Chereads / LAS CRÓNICAS DE AINCRAD | Vol. 1 / Chapter 13 - 13. Estado: Tóxico

Chapter 13 - 13. Estado: Tóxico

El sonido de los chillidos de los Poisonous Crawlers reverberaba en la cueva, acompañados por el ruido de patas afiladas rasgando el suelo y los jadeos entrecortados de Kirito y Ene. La batalla había alcanzado un punto crítico, y cada movimiento era una apuesta entre la vida y la muerte. 

Kirito apretó los dientes mientras lanzaba un corte lateral contra uno de los Crawlers, pero el monstruo esquivó con una velocidad sorprendente, desplazándose hacia un lado como una sombra viviente. A su derecha, Ene intentaba mantener su ritmo, esquivando un ataque con un giro elegante que apenas logró sacarla del alcance de las patas afiladas. 

—¡Ene, deja una abertura! ¡Voy por él! —gritó Kirito, su voz cargada de tensión. 

—¡Estoy haciendo lo que puedo! —respondió Ene, sus ojos enfocados en el enemigo frente a ella. Con un movimiento rápido, dio un paso hacia adelante, girando su cuerpo para esquivar una embestida y dejando expuesto el flanco del Crawler. 

—¡Ahora! —gritó Ene. 

Kirito se lanzó hacia el monstruo, aprovechando la abertura, pero no vio al segundo Crawler que se desplazaba rápidamente desde un ángulo ciego. Antes de que pudiera reaccionar, una pata del monstruo lo golpeó con una fuerza brutal, lanzándolo por el aire como si fuera un muñeco de trapo. 

—¡Aghhh! —Kirito gritó mientras volaba hacia atrás, su espalda impactando contra el muro de piedra con un estruendo sordo. El dolor le recorrió todo el cuerpo, y su barra de vida cayó de forma alarmante, reduciéndose a la mitad. 

—¡Kirito! —Ene gritó, volviendo su mirada hacia él, pero su distracción le costó caro. Otro Crawler aprovechó el momento y la embistió con sus patas delanteras, lanzándola por los aires. 

—¡No! —Ene jadeó mientras chocaba violentamente contra el suelo, su estoque resbalando ligeramente de su mano antes de que pudiera aferrarse a él con todas sus fuerzas. 

Ambos yacían en el suelo, heridos y respirando con dificultad. Las barras de vida de los dos parpadeaban en amarillo, apenas manteniéndose por encima de la zona roja. 

—Kirito… —murmuró Ene, levantándose con dificultad mientras las patas de los Crawlers resonaban acercándose nuevamente. 

Kirito apretó los dientes y se obligó a ponerse de pie, apoyándose en la Anneal Blade como si fuera un bastón. Su respiración era pesada, y sentía que cada músculo de su cuerpo gritaba por detenerse, pero no podía. 

—No… podemos caer aquí… —dijo con voz entrecortada, sacando una poción de salud de su inventario y bebiéndola rápidamente. Su barra de vida subió hasta un poco más de la mitad, pero no era suficiente para aliviar la tensión en su mente. 

Ene hizo lo mismo, sacando una poción de su inventario y bebiéndola en un solo trago. 

—Esto… es una locura… —dijo mientras se limpiaba el sudor de la frente, levantando el Silver Edge con manos temblorosas. 

—Locura o no… no tenemos elección. —Kirito levantó la vista, observando a los Crawlers que los rodeaban con movimientos rápidos y calculados. Sus ojos se estrecharon. 

—Quedan cuatro. Si dejamos que nos golpeen otra vez… será el final. 

Ene respiró profundamente, tratando de calmar sus nervios mientras se posicionaba a su lado. 

—¿Tienes algún plan brillante, genio? 

Kirito apretó la empuñadura de su espada. 

—Mantén la distancia y concéntrate en usar ataques rápidos. Tienes ventaja con tu estoque. Yo atraeré la atención de dos de ellos. 

—¿Y qué pasa si te matan antes de que puedas? —preguntó Ene, su voz cargada de preocupación. 

Kirito le lanzó una mirada intensa, sus ojos llenos de determinación. 

—Entonces será tu trabajo acabar con ellos. 

Ene apretó los labios, pero asintió, sabiendo que discutir no serviría de nada. 

—No mueras, Kirito. Si caes, nunca me lo perdonaré. 

