A la mañana siguiente Iza se levantó más temprano, Se aseó rápido y se vistió… ya había pasado media hora en ese proceso, así que fue a su cocina para agarrar algo rápido y ligero para comer, así evitaba sentir hambre en su entrenamiento, sin embargo, mientras preparaba un sándwich de mantequilla de maní y mermelada de frutilla, alguien tocó a su puerta.
— Por favor que no sea Declan… Por favor que no sea Declan – rogó Iza cruzado de dedos y abriendo su puerta.
— Hola – saludó Declan.
— Declan… hola, disculpa la tardanza solo me estaba preparando un sándwich y salía para la casa de Samuel – se apresuró a contestar Iza con prisa y miedo.
— Relájate. No vengo a fastidiarte tan temprano, primero mejor desayunamos bien y luego lo bajamos caminando – sugirió Declan alzando una bolsa con cosas que había comprado.
Iza quedó aturdido con esa respuesta.
— Claro… como quieras.
— ¿Puedo pasar? – preguntó Declan.
— … Claro, claro. Si pasa, perdón.
El irlandés entró al departamento.
— Ah sí ¿Puedo usar tu baño?
— Si, el baño está por ese pasillo en la puerta de la izquierda – indicó Iza.
— Gracias (dejó la bolsa en su mesa) hasta mientras tu puedes poner la tetera con bastante agua para la comida – dijo Declan.
Iza llevó la bolsa a la cocina que eran varios vasos de sopas instantáneas y habían de distintos sabores: queso, pollo, queso picante, pollo picante, camarones, camarones picantes y también había de carne. Más relajado puso la tetera con mucha agua como le habían indicado y el fuego al máximo para que hirviera más rápido.
Declan se tomó su tiempo, hasta eso Iza ya había limpiado y arreglando la mesa, llevó más pan, la mantequilla de maní, la mermelada de frutilla, el dulce de leche y dos tazas con platos, cucharas y dos cuchillos.
— Te faltaron las flores y el jugo de naranja – comentó Declan, volviendo del baño y viendo la mesa arreglada.
— ¿Flores? Mm…
— Tranquilo chico solo estoy bromeando - se rio Declan - ¿ya está el agua? –
Ni bien terminó su frase y se escuchó la tetera, así que ambos fueron a la cocina.
— Que sabor quieres, yo quiero por ahora de queso picante y carne.
— Yo creo que de camarones y de queso – dijo Iza.
— Si se te antoja más sácate, compre para los dos.
Ambos se dirigieron a la mesa con la comida servida, los tenedores y la tetera y mientras uno iba poniéndole agua a las sopas instantáneas el otro se servía de comer.
— Buena idea la de comer sándwiches mientras esperamos – mencionó Declan comiendo los primeros sándwiches que Iza se había preparado antes de que él llegara.
— Lo sé, esos minutos es un martirio.
— Pienso igual... Está bien, mientras vamos desayunando, me puedes preguntar lo que sea – dijo Declan metiéndose un bocado a la boca.
Iza no sentía demasiada confianza, pero trató de disimular.
— …Ah… ¿Qué haré hoy?
— ¿Qué te hizo hacer Antoinette ayer? – preguntó Declan.
— Pues un poco de todo, ejercicios en general; un poco de trote, lagartijas y sentadillas, por último, algo de meditación… ¡ah! y golpeé una bolsa – contó Iza.
— Bueno en ese caso solo vamos a practicar algo de ejercicios de energía y defensa personal para variar - contestó Declan.
A los pocos minutos ambos terminaron de desayunar.
— Bueno chico yo me adelantaré y como traje comida te encargo lavar todo. Eso si tu deberás ir corriendo o trotando a la casa Samuel… será un buen calentamiento – instruyó Declan de manera que salió por el balcón y luego saltó al vacío.
Iza se rascó un poco la cabeza.
— ¿solo así? Que manía la de ellos de saltar por el balcón, raro que nadie los vea – comentó en voz baja.
Al terminar de limpiar el desorden con algo de prisa, Iza se fue caminando para no estresarse y al cabo de dos horas y media para ser exactos, por fin había llegado a su destino. Esta vez entró directamente al recordar que no debía perturbar la meditación del maestro y no se equivocó ya que Declan igual se encontraba meditando sobre una roca de metro y medio que flotaba a lado del árbol.
Con tal impresión, entró en silencio y esperó a que terminara. Por su lado, Declan ya había sentido su llegada y dando media vuelta bajó a recibirlo.
— Bien que llegaste. ¿Viniste a pie o en bus? – preguntó estirando sus músculos.
— A pie – respondió Iza.
— Bien, ya calentaste entonces, ahora quiero que le des veinte vueltas al jardín – instruyó Declan.
— ¿De nuevo? ¿Entonces no haré defensa personal?
— Si ¿Sabes? para no complicarnos haz exactamente lo que hiciste con Antoinette, creo que es todo lo que Samuel quería que practiques por ahora y lo de la energía, de todos modos, eso ya irás captando con tiempo - respondió Declan con algo de flojera de entrenar al novato.
— De acuerdo - respondió Iza sin más remedio - Ah Declan, antes de empezar ¿no tendría que haber llegado Samuel ahora? Son casi las nueve y media de la mañana – dudó.
— Ah sí, Samuel salió temprano, creo que los vuelos de Dakota del sur hasta la isla empiezan desde las siete de la mañana, pero él llegará aquí después de las 17:00 horas - contó Declan - Bueno, bueno igual ya basta de charlas a trotar – exclamó.
–
En otro punto de la isla, exactamente en un puerto que actuaba como conexión para el comercio marítimo de la Isla como punto intermedio y entre continentes, se encontraba Lisa junto a un pequeño grupo de Illuminous, siendo con ella 4 soldados en total.
La misión a cargo era la de averiguar un uso ilegal del puerto por parte de los escandinavos, quienes eran otro grupo que residía en los países de: Suecia, Noruega, Finlandia, Dinamarca, Islandia y las Islas Feroe. Estas eran ocho personas que estaban custodiando una pequeña embarcación que había llegado de Dinamarca, los productos no se veían que eran, porque estaban sellados en múltiples cajas y todo parecía apuntar que había algo peligroso.
La situación por demás era tensa.
— El uso ilegal de nuestro puerto es una falta grave del tratado marítimo de la post-guerra secreta y según el artículo 223 subsección B tenemos derechos a custodiarlos a todos y si se resisten hasta podemos exterminarlos – exclamó Lisa.
Una mujer se puso por delante de los otros del grupo.
— Aquí no hay nada, esto es solo una pequeña parada de emergencia, pero ya nos íbamos – respondió algo nerviosa con un acento sueco.
— Si no quieren un problema internacional, les sugiero que se hagan a un lado y por las buenas, nos dejen ver que tienen en esa carga para determinar lo que pasará – respondió Lisa con firmeza.
— Le repito que solo estamos de paso y no se atrevan a dar un paso que eso si es una falta grave al tratado, no tienen pruebas de nada.
— Son ustedes los que están violando el tratado, nosotros no y tenemos toda la potestad, es nuestro territorio ¡¿Cuál es su nombre?!
La mujer se puso algo tensa, al igual que sus compañeros.
— Miren, no queremos que este problema se agrave, todavía no están tarde para negociar. Así que les pido nuevamente que nos dejen ver lo que tienen en esos containers y se irán – pidió Lisa queriendo resolver todo por vías diplomáticas.
La mujer miró de reojo a sus camaradas y con su mirada alertó de que se retiraran. Su expresión ya no era la misma, esta tenía una mirada desafiante.
— Mi nombre es Hilda Skramaräth y no permitiré que se acerquen a nuestra embarcación – mencionó la mujer con un notable cambio de tonalidad en su voz - ¡TOMEN SUS POSICIONES! - exclamó iniciando un conflicto.
— Perfecto. Así lo quieren - exaltó Lisa - ¡No digan que no les advertí! Será por las malas entonces… ¡AHORA! – gritó.
Uno del grupo de Lisa lanzó una bomba de humo que cubrió gran parte del lugar. El enfrentamiento era inminente y se daría ahí mismo, entre medio de contenedores, camiones, grúas y otras embarcaciones.
Al recibir un ataque directo, los Escandinavos se desplegaron para luego juntarse todos y posteriormente devolver el ataque en conjunto. La tensión además del nerviosismo en ambos grupos empezaba a escalar y no se veía nada todavía, pero con el sonido del primer choque de armas de ambas líderes todos se unieron.
Sin miedo, Lisa fue de frente hacia dos escandinavos que protegían a su líder y batalló para llegar a ella, mientras que la otr, con una táctica de distracción, se había escabullido dirigiéndose hacia un almacén cerca de ahí.
Aquel almacén era de dos pisos, la idea era ver desde lo alto un panorama del conflicto en general y planear con cautela alguna estrategia y ya en el segundo piso, Hilda comenzó a informar a sus compañeros las posiciones de sus rivales a través de unos micrófonos con los que todos podían comunicarse.
Lisa notó rápidamente esta acción y fue tras ella, trepando inclusive los muros de concreto del almacén hasta alcanzarla.
