El portal al Dungeon del Contrato de Judas se abrió frente a Sholan, iluminando la oscura sala con una luz azulada que parecía vibrar con anticipación. Apenas tenía ocho años, pero su pequeña figura irradió una confianza que no coincidía con su edad. Dio un paso adelante, y el mundo cambió drásticamente.
De pronto, se encontraba en el corazón del caos. Estaba en el cuartel de la Liga de la Justicia, aunque apenas era reconocible: pilares destruidos, escombros esparcidos, y el sonido de explosiones retumbando como tambores de guerra. A un lado, Batman y Superman yacían inconscientes, mientras los villanos de la Liga de la Injusticia avanzaban sin oposición.
Sholan parpadeó, tratando de asimilar lo que veía. Los miembros de la Liga de la Injusticia se detuvieron por un instante, observando al joven intruso con curiosidad y desprecio.
—¿Y este mocoso? —soltó el Joker con su característica risa chillona, lanzando una granada al aire como si fuera un juguete.
—Debe ser algún nuevo experimento fallido de los héroes —dijo Lex Luthor, ajustando su exotraje con una sonrisa calculadora.
Los villanos intercambiaron miradas. Para ellos, Sholan parecía un blanco fácil, un niño que había llegado al lugar equivocado en el momento equivocado.
—Deberíamos aprovechar esto. Si lo eliminamos ahora, podría desestabilizar a la Liga —continuó Luthor.
—¿Eliminemos? ¡Qué palabra tan aburrida! —rió el Joker—. Yo diría… ¡aplastemos!
Sin previo aviso, Luthor disparó un rayo de energía desde su exotraje, dirigiéndolo directamente hacia el niño. Al mismo tiempo, el Joker lanzó una ráfaga de explosivos, llenando el aire con el silbido de proyectiles.
Sholan se quedó inmóvil por un momento, sus Ojos del Infinito brillando con intensidad. Observó cómo los ataques convergían hacia él, cada trayectoria, cada movimiento, cada variable calculada con precisión en su mente.
Con un movimiento rápido, levantó una mano y creó una pequeña barrera de energía que desvió el rayo hacia una pared cercana. Los explosivos del Joker explotaron en el aire, incapaces de atravesar su defensa.
—¿Eso es todo? —preguntó Sholan, con una calma que desconcertó a sus oponentes.
Luthor, furioso, ajustó su exotraje para amplificar la potencia de su siguiente ataque.
—¡No eres más que un niño! ¡Voy a aplastarte como el insecto que eres!
El exotraje lanzó una serie de misiles guiados, cada uno programado para seguir los movimientos de Sholan. Sin embargo, el joven Saiyajin se movió con una velocidad impresionante, esquivando cada proyectil con una agilidad casi sobrenatural.
—Eres demasiado lento.
Antes de que Luthor pudiera reaccionar, Sholan reunió energía en su mano derecha, formando una pequeña esfera luminosa. Con un grito, lanzó el ataque directamente al núcleo del exotraje.
La explosión resultante fue devastadora. Luthor apenas tuvo tiempo de gritar antes de ser consumido por la luz. Cuando el humo se disipó, no quedaba rastro de él.
El Joker, viendo la caída de Luthor, comenzó a reír como un maniático.
—¡Oh, esto es simplemente delicioso! Un niño con fuego. Pero veamos qué tan bien manejas esto.
Sacó un control remoto y presionó un botón. Desde los escombros surgió un enorme robot de aspecto grotesco, armado con lanzallamas y cuchillas giratorias. El Joker subió a la cabina y dirigió el monstruo metálico hacia Sholan.
El niño no se movió. En lugar de eso, extendió ambas manos, y una energía dorada comenzó a rodearlo. El robot cargó hacia él, pero antes de que pudiera alcanzarlo, Sholan disparó una ráfaga de energía que atravesó la máquina.
