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Chapter 3 - III. Señales.

Después de esa experiencia tan intensa y extraña hasta aquel momento en su vida, Iza por fin arribó a su destino justo en frente del edificio de su apartamento, bajó del bus y cuando quiso ver la hora en su celular, este se había paralizado con la pantalla toda blanca, al parecer se había humedecido.

 

Caminó cruzando la calle, entró al lobby del edificio, buscó el ascensor y una vez adentro casi sonámbulo presionó un botón sin ver cuál. Al poco tiempo notó que estaba subiendo al décimo piso, sin pensarlo lo detuvo y bajó por las escaleras, llegó a su departamento, abrió la puerta y antes de entrar, se percató de la hora en el reloj del piso (que por primera vez le fue útil) eran las 15:20 P.M., cerró su puerta y se fue a su cuarto a dormir.

 

Cuando logró conciliar el sueño por unas cuatro horas; de pronto escuchó un sonido que provenía de su sala que lo levantó de golpe. Molesto, buscó aquel y notó que era su celular, alguien lo estaba llamando, salía con el nombre de un número desconocido y aunque estaba malhumorado, contestó igual, ya para entonces lo tenía en la mano y no le quedó de otra que averiguar quién era.

 

— ¡¿Quién es?!

— ¡Tonto soy yo, porque no contestas cuando te llamo! te llamé como diez veces! - habló Gabriel.

¡Woah! ¿en serio? es la primera vez que escucho mi celular.

— Si, te llamé toda la tarde, te estás perdiendo de todo esto. Esta fiesta está fenomenal - comentó emocionado Gabriel.

— ¿Enserio? Mm no lo sé… otras veces siempre se quedaban todos aburridos, aparte no hay muchas chicas lindas.

— ¡HA! Esta vez no, Silamba y Omar trajeron chicas de otras universidades y uff… Están muy lindas.

— ¡AHHH! No te creo ¿qué tan bonitas están? - dudó Iza.

— Solo te diré esto… la menos bonita es un siete!

—¡Nooooo! ¡No puede ser, maldito celular! y para colmo ya es tarde para ir.

Si, la mayoría ya se fue.

— Ya no importa, cuéntame los detalles - pidió Iza curioso sentándose en su sofá para concentrarse mejor en el relato de su amigo.

— Aquí van los detalles… tengo una cita con una de las lindas y no culpes a tu celular. Sabías que había esta fiesta… aparte me quedé como treinta minutos esperándote en mi casa y tuve que llamar a Lisa para que me recogiera - contó. Gabriel.

— Discúlpame. Me dormí en cuanto llegué a mi casa, además se mojó mi celular por la lluvia, debió ser por eso que no sonaba.

— Si claro… pretextos contigo siempre Iza -se quejó Gabriel - ¡Lisa deja que estoy hablando! - protestó molesto (de fondo se escuchaba a Lisa pidiéndole que le dé su celular para que ella pudiera hablar).

— Gabriel dale el celular de una vez…te molestará hasta que se lo entregues.

— ¡okay, okay toma, pero no molestes más! - se escuchó decir a Gabriel.

— ¿Iza me escuchas? - habló de repente Lisa

— Si Lisa, que pasa – respondió Iza.

— ¿Adivina quién vino al cumpleaños?

—Sabes que no me gustan las adivinanzas de ese tipo, solo dime - respondió Iza aburrido.

— Ha, ha, es cierto, pues bueno, vino Yleria – respondió Lisa con emoción (refiriéndose a la chica nueva).

 

Iza al escuchar la noticia se acomodó mejor en su sofá.

 

 — ¿En serio? - dijo Iza tratando de sonar tranquilo y como si no le importara.

 — Así es, ¿yyyyyyyyyyyyy?

 — ¡QUE! ¡¡DEMONIOS QUE!! - respondió Iza desesperado.

 — Estuvimos compartiendo con Gabriel, ella y yo – continuó Lisa.

 — Que demo… Gabriel no me dijo nada de eso.

 — Te lo dirá mañana, bueno eso te pasa por no venir… ermitaño.

 — ¡No soy ermitaño, solo me dormí!

 — Si, seguuuuro- comentó Liza (En ese momento se escuchó de fondo un montón de risas y a la vez también la de Lisa) ¡HAHAHAHAHAHAHAAHA! Silamba está vomitando en la esquina… Como sea nos vemos ermitaño - colgó la llamada.

 — ¡Quizá Lisa tenga razón… debo ser un ermitaño! - protestó Iza contra sí mismo, pero recordando casi al segundo, el sonido de la guadaña contra el piso y sacudió la cabeza - Maldición… Ellos pasándola bien y yo aquí con esto en mi cabeza … como sea… ojalá solo haya sido una alucinación.

 

Todavía abstraído, miró la hora en su celular, eran las 19:28 P.M. su estómago crujió de hambre, lo que lo distrajo por un momento y pronto recordó que había desayunado en su universidad, pero no había almorzado.

Poniéndose en marcha, prendió su televisión en su sala mientras que iba a la cocina, luego abrió su refrigerador para buscar si tenía algo para comer, había varias sopas instantáneas en vaso y sacó dos de ellas, encendió su cocina a la vez que ponía a hervir agua en su tetera, entonces volvió a la sala y buscó que ver, pasó de canal en canal hasta que por fin pudo encontrar el noticiero local de las ocho. 

Al poco rato escuchó el sonido de la tetera, así que procedió a verter el agua ya hervida en los vasos de fideos para que se cocinen y continuó viendo el noticiero.

 

Mientras veía la televisión con cierto interés, notó que a lado de la cara del periodista apareció algo como una mancha borrosa que se movía como si fuera una ruleta de una máquina traga monedas de un casino. Pensando que era por ahí alguna mala señal o alguna interferencia cambió de canal un rato, poco más tarde al parecer la interferencia se había disipado… algo confundido solo por curiosidad volvió al noticiero, pero parecía haber vuelto a la normalidad y levanto sus hombros.

