Capítulo 7: La Capital Real de Hyren
El sol brillaba intensamente cuando Juske y Scarlett llegaron a las enormes puertas de la capital real de Hyren, conocida como Aquarelía, un nombre que hacía honor a la inmensa cantidad de canales y ríos que atravesaban la ciudad.
La capital era un espectáculo de colores y vida, con suelos de piedra blanca y edificios altos decorados con detalles de cristal que reflejaban la luz, dándole un brillo único al paisaje urbano.
La entrada estaba custodiada por un par de guardianes con armaduras de metal azul, quienes al notar la tarjeta de viajero de Juske y el emblema en la capa de Scarlett, los dejaron pasar sin problemas.
("Juske"): — ¡Esto es... impresionante! No creí que un lugar pudiera ser tan grande y hermoso.
("Scarlett"): — Aquarelía es una de las ciudades más importantes del pais hyren. Sus canales son famosos, pero lo que realmente destaca es su sistema mágico de purificación de agua. Toda la ciudad está construida para coexistir con el elemento que domina este reino.
A medida que avanzaban, Juske notó cómo el agua fluía por todas partes: fuentes en las plazas, pequeños arroyos que recorrían las calles, e incluso los carruajes eran impulsados por ruedas diseñadas para moverse sobre corrientes de agua. Los habitantes parecían acostumbrados a esta maravilla tecnológica y mágica.
— "Bienvenidos a Aquarelía" — decía un cartel mágico flotando sobre la entrada de la ciudad.
En el centro de la capital, visible desde cualquier punto, se alzaba el majestuoso Castillo de Edwert. Su estructura parecía flotar sobre un inmenso lago, conectado por un único puente dorado.
Las torres del castillo estaban adornadas con cristales azules que brillaban con la luz del sol, y en lo más alto ondeaba la bandera de Hyren.
("Juske"): — ¿Ese es el castillo? Parece salido de un cuento.
("Scarlett"): — Sí, y ahí es donde vive el rey de hyren. Bueno primero necesitamos registrarnos y descansar.
Scarlett llevó a Juske al Distrito de los Aventureros, una parte bulliciosa de la ciudad donde las tabernas, los gremios y las tiendas estaban llenos de exploradores, guerreros y magos.
La energía era palpable, con personas discutiendo misiones, mostrando sus logros o simplemente disfrutando de una buena bebida.
Scarlett se detuvo frente a una estructura circular con un emblema de espadas cruzadas: el gremio central de Hyren.
("Scarlett"): — Aquí podrás registrar tu
tarjeta y actualizar tu rango si es necesario.
("Juske"): — ¿Es obligatorio?
("Scarlett"): — Si quieres acceder a misiones más complejas o incluso trabajar con gremios específicos, sí. Además, es una forma de ganar dinero.
Dentro del gremio, el ambiente era aún más vibrante. Una enorme tabla mágica flotaba en el centro, mostrando misiones disponibles, mientras que varios aventureros discutían estrategias en las mesas cercanas.
Tras registrarse, Juske notó algo interesante en su tarjeta:
("Juske"): — ¿"Rango F"? Pensé que habia subido desde el más bajo, rango F.
("Scarlett"): — Derrotaste a un Oni como Hakari. No es una misión de gremio para subir de rango.
("Juske"): — Hay no... que mal.
Mientras salían del gremio, algo llamó la atención de Scarlett. 3 figuras encapuchadas con un aura sospechoso estaban en el distrito desde una esquina oscura.
("Scarlett"): — No mires directamente, pero creo que hay tipos no deseados aquí.
("Juske"): — ¿Hablas en serio? ¿Quiénes podrían ser esta vez?
("Scarlett"): — No lo sé, pero no podemos bajar la guardia.
Decidieron dirigirse hacia una posada cercana para descansar. Juske no podía evitar sentirse inquieto; el ambiente en la capital era deslumbrante, pero esa sensación de ser observado persistía.
Al llegar a la posada, Scarlett revisó el mapa de la ciudad.