—¡Pelea de frente, no seas cobarde! – gritó.
— Lisa Myers. Sé quién eres, te estás haciendo una buena reputación, la hija adoptiva del señor Dóminus Illuminus – enfatizó Hilda.
— Pues, me alegro.
— Pero, eso no quita el hecho que morirás aquí.
En ese instante ambas corrieron hacia la otra.
Hilda se lanzó y con una zancadilla la derribó de manera que quedaron de frente, pero una arriba y otra abajo, ya para ese segundo Hilda intentaba dar un golpe final con su puño envuelto en una poderosa manopla de púas de hierro de unos seis centímetros entre nudillos (donde sea que fuera su blanco de seguro haría un buen daño).
Como respuesta y sin tener mucho tiempo, Lisa sacó una de sus dagas y con un rápido movimiento desvió el ataque creando chispas al contacto así que se levantó rápidamente y ambas volvieron a estar como empezaron, pero con poca distancia.
— Linda manera de batallar, me gusta - dijo la Illuminous confiada.
El choque volvió a repetirse, ninguna de las dos dio pie a la otra para que acierte algún "golpe", Lisa evitaba que los puños de su rival le dieran a algún lado de su cuerpo e Hilda prestaba más atención al movimiento del cuchillo de Lisa que esquivaba a toda costa. Siendo que en toda la pelea lo único que llegaron a chocar fueron el arma de ambas manoplas de púas y la daga.
Habiéndose percatado del empate tedioso que estaban teniendo y para ganar tiempo Lisa trató engañarla, de modo que con su mano derecha agarrando la daga, fingió un ataque directo hacia su cara y como acto reflejo Hilda usó su manopla de la mano izquierda para cubrirse el rostro tapándose un poco, entonces Lisa aprovechó esa distracción lanzando un puño directo al estómago con su mano izquierda, pero falló ya que Hilda pudo bloquearlo con su otra mano.
—¿Creíste que sería tan tonta como para caer con ese movimiento tan básico?
— No, solo hiciste lo que yo esperaba – respondió Lisa sonriendo,
La otra ceñía con confusión.
Lisa tomó ventaja en ese segundo y le dio un cabezazo justo en la nariz y parte de la boca con la suficiente fuerza para hacerla sangrar. Eso la había aturdido lo suficiente para bajar su guardia y aprovechando eso también, finalmente Lisa le plantó una patada en su clavícula logrando derribarla para atrás por la fuerza.
— ¡¡Esta me la debes!! – gritó Hilda Skramaräth.
— Déjame acabar tu humillación ahora – respondió Lisa saltando hacia ella para apuñalarla.
La sueca más confiada dio una voltereta hacia el borde del almacén y se dejó caer, al parecer era su plan de escape en caso estuviera en desventaja para de ese modo camuflarse con el humo. Lisa atónita por ese accionar estuvo a punto de saltar, pero vio que uno de su grupo estaba por ser asesinado, por consiguiente, solo corrió a su rescate junto con otros dos que se encontraban cerca.
Al ver a su líder herida y también que el grupo de Lisa se estaban reagrupando, los escandinavos decidieron tomar distancias y hacer una pausa.
— ¿estás bien? - le preguntó Lisa al soldado que yacía herido.
Su compañero no dijo nada, pero sí asintió con la cabeza que estaba bien. El chico tenía cortes en su cuerpo y partes de su rostro.
— Lisa, será mejor que demos la retirada para atender a nuestro compañero - propuso otro del grupo.
En plena conmoción, nadie se había dado cuenta que algunos Escandinavos estaban ocultos y justamente uno de ellos se había logrado esconder tras una grúa. Poco después, el intruso apareció sin hacer ruido detrás del Illuminous herido y lo apuñaló en su lado lateral.
Lisa volteó al instante e instintivamente reaccionó logrando clavar su cuchillo en la mejilla de este rasgándolo con fuerza hasta su mandíbula, abriéndole como otra boca en el proceso. Este se agarró el rostro como pudo y se escapó cobardemente.
Una última llamada de Hilda resonó en su idioma.
Poco más tarde el ruido de las voces de los escandinavos cesaron, el humo prácticamente se había dispersado y los Illuminous vieron como sus enemigos escaparon en un bote con su toda su "mercancía".
— A mi señor no le va a gustar esto…- exclamó Lisa preocupada.
Siendo que la situación había empeorado, el grupo decidió retirarse también, además que aparte de la emergencia de su compañero, la policía ya se escuchaba a lo lejos.
Después de haber llevado a su compañero a su centro de salud cerca de su base central, la noticia de lo sucedido, no podía hacerse esperar y alguien debía informar al jefe, por lo tanto, todos estaban aterrados.
— Ustedes no se preocupen, yo fui la que falló en esta misión, así que yo me encargaré de avisar a mi señor… ustedes espérenme en la planta baja.
Bajando la cabeza, Lisa se dirigió hasta la oficina de Dóminus que en ese momento se encontraba observando el paisaje desde su asiento. Su secretaria había salido.
— Mi señor, si me concede un momento por favor– pidió Lisa.
— Que sucede Lisa ¿te encargaste del operativo? ¿era cierto? – preguntó Illuminus.
— Señor, el dato era correcto, su informante es de fiar. Si hubo un uso ilegal de nuestras instalaciones en el puerto. Solo que…
— ¡Solo que, que, Lisa!
— Mi Señor… escaparon – respondió Lisa con pesar.
Dóminus se dio vuelta para verla directamente a los ojos.
— Como que escaparon ¿todos lo hicieron?
Este además de ser intimidante, hacía que uno con tan solo verlo, quiera desesperadamente mirar a otro lado evitando el contacto visual, además que su cara molesta y las expresiones que hacía eran para que cualquiera quiera salir de ese lugar para no tener que lidiar con él y Lisa no fue la excepción, ella lo conocía bien.
— No escaparon ¡Los dejaron escapar! ¡Eso pasó! No lo entiendo, tú no eres de las que falla Lisa.
— Mil disculpas señor, no volverá a pasar – respondió Lisa con voz firme.
— Pues a decir verdad… claro que volverá a pasar, somos humanos, mortales… seres que cometen errores para mejorar – agregó Illuminus cambiando totalmente el ambiente.
— No-no entiendo – tartamudeó confundida.
— No puedo esperar perfección si tampoco soy perfecto. Sé que no vas a volver a cometer este error, pero cometerás otro – agregó.
— Eh…entiendo.
— Yo me encargaré de estos fríos escandinavos y voy a solicitar una reunión para debatir el tema – expresó Illuminus con seriedad.
— Si necesita mi ayuda por favor no dude en llamarme – ofreció Lisa.
— De hecho, sí necesito tu ayuda, pero no sobre este tema.
— Lo que sea Señor.
— Quiero hacer una cena especial en mi casa en unos días. Sólo con personas de mi entera confianza y....
— No diga más, yo la puedo organizar – interrumpió.
— Quiero invitarte - susurró Lord Illuminus caminando lentamente hacia ella.
Lisa quedo pasmada unos segundos.
— … Señor con todo respeto. No creo que deba asistir después de lo de hoy.
— Lisa, tienes que aprender a vivir con tus errores. Eres más que digna a mi invitación que cualquiera y por eso quiero que asistas… de lo contrario te lo voy a tener que ordenar – dijo Illuminus con un tono de voz más suave y relajado.
— Me siento muy honrada – respondió Lisa con emoción que no quería dejarlo ver tan obvio.
— Eso sí. Si bien puedo ordenar a mis sirvientas que hagan todo, ellas no tendrán un direccionamiento ¿podrías quedar a cargo de ese aspecto y hacerlo muy elegante para cinco personas? – adjuntó a su petición Illuminus.
— En seguida.
— Te dejo a ti los detalles entonces, yo no sé de esas cosas y no quiero estresarme. Confió en tu juicio. Ahora por favor márchate que tengo una conferencia con los del lado oeste – anunció Illuminus de nuevo con la voz de mando con la que acostumbraba a hablar.
Lisa se marchó, sin embargo, aún sentía mucha culpa a pesar de las palabras de su jefe y cuando bajó, todos sus compañeros estaban con los nervios de punta, pero ella solo los miró.
— No se preocupen, todo está en orden, ustedes por favor sigan al pendiente de nuestro camarada.
— ¡Entendido! – respondieron todos en coro (las caras que todos tenían era de alivio total)
–
Ya casi terminando el atardecer, Declan y Iza todavía estaban en casa de Samuel, para ese momento el novato había terminado con su entrenamiento del día, Antoinette ya había llegado de su misión y Samuel unos minutos después de ella, después todos se reunieron en la mesa y sin dejar pasar un segundo más, Samuel les comentó sobre su viaje y el plan que había discutido con Starn Deadwind.
— Bueno, como saben los Illuminous están planeando cazarnos y más que seguro también planean ir hacia el otro lado. Así que como Reapers, vamos a evitar que eso suceda – comenzó entonando su voz.
— El plan ya está resuelto al parecer – dijo Declan.
— Así es, tenemos la idea más desarrollada. Vamos a pasar el dato falso de que existe un enfrentamiento entre Reapers y Dragon 's Fury, creemos firmemente que eso atraerá la atención de la mayoría si es que no es a la totalidad del personal de Illuminus.