 

Más interesado en las noticias del día, a los minutos volvió a ver lo mismo a lado de la cara del periodista, esta vez se podía distinguir más claro, pudo notar el número ocho en una nueva interferencia. Todo extrañado, nuevamente volvió a cambiar de canal, pero se dio cuenta que no salía esa extraña señal o marca en los otros, solo en ese noticiero.

 

A pesar de ese curioso momento fue a la cocina a buscar sus sopas instantáneas y se puso cómodo en el sofá.

 

 — Seguro por la lluvia hay interferencias en la compañía de cable - concluyó.

 

Iza se quedó hasta la media noche, viendo caricaturas animadas, y como ya era tarde, se echó a dormir.

 

A la mañana siguiente comenzó su rutina nuevamente… Se levantó y fue al baño, cepillándose los dientes, miró su reflejo en el espejo se notó normal y sin ningún rasguño, así que más contento se cambió de ropa. Antes de salir se asomó por la ventana de su habitación y captó que el cielo, estaba nublado nuevamente y era seguro que haría frío, esta vez se anticiparía a otro posible día lluvioso, de modo que se puso un buzo deportivo negro con chamarra impermeable roja.

 

Bajando por las escaleras como el día anterior, instintivamente se detuvo en la ventana donde se había encontrado con aquel cuervo el día anterior y miró por ella atentamente, en realidad no supo porque, solo sintió que tenía que hacerlo, siguió por unos segundos más y se fue.

 

Llegando hacia la entrada de su edificio, corrió hacia la parada de buses sin mayores inconvenientes y solo esperó hasta que llegara alguno.

 

Una vez en la Universidad buscó el aula 35 en el centro del tercer piso, aún era temprano para entrar, pero se quiso asegurar en dejar su mochila en un asiento y cuando fue a dejarla vio la de sus amigos, la puso a lado y salió a buscarlos.

 

Todavía faltaban veinte minutos antes de que el profesor llegara, por lo tanto, se fue a la cafetería a comer algo, ya entrando en el lugar, vio a lo lejos a sus dos amigos que estaban sentados conversando… era el momento perfecto para enterarse de los chismes del día anterior.

 

Mientras Iza estaba en la caja comprando su desayuno (café y hamburguesa) ambos le hicieron una seña para que vaya hacia ellos. De pronto se movieron a una mesa con cuatro sillas, lo que le pareció un poco raro, más que el cambio de mesa, el rostro de Gabriel, este tenía una cara sospechosa al igual que Lisa, igualmente no le dio mayor importancia, solo quería sentarse con ellos y comer hasta que sea la hora de ingresar a clases.

 

Una vez terminó de comprar su desayuno se acercó a la mesa y se sentó.

 

— ¿Qué cuentan?

— Nada… aquí hablando de la fiesta de ayer- respondió Lisa.

— Que bien… una pregunta ¿había tarea para hoy? - cambió de tema Iza.

— Mm creo que no, solo tenemos que prepararnos para el examen del Licenciado Charles este viernes - comentó Gabriel.

— Si, pero mañana tenemos que presentar el informe de la exposición… que yo lo hice la semana en que nos asignaron la tarea. Si tenemos suerte con eso bastará para no preocuparnos tanto por la nota final - agregó Lisa.

— Que bien entonces… hoy más podré holgazanear- comentó Iza relajado.

— No sé cómo varía de tu cotidianidad - susurró Lisa en un tono de ironía.

Sin dar importancia al comentario, Iza comenzó a comer su hamburguesa.

 — Ha, ha, dio en el clavo.

— Nunca puedo comer en paz. Ahora cuenten que sucedió ayer - respondió Iza con curiosidad.

— Estuvo divertido, hubo mucho baile, muchas risas y lo que sucede cuando uno se excede … ¿no Lisa? 

— ¡Ya cállate! suficiente con lo que pasó, no lo tienes que insinuar.

— ¿Qué sucedió? que te sucedió Lisa - preguntó Iza pegando una sonrisa, mientras devoraba su hamburguesa.

— Más vale que dejes de sonreír.

— Lisa es inútil que trates de ocultarlo, es cuestión de tiempo para que todo el mundo se entere – continuó Gabriel.

— ¡Qué vergüenza! – se tapó la cara con ambas manos sonrojada.

— Peor debe estar Silamba… Aparte hay fotos y videos, le dije que se detuviera, pero por querer lucirse pasó lo que pasó.

— ¡Qué sucedió! ¡Cuéntame! – pidió Iza impaciente.

— Okey, está bien… y esto pasó justo segundos antes de que colgaran la llamada. Sucedió que cuando Lisa me sacó el celular yo me fui con Silamba y Krauz, estábamos los tres ahí riendo, de pronto vimos pasar a Yleria, estaba con su celular, al parecer su novio estaba en la puerta y Silamba empezó a hablar de cómo le gustaría… ya sabes… también krauz, así que yo les dije a esos tontos que había cinco chicas disponibles además de Yleria, y que por qué no van y las buscan a ellas… Luego krauz se fue al baño, pero después de recordarle algo vergonzoso a Silamba, no recuerdo bien qué fue eso que dijo, pero comenzamos a reírnos como locos, luego él agarró una botella de vodka y empezó a tomarla toda de golpe. Debieron ser luego de 10 minutos de eso que yo volteé y sentí la mano de Silamba en mi hombro diciendo: -No doy más - luego se fue la esquina y comenzó a vomitar, pero más que eso, parecía manguera de bombero – contó Gabriel sin parar de reír. 

— Algo de eso escuche. Bueno más la risa de Lisa – comentó Iza mientras terminaba de comer su hamburguesa y escuchaba con detenimiento.

— Bien, ahora aquí se pone interesante… mientras Silamba vomitaba hasta su apellido, me acerqué a Lisa y le dije -graba eso ¡ya!, Y mientras ella grababa con su celular yo tomé el mío y también grabé, pero desde otro ángulo y todos empezaron a sacar fotos y a grabarlo, pero ALGUIEN no sabía que estaba sucediendo.

— Krauz - respondió intuitivamente Iza.