("Scarlett"): — Mañana iremos de paseo en toda la capital real.
("Juske"): — Mañana entonces.
Mientras tanto, en una torre distante, las 3 figuras con un aura oscura y misteriosa observaba la ciudad y el castillo.
— "Prepárense para la misión esto es muy importante, el prisma de Hyren y el pargamino del agua será nuestro."
La noche caía sobre Aquarelía, pero los verdaderos desafíos apenas comenzaban. Y del cielo varios cuervos salieron volando hacia la luna croando muy fuertemente. Parecían revelar una señal de peligro para Hyren.
En la mañana. justo en la posada, Juske se acerca a Scarlett con una idea en mente. "Oye que tal si para explorar a todo Aquarelía nos separamos y luego nos reencontramos".
("Scarlett"): — Muy bien ... pero no te vayas a meter en problemas ni tampoco te pierdas.
("Juske"): — Mira quien habla, pero esta bien ... nos vemos más tarde.
Se despidió el chico huyendo rápido de emoción hacia toda la ciudad dejando una nube de polvo frente a Scarlett, quien sentía un sentimiento de preocupación por juske.
("Scarlett"): — De verdad espero que no se meta en problemas.
Las calles de la capital real estaban llenas de movimiento. Comerciantes gritaban sus ofertas, niños jugaban en las plazas, y los ciudadanos caminaban entre los puestos coloridos.
Entre todo ese bullicio, Scarlett avanzaba con tranquilidad, admirando la magnitud y belleza de la ciudad.
De repente, un tumulto llamó su atención. Desde un callejón cercano, una joven con cabello plateado y ojos azules corría apresuradamente, esquivando a las personas con agilidad. Detrás de ella, tres guardias reales la seguían, gritándole que se detuviera.
Scarlett entrecerró los ojos, evaluando la situación. La joven parecía desesperada pero decidida, como si estuviera dispuesta a todo por no ser atrapada.
("Scarlett"): — Esto se pone interesante… —murmuró para sí misma, cruzando los brazos.
En cuestión de segundos, la joven alcanzó el lugar donde estaba Scarlett. Con una mirada rápida, se escondió detrás de ella y susurró:
("Chica"): — Por favor, no digas nada.
Los guardias llegaron poco después, jadeando por la carrera. Uno de ellos, con cara seria, se dirigió a Scarlett.
("Guardia"): — ¿Has visto a una chica de cabello oscuro corriendo por aquí?
Scarlett levantó una ceja y fingió confusión.
("Scarlett"): — ¿Una chica? No, no he visto a nadie extraño.
Los guardias se miraron entre sí, dudando, pero finalmente decidieron buscar en otra dirección.
("Guardia"): — Está bien. Si ves algo, avísanos.
Cuando los guardias se alejaron, Scarlett se giró hacia la joven que seguía escondida detrás de ella.
("Scarlett"): — Parece que te metiste en problemas, ¿no?
La joven salió de su escondite, limpiándose el sudor de la frente y esbozando una sonrisa nerviosa.
("Chica"): — Gracias. No sabía si ayudarías, pero... fue un buen instinto confiar en ti.
Scarlett rió suavemente.
("Scarlett"): — ¿Instinto, eh? Podrías haber terminado muy mal si me hubieran obligado a hablar.
La joven extendió una mano amistosamente.
("Chica"): — Soy Mika. Encantada de conocerte.
Scarlett aceptó el apretón de manos.
("Scarlett"): — Scarlett. ¿Por qué te perseguían esos guardias?
Mika dudó por un momento antes de responder, con una chispa de rebeldía en su voz.
("Mika"): — Digamos que... salí sin permiso de casa. Mi padre es un poco sobreprotector.
("Scarlett"): — Qué desobediente y rebelde sonaste... pero me gusta.
Dijo Scarlett. La Oni tras conocer a mika un poco más esta ofrece a la chica a salir de dicho callejón antes de que vuelvan los guardias.
