Chapter 17 - 17. Rosa

El sol comenzaba a ocultarse cuando una alta mujer bien definida cruzó las puertas de Tolbana, con una mezcla de frustración y cansancio reflejada en su rostro. Ojos heterocromáticos de color rojo y azul hacen juego a su tez blanca con su melena blanca grande. Cuerpo robusto remarcando sus piernas, caderas y atributos como los glúteos y el busto; una cabellera de color blanco puro con mechones en el flequillo de color rosa y azul, vestimentas para la nieve, su capa escarlata desgastada pero inconfundible, captaba la atención de algunos jugadores cercanos, algunos por el simple deleite visual que era verla debido a su figura envidiable con grandes pechos, glúteos y gruesos muslos, con apariencia atlética de estatura de 1,74 metros. Y, otros por haber sido testigos de su fuerza. No era la primera vez que alguien la veía entrar con un grupo de novatos maltrechos a su sombra. Algo bastante sorprendente a sabiendas de que es apenas el ocaso del segundo día en este juego mortal. Ella, es Rosa.

Detrás de Rosa caminaban otros tres individuos, Serif, Thysu, y MILF, cada uno con señales evidentes de haber tenido un día difícil. Serif cojeaba levemente, apoyándose en Thysu, mientras MILF cargaba un cubo lleno de peces como si ese detalle pudiera justificar toda la locura en la que se habían metido.

Serif es un joven atractivo a simple vista, posee ojos almendrados de color verde agua, su color de piel es blanca bastante pálida. Su cabello es largo y rubio cenizo, con dos trenzas que se unen en una pequeña cola de caballo. Su cuerpo es delgado con musculatura promedio, nunca le importo mucho su físico corporal. Mide alrededor de 1.76 metros de altura.

Thysu tampoco es alguien feo. Tiene rasgos agudos que le dan un aspecto "inteligente", ojos grandes de un color marrón café, que a cierta luz parecen de color más verdoso. Posee una abundante caballera coloreada en negro azabache peinado ligeramente hacia atrás a pesar de su apariencia desordenada. Tiene una buena altura de casi metro noventa y conserva una figura delgada.

Y MILF… Bueno, si por algo destaca nuestra aventurera en cuestión, es en parte ingenuidad y por otra parte simpleza de mente, la frase "Man I love fishing" es algo que ha usado en cuantiosas ocasiones, y por algo no es de extrañar que una abreviación saliese a flote. De ello, su nickname "MILF" nace. Intensa cual flama, una cabellera larga hasta sus anchas caderas llama la atención de cualquiera que la vea. Su pálida piel contrasta mutuamente su blanquecina tez y su rojizo pelo. Ropajes de tonalidades apagados cubren su piel cuidadosamente usando las armaduras de aventurero genéricas junto a sus otros dos compañeros. Como ya se ha dicho previamente, el rasgo más distintivo de la apariencia de MILF es su rojo cabello.

Tres novatos que no tenían idea de dónde estaban metidos.

—¿Saben?—dijo Rosa sin girarse, su tono tan afilado como la espada que descansaba en su cadera—. Hubiera sido más fácil dejarlos allí para que aprendieran la lección. Pero claro, siempre hay gente como yo, arreglando los desastres de los idiotas.

Serif levantó la mirada, avergonzado, pero se atrevió a hablar:

—No sabíamos que el lobo era un jefe de evento. Pensamos que podíamos... bueno, que podíamos manejarlo.

Rosa detuvo su paso de golpe, girándose para encararlos.

—¡Por el amor de...!—exclamó Rosa—. ¿Qué estaban pensando? ¿Domar al lobo negro? ¿Y tú?—señaló a MILF con su índice afilado—. ¿¡Pescando en medio del bosque como si esto fuera un maldito simulador de vida!?

MILF se encogió de hombros, sin dejar de mirar su cubo.

—Bueno, técnicamente, puedes pescar...

Rosa lo interrumpió con una mirada que podría haber atravesado acero.

—¡No! No puedes pescar cuando tu compañero está siendo perseguido por un jefe de evento.

Serif, aún avergonzado, trató de justificarse.

—Creímos que el lobo era un mob normal, no un jefe de evento. Cuando vimos su nivel era demasiado tarde...

—"Demasiado tarde". Claro—Rosa rodó los ojos—. ¿Y tú plan era qué? ¿Morir juntos como un acto heroico? Porque si yo no hubiera llegado, estarían ahora en el suelo, esperando el cartel de "Game Over".

MILF rascó la parte trasera de su cabeza, visiblemente incómodo.

—Oye, oye, solo estaba probando suerte... no sabía que ellos estaban en problemas hasta que escuché los gritos...

