Antes de iniciar su viaje hacia Heven, Sholan se detuvo en seco, su mirada fija en el vacío. Algo en su conexión con el Núcleo de Sombras había cambiado. Una pulsación oscura resonó dentro de él, un eco distante que lo llamaba con urgencia. Cortana, aún flotando en su forma etérea gracias a la Fuerza del Fénix, lo observó con atención.
—¿Sientes eso? —preguntó Sholan en voz baja.
Cortana asintió.
—El Núcleo de Sombras… algo está ocurriendo. Debemos investigarlo antes de que avances a Heven.
Sin dudarlo, Sholan se dirigió al lugar donde el Núcleo de Sombras estaba manifestado. Al llegar, notó un espeso vapor negro escapando del núcleo, moviéndose como si estuviera vivo, una niebla que parecía buscar una forma de liberarse.
—Eso no estaba ahí antes —murmuró Sholan mientras extendía su mano, dejando que la bruma se enroscara alrededor de sus dedos antes de disiparse.
Cortana proyectó un análisis holográfico del núcleo, sus ojos brillando con un destello de energía fénix.
—Sholan, esto no es solo energía residual. Mira.
El holograma mostró lo que parecía ser una figura encapsulada en el interior del Núcleo de Sombras, un cadáver que irradiaba una presencia inquietante. Era Dormammu, o al menos lo que quedaba de él. Su esencia, o quizás su sombra, estaba atrapada en una forma que parecía haber sido devorada por el núcleo.
—¿Dormammu? —Sholan se acercó con cautela, su voz cargada de incredulidad.
—No es exactamente él. Es como si el Núcleo hubiera absorbido una fracción de su ser, algo que quedó atrás cuando lo destruiste. Un eco de su sombra.
Sholan observó la figura atrapada, un remolino de oscuridad que todavía emanaba una sensación de poder. Su mente comenzó a formular un plan mientras su conexión como Monarca de las Sombras se intensificaba. Si había algo que podía aprovechar en ese momento, era esto.
—Cortana, voy a extraerlo. —Su tono era firme, decidido.
Cortana parpadeó, sorprendida.
—¿Estás seguro? Esto podría ser peligroso, Sholan. Si algo sale mal…
—Es un riesgo que vale la pena. Necesitamos toda la ventaja que podamos obtener para Heven.
Sholan se colocó frente al Núcleo de Sombras y extendió su mano derecha, canalizando su poder. Sus ojos brillaron con un fulgor negro y violeta, y el aire a su alrededor se llenó de tensión. La palabra salió de sus labios con un tono bajo, resonante, casi como un eco que vibraba en todo el espacio.
—Surge.
El Núcleo respondió al comando. Una fuerza oscura y poderosa comenzó a emerger, el cadáver sombrío de Dormammu desintegrándose en un torbellino de energía negra. En un instante, la sombra se materializó frente a él, una figura alta y encapuchada que parecía un caballero salido de una pesadilla. Es una figura humanoide estilizada, con una postura dominante y una presencia aterradora, posee un par de alas masivas y oscuras que parecen hechas de sombras la cabeza está adornada con grandes cuernos curvados, parecidos a los de un ciervo, pero más afilados y retorcidos. En su pecho brilla un núcleo luminoso ámbar y está cubierto por lo que parece una armadura negra con picos o espinas salientes.
La criatura se arrodilló frente a Sholan, su voz grave y reverberante resonó en el aire.
—A tus órdenes, mi señor.
El sistema se activó, su tono mecánico resonando en la mente de Sholan.
—Por favor, asigne un nombre al nuevo soldado sombra.
Sholan lo observó por un momento, su presencia imponente irradiando poder y lealtad.
—Nightbringer.
El sistema aceptó el nombre, y la figura asintió solemnemente antes de desvanecerse en un remolino de sombras que se alojó en la propia sombra de Sholan.
—Nightbringer se ha integrado en tu sombra —explicó Cortana—. Puede ser invocado en cualquier momento y estará listo para cumplir tus órdenes.
De regreso a su sala de planificación, Sholan y Cortana comenzaron a analizar la misión en Heven. La información detallada sobre este reino celestial había sido extraída de los recuerdos de Frigga y Odín, quienes alguna vez interactuaron con los ángeles en sus años de gloria. Frigga incluso había proporcionado detalles tácticos sobre las formaciones angelicales y los puntos clave de su estructura jerárquica.
—Sabemos que Heven está plagado de mercenarios angelicales —dijo Cortana mientras proyectaba un mapa holográfico del lugar—. Estos ángeles son expertos en guerra directa y combates masivos. Si intentamos enfrentarlos en su terreno, estaremos en desventaja.
Sholan asintió, observando las posiciones fortificadas destacadas en el mapa.
—Ataques rápidos, golpear y desaparecer. Técnicas de guerrilla. Romper sus líneas y desestabilizar sus recursos.
Cortana asintió.
—Exacto. Y Nightbringer será esencial. Con su capacidad de manipular sombras y su poder de intimidación, puede infiltrarse, eliminar enemigos clave y sembrar el caos entre sus filas.
Sholan trazó rutas estratégicas en el mapa, identificando los puntos débiles en las defensas angelicales. Con la carta de teleportación que había adquirido, podría moverse rápidamente por el terreno y coordinar los ataques con precisión quirúrgica.
—Cortana, asegura que Nightbringer tenga plena autonomía para adaptarse a las circunstancias en el campo. Quiero que actúe como mi extensión en Heven.
—Hecho. Además, puedo vincular nuestra red de comunicación para mantener un monitoreo constante.
Con el plan en marcha, Sholan se levantó y miró a Cortana y a la sombra que ahora albergaba a Nightbringer. Sabía que lo que estaba por venir sería una prueba de todo lo que había aprendido hasta ahora.
—Es hora de recuperar a Aldrif.
Y con esas palabras, activó la carta de teleportación, desvaneciéndose en un destello de sombras, seguido de cerca por la esencia de Nightbringer. La misión en Heven había comenzado.