La caverna se llenó con una energía opresiva mientras Morrigan avanzaba lentamente, su espada envuelta en una neblina oscura que parecía devorar la luz a su alrededor. Kazuki, Ren y Selene formaron un círculo defensivo, conscientes de que estaban frente a un enemigo que no podían subestimar.
—Han llegado lejos, pero la reliquia no está destinada a ustedes —dijo Morrigan, con voz gélida. —Solo los verdaderos herederos de los Ancestros pueden reclamarla, y ustedes no son dignos.
Kazuki dio un paso adelante, sosteniendo su espada con firmeza.
—No buscamos este poder por ambición —respondió, con voz firme. —Luchamos por un mundo donde la injusticia no domine. Si debemos enfrentarte para demostrar nuestra valía, lo haremos.
Morrigan inclinó ligeramente la cabeza, como si evaluara sus palabras, antes de esbozar una sonrisa fría.
—Muy bien. Entonces probemos tu determinación.
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El inicio del combate
Morrigan fue la primera en atacar, moviéndose con una velocidad que desafió la percepción del grupo. En un parpadeo, su espada oscura chocó contra la de Kazuki, enviándolo tambaleándose hacia atrás. Ren reaccionó rápidamente, arrojando su lanza hacia ella, pero Morrigan la desvió con facilidad, su postura impecable.
—Es más rápida de lo que parece —gruñó Ren, recuperando su arma.
Selene, que había estado observando desde las sombras, lanzó una serie de dagas encantadas hacia Morrigan. Las armas mágicas explotaron al contacto, llenando la caverna con destellos de luz. Sin embargo, cuando el humo se disipó, Morrigan permanecía ilesa, su espada aún brillante con energía oscura.
—Si esto es todo lo que tienen, su viaje termina aquí —dijo, lanzándose hacia Selene con un golpe devastador.
Selene apenas tuvo tiempo de esquivar, rodando por el suelo mientras Kazuki se lanzaba para cubrirla.
—¡Ren! Necesitamos un plan —gritó Kazuki, bloqueando otro ataque.
Ren asintió, posicionándose detrás de Morrigan.
—Distráiganla. Necesito tiempo para cargar un ataque más fuerte.
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La estrategia del equipo
Kazuki y Selene se movieron en tándem, alternando ataques para mantener a Morrigan ocupada. Aunque sus movimientos estaban perfectamente sincronizados, Morrigan seguía dominándolos con facilidad, bloqueando y contraatacando sin esfuerzo.
—¿Eso es todo lo que tienen? —se burló Morrigan, mientras Kazuki caía de rodillas después de recibir un golpe en el hombro.
Selene aprovechó el momento para lanzar una bomba de humo, cubriendo el área con una niebla densa. Morrigan retrocedió ligeramente, su visión obstruida, pero no mostró signos de preocupación.
Ren, mientras tanto, concentró toda su energía en su lanza, que comenzó a brillar con un resplandor dorado.
—¡Ahora! —gritó, lanzando el arma con toda su fuerza.
La lanza atravesó la niebla con una velocidad impresionante, dirigiéndose directamente hacia Morrigan. Sin embargo, en el último segundo, ella levantó su espada, bloqueando el ataque con un destello de energía oscura que sacudió toda la caverna.
—¿Eso es todo? —preguntó, con una sonrisa peligrosa.
Pero no había notado que la lanza no era el verdadero ataque. La distracción permitió a Selene acercarse sigilosamente, colocando una daga encantada directamente en el suelo bajo los pies de Morrigan.
—¡Kazuki, ahora! —gritó Selene.
Kazuki se levantó, ignorando el dolor en su hombro, y canalizó toda la energía del Núcleo del Conocimiento en su espada. Con un grito de batalla, se lanzó hacia Morrigan, cuya atención estaba dividida entre Ren y Selene.
El impacto fue devastador. La espada de Kazuki chocó contra la de Morrigan, creando una onda de choque que resonó en toda la caverna. Por un momento, ambos quedaron atrapados en un forcejeo, pero la energía del Núcleo comenzó a superar la oscuridad de Morrigan.
Con un último esfuerzo, Kazuki rompió la guardia de Morrigan, enviándola volando hacia atrás. La guardiana cayó de rodillas, su espada oscura desvaneciéndose en la nada.
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La revelación de Morrigan
Morrigan levantó la mirada, su expresión transformándose de desprecio a algo que parecía... respeto.
—Han demostrado más de lo que esperaba —dijo, con voz débil. —Tal vez... sean diferentes.
Kazuki, aún jadeando, mantuvo su espada en alto.
—¿Por qué nos pruebas de esta manera? No queremos destruir este lugar, solo necesitamos la reliquia para detener la injusticia en el mundo.
Morrigan asintió lentamente.
—La reliquia no es solo un objeto de poder. Es un fragmento del equilibrio mismo. Aquellos que la buscan deben demostrar no solo fuerza, sino también propósito. Ustedes lo han hecho.
Selene y Ren se acercaron, todavía en guardia, pero más relajados.
—Entonces, ¿nos permitirás tomarla? —preguntó Selene.
Morrigan se puso de pie con dificultad, extendiendo una mano hacia el pedestal donde reposaba la reliquia.
—La reliquia es suya, pero recuerden: el equilibrio siempre exige un precio. Si usan este poder de manera imprudente, destruirán más de lo que buscan proteger.
Con esas palabras, Morrigan desapareció, dejando atrás una sensación de calma.
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La toma de la reliquia
Kazuki avanzó hacia el pedestal, sintiendo la energía pulsante de la reliquia. Cuando la tocó, una ola de energía recorrió su cuerpo, y su mente se llenó de visiones: fragmentos del pasado de los Ancestros, la creación de la reliquia y el caos que había seguido a su pérdida.
—Esto... es más de lo que esperaba —susurró, retrocediendo.
Selene puso una mano en su hombro.
—Es un gran poder, pero no estás solo en esto. Lo llevaremos juntos.
Ren asintió, aunque su expresión mostraba cierta inquietud.
—Tenemos lo que vinimos a buscar, pero esto es solo el comienzo. Si la Élite sabe que tenemos la reliquia, no se detendrán hasta destruirnos.
Kazuki apretó la reliquia en su mano, sintiendo el peso de su responsabilidad.
—Entonces, hagamos que valga la pena.
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Fin del Capítulo 12