—Claro, porque nadie que venga a este juego para "probar suerte" terminaría muerto en cuestión de días—soltó Rosa, cruzándose de brazos.

Thysu, quien había permanecido en silencio durante la discusión, finalmente habló con un tono tranquilo:

—No somos idiotas. Quizás somos inexpertos, pero estamos aprendiendo. ¿No crees que es mejor ayudarnos a mejorar en lugar de castigarnos por cometer errores?

Rosa levantó una ceja, sorprendida por la calma del muchacho.

—¿Mejorar?—su tono era sarcástico—. Si realmente quieren mejorar, tal vez deberían quedarse dentro de las ciudades seguras y dejar el trabajo peligroso a los que saben lo que están haciendo. Gente como yo está aquí para completar el juego, no para perder el tiempo cuidando a imprudentes.

Thysu bajó la mirada, pero no respondió. No había réplica para esas palabras. Rosa desde su perspectiva, tenía razón.

Serif asintió con la cabeza, aún avergonzado, mientras MILF murmuraba algo sobre aprender a pescar mejor. Thysu, sin embargo, se inclinó ligeramente hacia Rosa, con una pequeña sonrisa.

—Gracias por salvarnos. Aunque seas un poco dura, lo aprecio.

Rosa chasqueó la lengua y le dio la espalda al grupo.

—No fue por ustedes. Fue porque no podía soportar la idea de perder el tiempo viendo a otros morir por estupideces. —Rosa se detuvo y habló por última vez: —Escuchen. No tengo tiempo para proteger a cada idiota que decide enfrentarse a un jefe de evento o lo que sea sin preparación. La próxima vez, si ven algo que parece demasiado peligroso, dense la vuelta y corran. O mejor aún, no salgan de las ciudades seguras.

Thysu, quien había permanecido callado, finalmente habló, tratando de calmar la situación.

—Estamos aprendiendo. No somos tan experimentados como tú, pero tampoco somos inútiles.

—¿Aprendiendo?—Rosa soltó una risa breve y amarga—. Esto no es un curso en línea, ni tienen varias vidas para practicar. Si quieren aprender, háganlo desde las ciudades seguras. No en el campo, donde una mala decisión significa la muerte.

Un silencio incómodo se apoderó del grupo. Thysu bajó la mirada, mientras Serif suspiraba con resignación. MILF murmuró algo inaudible mientras miraba su cubo.

De lejos, dos figuras observaban la escena con interés. Kirito y Ene, sentados en un banco frente a un comercio, intercambiaron miradas. El comercio estaba moderadamente lleno, con varios jugadores revisando sus inventarios limitados del apenas segundo día. La mayoría aún no entendía del todo cómo funcionaban los sistemas del juego, y el ambiente era un crisol de entusiasmo, frustración y miedo latente

—¿Quién será esa chica?—preguntó Ene en voz baja, apoyando la barbilla en su mano.

—No lo sé, pero parece que sabe lo que hace—respondió Kirito, observando cómo Rosa reprendía al grupo con una mezcla de autoridad y seguridad. Había algo en ella que llamaba la atención, aunque no podía precisar qué era.

De regreso en la plaza, Rosa soltó un último suspiro y miró a los tres novatos.

—No tengo tiempo para cuidar de ustedes otra vez. Si no pueden ser responsables, no salgan de las ciudades seguras. Punto. Si realmente quieren sobrevivir, piensen con la cabeza. Y si encuentran problemas... no cuenten con suerte de que alguien más los salve otra vez.

Mientras la figura de Rosa se perdía en la distancia, MILF suspiró aliviado.

—Bueno, al menos no nos mató...

Serif lo fulminó con la mirada, y Thysu, con un tono más serio, añadió:

—Tiene razón. No podemos seguir improvisando. Esto es diferente de cualquier juego que hayamos jugado antes.

En el banco como simples espectadores estaban Ene y Kirito y él daba otro trago a la poción de salud.

—¿Qué opinas?—preguntó Ene.

Kirito no respondió de inmediato, en su lugar siguió el movimiento de la chica albina.

—Ahí viene. —respondió buscando ser discreto mientras bebía una poción de HP como si fuese una botella de agua corriente. Ene lo observaba con una mezcla de preocupación y resignación.

En ese momento, Rosa entró al comercio, cargando un pequeño saco lleno de loot obtenido del rescate del grupo de newbies. Con su capa escarlata ondeando ligeramente tras ella, avanzó con pasos firmes hacia el mostrador. Los murmullos a su alrededor no pasaron desapercibidos; algunos jugadores comenzaban a reconocer su figura, pero Rosa los ignoró con maestría. Su único objetivo era deshacerse de objetos que consideraba inútiles.

