Chereads / oscuridad y dioses: el heredero del trono infernal / Chapter 11 - ### **Capítulo 10: Un Barco para la Tierra**

Chapter 11 - ### **Capítulo 10: Un Barco para la Tierra**

Frank observó el horizonte mientras el arcoíris comenzaba a desvanecerse en la lejanía, señalando el inicio de un tramo terrestre en su camino hacia el final del arcoíris. La idea de dejar el barco para continuar a pie le parecía impensable. Había pasado demasiado tiempo perfeccionándolo, y ahora, después de todas las modificaciones, consideraba que era más que un simple medio de transporte: era su obra maestra. 

—No pienso dejarlo atrás —dijo en voz alta, mientras sus ojos brillaban con determinación—. Si la tierra se interpone en nuestro camino, ¡entonces lo adaptaré para conquistarla también! 

Los marineros humanos que quedaban a bordo, acostumbrados ya a las excentricidades de Frank, intercambiaron miradas entre sí. Cuatro de ellos, que habían llegado a respetar e incluso admirar a su excéntrico capitán, sonrieron con entusiasmo. El único que aún planeaba traicionarlo, sin embargo, se cruzó de brazos y refunfuñó. 

—¿Qué clase de locura hará ahora? —murmuró para sí mismo. 

### **Una Orden Inusual** 

Frank reunió a su tripulación en la cubierta y les explicó su plan. 

—Necesito madera. Mucha madera. Talad todos los árboles que encuentren cerca y tráiganlos aquí. Vamos a convertir este barco en una máquina que pueda navegar por tierra. 

Uno de los marineros levantó la mano, aún procesando la idea. 

—¿Pero cómo… cómo vamos a hacer que un barco navegue por tierra, capitán? 

Frank se giró hacia él con una sonrisa confiada. 

—Ruedas. Enormes ruedas reforzadas con magia y acero. Si los carros pueden rodar, este barco también lo hará. 

Los marineros comenzaron a murmurar entre ellos, pero rápidamente aceptaron la orden. Cuatro de ellos, que ya habían aprendido a confiar en la visión peculiar de Frank, se dirigieron al bosque cercano con hachas y sierras en mano, listos para talar árboles. 

El quinto marinero, el traidor en potencia, refunfuñó con rabia mientras tomaba su hacha. 

—¿Por qué no podemos simplemente dejar este maldito barco y continuar a pie? ¡Sería mucho más fácil! 

Uno de los otros marineros, un hombre corpulento llamado Jonas, lo golpeó suavemente en la espalda con una risa. 

—¡Vamos, hombre! Admito que al principio pensé que este chico estaba loco, pero hasta ahora sus ideas siempre han funcionado. Además, este barco es todo un espectáculo. ¡No puedes negar que es impresionante! 

El traidor apretó los dientes y se fue al bosque sin decir más. 

Los marineros trabajaron con diligencia, talando árboles y llevando los troncos de vuelta al barco. Frank supervisaba el proceso desde la cubierta, utilizando su magia para moldear la madera en partes específicas mientras llegaba. 

—¡Más rápido! —gritó Frank con entusiasmo, manipulando un tronco con sus poderes para convertirlo en una rueda gigante—. ¡Esto va a ser épico! 

Los marineros no podían evitar reír ante la emoción del joven capitán. Incluso el gruñón traidor, aunque no lo admitiera, comenzó a sentir curiosidad por cómo resultaría todo. 

—¡Es como si estuviera construyendo un carruaje gigante! —bromeó Jonas mientras arrastraba otro tronco hacia el barco. 

—Un carruaje gigante con torretas y ballestas, querrás decir —respondió otro marinero, sacudiendo la cabeza con una sonrisa. 

—O un carruaje de locos —murmuró el traidor para sí mismo, aunque incluso él empezaba a ver el potencial del proyecto. 

Una vez que la madera estuvo lista, Frank trabajó sin descanso durante toda la noche. Con su magia oscura, reforzó las ruedas y las unió al casco del barco, creando un sistema que permitía que las enormes ruedas giraran con facilidad. También añadió un mecanismo impulsado por energía mágica que permitiría mover el barco sin necesidad de caballos ni otro tipo de fuerza externa. 

—¿Cómo puede alguien tan joven saber tanto sobre construcción? —preguntó uno de los marineros mientras observaba a Frank trabajar. 

