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Chapter 30 - El Primer Día de Entrenamiento (3)

Sholan observó el Draupnir, el brazalete mágico que ahora reposaba en sus manos. Era una pieza fascinante, capaz de replicar objetos con intervalos regulares. Sin embargo, no se conformó con su utilidad básica. Con una sonrisa decidida, sacó la carta de Super Polimerización de su inventario.

—Cortana, es hora de hacer algo único. Quiero fusionar el Draupnir con el menú de Minecraft —dijo Sholan, emocionado por las posibilidades.

Cortana proyectó su imagen en el aire con una expresión de aprobación.

—Esa es una idea ambiciosa, pero factible. Iniciando el proceso…

La carta comenzó a brillar, envolviendo al Draupnir y al menú de Minecraft en un halo de luz verde. En cuestión de segundos, ambos se unieron, formando un sistema híbrido.

—Fusión completada —anunció Cortana—. Sin embargo, hay una limitación: los espacios de tu menú se han reducido a cinco.

Sholan asintió, aceptando la restricción. Sin perder tiempo, tomó una de las semillas del ermitaño y la colocó en la primera casilla del nuevo menú.

—Cortana, quiero que vincules esta casilla directamente a mi cuerpo. Si alguna vez estoy en peligro crítico, necesito que mi cuerpo pueda consumir la semilla automáticamente, ya sea consciente o inconscientemente.

Cortana analizó la solicitud durante unos segundos antes de responder:

—Vinculación completa. Has creado un seguro de vida que se activará en situaciones extremas. Es una estrategia excelente, especialmente para soportar tu entrenamiento intensivo.

Sholan sonrió.

—Perfecto. Ahora puedo concentrarme en acumular más semillas y apilar la cantidad cada nueve días. Al final del mes, planeo tener más de 1,200 semillas.

Cortana, siempre optimista, añadió:

—Con este ritmo, podrás entrenar al máximo sin preocuparte por los límites físicos.

El Entrenamiento Intensivo

En los días siguientes, Sholan continuó con su entrenamiento, enfrentándose a desafíos físicos y mentales sin descanso. Cada jornada incluía:

Correr 10 kilómetros con ropa pesada: Ahora con ropa que pesaba 50 kilogramos, Sholan sentía cada paso como una prueba de resistencia. Su velocidad y fuerza aumentaban gradualmente, mientras su cuerpo se adaptaba a la carga.

Arar el campo con las manos desnudas: Sus manos se endurecieron con callos, y su energía vital fluía con mayor precisión mientras conectaba con la tierra.

Repartir leche: Esquivando obstáculos naturales, desarrolló un equilibrio perfecto y agilidad refinada.

Antes del almuerzo Loki tomaba el mando, forzando al joven saiyayin a entrenar su mente en los momentos en que estaba física y mentalmente agotado, aportando un enfoque completamente diferente.

Loki enseñó a Sholan cómo usar su entorno y su ingenio para confundir y superar a sus enemigos. A través de simulaciones ilusorias, Loki lo forzaba a enfrentarse a sus miedos y a situaciones aparentemente imposibles, fortaleciendo su mente y su capacidad de reacción.

—La fuerza bruta es útil, pero la mente es tu mejor arma, si sabes cómo usarla —decía Loki mientras Sholan trataba de deshacer una ilusión particularmente complicada.

Por las tardes, Sif tomaba las riendas. Su estilo de combate era feroz y directo, diseñado para explotar las debilidades del oponente. Sif enseñaba a Sholan cómo usar su fuerza y velocidad al máximo, perfeccionando cada movimiento y aunque Sholan prefería el combate sin armas, Sif insistía en que un guerrero debía ser versátil. Aprendió a manejar espadas, lanzas y escudos.

—Tu fuerza es impresionante, pero la técnica siempre vencerá a la fuerza bruta —le repetía Sif, golpeándolo con un movimiento inesperado que lo hacía caer al suelo.

Por las noches, su entrenamiento cambiaba de tono. Frigga, con su paciencia infinita, le enseñaba cómo usar su mente como un arma. En sesiones tranquilas, Frigga lo ayudaba a comprender el flujo de energía a su alrededor, enseñándole a planificar movimientos con precisión y a mejorar su control del ki a nuevos niveles aun cuando el concepto del ki en el universo Marvel es desconocido. Aunque no estaba destinado a ser un mago, Frigga le enseñó encantamientos simples para complementar su entrenamiento físico en realidad uno solo Incremento Gravitacional.

Luego, llegaba el turno de Odín, quien lo empujaba más allá de sus límites. Odín lo ayudaba a comprender y usar sus ojos para analizar patrones de energía, detectar enemigos y predecir sus movimientos.

—Tus ojos son una herramienta poderosa, pero solo si sabes cómo usarlos correctamente —decía Odín mientras le lanzaba ráfagas de energía que Sholan apenas lograba esquivar.

Por las noches antes de dormir y siguiendo las enseñanzas de Frigga, perfeccionaba el control de su ki, aprendiendo a sentirlo, moldearlo y finalmente, a usarlo para flotar durante segundos cada vez más largos.

Todo esto se repitió día a día y al final del primer año de entrenamiento. Sholan era ahora un guerrero mucho más fuerte y disciplinado. Había duplicado el peso de su equipo, llevando 100 kilogramos con soltura; había dominado la técnica de volar, usando su ki de manera eficiente para maniobrar en el aire con gracia y había terminado el entrenamiento físico del Maestro Roshi y el espiritual de Kamisama, enfrentando cada desafío con determinación.

Con esta base sólida, Sholan estaba listo para enfrentar el entrenamiento de Kaiō-sama, sabiendo que su próximo reto era dominar el Kaiō-ken y la Genkidama. Su determinación ardía con fuerza, y su mirada reflejaba la mezcla perfecta de fuerza, estrategia y sabiduría que había cultivado en su primer año de entrenamiento.