Chapter 46 - Invierno X

La luz de la pantalla iluminaba el rostro cansado de Nick Fury. Su oficina en el Helicarrier estaba en completo silencio, excepto por el sonido ocasional de teclas presionadas y los zumbidos de los sistemas de vigilancia. Habían pasado dos años desde que comenzaron a desenmascarar a HYDRA, y aunque habían logrado avances significativos, la magnitud de la infiltración se hacía más evidente con cada archivo que revisaban. HYDRA no solo estaba dentro de S.H.I.E.L.D.; había echado raíces en gobiernos, empresas y ejércitos de todo el mundo. Era una red intrincada, diseñada para operar en las sombras sin dejar rastros.

Maria Hill entró en la habitación, con un informe en la mano y una expresión grave.

—Tenemos una confirmación sobre el paradero del Activo Invierno, señor. Está en Massachusetts, pero se le da por muerto. Su rastro se pierde después de un enfrentamiento hace meses.

Fury dejó el informe que tenía en las manos y tomó el nuevo. Tras leer rápidamente las primeras líneas, su mirada se endureció.

—"Muerto", ¿eh? —dijo con escepticismo. —Nada en HYDRA está muerto hasta que lo vemos enterrado.

Hill asintió, sabiendo que la experiencia de Fury rara vez fallaba.

—Además, tenemos que movernos con cuidado. HYDRA está demasiado incrustada en los puestos clave. Si hacemos algo precipitado, solo alertaremos al enemigo.

—Entonces seguimos con el bajo perfil —respondió Fury. —Sabemos que Alexander Pierce es el líder de HYDRA dentro de S.H.I.E.L.D., pero si lo atacamos ahora, no servirá de nada. Necesitamos el momento perfecto para que esto termine de una vez por todas.

Hill inclinó la cabeza en señal de acuerdo. Antes de salir, añadió:

—Charles Xavier ha solicitado una reunión. Dice que es importante.

Fury levantó una ceja. Xavier no solía comunicarse sin una buena razón. Minutos después, Fury abordó un Quinjet con destino a la Mansión X.

La Mansión X estaba más tranquila de lo que Fury había anticipado. Fue recibido por Charles Xavier en su despacho, quien lo guió hasta un laboratorio subterráneo que, a pesar de su ubicación, estaba lleno de equipos de última generación. Allí, Fury vio algo que lo dejó momentáneamente sin palabras.

En una cápsula de contención médica, conectado a varios dispositivos, estaba James Buchanan Barnes, el Soldado del Invierno. Su cabello estaba más largo, y su brazo metálico mostraba signos de desgaste, pero lo más impactante era la calma en su rostro.

—¿Cómo lo encontramos? —preguntó Fury mientras sus ojos analizaban la escena.

Xavier, que mantenía las manos sobre los controles de monitoreo, lo corrigió con suavidad:

—No lo encontramos nosotros, Nick. Fueron Wanda y Pietro Maximoff quienes lo derrotaron. Fue su intervención la que lo trajo aquí.

Fury frunció el ceño, procesando lo que acababa de escuchar.

—¿Wanda y Pietro? ¿Los gemelos? ¿Estamos hablando de dos niños de diez años?

—Niños que ya están aprendiendo a manejar poderes extraordinarios —respondió Xavier con serenidad. —HYDRA subestimó su potencial. James atacó un lugar cercano, ellos estaban cerca de ahí y al ver que atacaban a unas personas tomaron acción. Fue Pietro quien lo desorientó con su velocidad y Wanda quien lo sometió al bloquear temporalmente sus funciones motoras. Mientras lo hacían sentí sus poderes y me apresuré con Logan a encontrarlos. Cuando llegamos él ya estaba neutralizado.

Fury se cruzó de brazos, una mezcla de asombro y preocupación en su rostro.

—¿Cómo lo lograron? Estamos hablando del Soldado del Invierno, un asesino con décadas de experiencia.

—Son niños, pero tienen un vínculo especial y una determinación poco común —respondió Xavier, mirando con aprecio los signos vitales estables de Barnes. —También lo detuvieron sin lastimarlo más de lo necesario. Fue un acto de instinto y valentía, pero también uno que demuestra el poder latente que ambos poseen. Además, hay algo preocupante Fury, las personas que estos niños salvaron eran Howard Stark y su esposa. Por eso te llamé, al leer la mente de Barnes me dí cuenta que HYDRA no ha sido destruida como todo el mundo creía… Pero al ver tu reacción me parece que ya lo sabías.

Fury exhaló lentamente, tratando de asimilar la información.

—Esos niños están en un juego mucho más grande del que deberían estar. Si esto es solo el comienzo, HYDRA no se detendrá hasta convertirlos en objetivos prioritarios.

—Por eso sería bueno dejar a James aquí —dijo Xavier con un tono más firme. —Estoy ayudándolo a romper el control mental de HYDRA y sanar las heridas psicológicas que ha sufrido. Su mente está fracturada, pero aún queda algo de humanidad en él. Cuando esté listo, creo que será el guardián perfecto para los gemelos Maximoff. Es una forma de redimirse y proteger a sus benefactores, ¿no crees Fury?

Fury asintió lentamente, mirando a Barnes con renovada perspectiva.

—Espero que tengas razón, Charles… Espero que tengas razón.

De vuelta en su oficina, Fury revisó los últimos informes con un café en mano. Sus agentes habían logrado interrumpir varias operaciones de HYDRA en los últimos meses, desde sabotear entregas de armas hasta filtrar información falsa en sus redes. Sin embargo, cada victoria parecía un paso pequeño en un campo de batalla infinito.

Frente a él, en una pantalla, estaba el rostro de Alexander Pierce. Sabía que Pierce era el líder de HYDRA dentro de S.H.I.E.L.D., pero cualquier movimiento contra él sería detectado de inmediato. Fury cerró los ojos por un momento, permitiéndose una breve reflexión.

—Esto es un juego largo, Nick —se dijo a sí mismo—. Un juego de ajedrez. Hay que sacrificar algunas piezas para llegar al jaque mate.

Cerró el archivo y se reclinó en su silla. La guerra contra HYDRA estaba lejos de terminar, pero Fury sabía que, mientras mantuvieran un bajo perfil y siguieran jugando con estrategia, eventualmente tendrían la ventaja. Y cuando llegara el momento, golpearían con fuerza, acabando con HYDRA de una vez por todas.