vestía usualmente, en sí era él, pero más arreglado y se podría decir que hasta más sofisticado. Luego vio que en la mesa estaba su mochila y a lado de esta había un lapicero rojo y otro negro, su celular estaba en su mano derecha y sonó por un mensaje de la compañía de la línea, Iza se encontraba en un estado "zombie" mientras que su cerebro maquinaba.

De momento a otro se encendieron sus ojos como unas linternas rojas por unos segundos y su plena conciencia parecía haber desaparecido, sin duda alguien había tomado el control de él y de sus acciones nuevamente.

Este ser salió de la cafetería y subió las escaleras como alguien normal lo haría, llegó a su aula, pero el profesor no había llegado aún, algunos compañeros ya estaban adentro del aula hablando y otros estaban afuera, por consiguiente, tomó un asiento y sin más solo se sentó sin llamar la atención. Lisa y Gabriel habían llegado al mismo tiempo, se sentaron mientras conversaban entre ellos y a pesar de que Iza estaba en el mismo salón, no notaron su presencia para nada, quizá haya sido un factor, el hecho que por sus constantes faltas ya no se fijaban si asistía a clases o no. De esa manera transcurrió la mañana y el final de la jornada universitaria evadiendo a sus "amigos".

Al salir del salón a toda prisa, Iza e Yleria cruzaron caminos, él pasó casi enfrente de ella como cualquier otro estudiante allí (solo se sintió aquella brisa) pero ella sintiendo un aroma familiar volteó y solo se quedó viendo a este chico interesante alejarse.

 — ¿Era Iza? - se preguntó incrédula.

Pronto llegó a su departamento y lo primero que hizo fue buscar algo de manera exhaustiva, revisó detalladamente desde la lavandería hasta su cuarto, incluso el de huéspedes que lo tenía como depósito.

En todo ese procedimiento hubo un lugar en particular que le llamó mucho la atención, era en la sala justamente donde "La sombra" de aquella vez había aparecido.

 — Así que recibió la visita de un espectro… su iniciación ya debió haber comenzado – comentó.

Poco después su celular empezó a sonar y algo intuyó o mejor dicho ya sabía quién era. 

 El maestro de este chico lo está llamando, bueno es mejor ir lo más rápido posible – pensó.

Sin siquiera comer algo, se agacho de rodillas y juntó sus manos como si estuviera rezando a alguna deidad en un idioma extraño.

 — Vaya, este chico no tiene nada de energía… tampoco tiene talento, ¿por qué reencarne en él?… al menos el otro era más fuerte, bueno creo que tendrá que ser así, con este poco de energía me alcanza… primero veré donde es (cerró sus ojos y buscó en los recuerdos de Iza donde era la casa de Samuel a la que debía ir) - aquí está lo encontré.

De pronto volvió a cerrar sus ojos y empezó a desvanecerse, primero por los brazos, después las piernas y seguido de todo el cuerpo.

En menos de 15 segundos apareció en el jardín de Samuel, detrás del árbol e inmediatamente fingió "meditar" para no levantar sospechas. En ese momento Samuel estaba con Declan viendo la televisión y bebiendo gaseosas… en un rato de esos ambos se levantaron como para estirar las piernas y mientras Samuel fue al baño, Declan fue a tomar un poco de aire, al principio no se percató que Iza estaba ahí, pero volteando un poco su cuello para estirar la tensión que estaba sintiendo, miró el árbol en medio del patio y aunque era grueso se podía ver a alguien de espaldas, entonces se acercó poco a poco y vio a Iza ahí sentado.

 

 — Y tú (le dio unos toques en el hombro) ¿Cuándo llegaste? – preguntó Declan extrañado ya que él y Samuel habían estado en la sala casi todo el día y no vieron a Iza haber ingresado en ningún momento.

 

"Iza" estaba "concentrado" y no respondió nada, así que esta vez con la palma de su mano lo empujó despacio, pero al ver que este seguía sin responder. Declan fue un poco más lejos y parándose frente de él le dio unas bofetadas suaves, pero nada, volvió a hacerlo, en repetidas ocasiones y esta vez, encontró algo de gracia en ello y empezó a reírse.

 — Samueeeel, tu pupilo no despierta. 

