El bosque que rodeaba el camino al Oráculo se tornaba más oscuro y opresivo a medida que avanzaban. Calla lideraba con paso firme, sus ojos siempre atentos a cualquier amenaza. Alex seguía a corta distancia, su bastón descansando en sus manos, mientras intentaba asimilar todo lo que había aprendido del Sabio. Pero Luthor, que cerraba la marcha, permanecía en un silencio que era inusual incluso para él.La atmósfera del grupo estaba cargada de tensión, pero también de curiosidad. Alex no podía evitar notar la forma en que Luthor mantenía su ballesta lista, como si estuviera esperando un ataque en cualquier momento.—¿Siempre estás tan alerta? —preguntó Alex finalmente, rompiendo el silencio.Luthor giró ligeramente la cabeza, pero no aflojó el agarre de su arma. —Cuando sobrevives lo suficiente en este mundo, aprendes que nunca puedes bajar la guardia.—Eso suena... agotador —dijo Alex, intentando suavizar el ambiente. —¿Alguna vez te detienes a disfrutar del paisaje?Una risa seca escapó de Luthor. —El paisaje no importa si no vives para recordarlo.Calla suspiró desde el frente. —Deja de asustar al niño, Luthor. No todos tienen que compartir tu perspectiva pesimista.Luthor se encogió de hombros, pero no respondió. Alex, sin embargo, sintió que había algo más detrás de la actitud del arquero. Desde que había conocido a Luthor, el hombre había sido una figura enigmática: eficiente, callado y extremadamente práctico. Pero también había momentos en los que sus ojos revelaban algo más profundo, una sombra de recuerdos que no compartía con nadie.—¿Siempre has sido así? —preguntó Alex, sin poder contener su curiosidad.Luthor lo miró por un momento, sus ojos grises calculadores. —No.Calla se detuvo, girando hacia ellos con una ceja levantada. —¿En serio vas a hablar de ti mismo, Luthor? Esto sí es nuevo.Luthor se encogió de hombros. —Tal vez sea el momento. Alguien tiene que preparar al chico para lo que viene.Calla cruzó los brazos, pero no dijo nada. Parecía tan intrigada como Alex.—Hace mucho tiempo, antes de que terminara aquí, yo también era un jugador ingenuo —empezó Luthor, con un tono que casi sonaba melancólico. —Me uní a un gremio, como muchos otros. Eran buenos tiempos. Había camaradería, objetivos comunes, victorias compartidas. Creí que podía confiar en ellos.—¿Qué pasó? —preguntó Alex, atrapado por la historia.Luthor miró hacia el cielo oscuro que apenas se filtraba entre las copas de los árboles. —Nos traicionaron. O, mejor dicho, mi líder nos traicionó. En el momento más crítico de una misión, decidió vender nuestra ubicación a un gremio rival para salvar su propia piel. Los Segadores.Alex sintió un escalofrío al oír el nombre. Había enfrentado a esos monstruos antes, y la idea de ser entregado a ellos por alguien en quien confiabas era aterradora.—Fui el único que sobrevivió —continuó Luthor, su voz endureciéndose. —Tuve que abrirme camino entre sus filas, viendo cómo mis amigos caían uno a uno. Desde entonces, decidí que no volvería a confiar en nadie más de lo necesario.El silencio cayó sobre el grupo mientras las palabras de Luthor se asentaban. Incluso Calla, conocida por su lengua afilada, no encontró nada que decir.—Pero eso no significa que tengas que cargar con todo tú solo —dijo Alex, rompiendo el silencio. —Puede que sea nuevo en esto, pero no voy a traicionarte. Ninguno de nosotros lo hará.Luthor lo miró fijamente, como si evaluara la sinceridad de sus palabras. Finalmente, asintió. —Tal vez. Pero las cicatrices del pasado no desaparecen fácilmente.Calla decidió intervenir, con un tono más ligero. —Bueno, mientras esas cicatrices no te conviertan en un cínico completo, creo que podremos sobrevivir juntos.Luthor soltó una risa breve. —Eso lo veremos.A medida que continuaban su camino, Alex sintió que había aprendido algo importante sobre Luthor. Detrás de su exterior duro había un hombre marcado por la pérdida, alguien que había decidido protegerse a cualquier costo. Pero también había visto un destello de esperanza, una posibilidad de que, quizá, Luthor pudiera volver a confiar en otros.El bosque comenzó a abrirse, y en la distancia podían ver las ruinas del próximo templo. Pero algo en la atmósfera había cambiado; el aire era más pesado, y una energía inquietante parecía emanar de las piedras antiguas.—Prepárense —advirtió Calla. —Algo no está bien.Luthor levantó su ballesta y miró a Alex. —Esto es Elysium. Siempre hay algo que no está bien.Alex apretó su bastón, sintiendo cómo las runas brillaban ligeramente en respuesta. Sabía que el camino por delante no sería fácil, pero también sabía que no lo recorrería solo. Y con cada paso, sentía que el grupo se unía un poco más, incluso con las cicatrices que cada uno llevaba consigo.