La luz cegadora que envolvía al grupo comenzó a desvanecerse lentamente, revelando un lugar completamente diferente a lo que habían imaginado. Estaban en una vasta cámara circular, donde el techo parecía ser un cielo nocturno infinito lleno de estrellas, y el suelo era un espejo de agua que reflejaba todo con claridad inquietante.
En el centro de la cámara, una figura se encontraba de pie. Era una mujer de cabello plateado y ojos dorados, vestida con un manto que parecía hecho de la misma luz que iluminaba el lugar.
—Bienvenidos, buscadores —dijo la mujer, con una voz suave pero que resonaba como un eco eterno.
Kazuki avanzó con cautela, aún sosteniendo la reliquia.
—¿Quién eres? ¿Eres el poder que protege el Santuario?
La mujer sonrió ligeramente y negó con la cabeza.
—Soy el Guardián del Corazón del Santuario, pero no soy un enemigo. Estoy aquí para mostrarles lo que buscan.
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La Verdad Revelada
Con un gesto de la mujer, las estrellas en el "techo" comenzaron a moverse, formando constelaciones que parecían narrar una historia.
—Hace milenios, este mundo no estaba dividido entre hombres y mujeres, entre luz y oscuridad. Era un lugar de equilibrio, donde el poder fluía libremente entre todos. Pero la ambición, el miedo y la desconfianza rompieron ese equilibrio.
Las imágenes mostraron batallas épicas, traiciones y una figura que se alzaba en las sombras: un hombre con una corona oscura, cuyas acciones parecían haber iniciado una cadena de eventos que condujeron al caos.
—Para detener el colapso, los antiguos sellaron el poder del Alba, dividiéndolo en fragmentos. Cada fragmento se esparció por el mundo, protegido por guardianes y santuarios como este.
Elara dio un paso adelante, sus ojos llenos de asombro.
—Entonces, ¿la reliquia que llevamos es uno de esos fragmentos?
La mujer asintió.
—Así es. Pero reunir los fragmentos no es solo cuestión de poder. También es cuestión de voluntad y propósito. Aquellos que los buscan deben demostrar que no repetirán los errores del pasado.
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El Dilema del Guardián
La mujer señaló a Kazuki.
—Tú eres el portador. La reliquia que sostienes es un vínculo con el poder del Alba. Pero para avanzar, debes decidir: ¿estarás dispuesto a aceptar el costo de este poder?
Kazuki frunció el ceño.
—¿Qué costo?
—La verdad —respondió la mujer, con una expresión solemne. —El poder del Alba no es una herramienta para conquistar, sino para restaurar. Pero para usarlo, debes enfrentarte a la verdad de tu corazón.
De repente, Kazuki fue rodeado por una esfera de luz, y las voces de sus compañeros se desvanecieron. Frente a él apareció una visión: su aldea siendo destruida, su familia perdida, y él, un niño asustado que no pudo hacer nada para salvarlos.
—Sigues buscando poder porque temes volver a fallar —dijo una voz que parecía provenir de su propio interior.
Kazuki apretó los puños, las lágrimas ardiendo en sus ojos.
—¡Sí, tengo miedo! Pero no dejaré que eso me detenga. Protegeré a quienes me importan, sin importar el costo.
La luz que lo rodeaba se desvaneció, y la mujer asintió con una sonrisa cálida.
—Has pasado la primera prueba. Pero el camino aún es largo.
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El Juramento del Grupo
La mujer se dirigió al resto del grupo.
—Cada uno de ustedes también debe decidir si está dispuesto a caminar este camino. El poder del Alba no es algo que pueda ser usado sin unidad. Si alguno de ustedes duda, el equilibrio se romperá.
Ren se cruzó de brazos, mirando al resto.
—No vine hasta aquí para echarme atrás. No dejaré que este mundo siga en manos de los débiles y corruptos.
Elara asintió.
—Yo lucharé por proteger la esperanza, incluso si eso significa sacrificios.
Selene sonrió ligeramente.
—He enfrentado mi oscuridad. Estoy lista para lo que venga.
Kael cerró su grimorio y levantó la mirada.
—El conocimiento sin acción es inútil. Estoy aquí para ver este viaje hasta el final.
Kazuki miró a sus amigos, sintiendo una renovada determinación.
—Entonces avanzaremos juntos. No importa lo que venga, enfrentaremos el futuro como un equipo.
La mujer extendió una mano, y una puerta hecha de pura luz apareció detrás de ella.
—Entonces, buscadores, sigan adelante. Más allá de esta puerta está el siguiente fragmento del Alba. Pero recuerden, cada paso que den los llevará más cerca del final... para bien o para mal.
El grupo cruzó la puerta, la luz envolviéndolos una vez más mientras el Santuario del Alba quedaba atrás.
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Fin del Capítulo 25.