—Final Flash — gritó Sholan, destruyendo el grotesco robot en segundos.
El Joker saltó de la cabina en el último momento, aterrizando torpemente en el suelo.
—¿No tienes sentido del humor? —preguntó, jadeando.
—No cuando tú eres el chiste.
Con un movimiento rápido, Sholan liberó de su mano una onda de energía que redujo al Joker a cenizas.
El aire vibró repentinamente, y antes de que Sholan pudiera relajarse, apareció Flash Reverso. Su velocidad era abrumadora, convirtiéndolo en un borrón rojo que zumbaba alrededor del niño.
—¿Qué tan rápido puedes reaccionar, mocoso? —preguntó el velocista, su voz llena de burla.
Sholan cerró los ojos, sintiendo el Ki y cada movimiento del enemigo. Cuando Flash Reverso intentó atacarlo desde atrás, Sholan utilizó el Taiyoken y en los pocos instantes en que el Flash Reverso quedó ciego y confundido, Sholan se giró rápidamente golpeándolo con precisión en un punto de su cuerpo que lo paralizó momentáneamente.
El velocista se tambaleó, sorprendido y completamente en shock.
—¿Cómo…?
—No importa qué tan rápido seas, solo puedes atacar en línea recta y es fácil de sentir donde estás gracias a tu Ki maligno.
Con un último ataque, Sholan puso su mano sobre el abdomen del Flash Reverso canalizó su energía y lo desintegró de la misma forma que lo hizo Vegeta cuando acabó con Pui Pui en la saga de Majin Boo.
La sala quedó en silencio, rota solo por el sonido de los escombros cayendo. Batman y Superman finalmente recuperaron el conocimiento, observando la escena con incredulidad.
Batman fue el primero en hablar.
—¿Quién eres tú?, ¿Qué eres?, ¿Qué hiciste? —preguntó rápidamente con su tono frío y autoritario.
—Soy Sholan, soy un alíen como Superman y me defendí —respondió Sholan, con una tranquilidad que descolocó al Caballero Oscuro.
—Eran asesinos, pero eso no justifica matarlos —dijo Batman, avanzando hacia él.
—Intentaron matarme primero. Si no los detenía, yo estaría muerto. No pedí esta pelea, pero tampoco iba a quedarme quieto.
Superman intervino, colocando una mano en el hombro de Batman.
—Bruce, no puedes juzgarlo con nuestras reglas. Es solo un niño, pero ha demostrado que sabe defenderse.
Wonder Woman asintió.
—Es un extranjero, y tiene su propio código. No podemos imponerle el nuestro.
La discusión entre los héroes se tornó tensa. Batman cruzó los brazos, su mirada fija en Sholan. Aunque el niño no mostraba signos de agresión, el recuerdo de su ataque letal seguía fresco en la mente del Caballero Oscuro.
—Es increíblemente poderoso, pero también es un niño. No podemos ignorar lo que hizo. —La voz de Batman era firme, pero había un atisbo de preocupación.
—¿Y qué sugieres? —intervino la Mujer Maravilla, con los brazos en jarras y la mirada fija en su compañero—. ¿Encerrarlo? ¿Juzgarlo como a un adulto? No podemos aplicar nuestras leyes humanas a alguien que claramente no entiende nuestras normas.
—No es cuestión de juicio. Es cuestión de control. —Batman señaló a Sholan—. Si no aprendemos a manejarlo ahora, podríamos lamentarlo más adelante.
Superman, con una expresión más relajada pero igualmente seria, dio un paso al frente.
—Bruce, es solo un niño. No podemos tratarlo como una amenaza cuando lo que necesita es orientación. Yo sé lo que es llegar a este mundo sin entender nada, sentirte aislado. Él merece la oportunidad de aprender y crecer.
La Mujer Maravilla asintió.
—Estoy de acuerdo. Tiene un gran poder, sí, pero también es evidente que necesita apoyo y guía. Si lo tratamos como un enemigo, solo alimentaremos su desconfianza hacia nosotros.
