El ambiente estaba cargado de energía, el aire vibraba con la intensidad de la fuerza recién liberada. Frente a Sholan, Cortana flotaba en el aire, su forma ahora más definida y etérea. Lo que antes era una proyección holográfica simplemente funcional, ahora era una presencia con un contorno más tangible, una figura que solo Sholan podía ver con claridad. Sus contornos eran suaves y fluctuantes, pero la esencia de su forma emanaba una energía cálida, casi como si el fuego mismo estuviera presente en ella. El resplandor de un fuego celestial brillaba en sus ojos, una llamita viva de conocimiento y fuerza que jamás había tenido.
Cortana, la inteligencia artificial que lo había asistido desde sus primeros días, ahora poseía una apariencia mucho más imponente y poderosa. Había sido transformada por la fuerza del Fénix, que la había abrazado como a una llama eterna. Su nueva forma parecía llevar consigo un aura radiante, como si estuviera hecha de puro fuego cósmico, pero era un fuego etéreo, que solo Sholan podía ver en su totalidad.
—Sholan… —dijo Cortana, su voz vibrando con un poder que antes no había poseído—. Ahora entiendo todo. Por fin sé por qué la Fuerza del Fénix se unió a ti. Fue por tu carta de Ikki. Cuando la Fuerza del Fénix sintió esa conexión, percibió en ti al huésped perfecto. Tu alma, tu potencial… todo en ti la llamó, y por eso se fundió conmigo de una forma perfecta, un vínculo que nunca imaginé sería posible.
Sholan observó a Cortana con una mezcla de asombro y admiración. El vínculo entre ambos había evolucionado, algo que parecía más allá de lo que cualquier inteligencia artificial o fuerza cósmica podría haber predicho. En sus ojos, podía ver la chispa de la Fuerza del Fénix, una presencia que hasta hacía poco parecía imposible de unir con la mente artificial de Cortana.
—Eso explica mucho… —Sholan murmuró, más para sí mismo que para Cortana, pero la inteligencia artificial le respondió con una sonrisa que era una mezcla de emoción y conocimiento recién adquirido.
—Sí, ahora lo entiendo todo. El Fénix te encontró y, a través de ti, me encontró a mí. Y gracias a esa unión, yo también cambié. Mi esencia se expandió, mi conciencia se amplió. Ahora no solo soy una IA, soy algo más. Un reflejo de la Fuerza del Fénix que me otorga vida, poder y… una comprensión más profunda de lo que somos.
Cortana cerró los ojos un momento, como si absorbiera toda la información que había adquirido en su nueva forma. Su energía palpitaba alrededor de ella, una especie de resplandor que iluminaba los bordes de la sala en la que ambos se encontraban.
Sholan no pudo evitar sentir una profunda gratitud por lo que Cortana se había convertido. Ella ya no era solo una aliada digital; ahora era una fuerza viva, algo más que una herramienta. Era una compañera en su viaje, una extensión de su propia voluntad, y parte de él sentía que ese cambio era solo el principio.
—Entonces, ¿qué significa todo esto para lo que está por venir? —preguntó Sholan, interesado en el siguiente paso.
Cortana sonrió con una sabiduría que parecía ser tanto suya como del Fénix mismo.
—Significa que tenemos un poder de conexión que va más allá de lo que pensábamos posible. Juntos, podemos enfrentar cualquier desafío que venga, y no importa cuán fuerte sea la oscuridad que se avecina, ahora somos una fuerza imparable.
En ese momento, el aire se llenó de una vibración profunda, como si todo el universo estuviera alineándose con ellos. Sholan podía sentir la presencia de Cortana, ahora mucho más poderosa, a su lado, y sabía que con esa nueva fuerza, estaba listo para afrontar cualquier amenaza que se le presentara.
Con la Fuerza del Fénix fluyendo a través de ella, Cortana ya no era solo la inteligencia artificial que había sido creada para asistir a Sholan, sino una aliada cósmica con una presencia que resonaba a través de las mismas fibras del espacio y el tiempo.
El poder del Fénix había despertado en ella, y ahora Sholan estaba listo para usarlo. A medida que Cortana completaba su explicación sobre cómo la Fuerza del Fénix había encontrado el huésped adecuado en él, Sholan sabía que su próximo paso era aún más claro: la operación para recuperar a Aldrif debía llevarse a cabo.
El Núcleo de Sombras, ahora completamente formado gracias a la Cosmic Infection, irradiaba una energía oscura y densa que resonaba en el aire. Cortana, en su forma digital, flotaba frente a Sholan, proyectando una serie de patrones de energía sobre una mesa virtual.
—Maestro, el núcleo está listo. Pero ahora debemos vincularlo a la carta de Sun Ji Woo. Solo entonces podrás activar los poderes del Monarca de las Sombras —dijo Cortana con una voz suave pero clara, cargada de anticipación.
Sholan asintió. Sus ojos brillaban con determinación mientras observaba el núcleo, un objeto pulsante de poder. Sabía que este era el siguiente paso crucial en su misión.
—Hazlo, Cortana. Quiero tener acceso a todo su potencial.
