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Chapter 29 - El Primer Día de Entrenamiento (2)

La tarde comenzó con una nueva oleada de fatiga que Sholan no pudo evitar sentir. A pesar de la inmensa fuerza y agilidad que estaba desarrollando, su cuerpo estaba empezando a ceder bajo el peso del entrenamiento, y su mente lo sentía también. Aún así, sabía que no podía permitirse descansar, no cuando cada minuto contaba para cumplir con su juramento mágico.

La primera parte de la tarde la pasó con Sif, la diosa de la guerra. Ella lo esperaba en un campo de entrenamiento rodeado de montañas nevadas, donde la atmósfera fría parecía amplificar la intensidad de los ejercicios.

—Hoy te enseñaré a usar tus reflejos de una manera más profunda —le dijo Sif, sonriendo con una expresión seria—. En combate, no solo debes reaccionar, sino anticiparte. Vamos a trabajar en tus reflejos y la velocidad de tu mente.

Sif le lanzó una serie de objetos afilados con gran velocidad, cada uno diseñado para poner a prueba la agilidad de Sholan. Sin embargo, lo que hacía difícil el ejercicio no era solo la velocidad de los proyectiles, sino la habilidad de Sholan para leer el movimiento antes de que ocurriera. Ojos del Infinito fueron clave, pues le permitió ver las trayectorias antes de que los proyectiles se movieran, haciendo que sus reflejos fueran más que rápidos: se volvieron casi predecibles.

A pesar de la dificultad, logró esquivar o detener cada uno con precisión, pero a un costo. El desgaste mental comenzó a acumularse. Sif, sin embargo, lo observaba con una mirada aprobatoria.

—Bien hecho, pero aún no hemos terminado —dijo, señalando un conjunto de troncos y rocas—. Ahora, quiero que uses lo que aprendiste para superar esta serie de obstáculos. Cada vez que falles, deberás volver al principio.

Sholan no dudó en comenzar, esquivando, saltando y trepando, mientras sus músculos ardían y su respiración se hacía más pesada. A pesar del cansancio, sus ojos seguían funcionando con una claridad sorprendente, pero el agotamiento físico comenzó a afectar su rendimiento.

Al caer la tarde, Sif le dio un breve descanso antes de la siguiente lección, que sería mucho más desafiante.

La siguiente entrenadora fue Frigga, la esposa de Odin. Su enfoque era más emocional y mental que físico. Frigga lo condujo a un jardín apartado en Asgard, lleno de flores y árboles que emanaban una energía calmante. Pero el entrenamiento que le esperaba no sería nada pacífico.

—Tu corazón es fuerte, pero tu mente aún no está completamente preparada para enfrentar los desafíos que se avecinan —le dijo Frigga, observando su agotamiento—. Hoy entrenaremos la paciencia y el control emocional.

Frigga le mostró una serie de pruebas que requerían concentración mental y dominio de las emociones. Cada prueba era un desafío psicológico, desde resistir ilusiones de miedo hasta mantener la calma cuando el entorno cambiaba de manera vertiginosa. A través de cada desafío, Sholan sintió la presión acumulada, pero logró mantener la compostura gracias a la ayuda de los Ojos del Infinito, que le permitieron ver más allá de la confusión de las ilusiones.

Después de varias horas de este entrenamiento mental, Frigga lo miró con una sonrisa satisfecha.

—Tu mente ha mejorado, pero recuerda que no todo es cuestión de poder. A veces, la paz es la mayor victoria.

Finalmente, la noche llegó, y con ella, el último desafío del día: Odín.

Odín no era conocido por ser un maestro indulgente, y Sholan lo sabía. El dios de la sabiduría y la guerra lo esperaba en la cima de una montaña, rodeado por una tempestad de rayos y viento. Odín, con su único ojo, lo observó con seriedad.

—Hoy entrenarás con tus ojos —dijo Odín, señalando los Ojos del Infinito—. No solo son una herramienta poderosa, sino también una extensión de tu ser. Usarlos sin comprender su verdadero poder es peligroso.

Odín lo condujo a través de una serie de pruebas donde la habilidad de Sholan para analizar patrones y leer los movimientos de sus oponentes era clave. A medida que las sombras de enemigos ilusorios comenzaban a rodearlo, Odín le ordenó que usara sus ojos para encontrar los puntos débiles antes de que los ataques pudieran ser lanzados. Los Ojos del Infinito hicieron que todo pareciera más lento, como si pudiera predecir los movimientos antes de que sucedieran.

Sin embargo, la tensión física y mental se acumulaba. Sholan sentía que su cuerpo ya no respondía como antes, y el cansancio era insoportable. Sabía que no podría seguir mucho más, pero la voz de Cortana resonó en su mente.

—Sholan, no puedes detenerte ahora. Si lo haces, no cumplirás con el juramento mágico. Es imperativo que sigas entrenando.

Cansado, pero determinado, Sholan volvió a su habitación al final de la noche. Sus músculos estaban adoloridos, su mente agotada, pero el peso de la promesa seguía sobre él.

—Mi cuerpo no aguanta… —murmuró, tirándose en la cama.

Pero entonces, una idea comenzó a formarse en su mente.

—Si el cuerpo no puede seguir el ritmo, usaré mi Zenkai Boost para superar mis límites —pensó.

Sin perder tiempo, abrió su interfaz de sistema y comenzó a gastar todos sus puntos quantum (PQ). Primero, usó 3000 PQ para obtener el Inventario Rápido de Minecraft, que le permitiría almacenar objetos y recursos instantáneamente. Luego, gastó 2000 PQ para obtener el Draupnir, el anillo de poder de la mitología nórdica. Después, utilizó otros 2000 PQ para conseguir la carta de Super Polimerización, lo que le permitiría fusionar elementos o habilidades con gran facilidad. Finalmente, gastó otros 2000 PQ para obtener una bolsa de 50 semillas del ermitaño, que le ayudarían a mantener su energía mientras seguía entrenando.

—Esto debería darme la ventaja que necesito —pensó mientras a pesar de su agotamiento extremo ejecutaba su idea.