Después de la breve introducción, ambas decidieron caminar juntas por la ciudad. Mika parecía encantada con la presencia de Scarlett, especialmente al notar sus cuernos y el tono rojizo de su piel.
("Mika"): — Entonces, ¿eres una Oni? —preguntó con fascinación.
Scarlett asintió, acostumbrada a ese tipo de curiosidad.
("Scarlett"): — Sí, lo soy. ¿Nunca habías visto a uno antes?
Mika negó con entusiasmo.
("Mika"): — ¡Jamás! He leído sobre los Onis en libros, pero nunca pensé que conocería a uno en persona. ¿Es cierto que tienen una fuerza sobrehumana?
Scarlett se encogió de hombros con una sonrisa.
("Scarlett"): — Digamos que sí, aunque prefiero no presumir.
Mientras caminaban, Mika no dejaba de mirar con admiración a Scarlett. Finalmente, confesó algo que llevaba dentro.
("Mika"): — ¿Y que te trae por aquí Scarlett? Osea es raro ver a una Oni extranjera aquí en un país del continente del agua.
Le pregunto Mika con mucha fascinación en sus ojos para saber más de su nueva amiga.
("Scarlett"): — Vengo aquí con un compañero mio llamado juske... vinimos de visita jajaja.
Respondió Scarlett con una sonrisa fingida ocultando sus verdaderas intenciones con Juske en su misión.
("Mika"): — ¡Interesante! Por tu aspecto pareces una aventurera.
("Scarlett"): — Si lo soy. Aunque no siempre participó en misiones de gremio, solo lo hago cuando necesito algo de dinero.
("Scarlett"): — Aunque yo también soy muy fuerte a la hora de hacer misiones de casa.
Dijo Scarlett rascándose la mejilla relajadamente.
("Mika"): — Qué bien debe sentirse eso. Digo cuando eres una aventurera muy fuerte y con experiencia debes sentir mucha libertad.
("Scarlett"): — Tienes toda la razón... nosotros los aventureros somos muy libres en todos aspectos.
("Mika"): — A mi me gustaria ser fuerte, como tú. Quiero ser aventurera, explorar este mundo y descubrir sus secretos.
Scarlett la observó con interés.
("Scarlett"): — ¿Y qué te detiene?
Mika suspiró, mirando hacia el suelo.
("Mika"): — Mi padre. No quiere que salga del castillo. Dice que el mundo es demasiado peligroso para alguien como yo.
Scarlett frunció el ceño, notando algo peculiar en las palabras de Mika.
("Scarlett"): — ¿Castillo? ¿Vives en el castillo real?
Mika se quedó en silencio por un momento antes de soltar una risa nerviosa.
("Mika"): — Bueno… sí.
Scarlett la miró con incredulidad.
("Scarlett"): — Entonces, ¿eres una princesa?
Mika hizo una mueca, como si no quisiera aceptar ese título.
("Mika"): — Técnicamente sí, pero no me gusta que me llamen así. Sólo soy Mika, una chica que sueña con algo más que una vida encerrada.
("Scarlett"): *Suspira*. Esto fue muy repentino.
A medida que avanzaban, Scarlett comenzó a ver a Mika bajo una nueva luz. Aunque era una princesa, compartía un espíritu aventurero similar al suyo.
Ambas hablaban sobre sus experiencias, sus sueños y lo que esperaban del futuro.
Mientras Scarlett y Mika se divertian por las bulliciosas calles de la capital real, Juske se encontraba en otra parte del inmenso reino Hyren, dejando que su curiosidad lo guiara.
Desde que había llegado al continente, el joven Oni no dejaba de sorprenderse por las maravillas que el mundo tenía para ofrecerle: edificios enormes de arquitectura majestuosa, mercados llenos de objetos extraños, y habitantes de todas las razas, cada uno más peculiar que el otro.
Caminando por un extenso bazar, Juske no podía evitar detenerse en cada puesto. Un comerciante vendía espadas mágicas que brillaban débilmente con runas antiguas, mientras que otro ofrecía pequeñas botellas con líquidos de colores que juraban ser pociones milagrosas.