— Pero no a él…- agregó Antoinette.
— ¡Exacto!, eso ya lo veo venir, sin embargo, nosotros lo asaltaremos en ese instante, yo lo buscaré y lo eliminaré, ustedes serán mi apoyo, pero su deber principal será de DESTRUIR (hizo énfasis) todo sobre esa máquina, es decir; laboratorio, manuales, planos, computadoras, documentos y si hay científicos a ellos más. Quiero cero piedad ¡TODO MUERE! – exclamó Samuel.
Al escucharlo, Iza se puso algo incómodo e intimidado con esa última parte, pero del lado de los veteranos todos se veían confiados y serenos.
— Todos parecen tan seguros ¿lo estarán en verdad? qué pasaría si meto la pata y lo arruino todo, no creo poder, no creo poder, no voy a poder - dudó en su mente.
Todas esas inseguridades empezaban a causarle un enorme peso mental, luego su presión bajó, le estaba costando respirar y su piel había cambiado de color.
— ¡El chico se está por desmayar! - exclamó Declan siendo el único que lo había notado.
En ese momento, todo dio vueltas y el chico dejó caer su cabeza como si fuera una bola de boliche directo a la mesa, Antoinette voló hacia su lado para socorrerlo, sosteniendo su cabeza pesada y haciéndolo sentar mientras que Samuel recorrió la mesa hacia un lado para tener más espacio, Declan por su parte contenía con todas sus fuerzas él no morir de un ataque de risa.
— Sácalo afuera ahora Antoinette - dijo Samuel.
— De acuerdo, el viento lo hará reaccionar.
Entre Samuel y Antoinette, sacaron a Iza y lo hicieron echar en el pasto, Declan estaba por detrás todavía más sonrojado por aguantar la carcajada.
Iza recobró de a poco la conciencia, pero todavía estaba con los ojos entrecerrados.
— ¿Que me paso? - preguntó a los segundos con la voz algo ronca y quebrada, a la vez que sentía una mano acariciando su frente.
— Iza ya despierta - respondió Antoinette con la voz suave.
Haciéndole caso abrió sus ojos y pudo ver algo borrosa una silueta, lentamente sus ojos se estaban ajustando y cuando la vista se clarificó pudo ver a Antoinette mirándolo con una pequeña sonrisa en su cara.
Esos ojos tan lindos habían hecho que el tiempo pareciera lento.
— Es mi desmayo o por que no puedo dejar de verla ¿Qué me pasa? - se preguntó Iza algo desconcertado por esa repentina mezcla de sensaciones.
Antoinette, se quedó mirándolo por unos segundos, para ella era como una sensación rara, no se podía saber que era, pero sintió un escalofrío subiendo por su cuerpo, hasta la punta de sus dedos al acariciarlo.
Iza despertó de sus pensamientos y miró alrededor.
—Te descompusiste Iza ¿Qué te provocó eso? ¿qué te pasó ahora? – preguntó Samuel algo serio.
Este no tenía ni fuerzas para avergonzarse si quiera y se sentó algo mareado todavía.
— Yo te diré que paso. El chico no pudo soportar el estrés de nuestro trabajo y cayó rendido con la misma cara que puso el troll vomitón al que mate la anterior vez –esta vez soltó su carcajada.
Aunque el comentario si había sido gracioso, siendo Reapers decidieron volver a guardar cierta compostura. El chico por su lado agarrándose la cabeza, se recorrió un poco más hacia el árbol.
— Nuestro deber es mantener el balance Iza. Eso significa asesinar a quien quiera interferir con eso… sea quien sea – explicó Declan volviendo a su papel de maestro
— No quiero que nadie muera por mi culpa o que yo haga fallar la misión - viste lo que pasó en el bar… no me creo capaz.
— Por eso mismo, vamos a entrenarte hasta que llegue ese día – respondió Samuel.
Iza volteó y se acercó para hacer contacto visual.
— Samuel entiende, yo jamás fui bueno en nada, jamás sobresalí ni tuve talento para muchas cosas. Lo cotidiano para mi es difícil, y ahora que estoy con ustedes, no tengo idea de lo que hablan, no tengo ni el físico para esto ¿y me dicen que tengo que matar? todo esto avanza muy rápido para mí y siento mucha presión, no solo porque tenemos que enfrentarnos a un grupo de tipos que ni sabía que existían, sino también que tengo esta cosa dentro de mí que al parecer él sí podría matar, inclusive a ustedes – se sinceró Iza.
Samuel se sintió ofuscado por las debilidades de su alumno.
— No vamos a sentir pena por ti chico, escucha si tienes miedo está bien, el miedo te ayudará a sobrevivir, a hacer algo al respecto, pero eso no es nada, lo que tú tienes es falta de fe en ti mismo y eso hace que incluso no confíes ni en lo que haces en tu vida diaria, eres débil eso es claro ¡todo esto es patético!…
— Ya basta. Dejen de ser duros con él – intervino Antoinette.
— Sabes Iza, gracias por mostrar este lado tuyo débil, me hiciste abrir los ojos… no quiero entrenarte y no quiero verte aquí ¡Te remuevo! – gritó Samuel molesto.
Declan y Antoinette quedaron con la boca abierta.
— ¿Me-me remueves?
— Así es ¡ya no eres más un iniciante Reaper! Te libero de todo esto, ahora puedes volver a tu vida normal – concluyó Samuel.
El muchacho no dijo nada, la sangre se le subió a la cabeza, enfureció por lo que le dijo su "ex maestro", después de que él se había sincerado. Así que impulsivamente fue por sus cosas y se marchó algo agitado por el desmayo.
— ¡IZA, ESPERA! – gritó Antoinette yendo tras él.
— Antto, tú no tienes nada que ver, pero necesito irme por favor – respondió Iza apurando su paso.
— ¡Entiende un poco, Samuel está preocupado por todo esto! no te lo tomes personal.
— ¡Cuídate! – respondió Iza y finalmente se fue.
Antoinette se sintió mal al verlo ir así y se quedó un momento afuera para poner en orden sus ideas y entrar a hablar con Samuel poco después, pero, por otro lado, este todavía estaba furioso, no era que enserio pensaba todo eso de Iza, solo que dentro de él quería que su alumno sea más fuerte, y verlo desmayarse tantas veces y ser extra sensible a ciertos temas, lo hacían sentir una gran impotencia. Según él, después de todo lo que ya había pasado y con el entrenamiento, Iza ya tendría que haber madurado en ese aspecto.
— Creo que te pasaste un poco, sigue siendo solo un niño… un poco tarado pero niño, al fin y al cabo – comentó Declan sintiendo algo de pena por Iza.
— ¿Desde cuándo lo defiendes?
— No seas duro con él… siempre haces esto con tus alumnos y al final te arrepientes – aumentó Declan con afán de hacer entrar en razón a su amigo.
— Claramente no quiere esto y con lo que se viene yo necesito seguridad en mis subordinados – replicó Samuel.
— Si, pero solo por eso no tienes que estrellarte con él.
— No lo hago.
— Yo solo digo. Ya me voy, te veo mañana – terminó irritado.
Declan salió de la casa de Samuel con algo de prisa y dispuesto a tratar de alcanzar a Iza.
— Declan ¿estás bien? - preguntó Antoinette, viendo a Declan también afuera.
— Si, trataré de al menos acompañar al chico a su casa.
— Ojalá que al menos a ti te pueda escuchar - resopló Antoinette.
— Lo hará, sea lo que sea, es nuestra responsabilidad ahora y sea o no la vasija, Iza ya es parte de nosotros - empatizó Declan poniéndose en marcha hacia Iza.
Antoinette regresó a los minutos, con la idea firme que no quería pelear con sus amigos de eso, pero sentía que esta vez Samuel había exagerado.
— ¿Porque le dijiste todo eso? Lo estás presionando mucho – reclamó Antoinette.
— ¿Tú también? que les pasa a los dos hoy día.
— El sólo se sinceró contigo al decir todo eso. Estas pidiendo mucho, y por eso el chico no está teniendo el tiempo de asimilar todo lo que ve y escucha, solo asiente con la cabeza y acepta – agregó Antoinette.
— Esto es serio. No podemos darnos el lujo de fallar – exclamó Samuel.
— Pero de nada te sirve ser tan duro… es tú alumno, pero además de eso también es la vasija y sabes lo que pasa cuando pierde el control por sus emociones.
Samuel se concientizó sobre el hecho y se preocupó.
— … Había olvidado ese detalle… que, que dijo Iza.
— Nada, pero yo le dije que es la preocupación que llevas por todo esto y que no lo tome muy a pecho, pero igual se fue, estaba muy afectado - contó Antoinette.
— ¿Se fue solo?
— No, por suerte Declan lo alcanzó, lo está llevando a su casa.
— Que alivio, está bien, voy a hablar con él mañana, no te preocupes - contestó Samuel.
— Mejor… ya me voy. Mañana toca trabajar – resopló Antoinette.
— ¿Qué te tocó hacer?