Declan todavía abofeteándolo y percatándose de si veía a Samuel por algún lado, de pronto sintió una mano pesada agarrando la suya, así que volteó a verlo nuevamente.

Un viento frígido se hizo sentir, en ese segundo Iza ya había cambiado de aspecto y abrió los ojos, tenía esta mirada con saña que hasta hizo que Declan sintiera una sensación de miedo y comenzara a sudar frío.

  ¿Qué me pasa? – pensó Declan internamente ya que él era conocido por ser incluso más serio y osado que Samuel.

El chico se levantó sujetando la mano del irlandés y le dio un puñetazo en la cara haciéndolo volar hacia la cocina, rompiendo la ventana y parte de la pared.

Declan con la mente totalmente en blanco, se levantó rápidamente de entre los escombros y se sacudió el polvo, Samuel por su parte ya había regresado del baño, y algo pasmado vio todo el desastre.

 — Me voy un instante y me destruyen la casa ¿tan mal se caen? – comentó cruzado de brazos mientras veía a Declan sacudirse.

 — Cual es el problema de este chico – se quejó tocando su mandíbula en señal de dolor.

 — Esto me temía… Debo apuntar lo obvio…él no es Iza… no sabemos a ciencia cierta, si el muchacho tiene otra personalidad o es algo peor, pero este definitivamente no es él mismo - afirmó Samuel - ¿estás herido? - le preguntó.

 — No, claro que no, solo que ese golpe imprevisto y me atontó un poco – interrumpió Declan fingiendo que no sentía nada.

 — Como no me vio aún aprovecharemos con un ataque – planeó Samuel viendo a Iza todavía con los ojos cerrados - No será necesario contenerse demasiado - agregó dando cierta libertad al ver que no sabía a qué se enfrentaban.

El irlandés se hizo sonar los nudillos de sus manos.

 — Espero que resulte porque tengo ganas de matarlo.

 — Bien, recordemos esos viejos tiempos - exclamó Samuel con emoción.

Declan salió corriendo y embistió de frente a Iza haciéndolo volar hasta la pared del jardín de una patada, donde aprovechando el momento Samuel apareció de manera instantánea y por detrás le dio un golpe certero en el cuello con el filo de su mano y finalmente entre los dos pudieron desmayarlo.

 — No fue tan difícil… al parecer no tenía tanta energía como pensaba - exclamó Samuel sintiéndose orgulloso.

 — Ugh… me hubiera gustado matarlo – Declan lo pateó un poco viéndolo tendido en suelo desvanecido.

 — Declan, llama a Antoinette ahora mismo.

Samuel y Declan se quedaron a su lado, algo dudosos pero distraídos y de repente sin previo aviso un aparente "rayo" negro cayó del cielo provocando una explosión que hizo volar a ambos Reapers.

 — ¿Eso fue un rayo? - preguntó Samuel a la vez que miraba al cielo, sin embargo, era un día normal con sol, sin nubes alrededor, no había rastros de alguna tormenta - Cómo fue que…

 — Aaaaaah, me destruyó el celular – gritó Declan terminando de romperlo con su mano.

 — No es momento de lamentar la pérdida de tu celular, hay que hacer algo con Iza, está descontrolado,

 — Pero era el último modelo del LVEG.

El chico aparentemente seguía en el piso, entonces un aura débil pero visible de color negro comenzó a cubrirlo por completo hasta que solo quedo eso, de pronto se levantó y gritando con fuerza saltó unos quince metros de alto.

Ya teniendo cierta altura se detuvo un momento, visibilizó a Samuel como primer objetivo y en el aire se puso en posición para caerle de frente y a su vez esa la misma energía que lo rodeaba, empezó a brotar de la planta de sus pies impulsándolo a gran velocidad para poder darle al blanco.

A pesar de que ambos Reapers habían experimentado de todo en sus vidas, muy contadas eran las ocasiones en las que ellos dudaban y aunque no querían aceptarlo, esta era una de ellas, ya que "Iza" parecía estar poseído y era impredecible.

 — Declan deja de quejarte y ayúdame a idear un plan – gritó Samuel deteniendo a Iza agarrándolo por ambos brazos.