— Exacto, así que krauz por su curiosidad salió corriendo del baño seguramente por las risas y griterío que hacíamos y justo cuando salía, Silamba empezó a acercarse a nosotros o mejor dicho a acercarse a Lisa y en lo que se le acercaba, por su lado Krauz en su apuro se resbaló creo que con el vómito y chocó con Silamba y del 0.01% de que pasara, ese choque se fue directamente hacia sus "partes" lo que provocó que el vómito se dirigiera justo a la cara de Lisa - continuó Gabriel tirando una carcajada.

 

Cuando terminó de contarle la historia Iza estaba tomando café y por matarse de risa él también, un poco de café llegó a sus "pulmones" causando que se atorara y que tosiera el sorbo que tenía… Lamentablemente para Lisa ese sorbo le llegó a su hombro y justo ese día ella había ido con una chaqueta blanca.

 

—¡Qué demonios! ¡IZA! - gritó enfadada.

— Ha, ha, ha, ha - estalló de risa Gabriel.

— Perdón, perdón sabes que no fue intencional, no pude evitarlo.

 

En ese momento Lisa con toda la ira, abofeteó a Iza en la cara y luego a Gabriel.

 

 —¡No sé por qué me junto con ustedes! - regañó procediendo a marcharse.

Después de que Lisa se marchara, Iza y Gabriel se levantaron de la mesa de la cafetería.

— Qué manera de empezar el día… - dijo adolorido Gabriel tocándose donde fue abofeteado.

— Si, ya lo creo, pero al menos me abofetearon después de que terminé mi hamburguesa, aunque sí derramé mi café ¿crees que Lisa está muy enojada? 

— Nah, no lo creo, sabes que ella puede ser dramática solo para molestarnos (vio su reloj y notó que ya era la hora de su clase) … Iza vamos ya es hora – dijo Gabriel apresurado.

Cuando llegaron a su aula, al instante notaron que Lisa se había mudado a unos tres asientos más adelante, extrañados, pero tratando de actuar con normalidad se sentaron.

 

— Al parecer sí se enojó - mencionó Iza.

— Mm, no sé, no creo, esto debe de ser uno de sus juegos.

— Mira está sentada a lado de Yleria.

— Así que era verdad que se hizo su amiga… uuuuuuy esto te conviene – dijo Gabriel entusiasmado.

— ¿Cómo que me conviene?

— Bueeeeno, Lisa podría hablar bien de ti para que tú solo la invites a salir y si es su amiga te puede ayudar si metes la pata.

 

Mientras Iza escuchaba lo que decía Gabriel, notó algo raro a lado de la cabeza de Lisa a lo lejos… era esa misma borrosidad que vio en el noticiero el día anterior, desconcertado en ese momento abrió y cerró sus ojos varias veces, para que aquello se esfumara, pero no se iba, lo que lo empezó a asustar, movió un poco su cabeza a los lados, frotó sus ojos con fuerza, pero nada de lo que hiciera parecía funcionar.

 

— ¿Iza te encuentras bien? - preguntó Gabriel notando de inmediato ese repentino cambio en el accionar de su amigo.

 

Iza en ese momento miró a Gabriel y también pudo ver la misma borrosidad a lado de su cabeza, lo que definitivamente lo aterró aún más y en un momento de pánico, se mareó, lo cual provocó que cayera de su asiento.

 

Gabriel y el resto de la clase se quedaron mirando hacia Iza sin saber qué había pasado. De pronto escucharon un rotundo.

 

— "SHHHHHH"

 

Lo cual dejó el aula en un silencio sepulcral y a la vez hizo que todos fijaran su atención a quien entraba por la puerta… Era su profesor el señor Millardo River de la clase de "Geografía y Medio Ambiente".

 

Rápidamente Iza recobró la conciencia y con vergüenza se levantó sin saber cómo disimular, por su parte Gabriel que seguía al lado, le extendió la mano para ayudar, al parecer la caída había ayudado a que la borrosidad desapareciera.

 

El señor River iba a dictar su clase con su material ya listo para ser presentado, sin embargo, para Iza parecía que el tiempo pasaba como si el reloj retrocediera en lugar de avanzar y para cuando se percató, la clase ya estaba por finalizar.

 

Al concluir la clase, el profesor salió rápidamente por un llamado que tuvo por parte de la jefa de carrera. Para entonces la mayoría de alumnos en la clase tenían un pequeño receso poco antes de la siguiente materia, lo que Iza justamente aprovechó para salir a tomar un poco de aire.

 

Todavía confundido, sin parar de pensar que era lo que le estaba sucediendo, las dudas se llenaban en su cabeza, el por qué veía algo borroso y hasta números a lado de la cabeza de la gente, lo tenía cada vez más perplejo.

 

 — ¿Será que ellos no se dan cuenta que tienen un número ahí? - se preguntaba.

 

Era inevitable no asemejar todo ese problema con lo que había pasado en el callejón, ya que antes de eso todo era normal en su vida. Con cada vez más interrogantes y preocupaciones de pronto escuchó la voz de Lisa.

 

 — ¿Te gusta hacer el ridículo verdad? – dijo

 — ¿Qué? - respondió Iza algo distraído,

 — Lo ves ¡Ni siquiera escuchas! Estoy tratando de ayudarte con Yleria, pero al parecer te gusta quedar como bobo frente a las mujeres.

 

Iza tenía mucho en su mente en ese instante así que solo se quedó mirándola. 

 

— Iza ¿Estás bien?

 

Antes de que este pudiera contestar, el profesor de su siguiente clase ya había llegado al aula. Iza pasó la clase como si en realidad estuviera ausente, y en cuanto terminó esa última clase del día en su horario, bajó las gradas a toda prisa hasta un bebedero que estaba cerca, empezó a tomar agua como loco, lo que provocó que se ahogara un poco por beber tan rápido.

 

De la nada alguien apareció en el momento dándole unas palmadas en la espalda para ayudarlo y a lo que terminó de toser, volteó queriendo agradecer a aquella persona, pero no había nadie, lo que era más extraño aún porque él sí había sentido esas palmadas.