— Proteger una caravana comerciante de trolls insulares del mar oceánico – respondió Antoinette.
— Deben de estar llevando tesoros valiosos, esos piratas deben de estar listos para atacar – comentó Samuel.
— Exacto. Ojalá no me hagan enojar… bueno nos vemos Samuel.
Samuel se quedó pensativo, era muy raro que Declan y Antoinette defendieran a Iza y si lo hicieron es porque quizá si tenían una base sólida.
Con un suspiro visualizó a su alumno por unos segundos e inconscientemente una figura comenzó a formarse atrás de Iza y un nombre volvió en su mente
— "Maximus".
–
En camino hacia su departamento, Declan y Iza no hablaron de nada, el irlandés sabía que quizá solo necesitaba compañía y nada más, así que lo dejó en su puerta y se fue.
Ya dentro de su departamento, Iza comió una sopa instantánea que había sobrado de esa mañana y se fue a dormir, todavía estaba molesto y algo cansado.
Las horas pasaron y se levantó casi de noche, había dormido unas dos horas, lo que sí lo ayudó a recuperarse en una buena parte. Miró la hora en su alarma y por alguna razón el número seis le llamaba mucho la atención.
— Tengo que hacer algo ahora… ¿tarea? …Debo de tener hasta exámenes que no di… que tengo… que tengo… que… - repetía Iza (el recuerdo de la chica con cabello rojo apareció) - ¡UY LA CHICA!
Acordándose de la cita que tenía, agarró lo primero más o menos decente que tenía y se cambió de ropa, pero tenía en el cuerpo el olor a sudor todavía (no podía ir así) de manera que ni bien se dio cuenta saliendo de su habitación, se fue rápido a la ducha y se bañó lo más veloz posible, al menos lo suficiente para que el olor de su cuerpo y la grasa del cabello desaparecieran. Salió de la ducha como alma que lleva el diablo, se secó en el transcurso del baño a su habitación, se vistió, se inundó en perfume y corrió a la parada de bus de su departamento al centro comercial que no quedaba tan lejos por suerte.
Llegó a la parada donde se vieron, miró por todos lados, pero no la encontraba, fue a dar una vuelta por las tiendas de los alrededores por si acaso, en los restaurantes y nada, se fue corriendo hacia la entrada principal del centro comercial y tampoco la vio. Esperó cinco minutos, luego se empezó a desesperar al pensar que por su retraso tal vez la chica lo había esperado lo suficiente y se fue, volteó hacia la puerta de entrada y vio a un guardia parado afuera de su estación.
— Señor ¿por si acaso no vio a una chica linda de ojos verdes y pelirroja por aquí? - preguntó Iza.
El guardia solo se quedó callado mirando con una cara de desconfianza.
— Porque siempre me tienen que preguntar los pervertidos - pensó, viendo a Iza desesperado - No vi a nadie así - respondió tajantemente.
— Bueno…Disculpe las molestias – dijo Iza dándose cuenta que el guardia estaba malhumorado y finalmente se marchó algo abatido.
Luego de que Iza se fue, el guardia se entró a su pequeña estación en su hora de descanso, dentro de ella tenía una televisión pequeña que veía de rato en rato. En ese momento estaba puesto en el canal de las noticias, cuando de pronto apareció la foto de una chica con los rasgos físicos que había citado "aquel pervertido". El guardia quedó extrañado, siguió viendo y pasaron video de la cámara de seguridad donde se la veía a ella caminando en una calle, cuando una vagoneta negra que se detuvo a su lado de golpe y tres hombres la sujetaron y la metieron adentro para posteriormente darse a la fuga a toda velocidad.
— ¡¡¡SE BUSCA!!! RAPTADA CERCA DE SU CASA - decía el titular de la noticia.
Iza había perdido otra oportunidad para salir con una chica, el día no podía empeorar, de modo que volvió a su departamento, jugó un poco a la computadora para intentar distraerse y finalmente se durmió en su sala con la televisión prendida.
Al día siguiente Samuel apareció temprano en su departamento dispuesto a hablar con él para quizá enmendar las cosas. Y como era costumbre o el estilo de ellos, no tocó la puerta, sino que entró por su balcón. Lo encontró durmiendo en su sofá, tapeó su hombro y Iza se levantó exaltado.
— QUÉ SUCEDE, QUIÉN ES. Ugh Samuel, qué haces aquí ¡NO QUIERO VERTE! – dijo Iza con los ojos rojos y la mirada enojada
— Quería hablar contigo sobre lo de ayer – respondió Samuel.
— ¡¿Qué hora es para empezar!?
— Ya son las ocho.
— Dios… dormí mucho. ¡¿De qué quieres hablar?!… - ¡¿no que estaba removido?! - imitó Iza con una voz ridícula y agarrándose la cabeza
— Quiero que me acompañes a un trabajo que me llegó esta mañana - contestó Samuel.
— ¿Un trabajo?... ¡No!… Eso es para problemas, la última vez que "tuviste un trabajo" me golpearon en partes donde no se debe golpear a un hombre y además no creo que pueda ¿sabes hace cuanto que no voy a la universidad? más que seguro ya me aplacé en algunas o todas mis materias.
— Vamos Iza, necesito de tu ayuda, además será divertido – aseguró Samuel.
— Ha… Lo dudo…- puso un gesto de ironía.
— Pues, si me acompañas voy a responder a todas tus preguntas y te puedo ayudar con lo de tu universidad. Tengo un contacto en la administración – ofreció Samuel con la sonrisa pícara.
— ¿Y puede ayudarme?… interesante – levantó ambas cejas.
— Yo tengo la solución a tu problema de la universidad, PERO solo si me acompañas. ¿Trato…? – Samuel estiró su mano.
— ¿Y qué pasa con todo lo que me dijiste ayer?
— Si, sobre eso, admito que fui yo el que exageró todo. Déjame compensarlo ¿vamos? Mira sé que lo que pasará no será nada bonito, todos estamos preocupados, pero si te soy sincero a veces las misiones ayudan a distraerte.
— Es un poco cierto, ese día del bar al menos hice otra cosa que antes no hubiese hecho - pensó Iza unos segundos.
— ¿Qué dices? - insistió Samuel.
— Qué más da. Vamos – Iza estrechó la mano de Samuel.
Después de que Iza se aseara un poco, se vistiera y ambos se sirvieran un sándwich con jugo de naranja a manera de desayunar, ya más relajados en su sala, Samuel sacó el contrato que le dieron en un pergamino, lo extendió en el suelo y poniendo su mano encima, una especie de portal se creó parecido a las piedras que usaron antes, esta vez no era muy grande, tenía el color azul marino y se sentía como que este estuviera succionando el aire hacia adentro.
— Solo acércate, no pasa nada.
Samuel metió su mano dentro del portal y fue completamente succionado al interior.
— Genial…- exclamó Iza sorprendido.
Como era la primera vez "consciente" viajando a través de un portal, miró hacia atrás, adelante y a ambos lados, acercó su dedo índice para tocar eso y su dedo comenzó a desmaterializarse (sus ojos se abrieron de la impresión), al meter tan solo su dedo hasta su brazo fue succionado contra su voluntad, trató de resistir por instinto quizá, pero el portal se lo tragó completamente.
Una vez adentro solo vio que todo daba vueltas, todo era un caos y no se sabía si eran sus gritos de niña o si era el ruido ahí adentro, de repente la luz apareció y fue impulsado fuera del portal cayendo de pecho al suelo.
— Los portales siempre te despiertan como se debe – comentó Samuel riendo.
— Ahora te creo – respondió Iza desde el suelo con falta de aire y levantándose a los pocos segundos, sacudiendo la suciedad de su ropa.
— Devemos ser cautelosos - recomendo Samuel.
Iza veía a todos lados, pero no reconocía el lugar.
— ¿Dónde estamos?
— Estamos en el cementerio municipal – respondió Samuel.
— Eso explica las tumbas… pero ¿por qué estamos en el cementerio?
Samuel le pasó el pergamino para que lo lea.
"Orden del Día"
Estimado Sr. Samuelson Salazar Prietero, se nos ha informado de un incidente con un mortal en el cementerio municipal de la Isla Estrella. Según relatos de la zona y de testigos, el susodicho ser espectral, lo atacó brutalmente y lo dejó al borde de la muerte y aunque no sabemos sus intenciones creemos dos posibilidades:
1ra. - Que el espectro quería posesionarse del cuerpo para volver a revivir.
2do. - Que el espectro estaba en medio de un ritual fantasmagórico para absorber otra alma.
Cualquiera de las dos opciones de arriba tienen 40% de posibilidades de ser correcta, pero puede haber otro motivo también. Por favor le encargamos resolver el asunto, anotarlo en el expediente del implicado y proceder a su captura. La remuneración se le hará de inmediato al completar el trabajo.
"Que la muerte sea el balance de la vida"
— ¿Un fantasma?… a-asesino.
— Si, su víctima murió hace algunos días. Ahora solo queda encontrarlo -comentó Samuel.
— Y cómo vas a encontrar a un fantasma si son invisibles, además de que no se los puede tocar ¿Tienes de esos equipos que miden la temperatura? No sé cómo se llama, por ahí se nos aparece…- dijo Iza con las ideas cruzadas.