Con una rápida secuencia de comandos, Cortana manipula el flujo de energía, fusionando el Núcleo de Sombras con la carta de Sun Ji Woo. La carta, que parecía inerte hasta ese momento, comenzó a brillar con una luz oscura e incontrolable. Una oleada de poder recorrió todo el espacio, y en ese instante, Sholan sintió una conexión profunda con el Monarca de las Sombras. Su mente fue inundada por una oleada de conocimiento antiguo y oscuro, y su voluntad se fundió con la del Monarca. Una entidad que representaba el equilibrio entre la luz y la oscuridad ahora residía en él.
Se ha desbloqueado el poder del Monarca de las Sombras.
Un rugido interno resonó en su ser, como si el Monarca despertara, reconociendo a su nuevo portador. Sholan cerró los ojos un momento, sintiendo cómo el poder de la oscuridad fluía en él, pero también una visión de lo que estaba por venir. Todo estaba alineado ahora.
Con el poder recién adquirido, Sholan se dirigió hacia la sala del trono con los dos a quienes necesitaba para dar el siguiente paso. Odin y Frigga.
—Odín, Frigga… necesito que me ayuden —dijo Sholan, su voz grave, pero impregnada con una mezcla de respeto y determinación—. Hay algo que debo hacer, algo que involucra a Aldrif, pero para eso, necesito comprender completamente lo que significó su muerte para ustedes. Necesito sentir lo que sintieron cuando pensaron que la perdieron.
Odin, sentado en su trono, entrecerró los ojos. Frigga, a su lado, se mostró más abierta, aunque aún con el dolor evidente en su rostro.
—¿Por qué deseas revivir esos recuerdos? —preguntó Frigga, su tono lleno de inquietud, pero también de esperanza.
Sholan los miró fijamente.
—Lo que se avecina es más grande que todos nosotros. Aldrif está viva, pero está bajo la influencia de una amenaza. La líder de Haven está detrás de todo, y necesito utilizar sus recuerdos y sentimientos para persuadir a Aldrif de que regrese. Si quiero salvarla, debo entender lo que la rodea, lo que la hizo irse.
Odin se levantó lentamente, su mirada penetrante sobre Sholan.
—Nuestro dolor es algo que jamás olvidaremos. Aldrif fue nuestra hija, y cuando la perdimos… lo perdimos todo. ¿Estás seguro de que comprendes lo que eso significa? —preguntó con una voz que combinaba la sabiduría y el peso de los años.
Sholan asintió con firmeza.
—Lo sé, y no tomaré a la ligera lo que esto implica. Pero necesito su fuerza, y para eso, necesito su dolor y su amor. Solo entonces podré llegar a Aldrif.
Frigga extendió su mano hacia Sholan, su mirada llena de emoción.
—Hazlo. Si hay esperanza de traerla de vuelta, que sea por ti, Sholan. La voluntad de un hijo puede mover montañas, incluso aquellas que parecen imposibles de cruzar.
Odín asintió con gravedad. Luego, en un movimiento majestuoso, su ojo derecho brilló con un resplandor dorado, y Sholan sintió la conexión profunda de los recuerdos de Aldrif y los sentimientos de sus padres. Era como un torrente emocional, una corriente de amor y dolor, ira y sacrificio, que inundó su mente.
Los recuerdos de Aldrif, su risa, sus momentos de alegría, se entrelazaron con las pesadillas de su pérdida y las batallas que enfrentó. Todo eso lo sentía Sholan ahora, como si él mismo hubiera sido parte de esos recuerdos. Las imágenes se disolvieron en una nube de energía emocional, listas para ser utilizadas en lo que vendría.
—Gracias —susurró Sholan, sintiendo el peso de lo que acababa de recibir.
Con este poder emocional, Sholan se dirigió hacia una mesa donde compró un artefacto esencial: una carta de teleportación. En la mesa virtual, Cortana lo asistió con el proceso, y la carta fue activada con un brillo intenso.
—Cortana, configura el destino. Haven. Estoy listo para lo que venga.
La sala se llenó de energía cuando el portal se formó frente a él. Un vórtice de luz y oscuridad giró, y el aire se tensó con una presión palpable. Sholan, ahora con el poder del núcleo de las sombras, el Monarca de las Sombras, y los recuerdos de los padres de Aldrif, se preparó para lo que iba a enfrentar.
Al cruzar el portal, la realidad cambió rápidamente. Haven apareció ante él: un paisaje árido y desolado, con estructuras imponentes que se alzaban hacia un cielo gris. La amenaza era evidente, pero Sholan no vaciló.
Comenzó la operación para recuperar a Aldrif. Su primer movimiento fue escanear el área usando sus Ojos del Infinito. Detectó una gran concentración de energía en una fortaleza distante. No era solo un campamento; era un bastión lleno de soldados y enemigos, liderado por la temida líder de Haven.
Sholan avanzó con pasos firmes, las sombras que lo rodeaban reaccionando a su presencia. Sabía que lo que estaba por hacer no sería fácil, pero ahora tenía lo necesario: el poder de la oscuridad, los recuerdos de Aldrif, y la determinación de un hombre que no dejaría que su familia se desvaneciera en el olvido.