Kirito dejó escapar una pequeña risa nerviosa. 

—¿Y qué pasará si tú caes primero? ¿Quieres que cargue con esa culpa? 

Antes de que Ene pudiera responder, los Crawlers cargaron nuevamente. Uno se dirigió directamente hacia Kirito, mientras los otros dos se movían para flanquearlos. 

—¡Aquí vienen! ¡Mantente alerta! —gritó Kirito, lanzándose hacia adelante para enfrentarse al primero. 

El Crawler atacó con sus patas delanteras en un movimiento rápido, pero Kirito reaccionó con un parry, desviando el golpe con su espada y contraatacando con un corte rápido. Aunque logró dañar al monstruo, el segundo ya se acercaba peligrosamente. 

Ene, mientras tanto, estaba lidiando con el tercero, esquivando sus ataques con movimientos precisos pero agotadores. 

—¡Kirito, no podré aguantar mucho más! —gritó mientras lanzaba una estocada que apenas rozó al Crawler. 

—¡Aguanta un poco más! —gritó Kirito, bloqueando un golpe que lo hizo retroceder varios pasos. La fuerza del impacto le dejó las manos entumecidas, pero se negó a soltar su espada. 

Ene dio un giro rápido, logrando perforar el abdomen de su enemigo con el Silver Edge. El monstruo chilló, pero aún no caía. 

—¡Maldita sea! ¿Por qué no mueren? 

Kirito aprovechó una apertura en el ataque de uno de los Crawlers, lanzando una habilidad de espada en espiral que dejó una grieta en el exoesqueleto del monstruo. Sin embargo, no tuvo tiempo para celebrar. El segundo Crawler lo atacó desde un costado, y Kirito apenas logró esquivarlo, rodando por el suelo para evitar el golpe mortal. 

—Esto… es imposible… —jadeó, levantándose con dificultad. 

Los Poisonous Crawlers habían demostrado ser más de lo que Kirito y Ene podían manejar. Con cada paso que daban, las criaturas los empujaban más y más hacia el rincón más estrecho de la cueva, donde las sombras se volvían más densas y el aire más opresivo. Ambos estaban jadeando, sus movimientos se volvían más lentos, y sus barras de vida fluctuaban peligrosamente. 

—¡No hay salida! —gritó Ene, con la espalda casi contra la pared mientras mantenía su Silver Edge levantado. El sudor le corría por la frente, sus piernas temblaban por el cansancio acumulado. 

Kirito miró rápidamente a su alrededor, buscando alguna forma de escapar o una estrategia milagrosa que pudiera salvarlos. Pero no había nada, solo los brillantes ojos amarillos de los Crawlers que los rodeaban. 

—No podemos retroceder más… —murmuró, levantando la Anneal Blade con ambas manos. 

Uno de los Crawlers soltó un chillido agudo, y los demás respondieron al unísono. Sus cuerpos comenzaron a vibrar y, antes de que los jugadores pudieran reaccionar, una niebla verdosa comenzó a formarse alrededor de las criaturas. 

—¡Cuidado! ¡Están cargando algo! —gritó Kirito, sus ojos ampliándose al darse cuenta del peligro. 

—¿Qué es eso? —preguntó Ene, retrocediendo un paso mientras la niebla comenzaba a expandirse rápidamente hacia ellos. 

Kirito lo supo en el momento en que vio el color enfermizo de la niebla: tóxica. 

—¡Ene, atrás! ¡Es veneno! 

A pesar de la orden desesperada de Kirito, Ene era incapaz de moverse hacia ningún lugar, el gas venenoso ya estaba sobre ellos. Sin pensarlo dos veces, Kirito se interpuso entre Ene y la niebla, abriendo los brazos para protegerla. 

—¡Kirito, no! —gritó Ene, intentando empujarlo hacia un lado, pero él no se movió. 

El gas envolvió a Kirito, y de inmediato su barra de vida comenzó a disminuir de forma alarmante. Un ícono parpadeante de color morado apareció junto a su HP: Estado Tóxico Activo. 

—¡Ahh! —Kirito jadeó mientras la toxina invadía su cuerpo. Podía sentir una quemazón constante bajo su piel, como si estuviera siendo corroído desde adentro. Su barra de vida bajaba a un ritmo constante, cada segundo lo acercaba más a la muerte. 

