La energía del Núcleo del Conocimiento seguía fluyendo a través de Kazuki. Aunque su cuerpo estaba agotado, su mente estaba despierta, procesando las visiones y fragmentos de conocimiento que había recibido. Ren lo miraba con una mezcla de curiosidad y preocupación, consciente de que tocar el Núcleo no era algo que cualquiera pudiera hacer y salir ileso.
—¿Cómo te sientes? —preguntó Ren, rompiendo el silencio.
Kazuki respiró profundamente, intentando calmarse. Sentía algo diferente en su interior, como si una chispa nueva se hubiera encendido.
—No sé cómo explicarlo —dijo, finalmente. —Es como si algo dentro de mí hubiera cambiado. Siento que puedo... comprender cosas que antes no entendía.
Ren asintió, como si ya esperara esa respuesta.
—El Núcleo del Conocimiento no solo te da respuestas, también te muestra un camino. Pero recuerda, Kazuki, lo que viste no es definitivo. Es una posibilidad, no una certeza. Lo que hagas con lo que aprendiste depende de ti.
Kazuki asintió, pero no dijo nada más. Todavía estaba procesando lo que había experimentado, especialmente las imágenes de destrucción y caos que habían acompañado las visiones de poder.
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Mientras abandonaban la cámara subterránea, la atmósfera parecía haberse vuelto más densa. Cada paso resonaba en los túneles vacíos, y la oscuridad parecía más opresiva que antes. Ren caminaba delante, con la mirada fija en el camino, mientras Kazuki se mantenía alerta, sintiendo que algo no estaba bien.
De repente, un ruido seco rompió el silencio. Era un sonido metálico, como el choque de una espada contra el suelo. Ambos se detuvieron, tensos.
—No estamos solos —murmuró Kazuki, sacando su espada.
Ren asintió, pero no tuvo tiempo de responder. De las sombras, emergieron figuras encapuchadas, sus ojos brillando con una luz amarilla que no parecía natural. Había cinco de ellas, todas portando armas y moviéndose con una coordinación inquietante.
—¿Quiénes son? —preguntó Kazuki, tomando una posición defensiva.
Ren apretó la mandíbula.
—Cazadores de Sombras. Son mercenarios que trabajan para las élites de Reyrix. No están aquí por casualidad.
Kazuki no tuvo tiempo de procesar la explicación. Uno de los encapuchados atacó, moviéndose con una velocidad sorprendente. Kazuki logró bloquear el golpe, pero la fuerza detrás de él lo hizo retroceder varios pasos.
Ren se lanzó al combate, usando su lanza para mantener a raya a dos de los atacantes. Kazuki, por su parte, se enfrentó a los otros tres. Aunque sus habilidades habían mejorado desde su llegada a Reyrix, los Cazadores eran adversarios formidables. Cada movimiento suyo era calculado, y su fuerza era claramente superior.
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La lucha se volvió frenética. Kazuki bloqueaba y esquivaba como podía, pero estaba claro que los Cazadores tenían la ventaja. Uno de ellos logró golpearlo en el costado, cortando su ropa y dejando un rasguño sangrante. A pesar del dolor, Kazuki no se rindió. Recordó las lecciones de Ren y las visiones del Núcleo. Había algo dentro de él, una chispa que necesitaba liberar.
Cerrando los ojos por un breve momento, Kazuki intentó concentrarse. Podía sentir la energía del Núcleo aún latente en su interior, como un río que fluía bajo la superficie. Cuando abrió los ojos, algo había cambiado. Sus movimientos se volvieron más precisos, más rápidos. Esquivó el siguiente ataque con una fluidez que sorprendió incluso a su oponente.
Con un grito de determinación, Kazuki contraatacó, golpeando al Cazador en el pecho y enviándolo al suelo. Los otros dos se miraron entre sí, claramente sorprendidos por el cambio en su habilidad. Antes de que pudieran reaccionar, Kazuki se lanzó hacia ellos, aprovechando su impulso para desarmar a uno y obligar al otro a retroceder.
Ren, mientras tanto, había logrado derrotar a sus propios adversarios. Los dos Cazadores restantes decidieron retirarse, desapareciendo en las sombras tan rápido como habían llegado.
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—Eso fue... inesperado —dijo Ren, respirando con dificultad mientras observaba a Kazuki. —Por un momento, pensé que no lo lograríamos.
Kazuki bajó su espada, sintiendo el peso del combate. Su respiración era pesada, pero había algo en su interior que lo hacía sentir... diferente.
—Algo cambió durante la lucha —admitió, mirando sus manos. —Sentí que podía anticipar sus movimientos, como si sus ataques fueran más lentos de lo normal.
Ren lo miró con seriedad.
—Ese es el poder del Núcleo. Pero ten cuidado, Kazuki. Ese tipo de energía no es ilimitada, y usarla demasiado podría tener consecuencias.
Kazuki asintió, aunque sabía que todavía tenía mucho que aprender sobre lo que le estaba ocurriendo. Mientras avanzaban por el túnel, una pregunta rondaba su mente: ¿quién había enviado a los Cazadores de Sombras, y por qué?
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Cuando finalmente salieron a la superficie, el sol estaba comenzando a ponerse, tiñendo el cielo de un color carmesí. Ren se giró hacia Kazuki, con el rostro cubierto de preocupación.
—Esto no ha terminado, Kazuki. Si alguien sabe que tocaste el Núcleo, no se detendrán hasta encontrarte. Lo que enfrentamos hoy fue solo el principio.
Kazuki miró hacia el horizonte, sintiendo el peso de las palabras de Ren. Sabía que su vida nunca volvería a ser la misma. Pero también sabía que no podía retroceder. Había algo más grande en juego, algo que iba más allá de su propia supervivencia.
—No importa lo que venga —dijo finalmente, con una determinación renovada. —Estoy listo para enfrentarlo.
Mientras el sol se ocultaba, los dos hombres comenzaron su camino de regreso a la ciudad, conscientes de que las verdaderas batallas aún estaban por llegar.
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Fin del Capítulo 6.