La atmósfera en el refugio de Selene estaba cargada de tensión. La luz tenue de las lámparas oscilaba mientras Kazuki, Ren y Selene examinaban el mapa antiguo. Los símbolos grabados en el pergamino parecían moverse bajo la luz, como si tuvieran vida propia.
—Este mapa no es solo un dibujo —dijo Selene, señalando un patrón intrincado en el centro. —Es una guía mágica que reacciona al Núcleo del Conocimiento. Kazuki, eres la clave para activar su poder.
Kazuki miró el pergamino con cierta inquietud.
—¿Qué significa eso exactamente?
Selene lo miró con seriedad.
—Significa que el mapa solo se abrirá para alguien que haya tocado el Núcleo. Pero también significa que al activarlo, atraerás atención no deseada. La magia siempre deja rastros.
Ren frunció el ceño.
—¿Qué tan peligroso es esto, Selene?
Ella se cruzó de brazos.
—Muy peligroso. La Élite tiene sus propios métodos para rastrear este tipo de magia. Una vez que el mapa esté activo, tendremos que movernos rápido.
Kazuki tomó aire, sintiendo el peso de la decisión. A pesar del riesgo, sabía que no podía retroceder. Colocó su mano sobre el pergamino, cerrando los ojos y concentrándose en la energía que aún vibraba en su interior desde el Núcleo.
Al instante, el mapa comenzó a brillar, y los símbolos se reorganizaron, formando un nuevo diseño. Una serie de líneas se conectaron, revelando lo que parecía ser un camino que conducía a una ubicación en las montañas al norte de Reyrix.
Selene observó el mapa con fascinación.
—La Montaña del Espejo —dijo en voz baja. —Un lugar olvidado incluso por la Élite. Si la reliquia está allí, tendremos que enfrentarnos no solo al terreno, sino también a las trampas que los Ancestros dejaron para protegerla.
Ren asintió, con el ceño fruncido.
—Entonces no hay tiempo que perder. Si queremos llegar antes que la Élite, debemos partir ahora mismo.
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La noche era oscura cuando dejaron la ciudad. Kazuki, Ren y Selene viajaban a través de senderos poco transitados, evitando las rutas principales para no ser detectados. El frío se intensificaba a medida que se acercaban a las montañas, y la tensión en el grupo era palpable.
Selene, quien lideraba el camino, se detuvo de repente, levantando una mano para indicar silencio. Kazuki y Ren se quedaron inmóviles, escuchando atentamente. El sonido de ramas rompiéndose llegó desde los árboles cercanos, seguido de un susurro inquietante.
—No estamos solos —murmuró Selene, sacando una daga de su cinturón.
De las sombras, surgieron figuras encapuchadas, similares a los Cazadores de Sombras que Kazuki había enfrentado antes, pero estas parecían más ágiles y letales. Selene apretó los dientes.
—Son Espectros de la Noche. Asesinos élite de la Élite. Nos han estado siguiendo.
Ren desenvainó su lanza, colocándose junto a Kazuki.
—¿Listo para otra pelea, Kazuki?
Kazuki asintió, sintiendo cómo la adrenalina comenzaba a correr por su cuerpo. Había algo diferente en estos enemigos; su presencia era más intimidante, como si estuvieran envueltos en una energía oscura que parecía absorber la luz a su alrededor.
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La batalla comenzó rápidamente. Los Espectros se movían como sombras, atacando con velocidad y precisión. Selene demostraba ser una combatiente formidable, usando su daga con una destreza que parecía casi sobrenatural. Ren, por su parte, utilizaba su lanza para mantener a los enemigos a raya, mientras Kazuki luchaba por mantenerse al ritmo de sus movimientos.
Uno de los Espectros se lanzó hacia Kazuki, blandiendo dos espadas curvas. Kazuki bloqueó el ataque con su espada, pero la fuerza del golpe lo hizo retroceder. En ese momento, recordó las enseñanzas de Ren: "No luches contra la fuerza, usa su impulso en tu favor." Con un movimiento rápido, giró su cuerpo, desviando el ataque y contrarrestándolo con un golpe directo al costado del Espectro.
El enemigo cayó, pero no hubo tiempo para celebrar. Otro Espectro se lanzó hacia él, pero antes de que pudiera alcanzarlo, Selene apareció de la nada, apuñalándolo en el cuello con una precisión letal.
—Mantente enfocado —le dijo Selene, con una voz firme pero sin dejar de moverse.
Ren, mientras tanto, había logrado derribar a dos Espectros, aunque no sin esfuerzo. La pelea continuó durante varios minutos, hasta que finalmente el grupo logró superar a sus atacantes.
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Con los Espectros derrotados, Selene se agachó para examinar uno de los cuerpos. Encontró un medallón con el símbolo de la Élite grabado en él.
—Esto confirma nuestras sospechas —dijo, mostrándolo a Ren y Kazuki. —Nos están siguiendo porque saben que activamos el mapa. Tenemos que movernos rápido.
Kazuki respiró profundamente, intentando calmarse después de la lucha.
—Si estos eran solo los asesinos, ¿qué podemos esperar cuando lleguemos a la Montaña del Espejo?
Selene lo miró con seriedad.
—La Élite no solo enviará asesinos. También enviará a sus hechiceras más poderosas. Y si llegamos antes que ellas, las trampas que protegen la reliquia serán nuestro mayor desafío.
Ren colocó una mano en el hombro de Kazuki.
—No podemos permitirnos dudar ahora. Estamos más cerca que nunca de encontrar algo que pueda cambiarlo todo.
Kazuki asintió, renovando su determinación.
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Cuando finalmente llegaron a la base de la Montaña del Espejo, el amanecer comenzaba a teñir el cielo de colores cálidos. La montaña era imponente, con acantilados empinados y niebla que cubría su cima como un velo. Selene sacó el mapa y lo comparó con el terreno frente a ellos.
—La entrada está en algún lugar cerca de aquí —dijo. —Pero debemos tener cuidado. Los Ancestros eran conocidos por sus trampas mágicas, y esta montaña no será una excepción.
Kazuki miró la montaña, sintiendo una mezcla de miedo y emoción. Sabía que lo que estaba por venir no sería fácil, pero también sabía que este era el único camino hacia un futuro diferente.
Con Selene liderando el camino, comenzaron a ascender, conscientes de que cada paso los acercaba más a la reliquia... y al peligro que la protegía.
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Fin del Capítulo 8.