— Que más no quisiera, que se nos apareciera ahora mismo, me ahorraría mucho mi trabajo, pero para tu tranquilidad, los Reapers tenemos algo llamado "La mirada animal" - respondió Samuel, en tanto Iza escuchaba con atención - Como sabrás, los animales son capaces de ver las almas a voluntad, en un humano adulto es muy raro, ya que solo cuando el espíritu lo desea, puede dejarse ver – añadió.
— O sea ¿yo no podré ver fantasmas o sí?
— Por ahora que eres aspirante, si podrás sentirlo, mas no podrás verlo directamente… es con tiempo que mejorarás esa capacidad – explicó Samuel.
— Entonces ¿qué hace que los animales y algunos niños puedan verlos sin problemas muchas veces?
— La inocencia pura. Ahora, te voy a mostrar cómo usualmente podemos ver el plano astral… Concentrando un poco de tu energía en el dedo índice y pulgar se hace la forma del signo de "ok" luego solo lo acercas hacia el ojo como un monóculo y listo.
Iza intentaba desesperadamente que funcionara.
— Yo te veo normal – suspiró algo decepcionado.
— Claro que no te funcionará, todavía no tienes el control básico de energía para hacer esta técnica, pero sí te daré algo que te servirá… toma – Samuel le entregó una especie de lente color tornasol un poco más grande de su ojo, el cual tenía un mango pequeño de madera como para poderlo sostener con los dedos.
Por mera curiosidad, no esperó casi nada para sostener el artefacto y acercarlo hacia su ojo. Aquel cementerio no cambió de aspecto en sí, pero si cambió el color de todo el ambiente a uno sepia. Iza ajustó su ojo y de pronto vio a algunas personas caminando ocasionalmente, nada raro, pero al momento de desviar la mirada fuera del monóculo, en aquel sitio no había nadie más que Samuel y él.
Definitivamente esas personas que veía… eran espíritus.
Diferentes espíritus con vestiduras algunas atípicas a la época paseaban como un domingo familiar y si bien parecía que caminaban, en realidad flotaban a pocos centímetros del suelo y otros estaban sentados o parados. No había cómo explicar ya que mientras más veía, más aparecían.
El corazón de Iza casi se salió de su cuerpo, cuando al mirar al cielo dirigiendo hacia todo lado el monóculo, vio incluso sobre sus cabezas, algunos que inclusive volaban y hasta atravesaban los árboles, también había quienes salían del suelo, específicamente de sus tumbas.
El color de piel de Iza más que otras veces, esta vez se puso de un color azul pálido ¡simplemente no lo podía creer!
— Q-Q-Q-UE , QUE… ellos, ellos están…- tartamudeó atónito bajando lentamente el monóculo del ojo.
La impresión fue tal que se dejó caer en el suelo.
— ¡NOOOOOO! ¿ACASO ME ESTOY SENTANDO EN UNO DE ELLOS SAMUEL? – saltó Iza, volviéndose a parar.
— Cálmate (lo abofeteó), ellos no te harán nada ¡tranquilo!
— ¡AUCH! (se sobó la mejilla) Lo siento Samuel, pero esto… Esto no es como ver en Halloween a personas mal disfrazadas de fantasmas, ¡esto es- es real! – replicó Iza volviendo a su color gracias a la cachetada.
— ¡¿Quién dice que la vida termina aquí?! - comentó Samuel sonriendo y agarrando la mano de Iza para ayudarle a acercar nuevamente el monóculo.
Los espíritus del lugar simplemente ignoraban sus presencias, incluso parecía que eran ellos los que no existían. Se veían todos felices y de hecho no faltaban quienes charlaban entre sí, hasta había grupos que se reunían entre risas sobre quien sabe qué.
— ¿Sa-saben que están muertos? – cuestionó Iza mirando con miedo a través del monóculo.
— Claro que sí. Usualmente los espíritus que aceptan su destino disfrutan de ciertas, llamémosle libertades – comentó Samuel.
— ¿Libertades? … Uff Hay tantas cosas que quiero preguntar.
— Pues pregunta. Por eso te traje conmigo, pero mientras lo haces, necesito que sigas mi ritmo, no podemos tardar mucho, tenemos que ir a la escena del crimen.
A la vez que caminaban por el cementerio en busca de cierta tumba, Iza más ambientado ya tenía las preguntas bien anotadas en su cabeza mientras miraba los alrededores.
— ¿Cuáles son esas libertades de las que hablas?
— Te lo voy a dejar todo lo más sencillo posible, porque todo tiene sus excepciones y cosas así que lo complican - comenzó Samuel - Cuando una persona pierde su vida su alma usualmente sale de su cuerpo a los segundos, algo así como cuando sale una mariposa de su capullo y luego de eso, la persona es juzgada. Todo esto que te digo son cosas que aprendí de libros en la librería Reaper, ahora dependiendo de su vida, hay tres opciones a donde te pueden enviar: lo que llamamos "cielo", "Infierno" y "el medio" – explicó.
Iza se acordó de un libro que le habían hecho leer en la universidad.
— El medio… ¿Sería como el purgatorio?
Mientras explicaba, Samuel seguía viendo las tumbas buscando un nombre en específico.
— Algo así, es donde retienen a las almas un tiempo determinado y luego deciden a dónde van, no obstante, el medio también significa la tierra. Lo que tengo entendido es que no importa si es cielo o infierno a veces las almas pueden salir de ahí por un tiempo a "pasear", viajar en diferentes tiempos y como decía podrian hacerse ver o no, algunos se contactan con los humanos y bueno otros, si salen del infierno no es a hacer el bien…- continuó Samuel.
— Increíble… si te admito algo, es que me decía llamar agnóstico, pero todo esto, me hace pensar – contestó Iza.
— No importa en lo que creas. Los Reapers somos seres separados de los humanos. Nosotros no nos aferramos a dogmas o creencias que cambian con los siglos. A nosotros se nos presenta el mundo tal como es y nuestro deber es cuidarlo, mantener el balance yyyyy controlar que nadie trate de alterar ese balance.
— Entonces nosotros los humanos solo peleamos y morimos por algo que nosotros solo tomamos como real. Pero que en realidad no existe…- planteó Iza pensativo.
— Si tú crees en eso, hazlo. La fe es algo que me gusta de los mortales, creer es humano, da esperanza, da fuerza cuando sientes que todo se te viene encima. Pero recuerda que vas a dejar de ser humano paulatinamente. Tú serás un Reaper al igual que yo y tu deber como tal, será eso, siempre preservar tanto la vida como la muerte – comentó Samuel - ¡Bingo!, la tumba que buscaba - gritó a los segundos agachándose a observar una lápida en el suelo.
— ¿Esta es la tumba? ¿Cómo sabes que es la correcta?
— Mira al suelo, puedes ver que alrededor de esta tumba está oscurecido eso significa que aquí se usó algún tipo de magia negra - argumentó Samuel.
— Samuel… Sa-Samuel… - tartamudeó Iza tironeando un poco la ropa de Samuel.
— Espera Iza estoy analizando esto.
— Hay…ha-hay… ha-h-hay alguien vie-viéndonos.
Samuel se levantó al instante, su alumno le estaba apuntando tembloroso atrás de él, volteó la mirada y vio a un fantasma que estaba a diez metros de distancia de ellos, cerca de unos pinos enormes.
Con curiosidad Samuel se acercó para saber que había captado la atención del espíritu, pues los observaba de una forma extraña.
— ¡Vamos! – gritó Samuel apurando el paso tras el fantasma.
Iza gritó despavorido.
—¡NO ME DEJES SOLO!
Pareciera que el miedo aumentaba la velocidad de sus piernas. El fantasma se encontraba parado entre medio de los árboles.
En ese momento Samuel sacó su guadaña, la activó y con ella apuntó al espectro.
— ¡¿Quién eres y qué viste?! – exclamó Samuel agravando la voz.
— Por favor no me lastimes. Tú, tú eres eso que llaman Reaper ¿verdad? – respondió el Fantasma.
— Si y soy uno muy peligroso así que te advierto ahora que no trates de jugar conmigo.
— Por favor ayúdanos, muchos huyeron al ver lo que pasó… hasta yo lo vi - pidió el Fantasma curiosamente asustado.
— Cuéntame qué pasó.
— Era el espíritu de alguien que jamás había visto, tenía cara de ser mujer, pero su cuerpo ¡era un monstruo! – contó el fantasma con la voz temblorosa.
— ¿Monstruo?… ¡Descríbela! – exclamó Samuel.
— Como dije, Tenía cara de mujer, pero sus pies, sus pies eran de pollo con grandes garras, vi sus brazos eran normales, pero luego, parecía que tenía alas y sus uñas eran grandes.
— ¿¡Mujer emplumada!?… Ah no es monstruo, era una arpía – corrigió Samuel.
— Sea lo que sea, agarró a un joven mortal y le clavó algo que no pude ver exactamente y hubo una explosión … el alma se fue rápidamente y ese monstruo salió tras él después – contó.
