El viento frío de la noche acariciaba el rostro de Alex mientras él y Calla se adentraban más en el bosque. Aunque habían dejado atrás el claro y los atacantes, la tensión entre ellos era palpable. Calla iba al frente, sus pasos silenciosos pero decididos, mientras Alex trataba de seguirle el ritmo, con su bastón apretado en las manos.—Necesitamos encontrar un refugio —dijo Calla en voz baja, sin volverse a mirarlo.— No es seguro quedarnos al aire libre. Esa facción no se rendirá fácilmente.—¿Qué eran exactamente? —preguntó Alex, rompiendo el silencio.— Dijiste que cazan a los que tienen habilidades como la mía, pero ¿qué quieren realmente?Calla se detuvo por un momento, mirando hacia el horizonte antes de responder.—Son parte de un grupo conocido como los Segadores de Esencia. Creen que las habilidades especiales como la tuya son un recurso que debe ser controlado, o eliminado, según les convenga. Quieren usar tu poder para alimentar sus propios fines.Alex sintió un nudo en el estómago. —¿Mis poderes? Ni siquiera los entiendo.Calla lo miró por encima del hombro, con una expresión que mezclaba impaciencia y compasión.—Esa es exactamente la razón por la que eres vulnerable. No puedes defenderte adecuadamente. Por eso, hasta que aprendas, tienes que confiar en mí.Alex asintió, aunque la idea de depender completamente de otra persona le incomodaba. Mientras seguían avanzando, los árboles comenzaron a abrirse, revelando una colina rocosa que sobresalía del paisaje. Calla indicó con un gesto hacia una cueva oscura en la base de la colina.—Allí podremos pasar la noche.Al llegar a la entrada de la cueva, Calla encendió una pequeña antorcha con un encendedor que sacó de su cinturón. La luz reveló un espacio estrecho pero lo suficientemente grande como para ofrecer refugio. Alex se sentó en una roca cercana, observando cómo Calla inspeccionaba el lugar.—Estaremos seguros aquí por ahora —dijo ella, apagando la antorcha para conservar recursos. Solo quedó el resplandor tenue del bastón de Alex, que emitía un leve brillo azul.—Tengo tantas preguntas... —admitió Alex tras unos momentos de silencio.— Sobre este mundo, sobre mí. Todo esto es tan irreal.Calla se sentó frente a él, apoyando la espada sobre sus rodillas. —Pregúnta lo que necesites. Si puedo responderte, lo haré.—¿Cómo llegué aquí? ¿Por qué no recuerdo nada antes de despertar en el juego?Calla lo miró fijamente, como si estuviera debatiendo qué decir.—No lo sé con certeza —confesó finalmente.— Pero no eres el único. Otros jugadores han llegado a este mundo sin memoria de cómo o por qué. Algunos creen que es un fallo del sistema, otros piensan que hay algo más grande en juego. Lo que sí se es que, desde el momento en que llegaste, algo cambió. Elysium ha estado inestable desde hace tiempo, pero tu presencia parece haber acelerado ese desequilibrio.—¿Qué significa eso? —preguntó Alex, confundido.—No lo sé aún —admitió Calla.— Pero creo que el Oráculo tendrá respuestas.El nombre del Oráculo parecía ser una constante, un faro en medio de la incertidumbre. Alex sintió una mezcla de esperanza y temor al pensar en lo que podría descubrir cuando finalmente lo encontraran.Mientras meditaba sobre esto, un sonido repentino desde el exterior de la cueva los puso en alerta. Calla se levantó de inmediato, empuñando su espada, mientras Alex sujetaba su bastón con ambas manos. Contuvieron la respiración mientras los pasos se acercaban.Una sombra cruzó la entrada de la cueva, y una figura emergió de la oscuridad. Era un hombre, vestido con una capa raída y cubierto de barro. Su aspecto era cansado y desaliñado, pero no llevaba armas visibles.—¿Quiénes son ustedes? —preguntó el hombre con voz ronca, levantando las manos en un gesto de paz.Calla no bajó la guardia. —Podría preguntarte lo mismo. ¿Qué haces aquí?—Estoy huyendo —dijo el hombre, jadeando ligeramente.— De los Segadores. ¡Ellos... ellos me estaban persiguiendo!Alex intercambió una mirada con Calla. —¿Eres un jugador también? —preguntó Alex.El hombre asintió, sus ojos llenos de miedo. —Sí. Mi nombre es Luthor. Desperté en este mundo hace semanas, y desde entonces he estado huyendo. Ellos... ellos buscan a los que somos diferentes.Calla frunció el ceño. —¿Qué habilidades tienes?Luthor sacudió la cabeza. —Nada especial, al menos no que yo sepa. Pero vi cómo atrapaban a otros. Los llevaban a algún lugar al este. Decían algo sobre un "Círculo de Dominio".Alex sintió un escalofrío. —¿Sabes qué es ese lugar?Luthor negó con la cabeza. —Solo que no regresan. Y no quiero descubrir qué les hacen allí.Calla relajó ligeramente su postura, pero su expresión seguía siendo seria. —Necesitamos movernos antes de que nos encuentren aquí. Si los Segadores están cerca, esta cueva ya no es segura.Luthor pareció alarmado. —¿Puedo ir con ustedes? No se sobrevivir solo.Calla dudó por un momento, pero Alex interrumpió. —No podemos dejarlo aquí. Si los Segadores lo encuentran, está condenado.Finalmente, Calla asintió con un suspiro. —De acuerdo. Pero si vienes con nosotros, sigues mis instrucciones al pie de la letra. No podemos permitirnos errores.Luthor asintió con fervor. —Haré lo que digan.Con un nuevo miembro en su grupo, Alex sintió que su misión se volvía aún más compleja. Pero también sintió un destello de determinación. Quizás, juntos, podrían enfrentarse a las sombras que se cernían sobre ellos y encontrar las respuestas que tanto necesitaban.