Mientras discutía con el comerciante sobre los precios, una figura menuda a unos pasos de ella se quedó inmóvil, observando algo al otro lado del comercio. Thysu, había notado cómo Kirito terminaba una poción de un trago. Su curiosidad natural lo empujó a acercarse.

—Oye...—dijo con cautela, interrumpiendo el silencio entre Kirito y Ene—. ¿Por qué estás bebiendo eso como si fuera agua?

Antes de que Kirito pudiera responder, Serif y MILF, que lo habían seguido como sombras, también se acercaron. MILF se inclinó ligeramente hacia Kirito, inspeccionando la botella vacía con interés.

—Sí, buena pregunta. ¿No es mejor guardarlas para una emergencia?—añadió Serif, cruzando los brazos.

Desde el mostrador, Rosa no pudo evitar escuchar la conversación. Giró apenas la cabeza, mostrando una expresión de leve exasperación.

—Es una poción de HP—interrumpió, con tono sarcástico mientras pagaba al comerciante—. Se está recuperando, genio. ¿Es que no sabes para qué sirven?

La respuesta de Rosa cortó el aire, pero Thysu no pareció intimidarse. Su mente analítica ya estaba procesando algo inusual. Miró a Kirito con más intensidad y luego señaló el entorno.

—Sí, ya sé que es una poción de HP. Pero estamos en un área segura. ¿Por qué se está recuperando aquí?

La pregunta dejó a Rosa en silencio por un instante. Sus ojos se entrecerraron, mientras volvía su atención completamente al grupo. Ene soltó un leve suspiro, como si ya anticipara que todo esto llevaría a más explicaciones.

Kirito, calmado, bajó la botella vacía y se cruzó de brazos.

—Fui intoxicado por unos bichos llamados Poisonous Crawlers. Aunque su veneno desaparece con el tiempo, pero, en específico su tipo de veneno es llamado "toxina" y provoca el efecto de estado "tóxico" en el jugador. No hay pociones ni antídotos anti toxinas en el piso 1… Así que, tengo que beber estas pociones hasta que el efecto pase, pero tardará un rato.

Rosa frunció el ceño de inmediato. Su postura pasó de tranquila a alarmada.

—¿Poisonous Crawlers? Eso no es posible. Esos monstruos están en el cuarto piso—dijo, tajante, sin darse cuenta del peso de sus palabras.

La mirada de Ene se endureció, y su voz cortó el aire como una espada.

—Deberías tener cuidado con lo que dices.

—¿A qué te refieres? Da igual si saben que soy o no una… —

Antes de que pudiera continuar, Ene alzó la voz, interrumpiéndola.

—Rosa, ¿quieres bajar la voz? ¿O acaso quieres anunciar a todo Tolbana que eres una beta tester?

Rosa apretó los labios y se cruzó de brazos, claramente molesta, pero no dijo nada. Kirito aprovechó el momento para continuar.

—Nos conviene guardar silencio al respecto, no quiero ser yo quien te regañe, pero si has estado divulgando que eres beta tester habrá algún momento en el que irán por ti.

La expresión enfada de Rosa se desvaneció luego de asimilar esas palabras comprendiendo lo que ambos le trataban de explicar, dándose cuenta de su grave error.

—¿Entonces qué pasó?

—Caímos en una trampa. —suspiró Kirito mientras se recargaba en su asiento. — Tal como tú hasta ahora, Ene y yo confíamos en los conocimientos que obtuvimos de la beta. Sabemos que Los Poisonus Crawlers no deberían estar aquí, pero SAO ya nos demostró que no todo funciona como lo recordábamos.

Rosa se quedó helada. Sus ojos escarlata se fijaron en Kirito y Ene, procesando la información. Sus pensamientos eran un torbellino: ¿trampas en un lugar donde nada debería haber cambiado? ¿Qué más podía ser diferente del juego que ella conocía?

Antes de que pudiera decir algo, Kirito rompió el silencio con una sonrisa cansada.

—Tal vez ser un beta tester no te garantice salir con vida de SAO… No. —sus ojos oscuros parecieron mucho más vacíos de pronto. —Ser un beta tester probablemente sea más peligroso.

Sus palabras golpearon a Rosa como un balde de agua fría. No respondió de inmediato. En su mente, siempre había creído que su conocimiento de la beta le daba una ventaja, que la hacía más capaz de sobrevivir. Pero lo que Kirito acababa de decir ponía en duda todo eso.

Finalmente, Rosa suspiró y miró a los demás, que observaban la interacción con atención. Luego volvió su mirada a Kirito.