 — Yo tengo un plan y consiste en matarlo, es eso o dejarlo moribundo… ¡yo voy por lo primero! – Declan corrió a sujetar los pies de Iza - ¡Suéltalo Samuel ya lo tengo!

 Dio media vuelta a Iza por los pies y dándole una vuelta entera por los aires lo lanzó directo al árbol.

 — Bueno… un plan es un plan ¡hagámoslo! – exclamó Samuel.

Ambos se lanzaron a Iza y sin desaprovechar los segundos cruciales que tenían, empezaron a golpearlo cada vez más, pero él se seguía levantando y cada vez con más resistencia.

 — ¡USTEDES SIGAN! ¡ QUE LOS MATARE PRONTO! – gritó finalmente "Iza" con una voz irreconocible a la de él.

 — Esto ya no es tan divertido … Declan acabemos con esto, consigamos impulso.

Ambos Reapers se llenaron de adrenalina y retrocedieron para un nuevo ataque entre los dos,

 — ¡Vamos! – respondió Declan.

Levantándose de pronto, Iza vio que los Reapers estaban más lejos de él y corriendo hacia ellos pudo saltar para agarrar más impulso, pero antes de que llegara, una presión grande de agua salió del suelo de la nada dejándolo suspendido por encima de este.

 — ¿Un simple chico les causa tantos problemas? – preguntó Antoinette.

 — Muy chistosa… no fue nada la verdad – respondió Declan estirando sus músculos, fingiendo juventud.

 — Gracias por eso Antoinette… se nos estaban acabando las opciones en cuanto a cómo detenerlo sin dañarlo.

"Iza" todavía en el aire trataba de escapar de la presión del agua.

 — Siempre es un placer – respondió Antoinette con las manos levantadas poniendo sus energías en "Iza".

 — ¡MALEQUA MISERABLE! ¡SUÉLTAME SI NO QUIERES MORIR LENTAMENTE! – chilló "Iza".

 — Es muy fuerte, siento una energía oscura emanando de él – comentó Antoinette todavía luchando.

Samuel sintió que el tiempo era corto.

 — Es cierto, tendremos que usar algún hechizo, ¿pero de qué color? – dudó.

 — Negro, negro – insistió Declan apurado.

 — No creo. La magia negra podría empeorar la situación – comentó Samuel.

 — Entonces qué ¿verde? – preguntó Antoinette.

 — Si puede ser, pero no hay chamanes en la isla.

 — Ni hablar de los druidas – acotó Declan.

 — Entonces la magia blanca, es lo más lógico y es lo que hay con abundancia por aquí – exclamó Antoinette.

 — Tiene sentido, bien Antoinette agárralo fuerte, mientras busco un sacerdote capacitado – acordó Samuel.

 — ¿Buscar un exorcista? será algo difícil de encontrar – mencionó Declan.

 — Pues, en el mercado negro se encuentra todo, igual no importa la raza del sacerdote sino la especialidad.

Antoinette controló el agua con su mano bajando a Iza un poco y moviendo su mano en forma circular hizo que el agua que lo tenía sujeto se convirtiera en una clase de burbuja/prisión que solo dejaba su cabeza libre.

 — ¡HA, HA, HA, HA! ¡PIENSAN QUE CON UN EXORCISTA PODRÁN DETENERME!... ESTUPIDOS REAPERS, SON MÁS IDIOTAS DE LO QUE PENSABA Y NO CREAN QUE ESTA PRISION DE AGUA ME DETENDRA, POR QUE CADA VEZ ME VUELVO MÁS FUERTE Y TENGO MÁS CONTROL SOBRE ESTE DEBILUCHO, CUANDO ROMPA ESTA BURBUJA, LOS MATARE MALDITOS HIJOS DE P… - gritó Iza hasta que Antoinette le tapó la boca con un cúmulo de agua.

 — Deja de hablar quien quiera que seas y acepta que ahora estás bajo nuestro control – respondió firmemente.

 — Bueno mientras ustedes arreglan a ese chico, yo me voy a mi casa… Los veo luego – se despidió Declan algo aburrido.

Cuando Antoinette se disponía a mover a Iza con delicadeza para no alterarlo más, de pronto ella y Samuel se miraron uno al otro al ver que el furioso y vengativo, estaba completamente dormido y su apariencia había vuelto a ser la misma.