— Entiendo. Tu descripción me fue muy útil. Una consulta ¡¿cuál es tu nombre y de qué moriste?!
— Mi nombre es Joshua Karn y morí con tuberculosis, el año 1870 – respondió el Fantasma.
Samuel sacó la hoja de su "contrato" y lo puso en frente de él. De repente un poco de la esencia energética del fantasma se pegó en el papel y aquello serviría como una manera de firma.
— Gracias por tu ayuda, en un futuro te llegará una compensación, yo me encargare de la arpía - afirmó Samuel - ¡Vamos Iza! – siguió.
— Muchas gracias – el Fantasma se quedó más tranquilo.
Iza se quedó parado como inmotivado por unos segundos tratando de digerir una gran interrogante que le venía a la cabeza.
— ¡¿Cómo es que un fantasma tiene miedo!?
— ¡IZA, nos vamos! - le despertó Samuel.
— Si, si, disculpa …. Vamos – respondió Iza volviendo en sí y ambos salieron del lugar corriendo.
— Hacia dónde vamos… no sabemos para donde salió la arpía.
— Sé quién puede ayudarnos – respondió Samuel deteniéndose en la tumba.
— Que, qué pasa – paró Iza al ver que su maestro se detuvo en un punto.
— Tengo un amigo que podría localizarla rápidamente - respondió Samuel rápidamente, procediendo a realizar una llamada.
– Hola habla Samuelson Salazar, quisiera hablar con Pranma Grassad de manera urgente (esperó unos segundos) - Pranma ¿me escuchas? Soy Samuel, necesito tu ayuda para localizar a un espíritu… Si estoy en el cementerio… Okay enseguida hago el faro - cortó la llamada.
— ¿Qué fue eso? - dudó Iza.
— Iza ¡Retrocede! - gritó Samuel.
Unos siete pasos hacia atras, Iza quedó perplejo de lo que estaba atestiguando. El pasto alrededor, comenzó a zarandear por un viento que provenía de Samuel el cual tenía los ojos cerrados en el proceso y poco después, su energía empezó a mostrarse en todo su cuerpo rodeándolo como un aura, en ese instante abrió sus ojos y alzó su guadaña al cielo. Su energía fue subiendo hasta la punta de esta, como si siguiera a una corriente al punto que la cuchilla empezó a brillar de un color azulado por unos segundos, finalmente un fuerte viento se hizo sentir y de golpe alguien apareció de la nada a lado de Samuel, (en ese momento la energía visible desapareció y su guadaña dejó de brillar).
— Como estas Pranma - saludó Samuel y ambos se dieron un abrazo.
— Hacía tiempo que no nos veíamos. Es bueno volver a verte querido amigo – respondió Pranma Grassad.
— Tengo un problema con un espíritu y quien mejor que tú para resolver este misterio – alabó Samuel.
— Tiene que ser algo interesante, tú no eres de los que piden ayuda.
— Se trata del espíritu de una arpía, que más que seguro está tratando de absorber diferentes almas para revivir – contó Samuel.
— Uy… justo te cuento que ya había atendido un caso como este no hace mucho, tienen que estar conectadas ¿Dónde fue? – indagó Pranma Grassad con interés.
Samuel le apuntó la tumba con su guadaña y con su otra mano le hizo una seña a Iza de que vaya hacia ellos, luego Pranma hizo una técnica que volvía a sus ojos del color y forma como las de un gato, luego se tiró al suelo oliendo el pasto y fue avanzando de a poco. La acción duro cerca de dos minutos.
— ¡La encontré! – gritó Pranma Grassad sacando su guadaña plantándola justo en ese punto.
Pranma tocó la punta del mango de la guadaña y al igual que el berilio en casa de Samuel, se proyectó como un video de lo que había sucedido en ese lugar.
Segundos después, la imagen se ajustó con claridad. En ella se vio como la arpía había agarrado al pobre muchacho y usando las garras de uno de sus pies sujetó a su víctima por el cuello y con la otra le clavó un cuchillo rojo transparente en el pecho, al parecer la víctima había luchado con todo lo que pudo y para ser mortal tenía cierta carga energética natural, de manera que uno de esos ratos chocó con el cuchillo de la arpía y fue lo que causó aquella gran explosión en la cual ambos se separaron, finalmente no todo había sido malo ya que también se vio como el alma del chico aprovechó para huir en la conmoción.
— Encontré el rastro de la arpía… está usando magia vudú, puedo oler su peste ¡Síganme! – exclamó Pranma Grassad.
— ¡Iza no nos pierdas de vista! – gritó Samuel y ambos Reapers salieron corriendo.
El chico corrió lo más que pudo para no perderles el rastro, pero el desgaste físico a los minutos le empezó a cobrar factura, de modo que poco a poco iba perdiendo distancia. Samuel y Pranma salieron del cementerio, corriendo a través de la calle y en un momento Iza ya no pudo más y se detuvo quedándose sin aire.
— Te-tengo que llegar a la salida - se impulsó a si mismo desairado.
Haber salido del cementerio no significaba que habría menos fantasmas, pues agarrando el monóculo, vio a uno en la ventana de una casa, otro cruzando la calle, incluso se veían alebrijes por todo lado, entonces siguió caminando con el corazón en la boca viendo a esos animalitos moverse tranquilamente, incluso jugaban y otros pasaban a través de él mientras corrían.
Poco después, algo en Iza se activó, como un instinto y en ese segundo todos los animales y personas fantasmas alrededor se escondieron.
— Esto tiene que ser raro… ¡SAMUEL! – gritó.
Todo estaba en silencio y repitió con más fuerza (el eco resonaba fuerte).
— ¡SAMUUUUUEEEEEL!
De la nada, el suelo en sus pies se hacía cada vez más lejano, por lo cual miró hacia arriba y vio que algo lo sujetó de ambos hombros elevándolo por los aires… era la arpía que tanto estaban buscando.
— AQUÍ ESTA. AQUÍ ESTAAAA… ¡SAMUEL AUXILIOOOO!
Empezó a gritar a todo pulmón de la impresión, la arpía estaba más hinchada, algo musculosa y con cada segundo que pasaba subían más y más.
— ¡QUIERO TU ALMA PEQUEÑO HUMANO! - gritó.
— AHHHHHHH ¡¡¡SUÉLTAME YA MALDITA!!! – gritó Iza con fuerza.
La arpía se detuvo por unos momentos en el aire, bajo su cabeza y comenzó a olfatearlo y verlo detenidamente.
— TUUUUUUU…Eres diferente ¡Apestas a la muerte! … Que interesante, tú… - dijo la arpía todavía aleteando en el aire.
Sin dejarla terminar la frase una guadaña cortó sus piernas fantasmales y Iza comenzó a caer con una gran velocidad.
— Ahhhhhhhhhh, ¡¡¡Samueeeeel me voy a morir, me voy a morir!!!
Todo se sentía en cámara lenta y cuando ya estaba a unos treinta metros del suelo cerró sus ojos en resignación a su muerte inmediata, pero entonces alguien lo atrapó a esa altura.
— Te tengo ¡más vale no te orines del miedo! – dijo Samuel sosteniendo a Iza todavía por los aires.
Para evitar esa probabilidad Iza solo decidió cerrar sus ojos y pocos segundos después ambos cayeron en la terraza de una casa y para amortiguar la caída Pranma creó un mini tornado de aire concentrado.
— Gracias Pranma - dijo Samuel con la voz cansada.
— Gr- gracias Samuel y gracias … señor – agradeció Iza sentándose en el suelo para recuperarse.
— De nada chico… Ahora toca capturar a la arpía – respondió Pranma Grassad - Samuel la viste ¿no? antes de agarrar al chico, absorbió a otra alma - exaltó.
Samuel no sucumbía ante tal emoción.
— Quiero enfrentarla … Voy a enfrentarla.
— ¡Ten cuidado! no subestimes su magia – advirtió Pranma Grassad.
Unos sonidos de aleteo se escucharon cada vez a menos distancia y cuando los tres levantaron la mirada, de pronto apareció la arpía que iba hacia ellos en picada queriendo atacarlos directamente.
— Ahhhh ¡¡¡Samuel mata a esa cosa!!! – le volvió el temor a Iza.
Por su lado, la reacción de Samuel fue inmediata… corrió y saltó para contra atacar de frente, estiró su brazo hacia un lado y su guadaña apareció junto a él ese mismo segundo, aprovechando eso, hizo un movimiento veloz y repetido y así pudo cortarla en varios pedazos.
La arpía chilló de dolor y cayó, ciertamente no esperaba que este ataque fuera tan repentino y certero.
Samuel, rodó para evitar lastimarse por la caída, se dio vuelta y corrió a una gran velocidad ya que la arpía no había terminado de unirse, entonces la cortó en muchos más trozos espectrales. Todavía con ventaja volteó a ver a su amigo haciendo una señal, y este entendió lo que quería Samuel, de modo que sacó del bolsillo de su túnica un pequeño cubo de hierro con púas (igual tenía un lenguaje escrito en toda su superficie).
— ¡Aquí tienes, Samuel! – gritó Pradma Grassad tirándole el cubo a la mano de Samuel con todas sus fuerzas.