 

— Creo que soy yo ¿estoy enloqueciendo?

 

Sin más preámbulos se dirigió a la parada de bus, esta vez solo, ya que había perdido de vista a Gabriel por el apuro y este se había ido con algunos compañeros de curso a comer y por su parte Lisa también se había ido.

 

Mientras caminaba por las mismas calles del día anterior, notó una diferencia en las últimas tres cuadras de su parada. Esta vez, las calles estaban más llenas, es decir; había gente, había tráfico, lo que en ese día había desaparecido. Sin poder evitar pensar en todo eso, caminó hasta llegar a ese callejón, se paró en la entrada avanzando un poco y mirando los alrededores, de pronto empezó a revivir en su cabeza todo lo sucedido ese día, esos pocos minutos que parecieron horas eternas, quizás después de todo no era algo fabricado por su mente.

 

Una vez Iza pasó por aquel callejón, despertó de su transe y se marchó.

 

En la madrugada del día siguiente mientras Iza dormía inconscientemente percibió un zumbido algo parecido a un susurro cantinflesco, al estar cansado, este se dio la vuelta y siguió durmiendo. Pocas horas después se levantó un poco resfriado (eso parecía), anímicamente estaba extenuado, luchando consigo mismo para salir de su cama, se sentó un momento como un zombie, se agarró sus pelos alborotados en señal de flojera y con un ojo entreabierto buscó su celular para ver la hora, eran las 06:30 A.M. así que queriendo revertir la situación y empezar bien el día se dispuso a aprovechar ese tiempo de sobra y desayunar en casa.

 

Al dar el primer paso fuera de su cama, en una fracción de segundo, miles de voces comenzaron a resonar en su mente hablando todos a la misma vez, como si estuviera él y unas 300 personas o más en una sola habitación (se escuchaban, susurros, gritos, peleas y hasta llantos) … de a poco las voces fueron entonando cada vez, hasta parecer todos gritos ensordecedores. Iza estaba atormentado; sacudía su cabeza y gritaba, pero nada parecía calmar esos sonidos, se arrodilló tapándose sus orejas con una almohada, apretó fuertemente pero no funcionó, el sudor comenzaba a salir por los poros de todo su cuerpo y cuando estaba a punto de ceder o desvanecerse, las mismas voces desaparecieron repentinamente.

 

Atónito Iza se levantó despacio y dejó caer la almohada. Empezó a caminar lentamente hacia el baño, se lavó la cara y todavía en estado de shock se quedó algo hipnotizado con el agua saliendo del grifo. De pronto sonó su celular, lo que hizo que despertara del trance y con algo de miedo solo se quedó parado observando, el celular sonaba más, así que volvió para ver quién era.

 

Cuando Iza agarró el artefacto notó que estaba más allá de donde él recordaba que lo había dejado, pero sin tomar eso en cuenta contestó al ver que era su hermano mayor Leo.

— ¿Qué pasó Leo? - respondió Iza.

— Iza, cómo estás hermano. Hace semanas que no nos vemos - habló Leo.

— Si, lo sé… la universidad, las tareas, los exámenes, las exposiciones y los amigos me tienen ocupado, lo siento si no te hablo.

— Ha, ha, sí, seguro...

— Dime qué quieres, me estoy alistando para ir a clases. - respondió Iza irritado.

— Bueno… mi turno en el hospital acaba en una hora y estoy muy cansado como para ir a mi casa ¿puedo ir a tu departamento un rato a descansar? A Zara no le gusta que maneje así y tu casa está cerca de mi trabajo– comentó Leo

— Bien, pero esta vez por lo menos arregla mi cama cuando te levantes, estoy cansado de dejarte dormir aquí y que lo dejes todo desacomodado - se quejó Iza.

— Si, si, no te preocupes voy a acomodar tu cama…llegaré a eso de las siete y… (es interrumpido.) Me voy, llegó otro paciente, pasó al rato. Nos vemos.

— Está bien, adiós - respondió Iza colgando la llamada.

 

Terminando la conversación con su hermano, Iza se alistó y como se hacía tarde, planificó desayunar directamente en la cafetería de su Universidad, cuando llegó allí, esta vez tenían esos sándwiches de jamón con queso que le gustaban tanto, los compró y se sentó en una mesa de dos asientos.

 

— Qué demonios me pasa, primero lo del callejón, los números ¿y ahora voces?... no entiendo nada… - pensaba Iza mientras comía.

 

Poco tiempo más tarde escuchó a sus amigos, ni bien los vio entrar les hizo una seña para que se sienten en su mesa… para su sorpresa Yleria también estaba con ellos, luego Lisa le apuntó hacia otra mesa más grande, para que se mude y así desayunar todos juntos. En ese momento se puso algo nervioso… de pronto Gabriel se acercó primero con una sonrisa de oreja a oreja.

 

— ¿Qué haces? -preguntó Gabriel aun teniendo su sonrisa.

— ¿Qué hago? Estoy comiendo. Infeliz… más bien ustedes ¿qué hacen con Yleria? - Preguntó sonrojado Iza.

— Pues…Lisa es su amiga y al parecer se están convirtiendo en mejores amigas, igual eso no importa ahora… vamos con ellas de una vez.

— No. No, no… estoy muy nervioso ahora con solo verla… yo… creo que me voy a enfermar del estómago si me acerco.

— Tranquilízate, estuve hablando con ella y es una persona normal que comparte opiniones - respondió Gabriel - No te va a convertir en piedra con solo verla a los ojos… vamos- insistió.

— Es fácil para ti decirlo, tú no estás enamorado de una de las chicas más lindas del mundo, desde hace un año - respondió Iza.

— ¿Ya pasó un año? ¿en serio?

— Si, te conté que antes de que ella haga su intercambio aquí, yo la "conocí" en el metro y quedé en ridículo… quién hubiera pensado que justo acabaría en esta universidad y sería nuestra compañera de carrera- contó Iza.

 

Como ambas chicas vieron que Iza y Gabriel no se cambiaban de mesa decidieron ir hacia ellos.

