Chereads / El Último Del Juego al Apocalipsis de Cristales / Chapter 5 - Cristales en la Oscuridad

Chapter 5 - Cristales en la Oscuridad

"¿Por qué tenía que aceptar esto? ¡¿Por qué?!" Mi respiración estaba agitada, y el sudor frío recorría mi frente mientras el eco de mis pasos retumbaba por los túneles oscuros. "Maldita sea... ¿Dónde estoy? Esto es una completa locura."

El aire era pesado, y cada sombra parecía moverse a su antojo. "No mires atrás, Serpias, no mires atrás..." me repetía, pero mis ojos traicioneros se desviaban a cada instante. Entonces, un grito desgarrador rompió el silencio, un sonido que hizo que mi piel se erizara al instante.

"¿Qué fue eso?" susurré, aunque sabía que nadie iba a responderme. "Esto no está bien, no está nada bien."

De repente, el suelo bajo mis pies comenzó a cambiar. "¿Qué... qué está pasando?" Miré hacia abajo, y vi cómo el suelo se volvía cristal, reflejando un extraño brillo azul que avanzaba hacia las sombras que me rodeaban. "No puede ser... Esto tiene que ser un sueño. ¡Un maldito sueño!"

Las sombras que antes se movían como bestias hambrientas comenzaron a cristalizarse, congelándose en figuras grotescas antes de romperse en mil pedazos. "¿Qué demonios...? ¿Estoy alucinando?" Mis palabras se ahogaron en un suspiro de alivio cuando me di cuenta de que las sombras habían desaparecido. "Por fin... algo de suerte."

Apenas tuve tiempo de relajarme cuando un estruendo sacudió todo a mi alrededor. "¡¿Qué diablos fue eso?!" Mi corazón latía con fuerza mientras una pared cercana explotaba, revelando una serpiente gigantesca hecha de sombra y cristal.

"Oh, no... no, no, no... Esto no puede estar pasando." Retrocedí instintivamente, buscando refugio detrás de una columna de piedra cercana. "Piensa, Serpias, piensa... ¿Qué haces ahora?"

Observé a mi alrededor, buscando desesperadamente una salida. "Solo túneles... Solo más túneles..." Mi voz era apenas un susurro, pero la desesperación en mi pecho era ensordecedora. Miré hacia la serpiente, que se movía con una gracia aterradora mientras devoraba las sombras cristalizadas.

"¿Está... está bebiendo algo?" Me fijé mejor y vi un líquido negro emanando de los cristales. "Esto no tiene sentido. Nada de esto tiene sentido."

La criatura no tenía ojos, pero se movía como si pudiera verme. "¿Puede oírme?" pensé en voz alta, y sin querer, mi pie pateó una pequeña piedra. El sonido resonó como un disparo en el silencio, y la serpiente se quedó inmóvil por un segundo antes de girar su cuerpo hacia mí.

"¡Maldición!" grité mientras la serpiente comenzaba a avanzar, destruyendo todo a su paso. "¡Corre, corre, corre!" Me lancé hacia uno de los túneles, sin mirar atrás, escuchando el estruendo de la criatura mientras me perseguía. "Esto no puede ser el final, no ahora. ¡No después de todo!"

Corrí hasta que vi un puente de cristal que se extendía sobre un abismo interminable. "Eso no puede ser seguro... Pero tampoco puedo quedarme aquí." Sin pensarlo demasiado, corrí hacia el puente, sintiendo cómo cada paso resonaba como una advertencia.

"¿Está detrás de mí?" Volteé rápidamente, y para mi sorpresa, no vi nada. "¿Se rindió?" Me detuve por un momento, intentando recuperar el aliento. "Quizás... quizás solo fue mi imaginación."

De repente, un movimiento en el techo llamó mi atención. "¿Qué...? No, no puede ser." Levanté la vista justo a tiempo para ver cómo la serpiente saltaba desde el techo, aterrizando justo frente a mí. "¡Estás bromeando!"

El impacto hizo que el puente comenzara a crujir bajo nuestro peso. "Esto no está pasando... Esto no está pasando..." murmuraba mientras retrocedía, sintiendo cómo las grietas se expandían rápidamente. "¿Qué hago ahora?"

La serpiente me miraba, o al menos, eso parecía. "¿Qué quieres de mí?" grité, aunque sabía que no iba a obtener respuesta. El puente se tambaleaba, y cada segundo parecía eterno.

"No puedo quedarme aquí. Tengo que moverme." Miré hacia el otro lado del puente, donde una tenue luz parecía ofrecerme esperanza. "Solo un poco más, Serpias. Solo un poco más."

Con cada paso, el puente crujía más y más. La serpiente avanzó, y sentí cómo todo comenzaba a colapsar. "¡Mierda! ¡No, no, no!" Grité mientras el puente cedía bajo mi peso, y todo se vino abajo en un caos de cristal y oscuridad.