 — ¿¡Qué demonios!? – se echó para atrás Samuel totalmente sorprendido.

 — Al menos ya se arregló uno de los problemas… lo bajare ahora.

Samuel se acercó al chico y comenzó a tocarlo por toda la cara como buscando algo.

 — Creo que cambié de idea ¿Tienes el número de la bruja? – preguntó Samuel.

 — ¿Esa bruja? si lo tengo, ¿pero no iremos a buscar un exorcista en los barrios bajos de la isla?

 — Algo me dice que un exorcista no servirá de nada… además que creo que le haríamos daño.

 — Tengo el número, pero sabes que ir a donde una bruja como ella conlleva riesgos y pudiera delatarnos con los demás grupos.

 — Tú te encargarás de que eso no suceda por favor– pidió Samuel.

 — Voy a tratar, pero Iza tendrá que saber a dónde lo llevaremos.

 — De acuerdo, se lo diremos… Levántalo.

Antoinette arrojando un chorro de agua directamente de su mano en la cara de Iza pudo levantarlo, aunque de manera abrupta.

 — Pero qué diab… Qué pasa aquí… ¡pero qué es esto! – gritó Iza asustado viéndose envuelto en aquella extraña prisión de agua.

Antoinette lo miró por unos segundos y asegurándose que si fuera él procedió a liberarlo.

 —¡¿Co…cómo fue que me hicieron eso?! porque me, que-que está pasando y ¡como llegue aquí! - tartamudeó Iza todo revuelto.

 — Lo que paso fue que… que Antoinette te explique yo tengo que salir – interrumpió Samuel, burlándose un poco.

Antoinette levantó una ceja.

 — ¿Seguro? ¿no prefieres ser tú quien le cuente lo sucedido?

 — Lo haría, pero me acaba de llegar un pergamino de misión color verde, así que hazlo tú ¿sí? – respondió Samuel con apuro.

 — ¿Verde…? ¿Es en serio? – cuestionó Antoinette cruzada de brazos.

 — Si, si… al parecer algunos dragones quieren destruir el acuerdo… Deben de ser extremistas. Te lo encargo Antoinette – insistió Samuel apretando con su dedo índice el pergamino y siendo succionado por este.

 — Ahora tienes dos cosas para explicarme ¿no? – dijo Iza boquiabierto quedando intrigado por lo que vio.

 — Ugh…vamos Iza te llevare a tu casa en el auto de Samuel.

Viéndose a sí mismo mojado, y la casa de Samuel casi destruida, Iza simplemente no comentó nada al respecto, aunque sí tenía aún más preguntas que respuestas, pero solo siguió a Antoinette al auto de Samuel y ambos partieron para allá. 

 — Ehhh. Antto…si sabes donde vivo ¿no? - preguntó Iza mientras iban al departamento.

 — No te preocupes Iza, Samuel me dio tu dirección hace algún tiempo – respondió Antoinette sintiéndose como niñera.

 — Otra vez me desmayé ¿verdad?

 — Eso parece – contestó Antoinette algo tajante.

 — No recuerdo nada de lo que pasó – contó Iza agarrándose la cabeza.

 — ¿Así? Haber dime que es lo último que recuerdas – preguntó Antoinette, sintiendo un poco de empatía.

 — Recuerdo… que… (intentó recordar lo que pasó en las últimas 24 horas, pero tenía solo partes de algunos recuerdos que más bien parecían ser alucinaciones). No, no puedo recordar nada, solo que creo que estaba en la cafetería de mi Universidad – contó Iza frustrado.

 — No puedes recordar... ¿estás seguro? – preguntó Antoinette tratando de hacer que Iza se esfuerce más. 

 — Lo intento… puedo ver imágenes, pero son como flashes que aparecen y desaparecen y no tengo nada concreto al final.

 — Raro… Lo que sea que tenga en su interior está impidiendo que pueda ver sus propios recuerdos – pensó Antoinette - Escucha Iza te llevaremos donde una bruja dentro de poco. 

 — ¿Una bruja?... ¿Bruja de verdad?... ¡¿Dónde hay una bruja?!, ¡¿esas cosas existen!? 