 

— AHÍ VIENEN - dijo Iza algo ansioso, pero tratando de disimular, se levantó para saludar.

— Creo que ya se conocen. No es necesario hacer presentaciones – dijo Lisa con un tono juguetón.

— Si. Es cierto – respondió Iza avergonzado.

— Iza ¿verdad? – respondió Yleria mientras Iza se ponía más nervioso.

— Pero bueno, de que hablaban así nos unimos – dijo Iza cambiando de tema para dejar el incómodo momento atrás.

— Es solo una conversación de chicas -respondió Lisa.

— Ah… tampones ¿no?

Lisa lo miró con una cara de incredulidad y luego miró a Gabriel.

— Claro, por qué nosotras siempre hablamos de tampones en nuestras charlas, ¿de qué más hablamos? ¿De esos días? - respondió Lisa con tono sarcástico y una mirada algo fulminante hacia Iza.

— Perdón, lo siento, no sé por qué lo dije - se disculpó dándose cuenta del comentario inapropiado.

El rostro de Iza tenía una expresión de lamento infinito y como si hubiera visto un fantasma la palidez también se hizo notar, mientras que Yleria solo lo miró con una de sus cejas levantada y con algo de vergüenza ajena.

— Bueno si tanto te come la curiosidad, estábamos hablando sobre una tienda de zapatos en el centro comercial – comentó Lisa para continuar la charla.

Gabriel por su lado con dos sutiles golpes de pie y un intercambio de miradas, le hizo seña a Iza para que iniciara una nueva conversación con Yleria y a la vez trate de hacerlo mejor. Este rápidamente trató de pensar en cualquier cosa, lo que sea, para arreglar lo que dijo… pero… se trataba de Iza y él para estos temas no era muy listo.

— Ah, entonces ¿irán a ese centro comercial solas o con tu novio Yleria?

 

Gabriel y Lisa volvieron a intercambiar miradas.

 

— Iza, ven un momento, quiero mostrarte algo - dijo rápidamente Gabriel, llevándolo fuera de la cafetería, hacia el baño de hombres que estaba cerca de las escaleras.

 

Ya estaban lejos de amabas chicas.

 

— En serio no tengo palabras para describirte, pero te diré algo que se acerca lo suficiente… ¿acaso eres el estúpido más grande del planeta?… porque metiste a su novio en la conversación - reclamó indignado Gabriel - ¿Que no sabes cómo hablar con una mujer?

— Primero que todo me bloquee y segundo fue mi curiosidad hablando… ¡¿Acaso no fue obvio?! No sé por qué me reprochas… si soy yo el que quedo como ESTÚPIDO frente a ella - respondió Iza con gran pesar- Diooooos ya se fue mi oportunidad con todo esto… ella ni se acercará a mí - se estiró la cara.

— No lo dudo. Tratamos de ayudarte con la chica que te gusta y con unas simples palabras destruiste todo el intento.

— Esta es la peor semana de mi vida – protestó Iza - primero lo del callejón y ahora esto - habló en voz baja.

— ¿Del callejón qué? Bueeeeno, no importa, volvamos, ya tenemos que irnos a clases.

 

Cuando volvieron a la cafetería para agarrar sus pertenencias, Lisa e Yleria ya se habían levantado.

 

— Chicos vayan yendo, nosotras iremos un rato al baño – les dijo Lisa.

 

En clases Iza estaba muy atento, por alguna razón estaba concentrado en el tema, no le parecía aburrido más al contrario estaba muy interesado (era la primera vez que se interesaba por Metodología de la Investigación). La verdad era que quería pensar en otra cosa y ya, pero acabando con ese enfoque, de pronto un pensamiento extraño cruzó por su mente interrumpiéndolo.

 

— Tranquilo "estoy normal" - empezó a sentir ansiedad sin saber el motivo. - respira… no pasa nada. 

Seguía escuchando y entendiendo todo mientras pensaba dos, tres y hasta cuatro cosas a la vez. De golpe sintió dolor de cabeza, pero lo ignoró tratando de seguir como en un principio. Esos pensamientos no eran típicos de alguien simplemente distraído, algo dentro de Iza lo empezó a incomodar, algo como un mal presentimiento.

 

Después de pasar su primera clase, los profesores de cada piso fueron llamados a las oficinas de sus Jefes de Carreras para discutir sobre cambios de horarios y salones, por su parte los alumnos aprovecharon aquello para salir a las corridas, Iza no fue la excepción, ya que también había salido algo disimulado hacia un pequeño balcón a lado de su aula, donde se encontró con Lisa por casualidad.

 

— ¿Iza qué haces aquí?

— ¿Vos qué haces aquí? – respondió Iza también extrañado.

— Estoy esperando a Yleria, nuestra charla está muy interesante, realmente me cae bien - respondió Lisa.

 

Si bien los pisos estaban inundados por alumnos de diferentes carreras, Iza solo fue ahí para estar solo unos momentos y tomar aire fresco, creía que le ayudaría a dejar de sentirse raro, pero al encontrar su amiga se sintió invadido pues no quería que le recordara como había arruinado una simple conversación con Yleria.

 

— Ya me iba de todos modos.

— Porque no te quedas, así sigues hablando de su novio – comentó Lisa con sarcasmo.

— Lo sé…ya me sentencié con eso, no me lo tienes que recordar – respondió Iza entre suspiros.

— Te pasaste de tonto - dijo Lisa pegando una carcajada.

 

Antes de que pudiera responderle, Iza pudo ver bien en el centro de la frente de Lisa el número 5 algo borroso, justamente lo que había en el noticiero y luego en el rostro de Gabriel, pero esta vez estaba más claro. Poco después la cara entera de Lisa no solo se borró, sino que empezó a distorsionarse hacia un tipo de vacío algo parecido a un agujero negro. Ya para entonces el aspecto de Iza había cambiado inmediatamente a un gesto de incredulidad e incertidumbre nuevamente.

 

— No puede ser, por eso me sentía raro... - se decía a sí mismo con terror.

