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Chapter 5 - La Línea Inquebrantable

El caos reinaba. El aire estaba saturado de gritos y el hedor de las criaturas hambrientas. Las almas corrían en todas direcciones, buscando desesperadamente la línea verde de seguridad. El objetivo era claro: sobrevivir, matar al menos 300 criaturas y alcanzar el número 700. Pero nadie mencionó qué pasaría si quedabas fuera de ese límite.

Kara respiraba con dificultad, su cuerpo cubierto de sudor y heridas superficiales. A su alrededor, las criaturas avanzaban, sus ojos vacíos reflejando una hambre insaciable.

-¡Maldita sea, nos van a destrozar! -jadeó, lanzando una daga que apenas rozó una de las garras de las bestias.

-¡Concentrate, Kara! -gruñó Dan, cortando a una criatura por la mitad con su espada mientras sus ojos seguían al hombre de la cicatriz que cruzó la línea de los setecientos sin dudar-.

Él ya está a salvo.Kara apenas podía escuchar. Las palabras eran un eco distante mientras trataba de moverse hacia la línea verde.

El número sobre su cabeza brillaba intensamente: "699." Había hecho todo lo posible por mantenerse viva, pero no era suficiente.

A su lado, Dan se movía con precisión, su número parpadeando: "700."

-¡No! -Kara extendió la mano hacia él, sus ojos llenos de desesperación-

¡Dan, no me dejes!Dan vaciló, los gritos de Kara atravesando como un cuchillo. Pero las criaturas estaban demasiado cerca, y la línea de seguridad estaba a solo un paso.

Si dudaba, ambos morirían.

-No es cuestión de elección, Kara. -Su voz fue fría, como si intentara convencerse más a sí mismo que a ella. Dio un paso atrás y cruzó el umbral.Kara quedó paralizada.

Su número parpadeó una última vez, "701."Antes de que pudiera moverse, el aire se tornó pesado. El ángel apareció de nuevo, su figura majestuosa eclipsando la escena, sus alas extendidas como una sentencia divina.

-Setecientos han cruzado.Los que quedan serán devorados.Kara abrió los ojos de par en par. Las criaturas avanzaron con una rabia renovada.

Su instinto fue correr, pero tropezó con un cuerpo caído. Intentó levantarse, pero las sombras la envolvieron.

-¡No, por favor! ¡Dan! -gritó, extendiendo la mano hacia el otro lado, donde Dan la miraba impotente.-¡Kara! -gritó él, pero las palabras no pudieron alcanzarla.

Las criaturas la rodearon, y su grito final resonó en el vacío mientras las sombras la devoraban.

El silencio llegó de golpe, como un puñal invisible que cortó la tensión del campo. Dan cayó de rodillas, apretando los puños con fuerza.

Su mirada estaba fija en el lugar donde Kara había desaparecido, envuelta por la oscuridad.

El ángel habló con la misma voz cortante de antes, sin emoción, solo certeza:-La misión ha concluido.

Aquellos que han cruzado recibirán una recompensa.En las manos de cada uno apareció una piedra brillante, cálida y vibrante, con un poder que se sentía antiguo y desconocido.

-Esta piedra les otorgará una habilidad única, dependiendo de su potencial. Pero el verdadero poder será revelado en el momento apropiado.

Llévala ustedes durante dos semanas. Luego, serán Llamados nuevamente.

Dan cerró los ojos mientras la piedra palpitaba en su mano, como un corazón vivo.

Pero el peso de la victoria era demasiado grande. Kara había luchado con todo lo que tenía, y aún así no fue suficiente.

A su alrededor, otros celebraban o caían al suelo, exhaustos y aliviados por haber cruzado. Pero Dan no podía unirse a ellos.

Sus dedos apretaron la piedra con fuerza mientras pensaba en kara.