 — Así es, si existen y han existido durante bastante tiempo, te sorprendería saber su larga historia y trayectoria en el mundo – respondió Antoinette riendo un poco por la inocencia de aquel. 

 — Siento que cada vez este mundo es más grande de lo que pienso – respondió Iza pegando una pequeña risa.

 — ¿Estamos cerca de tu casa verdad?

 — Si, continúa recto y llegaremos dentro de poco - respondió Iza.

 — Bueno. ¿Tienes alguna otra pregunta? 

 — ¡SI! ¿cómo hiciste para manejar el agua de esa forma? parecía que lo controlabas – preguntó Iza sorprendido y sin contener la curiosidad.

 — En realidad si… veras, nosotros podemos trabajar la energía para controlar ya sea elementos a voluntad o magia, obviamente no TODOS - explicó Antoinette

 —Todo esto me suena a hechiceros.

 — No, son diferentes por que los magos usan su energía para crear magia de manera esporádica o darle formas increíbles a algo, en cambio, en mi caso yo puedo MANEJAR el elemento – contó Antoinette

 — Entonces… un mago es ¿mejor? 

 — ¿Y por qué piensas eso? – se confundió Antoinette.

 — Pues… controlas el agua ¿verdad? – empezó a teorizar Iza.

 — Así es – respondió ella al instante.

Iza comenzaba a imaginarse un panorama.

 — Entonces si peleas contra un mago en un desierto donde claramente estás en desventaja, el mago te aniquilaría.

 — Bueno, a simple vista puede que se vea de esa forma, pero te aseguro que yo ganaría - afirmó Antoinette riendo un poco al escuchar la imaginación de Iza.

 — Haber ¿cuéntame cómo?

 — Si la pelea dura un largo tiempo, el mago se quedaría sin energía y no podría regenerarla, aún más en caso de que le cueste mover su mano primaria o en otro caso que perdiera su varita, en cambio yo con solo tener energía en mi cuerpo, no importa si hay poca agua, podré usarla a mi favor, eso incluye a las pocas reservas y algo que debes saber es que yo podría usar su propio elemento en su contra en caso de que este también fuera a usar agua – respondió Antoinette.

 — Okay, se entiende que uno crea y el otro maneja, parece simple. 

 — No del todo. Los magos suelen ser rápidos ya que como ellos crean, suelen atacar primero siempre que peleen un creador contra un manejador, el creador en su mayoría dará el primer golpe. Lo que quiero decirte es que un mago si no derrota a su enemigo rápido perderá, ya que sus hechizos consumen grandes cantidades de su energía y si no tienen buen control podrían llegar a auto atacarse – respondió Antoinette.

 — Vaya… 

 — Aquí es tu casa ¿no? – se paró Antoinette.

 — Si… gracias por traerme ¿no quieres subir un momento?

 — ¿En serio quieres que suba?... ¿Qué pretendes? – cuestionó Antoinette entrecerrando los ojos.

 — ¿Yo? Nada, solo te preguntaba por si tenías sed o hambre, pero si te ofendí con mi caballerosidad me disculpo y prometo no preguntarte algo así jamás – respondió Iza espantado.

 — Ha, ha, ha, Iza tranquilízate, solo lo dije en forma sarcástica no tienes que ponerte así – aclaró Antoinette haciendo aire a Iza con las manos.

 — ¿Entonces, si subirás? – preguntó Iza.

 — Claro, por qué no.

 — Si quieres puedes estacionarte atrás del edificio, ahí está el parqueo – sugirió Iza.

Cuando subieron Iza estaba todo confiado, pero para su "suerte" abrió su puerta sin saber que antes había hecho un gran desorden que no había limpiado del todo, en parte gracias al otro Iza.

Antoinette entró y vio algo parecido a un robo, todo estaba en el suelo, la mesa estaba volcada, había ropa en el pasillo y sala, era de suponer que su cuarto estaba peor, Iza no podía creer lo que estaba viendo, aun así, intentó disimular, para su alivio su cocina no estaba tan desacomodada ya solo tenía algunos alimentos fuera de los estantes y unas pocas ollas sin lavar.

 — ¿Vaya Iza te robaron? – preguntó Antoinette.