Con su pulgar en el objeto, Samuel lo lanzó al espíritu de la arpía que ya casi estaba completa nuevamente, luego el cubo se agrandó como cincuenta veces su tamaño al entrar en contacto con la esencia, luego unas barras se formaron en diferentes direcciones y logrando atravesar al espíritu e inmovilizándola, esta cayó al segundo de una vez por todas.
— Tienes suerte de que no tenga permiso de torturar a un espíritu – comentó Samuel a la arpía.
La arpía trató de liberarse, pero fue inútil.
— ¡Qué clase de jaula maldita es esta! ...El dolor es insoportable – gritó la criatura tratando de moverse.
— Es de mi invención, un nuevo prototipo que quiero legalizar para cazar a fantasmas idiotas como tú, que creen que tienen derecho de molestar y cazar a los demás – respondió Pranma Grassad.
La arpía vio directamente a Iza que estaba detrás de Samuel.
— ¡Ese chico apesta a muerte! quién es él, quien es él y por qué su espíritu se ve borroso.
— Eso no te concierne Arpía ¡Ahora Pradma! – gritó Samuel, mientras que Iza veía todo con admiración
Pranma extendió su mano y juntando sus 5 dedos a un puño, hizo que la caja se achicara nuevamente, entonces la agarró y se la guardó en su bolsillo.
— ¡Espera! Voy a terminar con mi pergamino no la guardes todavía – exclamó Samuel.
Al escucharlo Pradma sacó el cubo y ambos lo localizaron encima del pergamino y Samuel lo marcó con la esencia de la arpía, eso era algo usual que generalmente se hacía con cada misión terminada y otras veces solo entregaban el alma en un pequeño tubo.
— Ya la guardaré de vuelta…Tengo unas cuantas preguntas para esta señorita - dijo Pranma Grassad - Fue bueno volver a verte Samuel y mucho en conocerte chico.
— Igualmente señor - contestó Iza acercándose a Pranma dándole la mano a manera de despedirse.
— Adiós, se cuidan – se despidió Pranma una vez más y procedió a saltar para esfumarse como el aire mismo.
Samuel se sentó en el borde de la terraza para apreciar la vista y Iza se sentó a su lado.
— Si quieres dejar todo esto, yo lo voy a entender. Este es el trabajo de un Reaper, viene en diferentes formas y colores – comentó Samuel con la voz algo triste - Ya viste un poco, uno nunca sabe con qué se topará, hay misiones divertidas como esta, pero hay otras donde tu vida y la de tus camaradas corre peligro, es triste e incluso habrá ocasiones en las que uno tenga que despedirse de todos los que uno ama para no involucrarlos – agregó agachando aún más su cabeza.
— No lo sé, lo raro es que no me siento como un desconocido, incluso a veces siento que quiero ver y aprender más, pero por otro lado… todo lo que mencionas, en un punto pensé en todo eso y no me siento seguro es la verdad, además tu viste más que nadie todas mis inseguridades… es confuso – resopló Iza.
— La seguridad viene con la experiencia… no esperes ser bueno en algo en lo que no tienes ni un gramo de idea. Si quieres esto, solo sigue adelante, acepta todo lo que se venga y cuando te des cuenta vas a estar en mis zapatos con tus propios alumnos – respondió Samuel - Esa es la otra cara de este trabajo, es difícil, pero yo sé que no lo cambiaría por ningún tipo de normalidad jamás - agregó.
Iza sonrió.
— Creo que le daré otra oportunidad.
— Me alegra chico – Samuel batió el cabello floreado del muchacho.
— Pero sí sé que aún me debes la ayuda con mi universidad – Iza puso una sonrisa chueca.
— Es verdad. Lo prometido es deuda. Pasó mucho tiempo ¡Vamos! no desayunamos bien y también se nos pasó algo la hora del almuerzo – comentó Samuel.
— Creo que es tiempo de aprender por cuenta propia lo que es este nuevo mundo "el mundo real" - pensó Iza.
–
Días más tarde, llegó por fin la gran cena de Dóminus Illuminus en su casa. Por su parte Yleria y Lisa se encontraban en la habitación de Yleria todavía charlando de temas habituales; la universidad, amigos, chicos etc., mientras esperaban la hora para cenar.
El ambiente era increíblemente elegante, todo al estilo de la monarquía europea, con pinturas colgadas de los antepasados de la familia Illuminus. La mesa estaba preparada para doce personas, cinco de cada lado del gran comedor y uno en ambos extremos, toda sección estaba alfombrada, las ventanas tenían cortinas de seis metros de alto y las paredes estaban tapizadas (todo importado), habían seis empleadas vestidas para la ocasión con sus delantales elegantes constantemente entrando y saliendo de la cocina, las mismas acomodaban la mesa y la sala en general, además que atendían a los invitados y también se podía ver y escuchar a los cocineros atrás preparando la comida (El jefe de Illuminous era un hombre muy serio y exigente, así que se tenía que hacer todo como él dictaminaba porque de lo contrario las cabezas empezarían a rodar).
A pesar de ser solo doce los invitados, todos los empleados tomaban los preparativos como si fuera para cincuenta.
— Ya es hora de la cena. No me puse este vestido sin motivó – comentó Yleria.
Ambas chicas se vistieron para la ocasión, con diferencia de Yleria que se tuvo que poner un vestido que su abuelo le compró a un monarca de Noruega, el vestido que tenía puesto era blanco con una capa que acababa con una larga cola que iba arrastrando, también tenía detalles de hilo de oro y tela dorada en los bordes, sin duda era ostentoso, digna nieta de un lord. En cambio, el vestido que llevaba Lisa era simple, un vestido de una pieza algo elegante de color negro.
— Yleria ¿No te parece que el vestido es como demasiado? – preguntó Lisa con tacto para que Yleria no se molestara.
— Obvio que sí, pero a mi abuelo le gusta que me vista con vestidos así en cenas elegantes de su compañía. Según él, este vestido es genuino de la realeza noruega.
— ¿Enserio? ... Debe valer una fortuna – comentó Lisa con asombro.
— No sabes lo incómodo que es para mí. No sé cómo podían usar esto todo el día, todos los días – se quejó Yleria - Me avergüenza un poco que me veas, mi abuelo jamás invitó a alguno de mis amigos antes a sus eventos - comentó mientras se acomodaba un poco mejor aquel vestido.
— Tu abuelo parece un señor agradable.
Se escuchaba a alguien cerca.
— Lisa, levántate, hablando de mi abuelo, está subiendo las escaleras y sí es agradable pero cuando lo saludas baja un poco la cabeza por favor – instruyó Yleria, al parecer era costumbre en las familias nobles, hacer esa clase de cosas.
— Por favor chicas ya pueden pasar al comedor – mencionó Dóminus.
— Abuelo, el resto de tus invitados no llegaron aun ¿los esperamos? – preguntó Yleria.
— No mi princesita. Dos de ellos me dijeron que no vendrían aún porque están en Londres – respondió abrazando a su nieta con mucho cariño.
— Abuelo basta, esto no es parte del protocolo.
— No importa mi princesita, solo quiero abrazarte – respondió su abuelo.
A los minutos, todos se sentaron en la mesa y las sirvientas llevaron la comida. Era un plato gourmet que constaba de un enorme filete de pollo decorado con apio y otras verduras sazonadas, flores comestibles, con una salsa y una pequeña porción de arroz.
Todos comían con los cubiertos lo más elegante posible y Lisa e Yleria como tenían vidas normales hacían lo posible para no comer como en la universidad, así que se esforzaban más que todo Lisa en no usar la mano.
— ¡Señoritas! Sirvan por favor el siguiente plato, que algunos de mis invitados no se ven satisfechos – exclamó Illuminus.
Una hora más tarde ya todos habían terminado de comer y el jefe se levantó para dar el típico discurso de brindis final.
— Con esta cena quería tener la oportunidad de poder expresar lo que siento por cada una de las personas aquí presentes, lamentablemente dos de los nuestros, no pudieron asistir por cuestiones de trabajo, pero de ellos puedo decir que siempre fueron honestos y leales, además de todos ustedes… (miró a su nieta) Yleria, desde que naciste llenaste mi vida de alegría, a través de ti, puedo ver que mi sangre sigue siendo noble y fuerte. A mí siempre me caracterizaron en este mundo por ser frío y abrumadoramente honesto y por ello puedo decir que tu futuro será brillante, seguí tu pasión, seguí tus ideales y jamás dejes que la presión de los demás te detenga. Sé que ya no eres mi pequeña francesita, ahora ya eres una mujer hecha y derecha que muy pronto saldrá profesional y dejarás este lugar… hubiera querido que tu abuela estuviera acá para verte, me haces mucho recuerdo de ella (suspiró). Pero mi princesa siempre vas a tener a tu abuelo a tu lado, (miró a Lisa) y a ti señorita gracias por igual estar en la vida de mi nieta, por qué son buenas amigas y yo valoro la amistad.
Terminando las palabras, todos dieron un aplauso al anfitrión, luego de eso se quedaron hablando unos minutos más y se levantaron.
