Los primeros dos años del entrenamiento de Sholan pasaron en un suspiro, mientras él profundizaba en el desarrollo de sus habilidades bajo la supervisión de Cortana. Pero lejos de su atención, en un rincón oculto del mundo, sus dos hermanos de alma, Wanda y Pietro, también seguían su propio camino de crecimiento. Los dos, conscientes de su poder y de los sistemas que los protegían y los guiaban, estaban cada vez más conectados con sus habilidades innatas y el potencial que les aguardaba.
Wanda, con su Sistema Armonía del Caos administrado por la Red Queen, había comenzado a entender lo que significaba tener el control absoluto sobre la armonía entre el caos y el orden. En los primeros meses, su entrenamiento se había centrado en la meditación profunda, buscando la comprensión de la energía caótica que recorría su ser. La Red Queen le había enseñado a purificar esa energía, usando su poder para alterar la realidad y manifestar ilusiones que confundían a sus enemigos. Su poder de Soul Link con Sholan también evolucionó, permitiéndole sentir lo que él experimentaba, un lazo invisible pero tangible que se reforzaba con el tiempo.
Pietro, por su parte, había comenzado su entrenamiento con la White Queen y su sistema Speed Force. En su caso, la conexión con la velocidad estaba más allá de cualquier comprensión humana, pues sus movimientos ya no se limitaban a lo físico. La Speed Force, un ente cósmico que gobernaba la velocidad infinita, se había fusionado con su cuerpo, otorgándole no solo una velocidad sin igual, sino también un control de la misma a niveles que superaban incluso los más grandes velocistas de cualquier universo. Con su sistema entrenado, Pietro se volvió capaz de viajar en el tiempo a través de breves deslizamientos de espacio-tiempo, aunque aún no controlaba por completo esta habilidad.
Ambos sabían que sus sistemas eran hermanos, nacidos de una misma energía cósmica, destinada a ayudarlos a cumplir su propósito en el vasto cosmos. Aunque separados de Sholan, el lazo que los unía seguía siendo inquebrantable, como si sus destinos estuvieran entrelazados por hilos invisibles.
Sin embargo, esa conexión no pasó desapercibida para los X-Men. Al ser mutantes de nivel omega, Wanda y Pietro eran seres de poder casi ilimitado. Sus habilidades desafiaban la lógica de la física y la magia, lo que atrajo la atención de Cerebro, el dispositivo de detección de mutantes que los X-Men utilizaban. Al principio, Cerebro detectó una extraña anomalía, pero al intentar rastrear sus presencias, algo extrañamente los bloqueó. La Red Queen y la White Queen, trabajando en conjunto, habían diseñado un sistema de camuflaje tan avanzado que incluso el vasto poder de Cerebro no podía penetrar.
—No pueden localizarnos, ¿verdad? —preguntó Wanda, observando el cielo estrellado mientras se mantenía oculta en un lugar seguro.
—No, incluso Cerebro es incapaz de detectar las frecuencias de nuestros sistemas. Estamos a salvo —respondió Pietro, con una sonrisa confiada. Sin embargo, en su interior, sabía que esta situación no duraría para siempre. La amenaza de los X-Men nunca era algo que pudiera tomarse a la ligera.
Los días pasaron tranquilos, con Wanda y Pietro entrenando en solitario y juntos, buscando maneras de perfeccionar sus habilidades y aumentar su poder. Wanda se enfocaba en controlar los flujos de caos que podían distorsionar la realidad misma, mientras Pietro aceleraba sus reflejos y aumentaba su velocidad a niveles nunca antes imaginados. Los dos parecían indestructibles, hasta que un día, sin previo aviso, sus sistemas activaron una misión de emergencia.
De repente, los ojos de ambos se iluminaron, y un mensaje apareció ante ellos, proyectado por sus respectivos sistemas.
Red Queen/White Queen: "Misión activada: Salvamento. Objetivo: Evitar la tragedia que está por ocurrir. El destino de Tony Stark y sus padres está en tus manos. Dirígete al lugar exacto de la amenaza para evitar que se cumpla."
Ambos sintieron un estremecimiento en su alma, pues la Red Queen y la White Queen sabían lo que estaba en juego. El sistema no daba detalles, solo indicaba que su misión era salvar a los padres de Tony Stark, un joven que, en algún punto de su futuro, sería crucial para el universo.
—Es ahora —dijo Wanda con determinación, mientras sus ojos se iluminaban con la intensidad de su poder de Armonía del Caos.
—Vamos a hacerlo —respondió Pietro, tomando su posición, listo para moverse más rápido de lo que cualquier ojo humano podría seguir.
Con un rápido movimiento, ambos se desmaterializaron del lugar en el que se encontraban, desapareciendo en el aire con la velocidad de un parpadeo. Mientras se desvanecían, los ecos de sus pasos resonaron en las profundidades del universo, preparados para enfrentar lo que les deparara el futuro.
Lo que no sabían, sin embargo, era que la misión que les había sido asignada no solo pondría en riesgo sus vidas, sino también el equilibrio de todo lo que habían conocido. El destino de los Stark estaba entrelazado con el suyo, y el tiempo parecía acelerarse, como si una fuerza invisible los estuviera empujando hacia un final incierto.
Mientras tanto, la presencia de los X-Men seguía observando, buscando cualquier oportunidad para captar la señal de los dos mutantes más poderosos del planeta, aunque por ahora, sus sistemas seguían un paso adelante.