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Chapter 2 - Capitulo 2 :Destino y Nacimiento

—¡Señora, debe aguantar un poco más! ¡La cabeza se está asomando! —dijo la sirvienta, su voz firme resonando por encima del caos en la habitación. Los jadeos de la mujer en trabajo de parto llenaban el aire, mientras sus manos se aferraban con fuerza a los bordes de la cama.

El sudor resbalaba por su rostro. La mujer respiraba con dificultad, siguiendo las instrucciones entre gritos de esfuerzo. Cada contracción era una ola de dolor que se intensificaba, y, sin embargo, sus ojos brillaban con determinación.

Dentro de ese útero cálido, seguro y oscuro, Víctor sentía una presión creciente. Confusión. Voces lejanas. Algo frío recorrió su mente como una ráfaga helada. ¿Dónde estoy? ¿Qué está pasando? Pronto, los ruidos se volvieron más claros, más reales. Era como si un velo hubiera sido levantado de su conciencia.

Entonces lo comprendió: estaba a punto de nacer.

¿Qué? ¿Cómo puede ser esto posible? Pensó, con un pánico silencioso. Él no estaba simplemente reviviendo un momento; era el bebé. Soy yo... estoy naciendo.

Sabía que tenía que salir. Por alguna razón, sentía que su permanencia en ese lugar cálido podría traer consecuencias terribles para la mujer que lo traía al mundo. Así que, empujado por un instinto que no podía explicar, decidió colaborar.

La presión se intensificó, y un grito desgarrador llenó la habitación cuando finalmente fue liberado. El frío aire golpeó su piel, y un llanto desgarrador brotó de su garganta. No era algo que pudiera controlar, pero la incomodidad era insoportable.

Qué vergüenza, estoy desnudo.

Lo sumergieron rápidamente en agua tibia para limpiarlo. Las sensaciones eran extrañas, pero la calidez de las mantas que envolvieron su pequeño cuerpo le devolvió algo de consuelo. Una voz femenina suave y temblorosa lo sacó de su introspección.

—Es hermoso... mi pequeño —susurró la mujer, agotada, pero con una sonrisa débil iluminando su rostro.

Víctor abrió los ojos, que apenas podían enfocarse, y vio un destello plateado en el cabello de la mujer. Su rostro irradiaba amor y una paz que lo envolvió como las mantas. Sin saber por qué, sintió que esa mujer era importante, que la conocía de alguna forma que no podía explicar.

—Quiero cargar a mi bebé —dijo la mujer con esfuerzo. Aunque agotada, su voz reflejaba una fuerza inquebrantable.

La sirvienta la ayudó con cuidado, colocando al bebé en sus brazos. La mirada de la mujer era de pura devoción, y sus ojos brillaban con lágrimas.

—Mi señora, el joven amo tiene su cabello, de un blanco plateado hermoso. Pero no se preocupe, su alteza está en camino.

¿Alteza? El corazón de Víctor —o el de este cuerpo, ahora— dio un salto. ¿Eso significa que soy un príncipe?

Antes de que pudiera procesarlo, algo apareció frente a sus ojos, flotando en el aire. Era una pantalla, con letras luminosas que parecían surgir de la nada.

—[SISTEMA] Bienvenido, soy el sistema que lo ayudará en su largo camino.

Víctor quedó en blanco. Un sistema. Letras flotantes. Todo era demasiado surrealista. ¿Esto es un sueño? ¿Un videojuego? ¿Qué está pasando aquí?

Mientras intentaba entender la situación, una nueva presencia llenó la habitación. Un hombre de porte majestuoso entró, su cabello rosado y largo cayendo en ondas naturales, y sus ojos de un rojo intenso observando todo con calma. Se acercó a la cama con pasos firmes, y su expresión cambió al ver a la mujer y al bebé.

—Rose… nuestro hijo. —Su voz era baja y grave, pero llena de calidez.

La mujer, Rose, levantó la vista hacia él y sonrió. Su agotamiento era evidente, pero no restaba ni una pizca a la alegría que irradiaba su rostro.

—Adam… —susurró—. Mira a nuestro pequeño. Es perfecto.

El hombre, Adam, se inclinó hacia ellos, tomando al bebé con una suavidad que contrastaba con su imponente presencia. Su mirada se suavizó al observarlo de cerca.

—Ellian —dijo de repente—. Se llamará Ellian Metr Vicentis Kafgert.

Ellian observaba todo desde su nueva perspectiva. Aunque su cuerpo era el de un bebé, su mente estaba despierta, captando cada palabra, cada gesto. Había algo magnético en aquel hombre, Adam, que ahora sabía que era su padre. Su cabello rosado y sus ojos carmesí reflejaban poder, pero también una calidez que no esperaba.

Rose lo miraba con devoción, y la conexión entre ambos era evidente. Ellian lo sintió en su pecho: una sensación de pertenencia que no pudo ignorar, aunque no podía explicarlo del todo.