("Juske"): — Es increíble todo lo que tienen aquí. — Dijo mientras inspeccionaba una figura tallada en madera que representaba un árbol de cristal.
El bullicio del mercado lo envolvía. Los olores de especias exóticas y carne asada llenaban el aire. Los gritos de los mercaderes y el murmullo de las conversaciones eran un caos organizado que a Juske le parecía fascinante.
Finalmente, el hambre comenzó a hacer mella en él con un rugido de tripa. Después de tanto caminar, decidió buscar un lugar donde comer.
Cerca de una plaza, encontró un puesto de comida rápida que parecía popular entre los locales.
El pequeño restaurante al aire libre estaba lleno de mesas de madera y un mostrador donde un cocinero preparaba platillos al momento.
Juske se sentó y pidió algo que no reconocía: un platillo típico del reino llamado Kruthar, una especie de pan relleno de carne sazonada con hierbas locales, acompañado de una bebida dulce hecha de frutas fermentadas.
("Juske"): — Veamos qué tan bueno es
esto... — Murmuró mientras tomaba el primer bocado.
Al probarlo, sus ojos se abrieron con asombro.
("Juske"): — ¡Esto está delicioso! ¿Cómo es posible que nunca haya comido algo así antes?
Mientras disfrutaba de su comida, sintió un ligero tirón en el borde de su capa. Bajó la mirada y se encontró con una pequeña criatura que lo miraba con ojos grandes y brillantes.
Era un dragóncito, del mismo tamaño de un gato, con escamas de un azul brillante que destellaban bajo la luz del sol.
Tenía pequeñas alas, aún demasiado débiles para volar, y una cola que se enroscaba con gracia. Sus ojos dorados estaban fijos en el plato de Juske, y soltaba pequeños gruñidos de hambre.
("Juske"): — ¿Y tú qué haces aquí, pequeño? — Preguntó con una sonrisa, tomando un trozo de Kruthar y ofreciéndoselo.
El dragóncito olfateó el pedazo y, con delicadeza, lo tomó con sus pequeñas garras. Luego lo devoró rápidamente, soltando un suave ronroneo de satisfacción.
Juske rió.
("Juske"): — Parece que te gusta. Aquí tienes un poco más.
Le ofreció otro trozo, y el dragóncito se sentó cerca de él, comiendo felizmente. Algunos de los comensales cercanos lo miraban con curiosidad, pero nadie parecía alarmado. En el reino Hyren, los dragones pequeños no eran tan inusuales, pero era raro ver a uno acercarse tanto a un humano.
Después de terminar su comida, el dragóncito seguía pegado a Juske, caminando a su lado como si ya lo hubiera adoptado. Juske se detuvo y lo miró con las manos en la cintura.
("Juske"): — Muy bien, amigo, no puedo llevarte conmigo. Seguro que tienes un hogar en alguna parte, ¿no?
El dragóncito inclinó la cabeza, como si no entendiera. Luego, se subió a la pierna de Juske y trepó hasta su hombro, enrollándose como si estuviera cómodo allí.
("Juske"): — ¿En serio? ¿Es esto lo que quieres? — Juske suspiró, pero no pudo evitar sonreír. — Está bien, pero si vienes conmigo, necesitas un nombre. ¿Qué tal... Ryuu?
El dragóncito soltó un pequeño gruñido que sonó como aprobación.
("Juske"): — Muy bien, Ryuu. Supongo que ahora somos compañeros.
Con su nuevo amigo al hombro, Juske se retiro de aquel puesto y continuó explorando la ciudad con Ryu.
Juske, con el pequeño dragón Ryu en su hombro, continuaba recorriendo las bulliciosas calles de la capital real. A pesar de la emoción de explorar, su mente no dejaba de preocuparse por Scarlett.
Se habían separado hacía horas, y aunque confiaba en su habilidad para cuidarse sola, sentía la necesidad de reencontrarse con ella.