Ene lo agarró por el brazo, sus ojos llenos de desesperación. 

—¡No puedes seguir así! ¡Vas a morir! 

Kirito, con la respiración entrecortada, intentó mantener la compostura. 

—No… podía… dejar que te alcanzara. —Su voz era débil, pero su determinación permanecía intacta. 

Ene, apretando los dientes, sacó las dos pociones de salud que le quedaban de su inventario y se las puso en las manos. 

—¡Tómalas, ahora mismo! ¡No me importa lo que digas, necesitas esto más que yo! 

—¡Pero tú también las necesitas! —Kirito intentó devolvérselas, pero Ene lo interrumpió con un grito. 

—¡Cállate y hazlo, Kirito! ¡No puedo matar a esos monstruos sola, y menos sin ti! —sus palabras eran duras, pero sus ojos traicionaban el miedo que sentía. 

Kirito asintió con pesar, abriendo una de las pociones y bebiéndola rápidamente. Su barra de vida subió, pero el efecto tóxico seguía mermándola a un ritmo constante. 

—No tenemos tiempo… —murmuró Kirito, sus ojos enfocados en los Crawlers que se acercaban lentamente, sus patas resonando en la piedra con un sonido escalofriante. 

—Debemos acabar con ellos antes de que mi HP llegue a cero. 

Ene apretó su Silver Edge con ambas manos, su cuerpo todavía temblando, pero con una determinación renovada. 

—Entonces hagámoslo rápido. 

—No… falles. —Kirito lanzó una mirada hacia ella antes de lanzarse hacia los Crawlers, su Anneal Blade brillando con una habilidad de espada cargada. 

—¡No necesito que me lo digas! —gritó Ene, siguiéndolo con una rapidez que desmentía su agotamiento. 

Kirito cortó de frente a uno de los Crawlers, ejecutando una habilidad de combo triple. El monstruo chilló mientras su barra de vida disminuía, pero contraatacó con un zarpazo que Kirito apenas logró bloquear. El impacto lo hizo retroceder varios pasos, y su HP cayó otra vez, acercándose peligrosamente al rojo. 

Ene aprovechó la distracción, lanzándose hacia el flanco del mismo Crawler y perforándolo con una serie de estocadas rápidas. 

—¡Kirito, mantén la presión! ¡Podemos con este! 

—¡Lo intento! —respondió Kirito, desviando un ataque de otro Crawler con un parry bien ejecutado. El monstruo retrocedió momentáneamente, y Kirito aprovechó para lanzar un corte descendente. 

El segundo Crawler se lanzó hacia Ene, intentando embestirla, pero ella giró a un lado con una evasión precisa, gritando mientras contraatacaba con una estocada directa al abdomen de la criatura. 

—¡Maldito bicho! ¡Muere de una vez! 

Los chillidos de los Crawlers se mezclaban con los jadeos y gritos de los jugadores. El tiempo era crítico, y cada segundo que pasaba, la barra de vida de Kirito seguía disminuyendo debido a las toxinas. 

—¡Rápido, Ene! ¡Mi HP no aguantará mucho más! —gritó Kirito, girando sobre sí mismo para esquivar un ataque y devolverlo con una habilidad de espada en arco que golpeó a dos Crawlers al mismo tiempo. 

Ene asintió con fuerza, enfocándose en terminar con el Crawler más dañado. Sus movimientos eran precisos, cada estocada golpeaba un punto crítico en el cuerpo del monstruo. 

—¡Uno menos! —gritó mientras el Crawler caía al suelo y se desvanecía en fragmentos de datos. 

Kirito respiró con dificultad, su visión comenzaba a nublarse por el efecto tóxico. 

—Quedan tres… tenemos que… terminar esto… ahora. 

El aire en la cueva era denso, cargado de una sensación de inminente fatalidad. Kirito se tambaleó, su cuerpo marcado por los efectos devastadores de las toxinas. Su barra de vida parpadeaba con una luz roja intensa, un recordatorio cruel de que su tiempo estaba a punto de agotarse. Había solo una poción más. 

—¡Ene…! —gritó, mirando a su compañera, su voz rasposa, casi apagada por el veneno que seguía desgastándolo. 