— Iza que pasa me estas asustando - dijo Lisa extrañada.

 

Ella miraba para los lados, pero sin duda él seguía viéndola a ella.

 

— ¿Tengo algo en la cara?

 

Iza en ese momento empezó a retroceder con miedo y como estaban en ese "receso" pudo ver esa misma extraña imagen en todos los estudiantes a su alrededor con un número también en sus frentes y las caras de todos de la misma manera como la de Lisa empezaron a desfigurarse. Nada sería eso, sino que como cereza en el pastel de repente las mismas voces de aquella mañana también habían regresado.

 

 — NO. ¡NO DE NUEVO! - repetía Iza una y otra vez, agarrando su cabeza en señal desesperación hasta ponerse de rodillas en el suelo.

— ¡IZA…! ¡IZA, QUE TIENES! - gritó Lisa asustada.

Todo aquello captó rápidamente la atención de todos los que estaban en el lugar, las miradas estaban enfocadas en ellos dos y cada vez más estudiantes se acercaban para ver qué sucedía, entonces uno de los tantos compañeros se acercó más.

 

— Lisa… que le sucede a Iza… ¿Necesitas que llame a emergencias?

 

Desconcertada y atónita no supo qué responder en ese momento. Por su lado, Gabriel que no estaba muy lejos, pudo ver todo el escándalo y corrió rápidamente al socorro de su amigo, lo agarró de los hombros sacudiéndolo con un tanto de fuerza (en su mente quizá ese sería el remedio que lo devuelva a sus cabales)

 

— ¡IZA... ¡IZA QUÉ TE PASA, IZA MIRAME QUE TIENES!! - grito Gabriel preocupado.

 

Este seguía atónito tapándose los oídos con los ojos cerrados y murmurando algo que no se escuchaba, al levantar la mirada hacia su amigo vio su rostro vacío y en su frente el número dos.

 

— T-tú, t-tú tienes dos. El número dos - tartamudeó.

— ¡IZA DESPIERTA YA! - insistió Gabriel perplejo volviéndolo a sacudir de los hombros y viendo que no regresaba en sí, procedió a abofetearlo – ¡DESPIERTA!

 

Ya para el momento, la gente de curiosidad se aglomeraba a los alrededores empezando a formar un círculo para ver tal espectáculo. De pronto Iza completamente enloquecido empujó a Gabriel.

 

— DÉJENME EN PAZ!, ¡QUE QUIEREN DE MI! ¡NO LOS ENTIENDO!!, CALLENSE!!

 

Si bien los demás creían que él lo decía por el ruido alto que había por la cantidad de alumnos que pasaban, charlaban, reían o la música que ponían, claramente no era eso. La agitación de Iza en ese momento le provocó hiperventilación y pocos segundos después, finalmente se desplomó en el piso abruptamente… escuchando y viendo cada vez menos.

 

— IZA, IZA, IZAAAAAA - gritó Gabriel.

 

Mientras tanto los mismos estudiantes que veían con gran curiosidad empezaron a grabar y a tomar fotos con sus celulares, algunos ya habían pedido ayuda. Iza todavía tendido en el piso y luchando para no desfallecer también vio a lo lejos a Yleria en el lugar mirándolo asustada junto a otras compañeras.

 

— Déjenme… en paz… no… los entiendo… qué… quieren… de mí - repetía con la voz débil.

 

Unos cuantos segundos antes de desmayarse por completo, en su estado inconsciente pudo ver a un hombre en túnica negra parado con la cara totalmente oscura, del cual solo se podía distinguir alguna facción de un rostro humano.

 

— Yo puedo ayudarte, yo puedo sacarte de tu confusión… búscame…yo puedo ayudarte… búscame - repitió el hombre acercándose al chico.

 

De pronto, Iza perdió la conciencia y todo se oscureció.

Unas cuantas horas después, y aun confundido Iza notó que estaba en la enfermería de la universidad y se levantó algo agitado de la cama.

 

— Por favor cálmese, necesita reposar más tiempo - dijo una enfermera mientras ponía sus dos manos en la parte de su clavícula para evitar que se levante más de lo que ya quería hacerlo.

— Có-cómo… cómo llegué aquí, qué sucedió.

— Lo trajeron a mi consultorio, según los testigos que lo vieron, usted se exasperó por algo. Puede que sea entonces un ataque de pánico - comentó la enfermera - ¿Consumió usted algún tipo de droga? ¿Quizá algún producto alucinógeno? – preguntó con voz preocupada.

— No… no yo no consumo nada de eso - respondió de inmediato Iza.

— Entiendo… ¿Algún miembro de su familia tiene o tuvo problemas, nerviosos o problemas mentales? – preguntó la Enfermera anotando en su carpeta.

— No señorita ninguna.

— Está bien… ¿Ha estado bajo estrés últimamente? 

 

En ese momento Iza pensó en todo lo que estaba experimentando, pero se remitió a contar.

 

— No, señora nada - respondió mirando a un costado.

— Es muy usual que los estudiantes se sientan así, seguro te esfuerzas demasiado con tus clases y tus deberes… mandaré una nota a la Jefatura Carrera, para que le pase a tus maestros y otra a tus padres que seguramente pagan tu colegiatura.

— No será necesario, yo se los contaré personalmente - se apuró a responder Iza interrumpiéndola.

— Está bien, entonces le daré la nota a usted, para que usted la muestre a alguien a su cargo ¿correcto?... Una vez que la vean necesito por favor que les pida que la firmen y me lo trae vuelta, yo estaré esperando la misma durante esta semana.

— Claro… disculpe ¿qué hora tiene? – preguntó Iza.

— Ya es medio día

— ¿Enserio?... ¿Cuánto tiempo estuve inconsciente?

— Dos horas aproximadamente. 

— Hay no.…Tengo clases con Sean…- Iza se agarró la frente.

— Yo le informaré a su docente y a su jefa de carrera que estuvo conmigo. Vaya a su casa a descansar y reponerse que yo me encargo del resto.

— Está bien…así lo haré - respondió Iza con una felicidad disimulada.