El dragóncito parecía estar disfrutando del paseo, mirando con curiosidad las luces, las personas y los sonidos del mercado.
De vez en cuando, soltaba un suave ronroneo o un pequeño rugido, llamando la atención de los niños que pasaban.
("Juske"): — No te acostumbres, Ryu. Tenemos que encontrar a Scarlett.
Pasaron por una calle donde músicos callejeros tocaban melodías animadas, y Juske se detuvo un momento, cautivado por el ambiente. Ryu inclinó la cabeza, como si también disfrutara de la música.
("Juske"): — Bueno, esto es agradable, pero... — De repente, se detuvo. En la distancia, entre la multitud, reconoció los cuernos anaranjados de Scarlett.
Estaba hablando con alguien: una chica con cabello plateado vestida con ropas elegantes pero discretas, que parecían diseñadas para no llamar demasiado la atención.
Ambas parecían divertirse mientras observaban a un vendedor demostrar cómo funcionaban unas pequeñas lámparas mágicas.
Juske se acercó rápidamente.
("Juske"): — ¡Scarlett!
Scarlett se dio la vuelta al escucharlo y sonrió.
("Scarlett"): — ¡Juske! Ya iba a buscarte.
El dragóncito en el hombro de Juske soltó un pequeño rugido, atrayendo la atención de ambas.
("Scarlett"): — ¿Qué es eso? ¿Desde cuándo tienes un dragón?
("Juske"): — Lo encontré en el mercado. Bueno, más bien, él me encontró. Tenía hambre, y no pude dejarlo solo. Le llamé Ryu.
La chica castaña miraba al dragón con ojos brillantes, como si fuera lo más adorable que hubiera visto.
("Mika"): — Es tan lindo. ¿Es tu mascota?
("Juske"): — No exactamente... digamos que es un compañero inesperado. — Luego miró a Scarlett y señaló a la chica. — ¿Quién es ella?
Scarlett sonrió y puso una mano en el hombro de la chica.
("Scarlett"): — Juske, esta es Mika. Nos conocimos hace un rato, y me ha estado mostrando la ciudad.
Mika hizo una pequeña reverencia.
("Mika"): — Es un placer conocerte, Juske. Scarlett me ha contado un poco sobre ti.
("Juske"): — ¿Ah, sí? Espero que cosas buenas. — Respondió con una sonrisa.
Mika rió suavemente.
("Mika"): — Solo cosas buenas, lo prometo.
Ryu, mientras tanto, saltó del hombro de Juske al suelo y caminó hacia Mika, olfateándola con curiosidad. Mika se agachó y lo acarició con cuidado.
("Mika"): — Es tan suave. Nunca había visto un dragón tan pequeño.
("Juske"): — Parece que le gustas.
Los tres decidieron caminar juntos por las calles de la capital. Mika los llevó a una plaza central donde una fuente mágica brillaba con luz azul, iluminando las caras de los transeúntes. Mientras caminaban, Mika hacía muchas preguntas, especialmente sobre Scarlett.
("Mika"): — Entonces, Scarlett, ¿cómo es ser una Oni en lugares extranjeros.
Scarlett se encogió de hombros.
("Scarlett"): — No es tan diferente, supongo. Aunque... la mayoría de la gente suele mirarme raro o tiene miedo al principio.
("Mika"): — ¿De verdad? Eso es tan injusto. Eres increíble, y creo que la gente debería darte una oportunidad.
Scarlett sonrió, conmovida por las palabras de Mika.
("Scarlett"): — Gracias, Mika que amable.
Mientras seguían conversando, Juske observaba a Mika con curiosidad. Había algo en ella que no terminaba de encajar: su forma de hablar, su porte elegante, incluso su conocimiento de la ciudad. Sin embargo, decidió no preguntar por el momento.
Ryu, por su parte, saltaba de un lado a otro, explorando cada rincón que encontraba interesante, pero nunca alejándose demasiado del grupo.
