Las Tierras Devastadas habían probado al grupo en cuerpo y alma, pero lo que los aguardaba en el horizonte parecía aún más intimidante. Una inmensa puerta de piedra negra se alzaba frente a ellos, cubierta de grabados antiguos que parecían moverse bajo la luz tenue del sol poniente.
—Eso debe ser el Umbral del Santuario del Alba —dijo Kael, observando las inscripciones con detenimiento.
Ren se cruzó de brazos, mirando la puerta con escepticismo.
—¿Y cómo sabemos que no es otra trampa? Este lugar está lleno de ilusiones y engaños.
—No lo sabremos hasta cruzarlo —respondió Selene, sus dagas listas en sus manos.
Kazuki avanzó hasta la puerta, la reliquia brillando intensamente en su mano.
—Sea lo que sea, no podemos retroceder ahora.
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El Guardián aparece
Antes de que pudieran acercarse más, la tierra comenzó a temblar. Una grieta se abrió frente a ellos, y de las profundidades emergió una figura imponente: un coloso hecho de piedra y fuego, con ojos que ardían como brasas y un aura sofocante.
—¿Quién se atreve a cruzar el Umbral? —rugió la criatura, su voz resonando como un trueno.
Elara dio un paso atrás, sorprendida por la magnitud de la criatura.
—¿Qué es eso?
Kael frunció el ceño, revisando rápidamente su grimorio.
—Debe ser el Guardián del Umbral. Una entidad diseñada para probar a quienes buscan entrar al santuario.
—Perfecto —dijo Ren, girando su lanza con confianza. —Ya era hora de una buena pelea.
—¡Espera! —gritó Kael. —Esto no es solo fuerza bruta. Habrá un acertijo o una prueba.
La criatura extendió una mano, y el aire se llenó de una energía pesada.
—Si desean cruzar, deben demostrar su valía. Responderán tres preguntas, una para cada camino del alma: Corazón, Mente y Espíritu. Si fallan, serán destruidos.
El grupo intercambió miradas tensas, pero Kazuki dio un paso al frente.
—Aceptamos el desafío.
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Primera Prueba: El Corazón
La criatura señaló a Elara.
—La prueba del Corazón será tuya, sanadora. Tu compasión será medida.
Elara se adelantó, su rostro sereno pero determinado. La criatura levantó una mano, y una visión apareció frente a ella: un pueblo en llamas, con habitantes suplicando ayuda.
—Puedes salvar a tres, pero solo tres. El resto perecerá. Escoge, pero cada elección tiene un costo.
Elara sintió que su corazón se rompía al escuchar los gritos. Respiró profundamente y usó su magia para salvar a un anciano, un niño y una joven madre.
La criatura asintió.
—Has elegido con sabiduría. No puedes salvar a todos, pero elegiste proteger el futuro.
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Segunda Prueba: La Mente
La criatura giró hacia Kael.
—La prueba de la Mente será tuya, sabio. Demuestra tu conocimiento.
Un complejo símbolo apareció flotando en el aire, compuesto de runas y patrones.
—Desentraña su significado.
Kael estudió el símbolo, su mente trabajando frenéticamente mientras descifraba cada detalle. Finalmente, levantó la mano y respondió:
—Es un símbolo de equilibrio. Representa la unión de la luz y la oscuridad, la armonía entre opuestos.
La criatura inclinó la cabeza en señal de aprobación.
—Correcto. El conocimiento sin comprensión es inútil, pero tú has demostrado ambas cosas.
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Tercera Prueba: El Espíritu
Finalmente, los ojos del Guardián se fijaron en Kazuki.
—La prueba del Espíritu será tuya, portador de la reliquia. Muéstrame tu voluntad.
Una visión apareció frente a Kazuki: el grupo entero estaba en peligro, atrapado entre enemigos y sin salida. La reliquia brillaba intensamente, pero una voz en su mente le susurraba que su uso requeriría un sacrificio fatal.
—¿Salvarás a tus amigos, aun si eso significa perderte a ti mismo?
Kazuki apretó los puños, sintiendo el peso de la decisión. Finalmente, alzó la reliquia y respondió:
—No sacrificaré mi vida en vano, pero haré lo necesario para protegerlos. Si debo caer para que ellos vivan, lo haré.
La visión desapareció, y el Guardián lo observó en silencio antes de inclinar la cabeza.
—Has demostrado que tu voluntad es inquebrantable.
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El Umbral se abre
La criatura dio un paso atrás, y la gran puerta de piedra comenzó a abrirse lentamente, revelando un pasaje oscuro pero lleno de una energía misteriosa.
—Han pasado las pruebas. Pero recuerden: lo que encontrarán más allá no es solo un santuario, sino una verdad que puede destruirlos.
Elara colocó una mano en el hombro de Kazuki.
—Lo logramos juntos. Eso es lo que importa.
Kazuki asintió, mirando el camino que se extendía ante ellos.
—Entonces sigamos adelante. No podemos detenernos ahora.
El grupo cruzó el umbral, dejando atrás al Guardián mientras la puerta se cerraba tras ellos. La verdadera misión apenas comenzaba.
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Fin del Capítulo 23.