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Chapter 56 - Sholan vs. Angela: La Confrontación

El enfrentamiento entre Sholan y Angela comenzó como un estallido de furia y destreza. Angela, recuperada del uppercut que la había lanzado a través del edificio, se lanzó contra él con la fiereza de una cazadora experimentada. Su espada celestial trazaba arcos de luz a una velocidad vertiginosa, cada corte buscaba alcanzar a Sholan y romper su defensa.

Sholan, flotando con calma en el aire, no mostraba signos de preocupación. Había evaluado a su oponente rápidamente tras su primer intercambio. Angela era increíblemente hábil, un guerrero de élite cuya fuerza y velocidad superaban a la mayoría de los ángeles que había enfrentado. Sin embargo, no alcanzaba el nivel de Thor, algo que lo obligaba a ajustar su enfoque.

"No puedo usar toda mi fuerza aquí," pensó Sholan. "Si me excedo, podría acabar con ella antes de que entienda lo que realmente está enfrentando."

Activó sus tres tipos de Haki para manejar la situación con precisión.

Cada movimiento de Angela era anticipado con frialdad por los Ojos del Infinito y su Haki de Observación. Los arcos de su espada, las fintas rápidas y los movimientos impredecibles eran como un libro abierto para él. Esquivaba cada ataque con movimientos mínimos, como si estuviera un paso por delante de ella en todo momento.

Angela gruñó con frustración al ver que su oponente no sólo evitaba sus golpes, sino que parecía jugar con ella, manteniéndose siempre fuera de su alcance.

—¿Te burlas de mí, mortal? —exclamó Angela, aumentando la intensidad de sus ataques.

—No me estoy burlando —respondió Sholan con serenidad, esquivando un tajo que pasó a milímetros de su rostro—. Sólo te estoy mostrando la diferencia entre nosotros.

Cuando Angela logró conectar un golpe directo, su espada chocó contra los brazos de Sholan que se encontraban de un color negro ébano. El Haki de Armadura absorbió el impacto, protegiéndolo como una segunda piel. Sholan usó la oportunidad para contraatacar, enviando un golpe al abdomen de Angela que la hizo retroceder varios metros, jadeando por aire.

—Eres resistente —dijo Sholan, cruzándose de brazos—. Pero estás fuera de tu liga.

Angela se lanzó de nuevo, ignorando el dolor, pero esta vez Sholan liberó una ráfaga del Haki del Rey. La presión de su voluntad pura hizo que el aire temblara y que varios ángeles cercanos se desplomaran, incapaces de resistir su poder.

Angela, sin embargo, resistió, aunque con dificultad. Su determinación la mantuvo de pie, pero su respiración era pesada, y su mirada reflejaba algo más que frustración: un destello de duda.

—¿Qué eres tú realmente? —preguntó, aferrando su espada con ambas manos mientras intentaba recuperar el aliento.

Sholan no respondió. En cambio, cerró los ojos, como si estuviera meditando, mientras Angela intentaba idear una estrategia para vencerlo.

Angela no era una guerrera inexperta. Observó cómo Sholan parecía estar bajando la guardia, y en un movimiento rápido, lanzó una ráfaga de dagas celestiales para distraerlo mientras cargaba hacia él con un ataque frontal.

Sholan abrió los ojos al último momento, pero no para defenderse. Había estado esperando esa pequeña distracción.

—Esto se acaba ahora —dijo con frialdad.

Angela sintió un cambio en la atmósfera. Antes de que pudiera reaccionar, Sholan ejecutó un movimiento preciso, evocando la técnica que había preparado en silencio: El Puño Fantasma del Fénix.

Una figura humanoide ardiente emergió detrás de Sholan, majestuosa como un ave de pesadilla. El fénix rugió con una energía sombría que envolvió el campo de batalla, deteniendo a todos los presentes.

—¡Despierta, fénix! —exclamó Sholan mientras su puño, cubierto de energía espectral, impactaba directamente la cabeza de Angela atravesándola de lado a lado.

La fuerza del golpe la lanzó hacia atrás con un grito, atravesando los cielos como un cometa y aterrizando violentamente en el suelo, levantando una nube de polvo y escombros. El impacto dejó un cráter a su alrededor.

Sholan bajó el puño lentamente, mientras el fénix desaparecía detrás de él, dejando un eco de energía sombría que se desvaneció en el aire.

—Te tengo, Angela. —murmuró con una sonrisa fría, flotando hacia el cráter.

Angela, aunque herida, no estaba derrotada del todo. Se levantó con dificultad, su espada temblando en su mano mientras su mirada se llenaba de determinación una vez más.

—Esto... no ha terminado... —jadeó, mientras el campo de batalla volvía a rugir a su alrededor.

El duelo continuaría, pero Sholan ya había dejado claro quién tenía el control.