 — Eh… si… me robaron el departamento ¡qué mala suerte! – respondió Iza aun fingiendo.

 — Ha, ha. Claro que estaba bromeando qué chico más "ordenado" que eres - juzgó Antoinette con sarcasmo.

 — Bueno a simple vista puede verse así, pero te lo aseguro, no soy taaaaaaan ordenado, pero tampoco vivo en la mugre.

 — Mm…te creo, bueno ven, te ayudaré a arreglar esto.

Ambos se arremangaron y comenzaron. Antoinette ayudó a Iza a ordenar un poco la cocina, mientras que éste recogía su ropa y barría el polvo que había por el desorden y ambos terminaron arreglando la sala media hora más tarde.

 — Mira… cuando te invite a subir no quería que terminarás limpiando mi casa, pero te lo agradezco – reconoció Iza con algo de vergüenza.

 — Mejor dame las gracias con algo para comer. En teoría yo subí para tomar algo, pero el ayudarte me dio hambre, así que a preparar.

 — Si claro, justo, justo estaba por ver que tengo – respondió Iza.

 — Vi que tienes pan, jamón, queso, cebolla y lechuga, así que sándwiches a la orden - bromeó Antoinette.

 — Enseguida madame – respondió Iza.

Mientras preparaba la merienda en recompensa a Antoinette por haberlo ayudado, ella prendió el televisor y se sentó en su sofá, pero al momento de hacerlo tuvo un extraño flashback.

Como Antoinette era Reaper, en las imágenes pudo verse dentro de una casa antigua, se vio a ella misma mucho más joven, como si tuviera unos 17 años, estaba sentada igual, cuando de pronto vio a alguien que se acercaba. Esta era una persona a quien ella recordaba con mucho cariño, se acercó sonriente y trajo una bandeja con pan, queso y una jarra de leche, pero se había olvidado de algo y se perdió su concentración de la imagen, de modo que tuvo un nuevo recuerdo. En este se vio barriendo el lugar y esa misma persona volvió y la abrazó por detrás, de pronto despertó nuevamente a la realidad.

 — Así que por eso el deja vu, es como esa vez – pensó Antoinette en voz baja.

 — Antoinette… no tengo kétchup solo mostaza no importa ¿verdad?

 — … Perdón ¿Qué decías?

 — Que no tengo kétchup solo mostaza.

 — Porque solo tienes mostaza y no kétchup ni mayonesa – dudó Antoinette.

 — Pues, porque el kétchup se me acabó y la mayonesa tiene grasas malas, además me gusta mucho la mostaza… – comentó Iza - entonces no te importa ¿verdad? - repitió.

 — No, en realidad, a mi igual me gusta la mostaza.

 — Genial porque me habría sentido mal si no.

Sentándose a lado de Antoinette con dos platillos de sándwiches y dos vasos de gaseosas ambos disfrutaron de una merecida merienda mientras veían y comentaban una serie de televisión. Entonces, en un rato de esos cuando Antoinette quiso ver la hora en su celular y se dio cuenta que se encontraba retrasada.

 — Debo irme, se hizo tarde – comentó Antoinette preocupada.

 — Tampoco es tan tarde (vio su celular) huy cierto, está bien ve con cuidado.

 — Otro día me quedo más tiempo… gracias por la merienda, ya me voy – dijo Antoinette dirigiéndose a la puerta de salida.

 — Un momento, te acompaño hasta el estacionamiento – sugirió Iza caballeroso.

 — No, no será necesario mejor quédate y termina de limpiar, pero déjame lavar mi plato al menos.

 —¡No! Ya me ayudaste bastante, deja que me encargo yo – negó Iza.

 — Si tanto insistes… ah y el conserje me miró de una manera que me dejo incomoda ¿es un pervertido o qué?

 — No sé, por ahí se quedó impresionado al verte – respondió de inmediato Iza.

 — Es probable pero también pienso que se quedó así por ver que al fin trajiste una mujer de seguro – se rio un poco.

 — Que graciosa, antes de irte, es bueno un golpe bajo con tu comentario ¿no? Samuel te dijo que me dijeras eso seguramente – respondió Iza también en tono suspicaz.

 — Ha, ha, no, en realidad lo imagine. Bueno ahora si me voy, nos vemos Iza…