—Quizá sea un genio… o un lunático —respondió Jonas, rascándose la barba. 

—Probablemente ambas cosas —añadió otro marinero con una risa. 

Frank, que escuchó los comentarios, simplemente sonrió. 

—Tal vez nunca lo sepan —dijo mientras ajustaba una de las ruedas—. Pero cuando este barco ruede por tierra como un titán, todos sabrán que valió la pena. 

Mientras tanto, el traidor observaba todo desde un rincón, planeando sus próximos pasos. 

—Cuando lleguemos al final del arcoíris y consigamos esa olla de oro, me llevaré todo el botín y dejaré a este loco sin nada —pensó mientras afilaba su cuchillo. 

Sin embargo, incluso él no pudo evitar sentir una extraña admiración por Frank mientras veía cómo el joven daba forma a su visión con una habilidad y determinación casi sobrehumanas. 

—¿Quién demonios es este chico? —murmuró para sí mismo. 

### **La Gran Revelación** 

Después de varios días de trabajo, el barco estaba terminado. Ahora, con sus enormes ruedas de madera reforzadas con acero y magia, parecía una combinación de barco y carro gigante, una visión completamente surrealista. 

—¡Listo! —dijo Frank, cruzándose de brazos mientras admiraba su obra—. ¡Ahora este barco puede ir a donde sea, ya sea por mar o tierra! 

Los marineros, agotados pero emocionados, estallaron en vítores. 

—¡Es increíble, capitán! —dijo Jonas, mirando las ruedas con asombro—. Nunca pensé que algo así fuera posible. 

Frank sonrió con orgullo. 

—Nada es imposible cuando tienes imaginación, Jonas. Ahora, prepárense, muchachos. ¡El viaje al final del arcoíris continúa! 

### **El Primer Viaje por Tierra** 

Cuando el barco comenzó a moverse por tierra, impulsado por la energía mágica que Frank había instalado, los marineros no podían creer lo que veían. 

—¡Esto es una locura! —exclamó uno de ellos mientras el barco avanzaba por un camino de tierra. 

—Una locura genial —añadió Jonas, riendo a carcajadas. 

El traidor, sin embargo, permaneció en silencio, todavía planeando su traición. 

Frank, sentado en el timón, no podía estar más feliz. 

—¡Próxima parada: el final del arcoíris! —gritó, levantando un brazo en señal de triunfo. 

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El viaje del barco terrestre de Frank avanzaba sin problemas. Las ruedas gigantes rodaban sin dificultad sobre el terreno desigual, y la tripulación se acostumbraba al movimiento inusual. Sin embargo, al llegar a un valle rocoso, el grupo se detuvo abruptamente. 

Frente a ellos, un puente natural de piedra se extendía sobre un abismo que parecía no tener fondo. Pero lo que realmente llamó la atención fue la gigantesca figura que bloqueaba el paso: un cíclope de más de cinco metros de altura, con un ojo amarillo brillante que los miraba fijamente. Su cuerpo estaba cubierto de cicatrices, y llevaba un enorme garrote hecho de un tronco arrancado y envuelto en espinas. 

—¡Alto ahí, intrusos! —rugió el cíclope con una voz que hizo temblar el suelo—. Este puente es mío, y si quieren cruzarlo, tendrán que demostrar que son dignos. 

Frank bajó del barco, con las manos en los bolsillos y una sonrisa confiada. Observó al cíclope de pies a cabeza y luego miró a su tripulación. 

—Bien, muchachos, aquí está su oportunidad de demostrarme que son dignos de ser parte de mi tripulación. Si quieren seguir viajando conmigo, tendrán que derrotar a este tipo. Yo intervendré si las cosas se ponen feas, pero quiero ver de qué están hechos primero. 

Los marineros intercambiaron miradas nerviosas. Jonas, el más valiente del grupo, dio un paso al frente y desenvainó su espada. 

—¡No te preocupes, capitán! Nos encargaremos de este gigante. 

El traidor, que todavía guardaba sus propios planes, se quedó en silencio. No quería arriesgarse demasiado, pero sabía que no tenía otra opción que participar. 

Jonas lideró el ataque, cargando directamente contra el cíclope con su espada levantada. Los otros marineros lo siguieron, gritando con valentía, aunque con un poco de temor en sus voces. 

