Chereads / oscuridad y dioses: el heredero del trono infernal / Chapter 12 - ### **Capítulo 11: "Un Cíclope Muy Débil"**

Chapter 12 - ### **Capítulo 11: "Un Cíclope Muy Débil"**

El puente de roca tembló bajo el peso del cíclope mientras éste miraba a Frank con una sonrisa burlona. A pesar de su tamaño y fuerza abrumadora, el gigante no pudo evitar sentirse desconcertado por la actitud indiferente del joven frente a él. Frank no solo estaba completamente relajado, sino que incluso bostezaba como si estuviera aburrido.

—¿Qué pasa, mocoso? ¿No tienes miedo? —rugió el cíclope, levantando su garrote de madera gigante y apuntándolo directamente hacia Frank.

Frank se estiró perezosamente y colocó las manos detrás de su cabeza, como si estuviera descansando bajo el sol. Con un leve encogimiento de hombros, respondió: 

—No es miedo, amigo. Es que esto es un poco… aburrido. Pero oye, adelante, haz tu mejor intento. 

Los marineros, de pie junto al barco, miraban la escena con expresiones de incredulidad. Jonas, todavía recuperándose de sus heridas, murmuró: 

—¿Está loco o es simplemente confiado? 

El traidor, ocultando su frustración tras una falsa expresión de preocupación, pensó para sí mismo: *Vamos, monstruo. Acaba con ese mocoso de una vez. Así podré quedarme con todo este barco y largarme de aquí.*

El cíclope, enfurecido por la actitud despreocupada de Frank, rugió con furia y levantó su garrote por encima de su cabeza, listo para aplastarlo de un solo golpe. 

—¡Prepárate para ser aplastado como un insecto! 

El garrote descendió con una fuerza devastadora, el aire silbando a su paso. Los marineros gritaron, algunos cubriéndose los ojos, convencidos de que su capitán estaba a punto de ser reducido a polvo. 

—¡Capitán! —gritó Jonas. 

Pero lo que sucedió a continuación dejó a todos boquiabiertos. Frank, sin moverse de su lugar, levantó una mano y detuvo el gigantesco garrote con la palma, como si no pesara más que una pluma. 

—¿Eso es todo? —preguntó Frank con una mezcla de aburrimiento y decepción. Luego dio un bostezo exagerado, frotándose los ojos como si estuviera demasiado cansado para continuar—. Honestamente, esperaba algo más impresionante. 

El cíclope parpadeó, incrédulo. Su enorme ojo amarillo se llenó de desconcierto mientras trataba de retirar su garrote de la mano de Frank, pero no pudo moverlo ni un centímetro. 

—¿Qué… qué eres tú? —balbuceó la criatura, retrocediendo ligeramente. 

Frank soltó el garrote con un movimiento despreocupado y comenzó a caminar hacia el cíclope. 

—¿Yo? Solo un tipo con una misión. Y, sinceramente, no tengo tiempo para perder con alguien tan patético como tú. 

De repente, Frank chasqueó los dedos, y del suelo comenzaron a surgir cadenas oscuras. Las cadenas, cubiertas de runas brillantes, se movieron como serpientes vivas y rodearon al cíclope, atándolo de pies a cabeza. 

—¡¿Qué demonios es esto?! —gritó el cíclope, luchando contra las cadenas que lo inmovilizaban. 

Los marineros observaron la escena con incredulidad. Jonas dejó caer su espada al suelo, mientras uno de los otros murmuraba: 

—Esto no es normal… nuestro capitán es… es un monstruo. 

El traidor, por otro lado, estaba al borde de un ataque de pánico. 

—¡No puede ser! ¡Esto es imposible! —pensó, mientras apretaba los puños de rabia—. ¡¿Cómo es que este bastardo es tan fuerte?! 

Frank se detuvo frente al cíclope, inclinando la cabeza mientras lo miraba con curiosidad. 

—¿Sabes? Podría jugar contigo un rato, pero eso sería cruel. Eres demasiado débil para ser un desafío. Así que… adiós, gusano. 

Con un gesto de su mano, Frank abrió un portal oscuro a sus espaldas. El portal emanaba una energía aterradora, y los gritos y lamentos de las almas perdidas resonaban desde su interior. 

—¡No! ¡No me envíes ahí! ¡Por favor! —suplicó el cíclope, su voz llena de desesperación. 

Frank, ignorando las súplicas de la criatura, chasqueó los dedos de nuevo, y las cadenas comenzaron a arrastrar al cíclope hacia el portal. 

—Espera, espera, espera… ¡podemos hablar de esto! ¡Te daré todo lo que quieras! —gritó el cíclope, luchando inútilmente contra las cadenas. 

—Ya tuve suficiente de tus gritos —dijo Frank, con un tono aburrido—. Hasta nunca. 

Con esas palabras, el cíclope fue arrastrado completamente al portal, que se cerró con un chasquido final. El valle quedó en completo silencio, excepto por el viento que soplaba suavemente. 

Jonas fue el primero en romper el silencio. 

—Capitán… eso fue… increíble. 

Uno de los otros marineros, todavía en shock, comentó: 

—Es oficial. Nuestro capitán no es humano. 

El traidor, por otro lado, intentaba controlar su respiración mientras una mezcla de miedo y rabia lo consumía. 

—¡Esto no es justo! ¡No puede ser tan fuerte! —murmuró en voz baja, lo suficientemente alto para que uno de los marineros lo escuchara. 

—¿Qué dijiste? —preguntó el marinero, arqueando una ceja. 

—Nada, nada… solo estaba diciendo que es… impresionante —respondió rápidamente el traidor, fingiendo una sonrisa nerviosa. 

Frank, mientras tanto, se giró hacia su tripulación con una sonrisa confiada. 

—Bueno, muchachos, ¿quién está listo para continuar? 

Jonas levantó la mano, todavía emocionado por lo que acababa de presenciar. 

—¡Yo estoy listo, capitán! ¡Con usted al mando, podemos enfrentarnos a lo que sea! 

El traidor, forzando una sonrisa, levantó la mano lentamente. 

—Sí… yo también… 

Frank caminó de regreso al barco, deteniéndose por un momento para mirar el lugar donde el cíclope había estado. 

—Supongo que eso fue un poco cruel —murmuró para sí mismo—. Pero bueno, él empezó. 

Antes de subir al barco, se giró hacia su tripulación y, con una sonrisa burlona, dijo: 

—La próxima vez, intenten no ser tan inútiles. Ahora, ¡vámonos! 

La tripulación asintió rápidamente, todavía tratando de procesar lo que acababan de presenciar. El barco terrestre comenzó a moverse nuevamente, mientras Frank se recostaba en su silla habitual, dejando que su tripulación reflexionara sobre la pelea. 

Y así, el grupo continuó su viaje, con un nuevo nivel de respeto —y miedo— hacia su enigmático capitán.