El sol apenas comenzaba a asomarse por el horizonte cuando Sholan despertó con energía. Hoy era el inicio de su entrenamiento formal, y no podía evitar sentirse emocionado y un poco nervioso. Cortana, con su nueva y juguetona personalidad, lo recibió con una amplia sonrisa virtual.
—Es hora de que empieces a ponerte en forma, pequeño guerrero —dijo Cortana mientras proyectaba una lista de actividades en la pantalla del sistema—. Prepárate porque el Maestro Roshi no era conocido por ser indulgente.
Antes de salir, Sholan abrió su interfaz del sistema. Había algo que necesitaba hacer primero. Entre las recompensas obtenidas tras derrotar a Sublime y su grupo, estaba una carta especial que hasta ahora no había utilizado. Tras revisar las opciones de intercambio, decidió cambiarla por un equipo único: los Ojos de Dios que Todo lo Ve.
—Confirmando intercambio… —anunció Cortana.
De repente, una cálida sensación envolvió sus ojos, los ojos estaban evolucionando por acción del sistema. Una notificación apareció en su interfaz:
Felicitaciones, Sholan. Has obtenido los Ojos del Infinito.
Habilidades: Percepción universal, análisis de patrones complejos, visión de puntos débiles y movimientos futuros.
Nota: Adaptados a tu esencia. No generan efectos secundarios.
—¡Ojos del Infinito! —exclamó Sholan mientras su vista se ajustaba—. Esto es increíble.
—Son un gran avance —comentó Cortana—. Ahora tienes tres ranuras de equipo ocupadas: Sun Jin-Woo, Gol D. Roger y los Ojos del Infinito. Estás acumulando un set impresionante.
Con todo listo, equipó su ropa de entrenamiento, comprada por 1,000 puntos quantum. Cada pieza del conjunto pesaba 50 kilogramos, algo que le costó mucho esfuerzo al principio, pero que sabía sería esencial para su progreso.
—Y ahora, ¡al trabajo! —dijo Sholan mientras salía al claro donde comenzaría su rutina.
Las primeras horas fueron agotadoras. Cortana seguía las instrucciones del entrenamiento de Roshi al pie de la letra:
Correr 10 kilómetros: Sholan avanzaba con dificultad debido al peso extra de su ropa. Cada paso lo sentía como si estuviera arrastrando un bloque de concreto, pero no se rindió. Su respiración se tornó pesada a medida que avanzaba, pero Cortana le recordaba que debía mantener el ritmo.
Arar un campo con las manos desnudas: En el campo asignado, Sholan cavó surcos bajo la mirada atenta de Cortana. Sus brazos temblaban, pero cada movimiento reforzaba su resistencia física. Aprendió a sincronizar su respiración con cada golpe en la tierra, lo que le permitió ahorrar energía.
Entregar leche: La última tarea implicaba recorrer varios kilómetros repartiendo botellas de leche, esquivando obstáculos en el camino, como cercas y pequeños animales. Esto probó su agilidad y equilibrio, además de darle una buena dosis de paciencia.
A media mañana, Sholan ya estaba empapado de sudor, pero con una sonrisa de satisfacción.
—Esto es… más difícil de lo que pensé —admitió mientras se secaba el rostro.
—Es solo el comienzo, pequeño héroe —respondió Cortana con tono divertido—. Ahora, descansa un poco antes del almuerzo.
Después de almorzar dejando la cocina del palacio casi vacía, apareció Loki, el dios de las travesuras, con una sonrisa de superioridad y una actitud relajada.
—¿Entrenamiento físico? Patético. Un verdadero guerrero necesita más que músculos —dijo Loki mientras conjuraba un asiento flotante—. Yo me ocuparé de entrenar tu mente.
Durante las siguientes horas, Loki llevó a Sholan a través de un entrenamiento diseñado para desarrollar inteligencia, creatividad y tácticas avanzadas:
Resolución de acertijos: Loki presentó una serie de enigmas que aumentaban en dificultad, desde simples problemas de lógica hasta desafíos multidimensionales que requerían imaginar posibles resultados en diferentes escenarios. Sholan frunció el ceño, concentrado, y aunque algunos acertijos lo frustraron, poco a poco fue mejorando.
Simulaciones de combate: Usando ilusiones, Loki creó campos de batalla virtuales. En ellos, Sholan debía enfrentarse a enemigos ilusorios mientras buscaba soluciones creativas para salir victorioso. En una simulación, tuvo que usar el entorno para desviar a un enemigo hacia una trampa, mientras que en otra, aprendió a utilizar la oscuridad y el sigilo a su favor.
Manipulación y estrategias psicológicas: Loki le enseñó cómo aprovechar las emociones y las debilidades de sus oponentes. —Un buen truco, Sholan, es hacer que el enemigo crea que está ganando cuando en realidad lo tienes donde quieres —dijo Loki mientras demostraba cómo un simple engaño puede cambiar el curso de una batalla.
Al final del entrenamiento, Loki aplaudió con sarcasmo.
—No lo hiciste tan mal, para ser un pobre principiante. Pero aún falta mucho por hacer. La tarde y la noche prometen más desafíos. Prepárate, porque seré tan indulgente como hoy —dijo con una sonrisa maliciosa antes de desaparecer en una nube de humo verde.
Sholan se quedó en el claro, reflexionando sobre lo que había aprendido.
—Es cierto… —murmuró—. La fuerza bruta no es suficiente. La estrategia y la mente son igual de importantes.
Cortana apareció en su interfaz, animándolo:
—Lo estás haciendo bien, Sholan. Pero no te relajes demasiado. Aún queda mucho entrenamiento por delante.
Sholan sonrió y asintió. No importaba cuánto esfuerzo requiriera; estaba listo para enfrentarlo. La jornada aún no había terminado, y sabía que cada paso lo acercaba más a convertirse en el guerrero que soñaba ser.