Con los ecos de la batalla aún resonando en sus mentes, el grupo avanzó hacia las profundidades de las Montañas del Silencio. El aire era denso y frío, y la niebla parecía envolverlos como una manta opresiva. Cada paso parecía un desafío, no solo físico, sino también mental, como si la montaña misma intentara desalentar su avance.
Kael consultó la brújula, que ahora apuntaba débilmente hacia un sendero estrecho rodeado de riscos.
—El próximo fragmento está en algún lugar más adelante, pero estas montañas están vivas con una energía antigua. Debemos tener cuidado.
—¿Qué tan antiguo? —preguntó Ren, sosteniendo su lanza con fuerza mientras sus ojos recorrían el paisaje.
Kael frunció el ceño.
—Antiguo como para que incluso mi magia sienta resistencia. Algo aquí no quiere que estemos presentes.
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El Camino de las Sombras
Mientras ascendían, comenzaron a notar extrañas marcas talladas en las rocas: símbolos que parecían pulsar con una energía oscura. Elara se detuvo, estudiando una de las inscripciones.
—Esto no es solo un adorno. Son advertencias.
—¿Advertencias de qué? —preguntó Selene, examinando otra marca cercana.
—De que aquellos que desafíen a la montaña serán juzgados por sus secretos más oscuros —respondió Elara, su voz cargada de preocupación.
Kazuki miró hacia el sendero.
—No tenemos opción. Debemos seguir adelante.
El grupo avanzó, pero pronto el terreno se tornó traicionero. Las rocas comenzaron a desmoronarse bajo sus pies, obligándolos a moverse con extrema precaución.
De repente, la niebla se espesó, y cada miembro del grupo comenzó a escuchar susurros, voces que parecían venir de dentro de sus propias mentes.
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El Juicio de la Montaña
Las voces se hicieron más fuertes, y cada uno del grupo se encontró enfrentando visiones inquietantes.
Kazuki
Kazuki vio un campo de batalla lleno de cadáveres. Entre ellos estaban los rostros de su equipo, sus ojos acusándolo.
—¿Esto es lo que significa ser un líder? —preguntó una versión distorsionada de sí mismo, empuñando una espada teñida de sangre.
—¡No! —gritó Kazuki, cerrando los ojos y recordando las palabras de sus compañeros. Con determinación, desenvainó su espada y atravesó la visión, disipándola.
Selene
Selene se encontró en una celda oscura, rodeada de personas que alguna vez confió y que ahora la traicionaban.
—Siempre serás una traidora, sin importar lo que hagas —se burlaron las sombras.
Selene apretó los dientes, desenvainando su daga.
—Puedo cargar con ese peso, pero no dejaré que me detenga.
Con un movimiento rápido, destruyó las sombras.
Ren
Ren enfrentó una visión de su pasado: un campo arrasado por la guerra, donde su familia lo miraba con decepción.
—Nunca serás lo suficientemente fuerte para proteger a quienes amas.
Ren levantó su lanza, su voz resonando con furia.
—Lo seré. Lo juro.
Con un golpe poderoso, disipó la visión.
Elara
Elara vio a las personas que había fallado en salvar, sus cuerpos rodeándola mientras la acusaban.
—Siempre serás demasiado débil. No puedes salvar a nadie.
Con lágrimas en los ojos, Elara levantó sus manos, canalizando su magia.
—Puedo fallar, pero nunca dejaré de intentarlo.
Con un destello de luz, la visión desapareció.
Kael
Kael enfrentó un grimorio que prometía conocimiento infinito, pero a cambio de su humanidad.
—Sabes que lo deseas. Todo el conocimiento, a tu alcance.
Kael cerró el libro con fuerza, rechazando la tentación.
—El conocimiento sin propósito no vale el precio.
El grimorio se desvaneció.
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El Guardian de las Alturas
Cuando las visiones desaparecieron, el grupo llegó a un claro donde una figura colosal los esperaba. Era una criatura de piedra y luz, con ojos que brillaban como soles.
—Han pasado el primer juicio, pero para reclamar el fragmento, deben demostrar que su fuerza es verdadera.
Kazuki avanzó, levantando su espada.
—Estamos listos para cualquier desafío.
La criatura asintió y extendió sus brazos, invocando columnas de luz que se transformaron en guerreros hechos de piedra y fuego.
—Demuestren su valía.
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La Segunda Prueba
El grupo se preparó para el combate, formando un círculo para cubrirse mutuamente.
—Esto es diferente de todo lo que hemos enfrentado antes —dijo Ren, bloqueando el ataque de uno de los guerreros con su lanza.
—No importa, como siempre, lo enfrentamos juntos —respondió Kazuki, enfrentándose a otro guerrero.
Kael comenzó a lanzar hechizos, debilitando a los enemigos, mientras Elara curaba rápidamente cualquier herida que sufrían. Selene se movía con agilidad, atacando los puntos débiles de las criaturas mientras Ren y Kazuki mantenían la línea del frente.
Tras una intensa batalla, el grupo logró derrotar a los guerreros. La criatura colosal asintió con respeto.
—Son dignos. El fragmento está más cerca, pero el camino aún es largo.
El suelo bajo ellos comenzó a temblar, y una entrada oculta en la montaña se abrió.
—Dentro de esta caverna encontrarán lo que buscan, pero también encontrarán la verdad que los definirá.
El grupo se preparó para entrar, conscientes de que cada paso los acercaba no solo a su objetivo, sino también al peligro que acechaba en la oscuridad.
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Fin del Capítulo 34.