La penumbra del bosque comenzaba a disiparse mientras el grupo emergía en un claro. A la distancia, una colosal estructura se alzaba sobre la llanura: la Fortaleza de los Segadores. Sus muros oscuros, tallados con extraños símbolos que parecían cambiar bajo la luz del sol, emitían una energía opresiva que hacía que Alex se estremeciera.—Ahí está —dijo Calla con una mezcla de odio y determinación en su voz. Había vuelto a adoptar su postura de lideresa imperturbable, pero Alex podía notar la tensión en su rostro. Luthor, por su parte, miraba la fortaleza con los ojos muy abiertos, como si esperara que en cualquier momento algo saliera de allí para atacarlos.—¿Estamos seguros de que es una buena idea acercarnos tanto? —preguntó Luthor, su voz temblando ligeramente.—No tenemos opción —respondía Calla, sin apartar la vista del edificio—. Si queremos llegar al Oráculo, debemos pasar por aquí. Pero primero... hay algo más que debo buscar dentro.Alex frunció el ceño. —¿Buscar? Pensé que solo cruzaríamos por el área. ¿Qué tan importante es eso como para arriesgarnos?Calla lo miró directamente, sus ojos grises brillando con intensidad. —Hace tiempo, cuando mi equipo fue eliminado, perdí algo crucial dentro de esa fortaleza. Es una llave, una reliquia que podría ayudarnos a entender cómo funciona este mundo. No puedo dejar que siga en manos de los Segadores.Alex intercambió una mirada con Luthor, quien parecía estar al borde del pánico. Finalmente, suspiró y asintió. —De acuerdo. ¿Qué debemos hacer?Calla desplegó un mapa rudimentario sobre una roca cercana, indicando con el dedo un punto en el lado oeste de la fortaleza. —La entrada principal está fuertemente custodiada, pero hay un paso subterfáneo que lleva directamente a una de las cámaras interiores. Es un riesgo, pero es nuestra mejor opción para entrar sin ser detectados.—¿Y luego? —preguntó Luthor, tragando saliva.—Luego encontramos la llave —dijo Calla con firmeza—. Y salimos antes de que nos descubran.Aunque el plan sonaba sencillo, Alex podía sentir que no iba a ser tan fácil como Calla lo hacía parecer. Sin embargo, algo en su determinación lo inspiraba a seguir adelante, incluso cuando todo en su interior le decía que corriera en dirección opuesta.__________________________________________________________________El paso subterráneo resultó ser un túnel angosto, cubierto de humedad y con un aire pesado que hacía difícil respirar. Calla iba al frente, con su espada en mano y los sentidos agudizados, mientras Alex y Luthor la seguían de cerca. El bastón de Alex emitía un brillo tenue que apenas iluminaba el camino, pero suficiente para evitar tropezar.—¿Estás segura de que este túnel no está vigilado? —susurró Alex, esforzándose por mantener la calma.—Hasta donde sé, no —respondía Calla, sin volverse—. Pero eso no significa que debamos bajar la guardia.Avanzaron en silencio durante lo que parecieron horas, hasta que finalmente llegaron a una escalinata de piedra que conducía hacia arriba. Calla se detuvo y levantó una mano, indicando que se detuvieran.—Arriba está la cámara oeste —dijo en voz baja—. Desde allí podremos acceder al salón principal, donde guardan los artefactos que han confiscado.Luthor tragó saliva. —¿Y si hay guardias?Calla lo miró con seriedad. —Nos aseguraremos de que no nos vean. Pero si ocurre lo peor, debemos estar listos para pelear.Alex apretó su bastón con fuerza, tratando de calmar los nervios que amenazaban con dominarlo. Este era un mundo de fantasía, un videojuego, pero todo se sentía tan real que no podía ignorar el miedo que le recorrió la columna. Inspiró profundamente y siguió a Calla mientras subían las escaleras.La cámara oeste era un espacio amplio y oscuro, iluminado por antorchas que colgaban de las paredes. El aire estaba cargado de un leve zumbido, como si una energía invisible recorriera el lugar. En el centro de la habitación había una serie de pedestales, algunos vacíos y otros con objetos que parecían extrañamente fuera de lugar: una daga con runas brillantes, un reloj de bolsillo, una esfera de cristal que contenía una tormenta en miniatura.—Ahí está —murmuró Calla, señalando un pedestal en la esquina de la sala. Sobre él descansaba una llave negra y retorcida, con un diseño que hacía que Alex se estremeciera solo con mirarla.—Eso es lo que necesitamos? —preguntó Alex, manteniendo la voz baja.—Sí —confirmó Calla. Pero antes de que pudiera dar un paso, una puerta al fondo de la sala se abrió de golpe.Tres figuras encapuchadas entraron, seguidas por una criatura que parecía una mezcla entre un lobo y un reptil, con ojos rojos que brillaban en la oscuridad. Los Segadores.Calla reaccionó al instante, poniéndose en posición de combate. Alex sintió que el corazón se le aceleraba mientras levantaba su bastón, sin saber si podría hacer algo útil en esa situación.—No hay forma de que salgan de aquí con vida —dijo uno de los Segadores, su voz profunda y amenazante.—Eso lo veremos —replicó Calla, con una ferocidad que hizo que Alex sintiera un destello de esperanza. A pesar del peligro, ella no estaba dispuesta a rendirse.La batalla que se avecinaba sería decisiva. Alex sabía que tenía que superar sus miedos y confiar en sus habilidades, porque la supervivencia del grupo dependía de ello. Y más que eso, dependía de que lograran recuperar esa llave, que podría ser la clave para desentrañar los misterios de Elysium.