—Quizás tengas razón... pero mientras estemos aquí, lo que sepamos, lo que hagamos y con quién lo hagamos, es lo único que nos puede mantener vivos. Y créeme...—su tono se volvió más suave, pero su mirada seguía siendo firme—. Si sigues sobreviviendo a base de pociones, más te vale encontrar una manera de no depender de ellas.

Kirito asintió levemente.

Fue entonces cuando Thysu levantó la mano, como si estuviera a punto de plantear una duda en medio de una clase.

—En la vida real soy químico—dijo, con un toque de orgullo tímido en su voz—. Tal vez pueda ayudar. Pero para eso necesito saber si en este juego existe algún sistema que permita a los jugadores crear sus propias pociones.

Ene y Rosa lo miraron con sorpresa, mientras Kirito mantenía una expresión neutra, como si ya estuviera pensando en la respuesta.

—Sí, hay un sistema de alquimia—respondió Ene finalmente, con un leve encogimiento de hombros—. Pero... no lo exploré mucho durante la beta, y sinceramente, no tengo idea de cómo funciona exactamente.

—Yo tampoco—agregó Rosa, frunciendo el ceño, como si el hecho de admitirlo fuera una pequeña derrota personal. —Pero no esperes que combinar elementos o plantas sea igual que en el mundo real.

—Descuida, sé que no será así ni de cerca. —respondió Thysu con una sonrisa.

Kirito, con su característico tono reflexivo, intervino:

—Es posible que las habilidades de alquimia puedan desarrollarse desde el primer piso. Hay varias mecánicas que no están ligadas a los combates directamente, y eso incluye cosas como la herrería y, probablemente, la alquimia o algo parecido a eso.

Thysu asintió, claramente intrigado. Sus ojos brillaban con emoción ante la posibilidad de explorar un sistema que lo conectaba con su experiencia en el mundo real.

—Entonces, ¿me podrían ayudar a averiguar cómo hacerlo?

Antes de que alguien pudiera responder, Ene levantó la mano ligeramente, pidiendo la palabra.

—Si queremos información precisa, lo mejor sería preguntarle a Argo o contratarla para que investigue.

Rosa frunció el ceño, con una pizca de confusión en su mirada.

—¿Argo? ¿Es un NPC?

Kirito soltó una pequeña risa, negando con la cabeza.

—No, Argo es "una de los nuestros." Pero se dedica a recopilar y vender información. Si algo se puede averiguar, ella lo sabe o lo encontrará.

Rosa asintió lentamente, procesando la idea. Antes de que pudiera decir algo más, Serif alzó la voz, desviando el tema con un brillo especial en sus ojos.

—¿Saben? Aún no puedo sacarme de la cabeza al lobo negro de antes. Era... precioso.

El grupo lo miró con curiosidad, y Rosa arqueó una ceja.

—¿Precioso? ¿Hablas del jefe que intentaste "domar"?

Serif asintió con entusiasmo, como si no captara la ironía en el tono de Rosa.

—Sí. Creo que podría haber sido un compañero increíble. Un aliado en el combate.

Rosa soltó un leve suspiro, cruzándose de brazos mientras recordaba algo.

—En la beta conocí a un jugador que usaba monstruos para atacar y defenderse. ¿Eso es lo que intentabas hacer con ese lobo?

—¡Exacto!—respondió Serif, con una sonrisa radiante—. Imagina todo el potencial que tiene esa mecánica. Podríamos domar criaturas únicas y usarlas como aliados.

Ene, que había permanecido en silencio hasta ese momento, no pudo evitar soltar una carcajada cargada de sarcasmo.

—¿De verdad crees que un jefe de evento va a ser tu compañero de batalla?—le dijo, con una mezcla de burla y escepticismo—. Qué ingenuo eres.

Antes de que Serif pudiera defenderse, Kirito intervino, adoptando un tono más conciliador.

—Ene, no hay ninguna regla en SAO que prohíba domesticar jefes de campo, de evento o de misión. Quizá sea poco probable, pero no es imposible. Puede que algún día lo consiga... o puede que no. Pero, mientras lo intente con precaución, ¿qué daño hace?

Ene lo miró con una ceja levantada, como si no pudiera creer que Kirito estuviera de acuerdo con semejante idea… Pero después recordó con quién estaba hablando.

—¿Precaución? Tú no conoces de precaución. Con ese nivel de imprudencia, la próxima vez podríamos estar recogiendo su cadáver digital.