Ene, viendo la situación, entendió inmediatamente lo que debía hacer. Kirito estaba al borde de la muerte, y la poción que quedaba era su última esperanza. En una muestra de desesperación, Kirito bebió la última poción que Ene le había entregado, y su barra de vida aumentó un poco, pero no lo suficiente para que el veneno dejara de actuar. 

—¡No te mueras! —la voz de Ene tembló, pero no podía detenerse. El reloj seguía avanzando y los Poisonous Crawlers se acercaban con su venenoso aliento, preparados para atacar. 

Kirito no podía luchar más. Su espada estaba caída a un lado y su respiración se volvía cada vez más irregular. Ene, al ver la última oportunidad de salvarlo, reaccionó de inmediato. 

—¡No! ¡No vas a morir! —gritó con furia, mientras corría hacia Kirito, colocándose entre él y los Poisonous Crawlers. 

Uno de los monstruos avanzó con velocidad, sus ojos brillando con un verde venenoso. Ene no tuvo tiempo para dudar. Con un grito de concentración, levantó el Silver Edge y ejecutó un parry preciso, desvíando el ataque de uno de los Crawlers. Pero el impacto de la garra del monstruo fue brutal, y aunque lo desvió, parte del daño le llegó a través del impacto. Esto sucedía porque, a diferencia de Kirito, Ene no tenía tan desarrollada la estadística de fuerza, y es que ambos recibían daño por bloquear o por hacer parrys pero el cuánto daño recibían era mucha por la diferencia unos simples números.

—¡Ahhh! —Ene gritó mientras el golpe la lanzaba hacia atrás, pero de alguna manera, se mantuvo en pie. La fuerza del Poisonous Crawler era enorme. 

—¡Ene! —gritó Kirito, sus ojos llenos de horror. En ese instante, él también entendió lo que ella había hecho. 

Ene, aún tambaleándose, se giró para mirar a Kirito con determinación. 

—¡No te preocupes por mí! ¡Yo soy la que va a protegerte! —dijo con voz ronca, su respiración entrecortada. 

La visión de Kirito se nublaba, y vio cómo la barra de vida de Ene descendía peligrosamente. No podía dejar que ella también muriera. No podía fallar ahora. 

Pero el peligro no había pasado. Los Poisonous Crawlers seguían avanzando. Ene, ahora al borde de la muerte, se plantó delante de Kirito, levantando su espada con una última muestra de fuerza. 

—¡Kirito, concéntrate! ¡Tienes que seguir luchando! —dijo, aunque su cuerpo ya no respondía con la misma rapidez. Un nuevo Crawler se lanzó hacia ella, sus garras extendidas como dagas afiladas. Ene no podía evadirlo a tiempo. 

En el último segundo, Kirito se levantó, con una expresión de desesperación y furia. El veneno lo estaba matando lentamente, pero lo único que le importaba en ese momento era salvar a Ene. 

Con un movimiento torpe y desesperado, levantó la Anneal Blade. Aprovechó el último suspiro de fuerza que le quedaba para lanzar un corte diagonal que alcanzó al Crawler, perforando su exoesqueleto y reduciendo su HP a la mitad. 

Pero los otros Crawlers a se acercaban, y Ene, aunque débil, se interpuso de nuevo. Esta vez, sin fuerza suficiente para hacer un parry, usó su cuerpo como escudo. 

—¡NOOOOOOO! —Kirito gritó, pero era demasiado tarde. El Crawler la embistió con todo su peso, y el impacto la lanzó al suelo, su vida cayendo por completo, a punto de desvanecerse terminando con menos del 10% de su vida total.

—¡Ene, no! —Kirito se desplomó, arrastrándose hacia ella. La veía allí, con su cuerpo temblando, su espada aún aferrada, pero su barra de vida casi vacía. 

La luz que quedaba en los ojos de Ene era débil, pero todavía había una chispa de determinación. 

—Yo… te dije… que te protegería, Kirito… —su voz se apagó, y su respiración era cada vez más débil. 

Kirito, desesperado, levantó su espada una vez más, dispuesto a destruir a los Crawlers restantes, pero sus fuerzas se desvanecían, y su propio cuerpo comenzaba a caer debido al veneno que lo consumía. 

—No puedo dejar que esto termine así… —murmuró, su mente luchando para mantenerse consciente mientras observaba a Ene, sabiendo que, si no terminaban con esos monstruos ahora, no solo él moriría, sino que también ella.