 

Una vez se despidió de la enfermera se levantó de la cama para volver a su antigua aula, recoger su mochila y marcharse. Él suponía que sus amigos se la habían cuidado para luego devolverle en cuanto lo vieran. Lo cierto era que no podía negarse a la recomendación de la enfermera de irse temprano de la Universidad, para su suerte se liberaba de la clase.

 

Sean estaba en medio de una explicación, pero sin importarle demasiado, Iza se tomó la libertad de entrar al aula sin siquiera tocar para dirigiéndose hacia su mochila y en el acto vio como todos lo miraban disimuladamente.

Fue entonces cuando el profesor Scott molesto, volteó para ver al intruso.

 

— Yo no le di ningún permiso para ingresar a mi aula… más vale que salga ahora mismo.

 

Con todo lo que le había sucedido, Iza no estaba de buen humor como para lidiar con el profesor en ese momento, y sin más explicaciones, solo agarró su mochila, miró a todos sus compañeros, entre ellos sus amigos, al parecer todos parecían preocupados, pero este simplemente se fue ignorando todo.

 

— ¡IZA! - lo llamarón antes de que este llegara a las escaleras

 

Cuando volteó vio que era Yleria quien lo había llamado, se sorprendió sonrojándose un poco, pero por lo pálido que estaba no se notó.

 

— Iza… ¿ya te vas? 

— Ah, Sí… La enfermera me aconsejo que descanse, yo quería quedarme, pero quien soy para contrariarla – comentó Iza en tono chistoso para hacerla reír.

— Nos diste un gran susto a todos. Sobre todo, a tus amigos.

— ¿En serio? Es la primera vez que escucho eso - dijo Iza con incredulidad.

— Es cierto… en cuanto te desmayaste Lisa fue corriendo a buscar a la enfermera y Gabriel te alzó hasta la enfermería, parecía algo como en las películas románticas.

— Esto no es bueno… ahora de seguro me pondrán algún apodo nuevo y se burlarán por eso - dijo riendo Iza.

— Hubiera sido bueno que te quedaras, Lisa y Gabriel querían llevarte a almorzar a un restaurante italiano que está a unas calles de aquí, ya sabes, para que te sientas más tranquilo por todo lo que pasó - comentó Yleria.

— Uy… ¿de verdad? me gustaría… pero mejor hago caso a la enfermera… - contestó Iza desanimado (No es que no pudiera ir por descansar, solo no quería que aquel episodio se volviera a repetir).

— ¿Vendrás mañana?

— ¿Realmente me está preguntando esto? - se preguntó Iza sorprendido sintiendo sudor en la palma de sus manos - No lo dudes - le respondió con voz algo quebrada.

— Me alegro que estés bien… y me gustaría seguir hablando más, pero salí supuestamente al baño y Sean me va a matar si tardo más tiempo… sabes cómo se pone.

— Ah claro, ve... no quiero que te castiguen por mi culpa, aunque igual yo hace rato ignoré su reproche – respondió Iza.

— ¿De verdad?

— Si… entré y él estaba enojado como siempre… me dijo "no vas a entrar a mi clase, blah, blah, blah" no estaba de humor para fingir interés en lo que tenía que decir, saqué mi mochila y el resto ya lo sabes - contó Iza haciendo ademanes.

— Molesta su carácter… es el docente más aburrido que tenemos - agregó Yleria (en ese momento un mensaje de texto que le llegó a su celular hizo que se acuerde que tenía que volver enseguida al aula) - Iza perdón me tengo que ir, espero verte mañana... nos vemos- continuó dándole un beso en la mejilla y se fue corriendo.

— Nos vemos – respondió Iza poniendo una mano en la mejilla que ella había besado.

 

Para Iza dentro de todo lo malo que le estaba pasando, esa pequeña charla con ese beso de despedida, le sacaron una gran sonrisa, y de alguna forma alegró su día y lo calmó.

 

Una vez que llegó a su departamento, fue a su habitación para dejar su mochila y lo primero que vio fue a su hermano durmiendo en su cama… para no despertarlo dejó rápido sus cosas y sin hacer ruido se dirigió a su sofá para ver televisión, sin parar de pensar en la agradable conversación que había tenido con Yleria.

 

Muchos pensamientos se le cruzaban por la cabeza, incluso se imaginaba cómo sería su boda con ella, cómo sería pasear por la calle y reírse en la cara de sus amigos mostrándoles que sí pudo cortejarla.

 

Pasaron pocos segundos antes de que esos pensamientos se desvanecieron ya que también recordó la imagen de aquel hombre.

 

— Qué quiso decir con que lo buscara - pensó - que estoy diciendo, eso no fue real… mejor solo me quedo con lo bueno… al menos hable con Yleria sin estropear nada - se decía más animado, procediendo a recostarse en su sofá.

 

Pasando veinte minutos, su hermano Leo se había levantado por los ruidos del televisor, caminó hasta la sala y vio a Iza echado.

 

— Iza…. ¿Tan temprano en casa? ¿Pasó algo?

— Nada, solo que los profesores tuvieron una reunión y cancelaron sus clases por el día – respondió Iza sin dar mayores detalles.

 

En realidad, no quiso contarle lo del desmayo y peor el tema del callejón, sabía que todo aquello era difícil de creer y quizá si Leo lo tomaba en serio, lo asustaría y como era médico, seguramente le haría un chequeo completo, además le contaría a su mamá. Entonces en ese momento esa mentirilla fue suficiente para que Leo dejara el asunto.

 

— ¿Tienes hambre? Puedo ir a comprar algo para preparar el almuerzo si quieres.

— Suena bien – aceptó con gusto Iza, aunque sabía que Leo tardaría unos minutos en ir al supermercado que estaba a una cuadra y media.

 

Mientras él esperaba a que regresara su hermano con la comida sonó de pronto su celular… era un mensaje de Gabriel.

 

— Iza. ¿qué harás más tarde?

— Hola Gabriel… nada, solo descansar la verdad – respondió Iza tajante en el mensaje. 