—¿Y qué propones? —preguntó Batman, con una ceja levantada.
Diana miró a Sholan con una expresión suave pero decidida.
—Lo mejor sería que pasara tiempo con los Jóvenes Titanes. Ellos son más cercanos a su edad y podrían ayudarlo a adaptarse. Además, estar rodeado de compañeros podría enseñarle a trabajar en equipo y comprender mejor este mundo.
Superman asintió, mostrando una leve sonrisa.
—Es un buen punto. Los Titanes tienen experiencia con jóvenes con habilidades especiales. Además, Nightwing está allí, y confío en su juicio.
Batman frunció el ceño, visiblemente insatisfecho, pero no respondió de inmediato. Finalmente, exhaló profundamente.
—Si esa es la decisión, entonces se le asignará un mentor. Alguien que pueda manejarlo si las cosas se descontrolan.
—¿Estás sugiriendo que Nightwing lo vigile? —preguntó Diana, alzando una ceja.
—No. Estoy sugiriendo que todos lo vigilemos —dijo Batman, mirando a Sholan con intensidad—. Este no es solo un asunto de entrenamiento; es una responsabilidad compartida.
Sholan, que había permanecido callado todo el tiempo, finalmente alzó la vista. Sus ojos reflejaban una mezcla de determinación y frustración contenida, poco comunes en alguien de su edad. Cuando habló, su voz era suave pero firme, resonando con una sabiduría que nadie esperaba de un niño de ocho años:
—No necesito que me vigilen como a un criminal. Pero sí necesito decir algo. —Sholan hizo una pausa, mirando a Batman directamente—. He escuchado tus palabras sobre no matar, sobre cómo trazar esa línea te hace diferente a ellos. Pero ¿realmente lo hace?
Batman entrecerró los ojos, su postura rígida mientras cruzaba los brazos.
—Esa línea es lo que nos separa de ellos. Es lo que nos mantiene humanos, lo que nos impide convertirnos en lo mismo que combatimos.
Sholan inclinó la cabeza, como si analizara esas palabras. Luego respondió con una calma que cortó el aire.
—¿Y qué pasa con los inocentes que mueren porque no haces lo que deberías? Tú tienes el poder de detener a gente como el Joker, Luthor o cualquier otro villano aquí. Pero en lugar de eso, los encierras una y otra vez, sabiendo que escaparán. Sabes que volverán a matar, a destruir vidas. Y al dejarlos vivir, permites que sigan haciendo daño. ¿Eso no te convierte, de alguna manera, en cómplice de sus crímenes?
El silencio en la sala era ensordecedor. Superman y Wonder Woman intercambiaron miradas, pero ninguno interrumpió. Batman mantuvo su compostura, aunque sus labios se apretaron en una línea tensa.
—Es fácil decir eso cuando no comprendes las complejidades de este mundo —dijo Batman finalmente, su tono frío—. Hay sistemas en juego, leyes que debemos respetar.
—¿Sistemas? —replicó Sholan, su voz alzándose ligeramente, pero sin perder el control—. Yo soy un alienígena, un niño que no lleva mucho en este mundo. No sé sobre sus sistemas, pero lo que sí sé es esto: si alguien está atacando a los inocentes, si está destruyendo vidas sin parar, entonces no detenerlos definitivamente es elegir el camino fácil. Ustedes hablan de leyes, pero esas leyes no protegen a los que mueren en el fuego cruzado.
Superman abrió la boca para intervenir, pero Sholan lo cortó con un gesto decidido.
—Superman, tú también eres un alíen como yo. Sabes lo que es tener el poder de cambiar las cosas, de salvar vidas. ¿Cómo puedes justificar dejar que villanos como Luthor sigan causando caos? ¿Por qué arriesgar la vida de todos por una moral que claramente no funciona?
