El rugido del monstruo sacudió el aire, resonando como un tambor en los oídos de Alex. A pesar del caos que lo rodeaba, sintió una extraña calma invadirlo, como si un eco distante dentro de él lo llamara a actuar. Su mirada se posó en Calla, que esquivaba las garras de la criatura con movimientos rápidos y precisos, mientras su espada buscaba una abertura en la piel endurecida del enemigo. Al otro lado de la sala, Luthor luchaba por mantenerse en pie, intentando conjurar un hechizo que parecía evaporarse antes de completarse.Alex apretó los dientes y levantó su bastón. Podía sentir la energía pulsando a través de él, como un río subterráneo listo para desbordarse. —Esto tiene que funcionar... —murmuró para sí mismo.El monstruo cargó nuevamente, su enorme cuerpo desplazándose con una velocidad antinatural. Calla giró hacia un lado, dejando una estela de sangre negra en el aire mientras su espada lograba otro corte superficial. Sin embargo, era evidente que el esfuerzo comenzaba a pasarle factura. Alex sintió un destello de urgencia. No podía seguir quedándose atrás.—¡Calla, atráelo hacia mí! —gritó Alex, apuntando su bastón hacia el suelo.Ella lo miró con incredulidad, pero no tenía tiempo para discutir. Asintió rápidamente y retrocedió, haciendo un ademán provocador hacia la criatura. —¡Ven aquí, bestia fea!El monstruo rugió y cambió de dirección, cargando directamente hacia Alex. Por un instante, el miedo lo paralizó, pero luego sintió algo más fuerte: determinación. Cerró los ojos y dejó que la energía fluía desde su interior. El bastón comenzó a brillar intensamente, emanando un calor que llenó la habitación.Cuando abrió los ojos, una trampa alquímica había tomado forma en el suelo frente a él: un círculo brillante con runas complejas que pulsaban con luz dorada. Justo cuando el monstruo pisó el círculo, Alex golpeó el bastón contra el suelo.—¡Atrápalo! —gritó.Un destello de luz cegadora llenó la sala, seguido de un sonido como el de cadenas siendo tensadas. Cuando la luz se disipó, el monstruo estaba inmóvil, atrapado por una red de energía dorada que lo mantenía en el lugar. Rugía y forcejeaba, pero no podía liberarse.Calla, jadeando, se acercó a Alex. Su expresión era una mezcla de sorpresa y aprobación. —Nada mal, novato. ¿Cómo hiciste eso?Alex apenas podía creerlo él mismo. —No lo sé. Solo... lo sentí. Como si las runas estuvieran ahí, esperando que las activara.Antes de que pudieran celebrar, los Segadores restantes comenzaron a moverse. Dos de ellos se adelantaron, conjurando hechizos oscuros que lanzaron en dirección a Alex y Calla. Este alzó su bastón instintivamente, creando una barrera translúcida que desvió los ataques.—¡Luthor! ¡Necesitamos apoyo! —gritó Calla, mientras se lanzaba contra los Segadores con su espada alzada.Luthor, que había estado observando con ojos desorbitados, finalmente pareció reaccionar. Levantó las manos temblorosas y murmuró un conjuro. Una serie de proyectiles de energía azulada surgieron de sus dedos, impactando a uno de los Segadores y haciéndolo retroceder.—¡Eso es, Luthor! —gritó Alex, sintiendo un renovado vigor.Sin embargo, los Segadores no se rendirían fácilmente. Uno de ellos levantó su bastón y comenzó a recitar un conjuro en un idioma desconocido. Las sombras en la sala se torcieron y se alargaron, convergiendo hacia el Segador en un remolino oscuro. Alex sintió un escalofrío recorrer su espalda.—Algo grande se avecina —advirtió Calla, retrocediendo hacia Alex.Él asintió, tratando de pensar rápidamente. La red de energía que mantenía atrapado al monstruo comenzaba a debilitarse, y los Segadores parecían ganar fuerza con cada segundo que pasaba. Necesitaban un golpe decisivo, algo que cambiara el curso de la batalla.—Confía en mí —dijo Alex a Calla, su voz firme pese al temor que sentía.Ella lo miró por un momento y luego asintió. —Hazlo.Alex cerró los ojos nuevamente y se concentró en el flujo de energía dentro de él. Esta vez, no buscó solo controlar la magia, sino comprenderla. Visualizó las runas, las conexiones, las reacciones alquímicas que podían desencadenarse. Cuando abrió los ojos, un círculo mucho más complejo había comenzado a formarse bajo sus pies.El suelo tembló, y una luz cegadora emanó del círculo. Alex sintió la energía fluir como nunca antes, poderosa y desbordante. Su bastón brilló con una intensidad que hizo que los Segadores vacilaran por un instante. El tiempo pareció detenerse cuando Alex finalmente liberó el poder.—¡¡Exorétum Alquimia!!—La energía explotó en todas direcciones, iluminando la sala con un resplandor dorado que disipó las sombras y arrojó a los Segadores al suelo. El monstruo rugió por última vez antes de desvanecerse en una nube de humo negro. Cuando la luz se apagó, la sala quedó en silencio, excepto por los jadeos de Alex, Calla y Luthor.—¿Están… todos bien? —preguntó Alex, tambaleándose ligeramente.Calla se acercó y le dio una palmada en el hombro. —Nada mal, Alquimista. Nada mal.Alex, agotado pero satisfecho, dejó escapar una risa nerviosa. Sabía que esto era solo el principio, pero por primera vez desde que llegó a Elysium, sintió que podía marcar la diferencia.