El destello del impacto entre Sholan y Thor aún iluminaba el campo cuando el joven guerrero, con una mezcla de determinación y desesperación, activó el Zanzōken. Al instante, dejó una imagen de sí mismo en el lugar del impacto y apareció unos metros más allá, observando cómo Thor atravesaba su sombra con Mjolnir, liberando una ráfaga de energía que partió el suelo en dos.
Thor, al darse cuenta de la ilusión, giró sobre sí mismo en busca de Sholan, solo para descubrir que todo el campo de batalla ahora estaba lleno de múltiples imágenes suyas, todas sonriendo con una confianza desafiante.
—¿Qué clase de artimañas son estas, muchacho? —gruñó Thor, frustrado pero también intrigado.
Desde una posición oculta, Sholan concentró su ki y susurró para sí mismo:
—Si no puedo vencerlo con fuerza, lo haré con estrategia.
De pronto, emergió detrás de Thor, concentrando su energía en un Galick Gun. La explosión púrpura impactó directamente en la espalda del dios del trueno, haciéndolo tambalearse mientras Loki, observando desde la distancia, aplaudía con entusiasmo.
—¡Bravo, pequeño mortal! —gritó Loki, claramente impresionado—. ¡Finalmente, alguien que entiende la verdadera belleza del engaño y la astucia!
Thor, sin embargo, no estaba para celebraciones. Enderezándose, su rostro se endureció, y sus ojos brillaron con un destello eléctrico.
—Has conseguido enfurecerme, muchacho.
Con un rugido, Thor se lanzó hacia Sholan con una velocidad increíble, su martillo trazando arcos eléctricos en el aire. Sholan apenas tuvo tiempo de reaccionar, elevándose al cielo utilizando la técnica de vuelo que había perfeccionado durante su entrenamiento.
Thor no se detuvo; su control del aire era aún más preciso, y cada uno de sus golpes iba acompañado de relámpagos que iluminaban el campo. Sholan utilizó el Shunkan Idō repetidamente, desapareciendo y reapareciendo en diferentes puntos del cielo para evitar los ataques.
—¡Ka…! —comenzó Sholan, concentrando su energía mientras se mantenía en movimiento constante.
Thor, frustrado por la evasión constante, liberó una ráfaga de rayos en todas direcciones, destruyendo las imágenes de Sholan una tras otra. Sin embargo, ninguna era el verdadero.
—¡Me…! —continuó Sholan, acumulando más energía en sus manos, que comenzaba a brillar con un azul intenso.
Thor localizó finalmente a Sholan y lanzó un rayo directo hacia él. Sholan desapareció en el último instante con otro Shunkan Idō, apareciendo detrás de Thor mientras seguía concentrado en su ataque.
—¡Ha…! —exclamó, el ki en sus manos creciendo con intensidad.
Thor giró rápidamente y lanzó a Mjolnir con toda su fuerza. El martillo atravesó el aire, impactando de lleno en el pecho de lo que parecía ser Sholan. Sin embargo, al igual que antes, solo era otra imagen. El verdadero Sholan apareció en el lugar exacto donde Thor menos lo esperaba.
—¡Me…! —dijo con una sonrisa desafiante, apuntando directamente a Thor.
Thor apenas tuvo tiempo de reaccionar antes de que Sholan completara el ataque.
—¡Haaaaa! —gritó Sholan, liberando un enorme Kamehameha que impactó a Thor de lleno, lanzándolo hacia el suelo con una fuerza devastadora. La explosión iluminó todo el campo de batalla, mientras Thor caía como un meteoro, creando un cráter al aterrizar en la arena.
Sholan descendió lentamente al campo, su cuerpo tambaleándose por el agotamiento. Apenas sus pies tocaron la arena, sus rodillas cedieron, y cayó al suelo, exhausto y cubierto de heridas. Había dado todo lo que tenía y más.
Thor, aunque aturdido por el impacto, se levantó lentamente del cráter. Su armadura estaba dañada, y su respiración era pesada, pero su espíritu seguía intacto. Con una sonrisa llena de respeto, extendió la mano hacia el árbitro asgardiano.
—Yo… acepto la victoria. Sholan ha demostrado ser un verdadero guerrero.
El árbitro levantó la voz, declarando:
—¡El ganador es Thor, hijo de Odín!
Desde su posición en las gradas, Loki observaba la escena con una mezcla de asombro y orgullo. Aunque Thor había ganado, el progreso de Sholan era innegable. Su habilidad para adaptarse, su valentía y su astucia habían conquistado incluso el corazón del dios de las travesuras.
—Quizás este joven mortal sea más que una simple curiosidad… —murmuró Loki para sí mismo, una leve sonrisa formándose en sus labios—. Puede que algún día me llame a mí su maestro.
Sholan es llevado por los sanadores asgardianos inconsciente, pero con una sonrisa tranquila. Había perdido la batalla, pero en su corazón sabía que había ganado algo mucho más valioso: el reconocimiento de los dioses.