A pesar del comentario mordaz, Ene enfocó sus grises ojos en Serif y añadió:

—Si realmente quieres intentar algo así, empieza por monstruos de bajo nivel. Insectos, bichos... o incluso conejos. Son monstruos no hostiles y más fáciles de manejar. Si sobrevives a eso, podrías pensar en algo más grande.

Serif asintió con cierta emoción, ignorando el tono áspero de Ene y centrándose en el consejo práctico.

—¡Lo intentaré! Gracias, Ene.

MILF, que hasta entonces había estado callada, levantó tímidamente la mano.

—Yo... también quiero decir algo. Sobre la pesca.

El grupo la miró, y ella continuó, algo nerviosa.

—Honestamente, no tenía idea de dónde me estaba metiendo. Solo pensé que sería algo tranquilo, relajante... pero casi me devoran esos monstruos.

Rosa y Ene se cruzaron de brazos al mismo tiempo, como si estuvieran sincronizadas para regañarla.

—¿Cómo se te ocurre meterte en algo así sin saber lo que haces?—dijo Rosa, con un tono severo.

—¿Acaso tienes idea del peligro en el que te pusiste?—añadió Ene, apuntándola con un dedo acusador—. Este no es un juego normal. Aquí, si cometes un error, te matan.

MILF bajó la cabeza, avergonzada

—Puedo decir en mi defensa que, en un principio este juego no iba a ser mortal.

Rosa suavizó un poco su tono al añadir:

—Por suerte, estás viva. Pero si quieres sobrevivir aquí, necesitarás aprender a defenderte.

Ene asintió, menos dura esta vez.

—Nosotras podemos entrenarte. A ti y a estos dos despistados—dijo, señalando a Serif y Thysu.

—No me incluyas… Pero vale, si. Puedo hacerlo también. —se quejó Rosa.

MILF levantó la mirada con un destello de esperanza en los ojos.

—¿De verdad lo harían?

—Por supuesto—afirmó Rosa—. Pero no seré amable.

Mientras el grupo discutía los planes de entrenamiento, Kirito se apartó un poco y abrió su interfaz. Con movimientos rápidos, redactó un mensaje dirigido a Argo.

Ene asintió, señalándolos con el dedo.

—Eso incluye aprender a usar mejor sus habilidades y equipo. Si no pueden enfrentarse a un conejo sin ayuda, este juego los va a devorar vivos.

La respuesta de Argo llegó en cuestión de minutos. Kirito cerró el mensaje y regresó al grupo, que ahora discutía sobre las mejores formas de entrenar habilidades no relacionadas con el combate.

—Argo está en camino—anunció Kirito, captando la atención de todos.

—Perfecto—dijo Ene, con una sonrisa satisfecha—. Ella sabrá cómo empezar. Kirito entonces desvió su atención a Serif, Thysu y a MILF.

—Escuchen—dijo con seriedad, su tono más firme que antes—. Nunca deben decir una sola palabra sobre el hecho de que somos beta testers. Si alguien lo descubre, podrían ponernos una diana en la espalda.

Serif asintió de inmediato, con una expresión solemne.

—Lo prometemos. Nadie dirá nada.

MILF levantó una mano, como jurando.

—Vamos, ¿crees que después de lo que Rosa hizo por nosotros traicionaríamos su confianza? Jamás.

Thysu también asintió, con más convicción que antes.

—Por lo que a los demás respecta, ustedes son tan novatos como cualquiera de nosotros.

Rosa observó al grupo, cruzando los brazos. Sus ojos recorrieron a cada uno de los novatos, asegurándose de que entendieran la gravedad de la situación. Finalmente, asintió, aunque su postura seguía siendo rígida.

—Bien. Más les vale cumplir su palabra.

Kirito sonrió levemente, satisfecho con la respuesta. Sin embargo, su mirada se desvió brevemente hacia Ene, que lo miró con complicidad. Ambos entendían que la verdadera lucha no era solo sobrevivir a los monstruos del juego, sino también a los conflictos entre los jugadores.

Rosa asintió, mientras los novatos se miraban entre sí con nerviosismo, pero también con una chispa de esperanza. Habían encontrado un equipo dispuesto a guiarlos, aunque fuese con regaños y advertencias constantes.

Rosa observó a su alrededor, tomando nota mental del grupo de jugadores que, a pesar de sus diferencias y niveles de experiencia, parecían estar formando una especie de equipo improvisado. Aunque no lo admitiría en voz alta, sentía una pequeña chispa de esperanza. Tal vez, con un poco de esfuerzo, podrían aprender a sobrevivir juntos.

Sin embargo, en el fondo, la advertencia de Kirito seguía resonando en su mente: "Ser beta tester no garantiza salir con vida de aquí."