Chereads / oscuridad y dioses: el heredero del trono infernal / Chapter 8 - ### **Capítulo 7: El Pacto con Hécate**

Chapter 8 - ### **Capítulo 7: El Pacto con Hécate**

Frank estaba sentado en la proa de su barco, mirando el vasto mar con una mezcla de satisfacción y melancolía. Había cumplido su promesa a Poseidón, entregándole más ninfas a cambio de navegar por los mares sin tormentas ni problemas. La trampa era simple, pero efectiva, y Frank se sentía en deuda con el dios del océano, aunque solo un poco. 

—Es un trato justo —murmuró mientras veía las olas romper suavemente contra el casco de su barco. 

Sus cuervos sobrevolaban la nave, graznando suavemente como si fueran sus únicos compañeros vivos, aunque técnicamente tampoco lo estaban. Los remeros no muertos trabajaban incansablemente, remando al ritmo que Frank había dictado. 

Fue entonces cuando la temperatura del aire cambió. Un escalofrío recorrió el barco, y un aroma a incienso y humo llenó el ambiente. Frank no se inmutó. **Era común que dioses o semidioses aparecieran sin previo aviso en su vida.** 

—¿Ahora qué? —preguntó en voz alta, sin levantar la vista. 

Un suave sonido de pasos resonó detrás de él, acompañado por una voz femenina, profunda y misteriosa. 

—Tienes una actitud interesante para alguien que juega con la magia de la muerte —dijo la mujer, su tono cargado de curiosidad y un leve reproche. 

Frank giró lentamente, encontrándose con una figura envuelta en un manto negro que parecía absorber la luz misma. Sus ojos brillaban como pequeñas lunas, y un aura de poder oscuro la rodeaba. **Era Hécate, la diosa de la magia oscura y los encantamientos.** 

—Hécate, ¿eh? —respondió Frank, alzando una ceja—. ¿Qué te trae por aquí? ¿La buena compañía, el olor a cadáveres o las vistas? 

La diosa sonrió levemente, aunque había un destello de desdén en su mirada. 

—No todos los días uno encuentra a un hijo de Hades manipulando la nigromancia de esta manera. 

—¿Te refieres a mis remeros? —Frank señaló con la cabeza hacia los no muertos que remaban sin descanso—. No es para tanto. Solo un pequeño truco. 

—Pequeño truco, dices... —Hécate avanzó, observando detenidamente a los remeros y el aura oscura que los rodeaba—. Esta magia es nueva para mí. Nadie en este mundo se atreve a manipular las almas y los cuerpos de los muertos. ¿Acaso no temes enfurecer a tu padre? 

Frank se encogió de hombros, volviendo a mirar el mar. 

—¿Por qué tendría miedo de él? Es mi padre, no un inspector de impuestos. 

Hécate parpadeó, sorprendida por la respuesta. No estaba acostumbrada a que alguien hablara de Hades con tanta indiferencia. 

—Eso es... intrigante. La mayoría de los mortales y hasta los dioses lo temen, pero tú hablas de él como si no fuera gran cosa. 

Frank dejó escapar un bufido. 

—Porque no lo es. Si quisiera hacerme algo, ya lo habría hecho. Y honestamente, tengo cosas más importantes que preocuparme por lo que él piensa. 

 

Intrigada, Hécate cruzó los brazos y miró a Frank con atención. 

—Tu actitud me divierte, pero también me intriga. ¿Qué tal si te ofrezco un trato? 

Frank arqueó una ceja, girando lentamente hacia ella. 

—¿Qué clase de trato? 

Hécate extendió una mano, y un orbe de energía oscura apareció, girando lentamente entre sus dedos. 

—Quiero que seas mi alumno. Tienes un talento natural para la magia oscura, pero apenas estás rascando la superficie. Con mi guía, podrías aprender encantamientos y hechizos que ningún otro mortal o semidiós podría siquiera imaginar. 

Frank la miró en silencio por un momento, luego se recostó contra la barandilla del barco, sonriendo con diversión. 

—Déjame adivinar. ¿Quieres que sea tu aprendiz para que luego haga tu trabajo sucio? 

Hécate soltó una suave risa, su tono cargado de ironía. 