—¡Vamos, chicos! ¡Por el capitán! —gritó uno de ellos. 

El cíclope, sin embargo, no parecía impresionado. Con un movimiento rápido de su garrote, barrió a dos de los marineros, lanzándolos contra las rocas cercanas. 

—¿Eso es todo lo que tienen? —se burló el cíclope, dejando escapar una risa estruendosa. 

Jonas esquivó por poco otro golpe del garrote y logró cortar la pierna del cíclope con su espada. Sin embargo, el arma apenas logró hacer un rasguño en la piel gruesa del gigante. 

—¡Maldita sea! —gruñó Jonas, retrocediendo—. ¡Este tipo es más duro de lo que parece! 

El cíclope respondió levantando su pie y aplastando el suelo donde Jonas estaba parado, obligándolo a rodar hacia un lado para evitar el impacto. 

Mientras la pelea continuaba, el traidor intentó mantenerse en la retaguardia, atacando solo cuando veía una oportunidad segura. Sin embargo, el cíclope lo vio y lo apuntó directamente con un golpe brutal. 

—¡Cobardes como tú no tienen lugar en mi puente! —rugió el cíclope mientras balanceaba su garrote. 

El golpe fue rápido y devastador. El traidor no pudo esquivarlo a tiempo, y el impacto lo lanzó varios metros por los aires antes de estrellarse contra una roca. Su cuerpo quedó inmóvil, y los demás marineros se detuvieron, horrorizados. 

—¡No! —gritó Jonas, con los ojos abiertos de par en par. 

Frank, que había estado observando todo desde la distancia, frunció el ceño. Aunque sabía que sus subordinados eran mortales, no había esperado que las cosas se tornaran tan graves. 

De repente, una figura oscura apareció a su lado. Era Hades, el dios del inframundo y padre de Frank, quien observaba la escena con una expresión seria. 

—Padre… —murmuró Frank, sorprendido. 

Hades colocó una mano en el hombro de su hijo y habló con voz grave pero comprensiva. 

—Hijo, no quiero verte triste por la pérdida de uno de tus subordinados. Recuerda que ellos te pertenecen. Mientras tú los lideres, sus almas estarán bajo mi protección. 

Frank miró a su padre, confundido. 

—¿Qué estás diciendo? 

—Estoy diciendo que ese hombre no está perdido para siempre —respondió Hades, señalando el cuerpo inmóvil del traidor—. Puedo devolverle la vida, pero la decisión es tuya. 

Frank reflexionó por un momento antes de asentir. 

—Hazlo, padre. Aunque no era el más leal, sigue siendo parte de mi tripulación. 

Hades sonrió levemente y extendió su mano. Una luz oscura envolvió el cuerpo del traidor, que comenzó a moverse lentamente. Los demás marineros observaron con asombro mientras su compañero volvía a la vida. 

El traidor, confundido y aturdido, se levantó con dificultad. 

—¿Qué… qué pasó? 

—Digamos que recibiste una segunda oportunidad —dijo Frank con una sonrisa irónica. 

Frank dio un paso al frente, dejando a sus subordinados detrás de él. Su rostro, normalmente relajado y confiado, estaba ahora lleno de determinación. 

—Ya he visto suficiente —dijo, cruzándose de brazos—. Buen intento, muchachos, pero está claro que este tipo es demasiado para ustedes. Ahora, es mi turno. 

El cíclope lo miró con una mezcla de burla y curiosidad. 

—¿Tú? ¿Un mocoso como tú cree que puede derrotarme? 

Frank sonrió, levantando una mano mientras una energía oscura comenzaba a rodearlo. 

—No lo creo… lo sé. 

Los marineros retrocedieron, sabiendo que estaban a punto de presenciar algo espectacular. Jonas, aún con la respiración agitada, murmuró para sí mismo: 

—Esto va a ser épico papus. 

Frank avanzó lentamente hacia el cíclope, con el viento soplando a su alrededor y su capa ondeando tras él. 

—Prepárate, grandullón. Es hora de que aprendas por qué soy el capitán de este barco. 

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Y así, Frank se preparaba para enfrentarse al poderoso cíclope, demostrando una vez más por qué era el líder indiscutible de su tripulación.