Cuando el sol comenzó a ponerse, Mika los guió hacia un mirador que ofrecía una vista impresionante de la ciudad. Desde allí, podían ver el castillo real iluminado por la luz del atardecer, sus torres proyectando largas sombras sobre los tejados.
("Mika"): — Es hermoso, ¿verdad?
("Juske"): — Sí, lo es.
Scarlett asintió, mientras Ryu se acomodaba en su brazo, aparentemente agotado por todas las aventuras del día.
("Mika"): — Me alegra haberlos conocido hoy. Espero que podamos pasar más tiempo juntos mientras estén aquí.
("Scarlett"): — Claro que sí.
La noche ya había caído sobre la capital real, iluminada por miles de antorchas y cristales mágicos que daban un resplandor cálido a las calles.
Mika, Scarlett, Juske y el pequeño Ryu estaban en un rincón tranquilo del mercado, conversando y disfrutando del ambiente relajado.
Mika parecía encantada con sus nuevos amigos, especialmente con Scarlett, cuya naturaleza Oni despertaba en ella una curiosidad insaciable.
Sin embargo, ese momento de calma pronto se rompió.
Una patrulla de guardias reales apareció de la nada, avanzando rápidamente hacia el grupo. El sonido de sus botas resonaba en la calle empedrada, y sus armaduras brillaban a la luz de las antorchas.
("Guardia líder"): — ¡Alto ahí!
Mika dio un paso atrás, su rostro pálido al ver a los guardias.
("Juske"): — ¿Amigos tuyos? — Preguntó en voz baja, inclinándose hacia Mika.
Mika negó rápidamente con la cabeza.
("Mika"): — No exactamente…
Uno de los guardias dio un paso al frente, con la lanza lista.
("Guardia líder"): — Princesa Mika, hemos estado buscándola. Su majestad está preocupado.
Los ojos de juske se salieron extendiéndose de rostro por la gran impresión.
("Juske"): — ¿Princesa?
Antes de que pudiera procesar esa revelación, el guardia apuntó su lanza directamente hacia Scarlett, sus ojos llenos de desconfianza.
("Guardia líder"): — Ustedes, extranjeros, suéltenla de inmediato. Este acto de intento de secuestro no será tolerado.
Scarlett, todavía sujetando la mano de Mika, frunció el ceño.
("Scarlett"): — ¿Secuestro? No sabes de lo que hablas.
("Juske"): — Espera, Scarlett, cálmate.
El guardia avanzó un paso más, su lanza peligrosamente cerca del rostro de Scarlett.
("Guardia líder"): — No lo repetiré. Suelten a la princesa o enfrentarán las consecuencias.
Scarlett soltó la mano de Mika y, sin decir una palabra más, lanzó un puñetazo al guardia, enviándolo al suelo con un golpe seco. Los demás guardias se quedaron boquiabiertos por un momento, antes de sacar sus armas.
("Juske"): — ¡¿Qué haces, Scarlett?!
("Scarlett"): — No me gusta que me apunten con cosas.
("Juske"): — Ahora estamos en un problemon... ¡YA LO EMPEORASTE!
("Guardia"): — ¡Cómo osas golpear a nuestro líder maldita criminal!
Respondió el guardia junto a sus compañeros con un enojo potente entre sus ojos.
El caos estalló. Los guardias rodearon rápidamente al grupo, y aunque Juske intentó razonar con ellos, no sirvió de nada.
Mika trató de explicar la situación, pero su voz se perdió en el ruido de las órdenes y el sonido metálico de las armas.
En cuestión de minutos, Scarlett y Juske fueron sometidos y encadenados, mientras Mika gritaba:
("Mika"): — ¡Esperen, ellos no hicieron nada malo!
Sin embargo, los guardias ignoraron sus súplicas. Juske obligó a Scarlett a cooperar con ellos.
El guardia líder se recupero de los escombros de madera con una mejilla hinchada por el puñetazo de Scarlett.