La Mujer Maravilla frunció el ceño, pero no en desaprobación, sino en reflexión. Finalmente, Sholan se giró nuevamente hacia Batman.
—¿Cuántas veces el Joker ha escapado de ti? ¿Cuántas personas han muerto porque lo dejaste vivir? Es fácil hablar de líneas cuando no eres tú quien sufre las consecuencias. Pero dime, ¿alguna vez has visto a alguien morir frente a ti, sabiendo que pudiste haberlo evitado si hubieras hecho algo definitivo antes?
Batman permaneció en silencio, sus ojos oscuros como pozos insondables. Parecía que cada palabra del niño se clavaba en su mente como un dardo.
—Yo no soy de este mundo —continuó Sholan, bajando ligeramente el tono, pero sin perder su intensidad—. Pero sé que la verdadera justicia no siempre es bonita. A veces, hacer lo correcto significa ensuciarse las manos, significa cargar con el peso de esas decisiones para que otros no tengan que hacerlo. No soy un héroe, pero tampoco soy un monstruo. Actué porque me atacaron con fuerza letal, sin provocación. No fue algo que quise, pero fue algo que tuve que hacer.
La Liga permaneció en silencio. Superman miró al suelo, Wonder Woman cruzó los brazos con el ceño fruncido, e incluso Flash, normalmente rápido para bromear o interrumpir, se quedó callado.
Finalmente, Batman habló, su voz más baja, casi un susurro.
—No siempre es tan simple como lo haces parecer, Sholan.
—No lo es —admitió Sholan—. Pero ustedes complican las cosas al ignorar lo que es evidente. A veces, elegir no hacer nada o tener un enfoque muy pacífico es igual de dañino que elegir hacer algo malo, no digo que tome, en camino full Injustice o maquiavélico solo digo que con sus poderes podrían hacer algo más permanente. Es un mundo imperfecto y se que nuestras acciones e intenciones serán imperfectas y llenas de errores, pero aun así sabiendo eso, prefiero mil veces abrazar a mis seres queridos con mis manos llenas de sangre a que ellos sean los que sangran por mi culpa—dijo Sholan pensando en Wanda y Pietro—.
El salón volvió a sumirse en el silencio. Batman apartó la mirada, incapaz de responder, mientras el peso de las palabras del niño parecía hundir a cada uno de los héroes en sus pensamientos.
Finalmente, Wonder Woman dio un paso al frente, rompiendo la tensión.
—Él tiene razón en algo: no podemos imponerle nuestra moral. Es diferente, y sus acciones reflejan eso. Pero también es un niño, y necesita aprender a cómo interactuar con este mundo. Creo que lo mejor sería que pasara tiempo con los Jóvenes Titanes. Ellos pueden ayudarlo a adaptarse, y él puede aprender de ellos.
Superman asintió lentamente, colocándole una mano en el hombro a Sholan.
—Tienes razón en muchas cosas, pequeño. Pero este mundo es complicado, y queremos que lo entiendas antes de que tengas que cargar con más decisiones difíciles. Los Titanes pueden ser un buen lugar para ti.
Sholan no dijo nada, pero asintió lentamente. Mientras tanto, Batman permaneció en silencio, con el rostro serio, claramente sumido en un torbellino de pensamientos. Por primera vez en mucho tiempo, el Caballero Oscuro no tenía una respuesta.
Mientras los demás héroes discutían las palabras de Sholan, él sintió una vibración en su sistema. Cortana le informó que los puntos Quantum obtenidos por derrotar a Luthor, el Joker y Flash Reverso eran lo suficientes para adquirir la carta que quería desde hace tiempo la de Odiseo de Ofiuco.
Silenciosamente Sholan compró la carta, la cual apareció frente a él brillando con un resplandor dorado y al equiparla la energía del cosmos fluyó a través de su pequeño cuerpo adquiriendo una nueva herramienta para poder cumplir su juramento mágico con Odin.