La luz del amanecer entraba por la ventana cuando Sholan abrió los ojos. Sentía el cuerpo pesado, pero la sensación familiar de dolor residual ya no era abrumadora. Su mirada se fijó en su menú de minecraft en especial en una semilla del ermitaño que yacía en su inventario rápido, lista para ser utilizada. Sin dudar, la tomó y la consumió.
El efecto fue inmediato. Una cálida energía recorrió su cuerpo, restaurando no solo sus heridas, sino incrementando significativamente su poder. Sintió un estallido de fuerza interior, como si cada fibra de su ser se estuviera reajustando y fortaleciendo. El Zenkai Boost había hecho efecto.
Desde un punto lejano del palacio, Odín y Heimdall observaban a Sholan a través de la visión de este último. La energía que irradiaba el joven era inconfundible.
—Es fascinante cómo este chico se fortalece incluso tras sus derrotas —comentó Odín con una mezcla de admiración y curiosidad.
—Es algo que escapa incluso a mi conocimiento, Padre de todo —respondió Heimdall, sin apartar la mirada del resplandor de Sholan.
Sholan se puso de pie, lleno de vigor, y decidió dirigirse al trono de Odín para presentar una petición importante. Mientras caminaba, Cortana no podía ocultar su entusiasmo:
—¿Te das cuenta de lo impresionante que es esto? No solo sobreviviste a Thor, ¡has duplicado tu poder! Ahora estamos en otro nivel, Sholan.
Él sonrió, agradecido por su compañera, y se dirigió al salón del trono. Al entrar, la vista lo detuvo en seco: Thor estaba de pie en una esquina, mirando fijamente la pared como si estuviera castigado. La escena era tan absurda que Sholan tuvo que apretar los labios para no reírse en voz alta. Cortana, sin embargo, no mostró la misma contención.
—¡Esto es glorioso! —exclamó en la mente de Sholan, riendo a carcajadas—. ¡El gran dios del trueno castigado como un niño revoltoso!
Sholan tuvo que toser para disimular mientras se inclinaba respetuosamente ante Odín.
—Padre de todo, vengo a pedir su permiso para entrenar en un planeta cuya gravedad sea al menos diez veces la de Midgard. Necesito superar mis límites.
Odín lo miró con seriedad, evaluando su solicitud. Antes de responder, su mirada se dirigió hacia Thor en la esquina.
—Originalmente, habría mandado a Thor contigo para protegerte. Sin embargo, debido a su falta de control durante el duelo, está cumpliendo un castigo impuesto por Frigga. —Su tono era severo, pero justo.
Thor no dijo nada, solo permaneció inmóvil en su rincón, aunque Sholan podía sentir la vergüenza que emanaba de él.
—Si se me permite, padre, yo iré con él. —La voz de Loki resonó en el salón, dejando a todos atónitos.
Loki estaba reclinado en un pilar cercano, con una expresión de interés genuino en su rostro.
—Después de todo, este joven ha demostrado ser una fuente inagotable de entretenimiento. —Dijo esto con una sonrisa, mirando de reojo a Thor. La insinuación fue tan directa que Sif y los Tres Guerreros estallaron en carcajadas. Incluso Heimdall dejó escapar una leve risa, algo casi inaudito.
Odín arqueó una ceja, claramente sorprendido.
—¿Estás seguro, Loki? Este no será un viaje de diversión.
—Completamente. —Loki se acercó a Sholan, colocando una mano en su hombro—. Además, padre, alguien tiene que asegurarse de que nuestro joven prodigio no se pierda en un planeta desconocido.
Sholan inclinó ligeramente la cabeza hacia Loki, agradeciendo su oferta, aunque no estaba seguro de cuánta ayuda práctica podría esperar. Cortana, por su parte, no podía dejar de reír por la ironía de todo.
Odín suspiró, finalmente aprobando la solicitud.
—Muy bien. Sholan, Loki te acompañará. Partirán mañana al amanecer.
Sholan agradeció la decisión y salió del salón junto a Loki. A su paso, Thor seguía mirando la pared, mientras Cortana soltaba un último comentario en la mente de Sholan junto con una risa burlona:
—Jajajaja…Nunca creí que vería al dios del trueno castigado como un niño... Este día es perfecto.