—¿Trabajo sucio? Por favor, no seas tan dramático. Piensa en esto como una oportunidad de expandir tu poder y asegurarte de que nadie pueda desafiarte. Además, sería divertido tener un alumno tan... peculiar. 

Frank inclinó la cabeza, fingiendo pensar. 

—¿Y qué gano yo además de un montón de hechizos que probablemente no usaré? 

—Libertad —respondió Hécate, dando un paso hacia él—. La magia oscura te permitirá liberarte de las limitaciones que incluso los dioses imponen. Podrás reescribir las reglas a tu favor. 

Frank se frotó la barbilla, mirando el horizonte. 

—Suena tentador, pero no soy muy fanático de los compromisos a largo plazo. 

Hécate sonrió, entendiendo que necesitaba algo más para convencerlo. 

—Entonces hagamos un trato más sencillo: aprende de mí y, si decides que no es para ti, puedes irte. Sin ataduras. 

Frank se volvió hacia ella, con una sonrisa torcida. 

—¿Sin ataduras? Eso suena demasiado bueno para ser verdad. 

—Puedes confiar en mi palabra —respondió Hécate, aunque su sonrisa tenía un toque enigmático. 

Frank soltó una carcajada. 

—¿Confiar en una diosa de la magia oscura? Claro, ¿por qué no? ¿Qué podría salir mal? 

Hécate alzó una ceja, claramente divertida por su sarcasmo. 

—Entonces, ¿qué dices? 

Frank se enderezó, extendiendo una mano hacia ella. 

—Está bien, veamos qué tienes para ofrecer, diosa de la magia oscura. Pero si intentas manipularme, prepárate para enfrentarte a algo más oscuro que tus encantamientos. 

Hécate aceptó el apretón de manos, su sonrisa ampliándose. 

—Eres un desafío interesante, Frank. Esto será... divertido. 

### **El Primer Entrenamiento** 

Esa misma noche, Hécate comenzó a enseñarle los fundamentos de la magia oscura. Los remeros no muertos seguían trabajando incansablemente, mientras Frank y la diosa practicaban en la cubierta del barco. 

—La magia oscura no se trata solo de destrucción —explicó Hécate, mientras creaba un círculo de runas en el aire—. También es creación, manipulación y, sobre todo, control. 

Frank observaba con los brazos cruzados, claramente escéptico. 

—Eso suena bien y todo, pero lo que quiero saber es cómo lanzar rayos de oscuridad o invocar bestias del inframundo. 

Hécate suspiró, llevándose una mano a la frente. 

—Eres como un niño con un juguete nuevo. La magia requiere paciencia y disciplina. 

Frank levantó una mano, interrumpiéndola. 

—¿Paciencia? Estoy muerto por dentro, no sordo. Dame algo más emocionante. 

Hécate chasqueó los dedos, y una criatura hecha de sombras emergió de la cubierta del barco, rugiendo con fuerza. 

—¿Eso es lo suficientemente emocionante para ti? 

Frank sonrió de lado, preparándose para el desafío. 

—Ahora sí estamos hablando el mismo idioma. 

Mientras la criatura avanzaba hacia él, Frank comenzó a utilizar lo que había aprendido de su conexión con los cuervos, moviéndose de manera impredecible y buscando puntos débiles en la forma oscura. 

Hécate lo observaba con interés. 

—Tienes talento, pero eres demasiado impulsivo. Si no controlas tu poder, terminarás destruyéndote a ti mismo. 

Frank, esquivando un golpe de la criatura, respondió entre risas: 

—¿Destruirme? Qué optimista eres. 

La batalla continuó, y aunque Frank logró derrotar a la criatura, quedó claro que aún tenía mucho que aprender. 

—Está bien, admito que esto es interesante —dijo mientras se limpiaba el sudor de la frente—. Tal vez trabajar contigo no sea tan malo después de todo. 

Hécate sonrió, satisfecha. 

—Eres un alumno difícil, pero creo que disfrutaré enseñarte. 

Y así, Frank comenzó su entrenamiento bajo la guía de Hécate, navegando por los mares con su tripulación de no muertos y enfrentando un futuro lleno de desafíos y secretos oscuros.