Este con una última palabra de amenaza obligó a juske a rendirse junto a Scarlett. Quien fue forzada y obligada a cooperar con ellos.
("Scarlett"): — No puedo creer que me haya sometido ante unos tontos humanos.
Dijo la oni con un orgullo muy decaído.
Los llevaron al calabozo del castillo real, un lugar oscuro y húmedo, con paredes de piedra cubiertas de musgo y rejas oxidadas.
Juske y Scarlett fueron encerrados en una celda pequeña, sus manos todavía encadenadas.
("Juske"): — Esto es genial. Absolutamente genial. — Dijo, sarcásticamente, mientras se dejaba caer en un banco de madera.
Scarlett cruzó los brazos, mirando hacia la puerta de la celda.
("Scarlett"): — No fue mi culpa. Él me apuntó primero.
("Juske"): — ¿Ah, sí? Porque golpear al guardia claramente mejoró la situación.
("Juske"): — Durante el proceso de la transferencia a nuestras celdas. Nos tuvieron que quitar las pertenencias hasta la máscara carmesí.
("Scarlett"): — Eso es por tu culpa. Por blando y menso es que estamos.
La Oni respondió con un tono burlón y provocativo qué resonaba hacia juske.
Antes de que la discusión pudiera escalar, un hombre entró al calabozo. Su presencia era intimidante: alto, de cabello plateado y ojos fríos como el hielo. Llevaba una armadura negra con detalles dorados, y un aura de autoridad lo envolvía.
("Comandante Frost"): — Así que estos son los supuestos secuestradores.
Su voz era firme, casi como una sentencia. Caminó hasta la celda, observándolos con una mezcla de desprecio y furia contenida. Sus ojos se fijaron en Scarlett, y un destello de odio brilló en ellos.
("Comandante Frost"): — Una Oni. Por supuesto. No podía esperar menos.
Scarlett devolvió la mirada, desafiándolo.
("Scarlett"): — ¿Y eso qué tiene que ver?
Frost apretó los puños.
("Frost"): — Los Onis han traído nada más que destrucción y caos a este mundo. No sé qué estás planeando aquí, pero no voy a permitir que te acerques a la princesa ni a este reino.
("Juske"): — Oye, espera un momento. No somos criminales, y definitivamente no estábamos planeando secuestrar a nadie.
Frost lo ignoró por completo, dirigiendo toda su atención a Scarlett.
("Frost"): — No importa lo que digan. La sangre Oni siempre es problema, caos, sufrimiento y destrucción.
Scarlett dio un paso hacia las rejas, sus ojos brillando con furia.
("Scarlett"): — Tal vez deberías dejar de juzgar a la gente por lo que son y prestar atención a lo que hacen.
Frost soltó una risa seca.
("Frost"): — Palabras vacías. Veremos cuánto duran tus mentiras cuando el rey te juzgue mañana.
Con esas palabras, se dio la vuelta y salió del calabozo, dejando a Juske y Scarlett en silencio.
Después de unos minutos, Juske suspiró.
("Juske"): — Bueno, eso fue intenso y inútil.
Scarlett se sentó en el banco opuesto, mirando las cadenas que todavía envolvían sus muñecas.
("Scarlett"): — Ese tipo… me dan ganas de darle un puñetazo también.
("Juske"): — Sí, porque claramente eso solucionaría todo.
Ambos se quedaron en silencio por un momento, escuchando el eco de las gotas de agua que caían en la distancia.
("Scarlett"): — Tenemos que salir de aquí.
("Juske"): — Ahora mismo eso es imposible Scarlett ¿No crees?
("Scarlett"): — Anímate que no podemos esperar hasta mañana juske... ¡Tienen la máscara carmesí!
Grito Scarlett hacia juske con una mirada de desesperación.
("Juske"): — *Desanimado*. Bueno, ¿Pero al menos tienes un plan?
Scarlett sonrió, una chispa traviesa en sus ojos.
("Scarlett"): — Siempre tengo un plan.
CONTINUARÁ…