— Muchas gracias por haber venido, los invitados de mi abuelo son importantes también para mí, les reitero mi bienvenida y me disculpan que ya se hace tarde, debo retirarme – se despidió Yleria.
Además de Yleria todos se estaban retirando.
— Yo ya me tengo que ir - se despidió Lisa ya en la puerta principal - ya por fin podrás sacarte ese vestido - agregó.
— Lisa (le agarró el hombro) antes de que te vayas hay algo que te quería preguntar - dijo Yleria con algo de vergüenza - ¿sabes algo de Iza? ¿abandonó la Universidad no? ¿te dijo algo? - preguntó.
— Mm la verdad no sé nada de él Yleria y bueno también entendí que no podemos estar persiguiéndolo, cuando claramente está en otros asuntos - respondió Lisa con pesar.
— Y Gabriel ¿no sabe nada?
— Ha, Gabriel está demasiado distraído con el nuevo campeonato de un juego en línea que nos encanta, créeme él está más preocupado en eso que por Iza - contestó Lisa -... Yleria no te preocupes lo bueno de la amistad es que, si bien no te hablas con tu amigo meses, luego un día reaparecen y es como si el tiempo no hubiera pasado, así que tranquila.
— Tienes razón, en fin, nos vemos en clases, ya quiero sacarme este vestido - se despidió Yleria procediendo a subir las escaleras.
— Adiós Yleria.
Lisa ya estaba fuera de la casa, cuando de pronto, Illuminus le hizo una seña para que vaya hacia su dirección.
— ¡Muchas gracias por haber venido, usted es bienvenida! – dijo Illuminus fingiendo normalidad - Lisa… te espero en la terraza - susurró.
Mirando hacia los costados para ver si su amiga no estaba por ahí todavía, Lisa se infiltró en la casa y tardó algunos minutos, pero llegó a la terraza, Dóminus en ese momento se encontraba apreciando la vista.
— Mi señor, que necesita de mí – se anunció Lisa.
— ¿Alguna vez te conté que mi nieta te toma como su mejor amiga? – preguntó Illuminus.
— No señor. Aunque yo también siento que ella es mi mejor amiga.
— A decir verdad, la misión inicial fue solo un pretexto para que ustedes se llevaran bien (volteó a verla)… Lisa tienes la universidad y amigos y eso está bien, no puedo dejar que tu vida sea solo esto, la normalidad es lo mejor, ya sabes, crecer como persona, encontrar a alguien y quizá formar una familia – comentó Dóminus - eso deseo para ti.
— Entiendo señor, sin embargo, no quiero que piense que me disgusta esta vida. Usted me ha dado un propósito.
— Fue mi deseo egoísta pero no me arrepiento. Lisa, tu vida debe ser y sé que será mucho más. Ahora quiero decirte lo que pienso de vos que por obvias razones no pude decir en mi brindis- dijo Illuminus.
— ¿Señor?
— Te llame, porque además de mi nieta a quien confiaría mi vida, también te la confiaría a ti. Tu honestidad, tu voluntad de hacer lo correcto incluso si eso significa desafiarme y tu confianza son aspectos que admiro de ti. Siempre diste el 120% de tu energía para cumplir con nosotros. Eres una líder nata, por eso solo a ti, te voy a confiar algo.
Lisa sentía muchos nervios.
— Yo llegué hasta donde estoy ahora, gracias a dos cosas :1ro. - siempre seguí mis instintos, ellos siempre me avisaron quién no era de fiar, qué situación se tornaría fea, etc. Y mi consejo hacia ti es que siempre confíes en tu instinto. Lo que me lleva a mi segundo punto. 2do. - Yo fui bendecido por el don de la intuición. Desde niño viendo a las nubes, podía en cierta forma saber que pasaría en mi entorno para así actuar de manera anticipada – contó Illuminus.
Lisa escuchaba con atención tratando de conectar los puntos en su cabeza.
— ¿Era el motivo de la cena señor? ¿Usted cree que algo le va a pasar? – preguntó con preocupación.
— Si…No sé qué, con exactitud, pero sé que algo va a pasar, algo grande. Las nubes… las siento muy alteradas – respondió Illuminus - debo informarte algo delicado y necesito que pongas atención.
— Dígame señor - se adelantó Lisa mostrando su respeto.
— Nuestro grupo es secreto… ante el mundo solo somos una simple red de bancos y negocios multinacionales, lo sabes bien, pero eso solo es la punta del Iceberg ya que nuestro designio es el manejo de la fuerza sagrada para erradicar a grupos herejes a la vida humana, eso si bien no te lo explicamos en su totalidad ya te disté cuenta en estos años.
— Sí señor lo sé… esa es nuestra visión - agregó Lisa.
— Hasta el momento, te encargaste de colaborarnos con ciertos aspectos… papeleo de oficina, negociaciones, hasta velar por el cumplimiento de los tratados de post guerras secretas, como con los escandinavos. Pero debes saber que además de todo ello, yo junto con los altos mandos, estamos trabajando en la construcción de un artefacto especial - continuó Illuminus - Años atrás se planteó esa idea principalmente para eliminar a los Reapers, pero quedó sin avances, sin embargo, tomamos la decisión de llevarlo a cabo. Esta vez la máquina haría mucho más y facilitaría nuestra labor en toda la extensión de la palabra - agregó con énfasis.
Lisa frunció su seño.
— Eso suena bastante peligroso… Señor dígame, si es por eso que teme por su vida. Que se divulgue algo tan delicado, causaría revuelo entre grupos…sería una escalada conflictiva.
— A eso quería llegar, estoy consciente y preparado para eso, es por ello que te lo cuento y obviamente cuento con tu discreción - exaltó Illuminus.
— Señor, podemos asignarles guardaespaldas de élite, incluso yo me ofrezco a hacerlo personalmente. Podemos protegerlo hasta que se sienta a gusto.
— No, tal vez no sea nada o tal vez sí, la vida siempre es emocionante en ese sentido. Lo que sí te voy a pedir ahora no como tu jefe sino como tu padre, es que cuides a Yleria que es como mi propia hija y tu familia por favor – pidió Lord Illuminus.
Esa petición tan abierta y sincera la conmocionó.
— Señor… - se acercó un tanto.
— Si algo me llegara a pasar solo puedo confiar en ti para protegerla – aumentó Illuminus.
— La cuidare con mi vida – asintió Lisa.
— Quiero darte esto también (tenía un drive de memoria USB y se lo entregó en la mano), si llego a morir, quiero que uses esta memoria drive y la conectes en una pequeña laptop que tengo en mi oficina está escondida, específicamente se encuentra en una caja fuerte pequeña en el baño de mi habitación en esta casa, está detrás del espejo y para abrirlo necesitarás una llave que se encuentra en una foto mía con Yleria cuando se graduó de la secundaria – indicó Illuminus.
— Señor basta ¡usted no va a morir!
— Mejor es prevenir antes de lamentar y los vivos son los que llegan a lamentar mucho más.
— Entiendo…Gracias por esta gran responsabilidad y sabe que cuenta con mi discreción. Es un honor para mí, poder cumplir sus órdenes – agradeció Lisa.
Illuminus agachó su cabeza.
— Algo que jamás tuve, fue la fuerza para contarte sobre del día en el que te encontré – mencionó con culpa.
— No es necesario…Lo recuerdo señor… Fue durante una especie de cruzada o batalla – respondió Lisa triste.
— Ese día, llovió mucho, como si la tierra llorará tanta muerte. Salimos triunfantes de la batalla del Consejo Americano y de la emboscada de los Reapers, pero por poco. De los cincuenta que fuimos, solo regresamos tres con vida, esa batalla le costó la vida a todo un pueblo en Texas, no dejaba de ver cadáveres de mis compañeros, de mis enemigos y de Reapers por todos lados, casas destruidas y gente inocente que igual perdieron sus vidas. Nos estábamos yendo del lugar, pero mi instinto me dijo que siguiera buscando algún sobreviviente… Me alegra haberlo escuchado a mi instinto y aunque la amenaza latente de más Reapers era cada vez más grande, pude encontrarte debajo de algunos escombros junto a tus padres… Lamentablemente una de las explosiones fue devastadora y ellos murieron protegiéndote.
Lisa comenzó a lagrimear.
— Sé que debe ser horrible revivir ese día, pero jamás olvides que tus papás dieron sus vidas por ti. Murieron de forma heroica, honorable y solo siento respeto hacia ellos.
— La vida fue dura, pero al menos me dio a un padre que me cuidó siempre con amor. Sé que donde estén ellos le están muy agradecidos – sollozó Lisa.
Al escucharla, Illuminus se volteó nuevamente para que ella no lo viera llorar, entonces Lisa solo lo abrazó por detrás.
— Gracias por haberme encontrado padre.
— Ha sido todo un honor hija mía – correspondió Illuminus.
Luego de unos 5 segundos Lisa dejó de abrazarlo para que no sea muy raro.
— Bueno, bueno, eso quería decirte y entregarte. Cuida bien esa memoria Lisa, es muy importante – replicó IIluminus.
Lisa asintió con la cabeza, pero antes de marcharse porque igual era tarde le dio un último abrazo y se marchó.