 

Después de ese mensaje, Gabriel no respondió más. Pasó un largo rato y Leo por fin regresó al departamento con dos bolsas grandes.

 

— Empezaré a cocinar ¿está bien?, la comida estará lista en una hora espero - anunció Leo.

 

Algo irritado por tener que esperar más, siguió viendo la televisión.

 

Los minutos pasaron, Leo había terminado de cocinar y mientras él iba sirviendo los platos, Iza iba acomodando la mesa. Una vez los dos sentados platicaron un poco (la familia de Iza a pesar de que no tenían problemas económicos, no eran muy unidos, de vez en cuando veía a su hermano y rara vez ellos veían a su mamá y en cuanto a su papá, él había fallecido muchos años atrás y su madre quedó a cargo de su negocio de metalúrgica).

 

— ¿Cómo está Zara? – preguntó Iza.

— Bien, bien, la semana pasada fuimos a comer con su familia a Candy's, ese nuevo restaurante – contó Leo.

— ¿Entonces todo está bien con ustedes?

— Si, bueno no tenemos esos tipos de problemas, aunque ha estado actuando rara últimamente – contó Leo.

— Rara, ¿cómo?

— No sé, pero no le doy importancia, capaz sea por sus días del mes.

— ¿Y… hablaste con mamá últimamente? - cambió de tema Iza para evitar meterse en los asuntos de su hermano.

— Me llamó el otro día, pero no pude contestar – respondió Leo - ¿y a ti te llamó?

— No, a mí ni me llamó.

— Deberías llamarla tú de vez en cuando, sabes cómo es ella – reclamó Leo.

— No me nace mucho hacerlo, mientras sepa que está bien y deposite mis mesadas, con eso estoy feliz.

 

Siguieron hablando hasta que eventualmente Leo se fue, Iza estaba contento de que había hablado con su hermano mayor, empezó a acomodar la cocina, llevó todo lo sucio al lavaplatos y vio que Leo le había dejado una pequeña sorpresa… Era una pila moderadamente grande de fuentes, ollas, y utensilios, todos apilados para que Iza lavara.

 

— Típico - suspiró.

 

Al terminar de lavar todo (lo que llevó su tiempo) hizo lo que mejor sabía hacer que era echarse a tomar una merecida siesta. Durmió solo por unos minutos y fue interrumpido por una llamada en su celular, era Gabriel, y cuando justo estaba por responder, escuchó que también tocaban su puerta.

 

— ¿¡Quién es!?- preguntó Iza molesto.

— ¡Nosotros idiota! - respondieron… eran las voces de Lisa y Gabriel.

 

Todavía desganado y un poco enojado porque habían interrumpido su micro siesta, Iza los dejó entrar. Sus amigos habían traído consigo un pie mediano de limón.

 

— Que se traerán entre manos ahora.

 

No podía negar aquel delicioso regalo, así que mientras charlaban, Lisa empezó a cortar trozos de pie y los repartió entre ellos en los platos recién lavados y procedieron a comer todos.

 

En un momento fue inevitable hablar de lo ocurrido en la universidad ya que la razón de su visita, también era para ver cómo estaba su amigo, pero para que el momento no sea incómodo, hicieron algunos chistes sobre su desmayo.

 

— Iza, debiste desmayarte en los brazos de Yleria no en los de Gabriel.

— Es cierto y vaya que eres pesado para ser tan flacuchento - agregó Gabriel comiéndose un gran bocado de Pie.

— Si, yo quería que me cargara Yleria no tú Gabriel - "reclamó" Iza mirando de reojo a su amigo, mientras que este solo levantó ambos hombros simultáneamente.

— Exacto, esa escena fue épica y más romántica aún… ni a mí me cargaron así - dijo Lisa con una mezcla entre burla y algo de tristeza por lo real de su situación sentimental.

 

Iza y Gabriel cruzaron miradas y después de unos segundos los amigos se vieron unos a los otros sin dejar de reír.

 

Iza aprovecho un momento de pausa entre tantas carcajadas.

 

— Hablando del tema… En serio agradezco que me hayan ayudado y también por preocuparse.

— Está bien… pero estás comenzando a actuar extraño Iza – contestó Lisa para no alargar ese tema aún más, mientras que por su lado Gabriel solo asentía con la cabeza, como señal de estar acuerdo con ella y con la boca aun llena.

 

El resto de la tarde pasó volando y entre risas y comentarios sarcásticos de diferentes temas, la luz de la tarde pasó a la oscuridad de la noche y ya para cuando menos se dieron cuenta ya eran las 20:00 P.M. Poco tiempo después los amigos se despidieron. Lisa se iría a su casa y Gabriel a la casa de un tío.

 

— Iza, casi lo olvido, mañana tenemos examen en la clase de Sean.

— ¿Tan pronto? ¿no era para finales de la siguiente semana?

— Pues cambió de opinión por tu interrupción y lo quiere dar mañana, así que repasa los últimos temas del libro – agregó Gabriel a regañadientes.

 

En ese momento También acordándose que no había hecho el trabajo que ya tenía asignado por Sean, Iza ahora tendría que estudiar de dos lados que eran su texto y su reporte. Con tanto que hacer y sin saber por dónde empezar, acercó ambas manos estirando la cara en un momento de inquietud y angustia.

 

— No sé porque te pones así, si todo fue tu culpa, además que tuviste tiempo para hacer el trabajo, pero como siempre lo dejas todo a último momento - regañó Lisa aprovechando la situación.

 

En circunstancias normales tendría toda la razón, pero la realidad era distinta. Iza en ese momento sintió muchísimas ganas de contarles a sus amigos lo que le estaba pasando, pero si no le había contado ni siquiera a Leo que era su hermano, peor a ellos, de modo que finalmente decidió mantenerlo personal y calló.

 

— Haré lo que pueda, como sea… nos vemos en la universidad, gracias por el pie y bueno ya saben...

— Adiós nerd, nos vemos – se despidió Gabriel con sarcasmo, mientras Lisa lo hacía con la mano.