Tras escapar del Laberinto de los Ecos, el grupo llegó a un extenso desierto que parecía interminable. Bajo un sol abrasador y un cielo vacío, sus pasos eran guiados por la reliquia, que ahora brillaba con un tenue resplandor dorado, como si estuviera reservando sus energías.
El calor y el agotamiento comenzaban a pasar factura. Ren, siempre enérgico, estaba notablemente callado, mientras Elara ofrecía su magia curativa para mantener a todos hidratados y con fuerzas.
—¿Cuánto más debemos caminar? —preguntó Selene, cubriéndose el rostro con su capa para protegerse del sol.
Kael revisó sus mapas antiguos, pero incluso él parecía inseguro.
—El desierto no tiene nombre ni fronteras definidas en estos textos. Solo sé que debemos encontrar un oasis antes de que la reliquia pueda guiarnos nuevamente.
Kazuki levantó la vista hacia el horizonte, donde las ondas de calor distorsionaban la vista.
—Sigamos avanzando. Detenernos ahora no es una opción.
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La Visita de las Sombras
Al caer la noche, el grupo decidió establecer un campamento. La temperatura bajó drásticamente, y el desierto se volvió un lugar tan inhóspito como durante el día, pero por razones diferentes.
Mientras descansaban, las primeras sombras comenzaron a aparecer en la periferia del campamento. Eran figuras indistintas, con formas humanoides pero desprovistas de rasgos, que parecían surgir de la arena misma.
El primero en notarlas fue Ren, que rápidamente levantó su lanza.
—¡Estamos rodeados!
El grupo se puso en guardia, formando un círculo defensivo alrededor de la reliquia.
—No son humanos —dijo Kael, observando las sombras con atención—. Pero tampoco son bestias. Parecen... ecos de algo más.
—Ecos, como en el laberinto —murmuró Elara, recordando las pruebas anteriores.
Una de las sombras habló, su voz resonando como un eco profundo en la mente de todos.
—Buscadores del Alba, cargan con el peso de decisiones que aún no han tomado. Mostradnos vuestras verdades, o enfrentaréis el juicio del desierto.
Kazuki avanzó un paso, su espada brillando con la luz del fragmento.
—No necesitamos demostrar nada. Si intentan detenernos, los enfrentaremos.
La sombra rió, un sonido hueco y escalofriante.
—El juicio no puede ser evitado.
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La Prueba del Desierto
De repente, el campamento desapareció, y cada miembro del grupo se encontró solo, rodeado por una vasta oscuridad que parecía extenderse infinitamente.
Kazuki: El Conflicto Interno
Kazuki vio una figura reflejo de sí mismo, cubierta de heridas y con la mirada llena de rabia.
—¿Cuánto tiempo más cargarás con esta responsabilidad, Kazuki? ¿Cuánto antes de que te rompas?
Kazuki apretó su espada, enfrentándose a su reflejo.
—Romperme no es una opción. Cada paso que doy es para proteger a los que confían en mí.
La figura se desvaneció, dejando un brillo dorado que lo devolvió al campamento.
Selene: El Precio de la Confianza
Selene se encontró enfrentando una versión más joven de sí misma, rodeada de las sombras de las personas que había traicionado en el pasado.
—¿Por qué deberían confiar en ti ahora? No eres más que una traidora.
Selene cerró los ojos, respirando profundamente.
—He cambiado. No puedo deshacer lo que hice, pero puedo demostrar que soy alguien diferente.
Las sombras se disiparon, y Selene fue devuelta al campamento.
Ren: La Lucha por la Redención
Ren enfrentó las figuras de sus antiguos compañeros caídos, cada uno acusándolo de haberlos abandonado.
—No eras lo suficientemente fuerte para salvarnos. ¿Por qué crees que esta vez será diferente?
Ren levantó su lanza, mirándolos con determinación.
—Porque ahora no estoy solo. Y no cometeré los mismos errores.
Las figuras desaparecieron, y Ren regresó con los demás.
Elara: El Valor de la Esperanza
Elara se encontró en un paisaje desolado, donde las personas que intentaba salvar se desmoronaban como polvo en sus manos.
—No puedes salvarlos a todos. ¿Por qué sigues intentándolo?
Elara apretó sus manos, enfrentando la voz.
—Porque cada vida importa. Aunque falle, nunca dejaré de intentarlo.
La oscuridad se disipó, y Elara fue devuelta al campamento.
Kael: La Tentación del Conocimiento Prohibido
Kael vio un grimorio antiguo flotando frente a él, prometiéndole respuestas a todas las preguntas que lo atormentaban.
—Solo debes abrirme, y todo el conocimiento será tuyo.
Kael negó con la cabeza, alejándose del libro.
—El conocimiento sin propósito no es más que una carga. Seguiré aprendiendo, pero a mi manera.
El grimorio desapareció, y Kael regresó al campamento.
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El Amanecer de la Verdad
Cuando todos regresaron, las sombras se desvanecieron, dejando atrás un objeto brillante: una brújula antigua que parecía estar conectada con la reliquia.
—Esto nos guiará a través del desierto —dijo Kael, recogiendo la brújula.
Kazuki asintió, guardando la reliquia.
—Cada prueba nos hace más fuertes, pero también nos recuerda lo que está en juego. Sigamos adelante.
Con la brújula en manos del grupo, continuaron su camino hacia el próximo fragmento, sabiendo que las sombras del desierto no serían el último obstáculo que enfrentarían.
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Fin del Capítulo 31.