Adam sostuvo a Ellian con cuidado, observándolo en silencio por unos segundos, como si buscara algo en su pequeño rostro. Finalmente, habló, con un tono que parecía más un juramento que una simple declaración.

—Ellian. Este nombre será más que un título. Será un símbolo de lo que estás destinado a ser.

Rose sonrió débilmente, pero sus ojos brillaban con amor.

—Ellian Metr… —murmuró, como probando el nombre en sus labios—. Es perfecto.

En ese momento, Ellian sintió una extraña presión en su mente. Una sensación incómoda, como si algo invisible tratara de invadir sus pensamientos. De repente, la pantalla flotante que había visto antes reapareció, llenando su visión con letras luminosas.

—[SISTEMA] Registro completo. Bienvenido a KAIZE, joven Ellian Metr Kafgert.

Las palabras se quedaron grabadas en su mente. ¿Kaize? ¿Este era el nombre del mundo al que había llegado? Su mente daba vueltas tratando de asimilarlo todo. Sin embargo, la pantalla no desapareció; al contrario, siguió mostrando información, esta vez más detallada

—[SISTEMA] Información básica:

Título: Hijo del Archiduque

Raza: Humano (?)

Habilidades iniciales: Sin asignar.

Objetivo principal: Sobrevivir y evitar el colapso del imperio.

Ellian parpadeó. ¿Objetivo principal? ¿Evitar el colapso ? La idea era tan absurda que, de no ser por la pantalla frente a sus ojos, habría creído que estaba alucinando.

La voz del sistema resonó en su mente, fría e implacable, como si no le importara en absoluto lo desconcertante que era toda la situación.

—[SISTEMA] Información adicional:

 Kaize está al borde de la destrucción. Tu muerte previa desencadenó el caos. Esta es tu única oportunidad para corregir el futuro y cambiar el destino de este mundo.

Ellian sintió un escalofrío recorrer su pequeño cuerpo. ¿Mi muerte previa? Todo esto empezaba a tener sentido. No era solo un bebé en este mundo; estaba aquí para corregir algo que había salido terriblemente mal.

Pero antes de que pudiera reflexionar más, una nueva figura entró en la habitación. Un niño, no mayor de seis años, con cabello morado oscuro y ojos que parecían ocultar un océano de secretos. Caminaba con pasos silenciosos, casi como si no quisiera ser notado, pero había algo en su presencia que exigía atención.

Rose levantó la vista al verlo y sonrió con dulzura.

—Noah, ven aquí. Quiero que conozcas a tu hermano.

¿Hermano? Ellian se quedó inmóvil. ¿Este niño sería su hermano?

Noah se acercó lentamente, su mirada fija en Ellian con una mezcla de curiosidad y seriedad que no correspondía a su edad. Cuando llegó junto a Rose, se inclinó un poco, observando al bebé como si tratara de descifrar un misterio.

—Es pequeño —murmuró Noah, con un tono que era casi divertido, pero que escondía algo más profundo.

Rose rio suavemente y acarició su cabello.

—Claro que es pequeño. Acaba de nacer, Noah.

Noah no respondió. En cambio, sus ojos seguían fijos en Ellian. Había algo en su mirada que incomodó al bebé. No era malicia, pero tampoco era la típica curiosidad infantil. Era algo más, algo que Ellian no podía identificar.

Adam se acercó a ellos, colocando una mano sobre el hombro de Noah.

—Ellian será tu hermano menor, Noah. Pero eso no cambia nada. Sigues siendo parte de esta familia. Siempre lo serás.

La expresión de Noah no cambió, pero asintió lentamente. Luego, con una voz casi inaudible, dijo:

—¿Y si no puedo protegerlo?

Adam lo miró con una mezcla de sorpresa y orgullo. Se agachó para estar a la altura del niño y le habló con una voz firme pero gentil.

—No tienes que protegerlo solo. Somos una familia, Noah. Lo haremos juntos.

Noah parecía procesar esas palabras, aunque su rostro permanecía impasible. Finalmente, volvió su atención a Ellian y, después de un momento, le dirigió una sonrisa pequeña pero genuina.

—Bienvenido, Ellian.

Ellian, aunque incapaz de responder, sintió algo en su interior. Una conexión. Una promesa no dicha. Noah no era solo un niño más; había algo especial en él, algo que Ellian no entendía pero que sabía sería importante.

De repente, la pantalla del sistema reapareció, esta vez con una nueva línea que hizo que todo su ser se tensara.

—[SISTEMA] Alerta: Objetivo secundario detectado. Noah Freyre Vicentis Kafgert jugará un papel clave en el destino del imperio. Su supervivencia es fundamental.

Ellian cerró los ojos, tratando de procesar todo. No solo tenía que cambiar su propio destino; ahora, también estaba conectado al de este niño. El peso de esa revelación era abrumador, pero algo en su interior le decía que no tenía otra opción.

El destino de Noah estaba entrelazado con el suyo. Y el tiempo para descubrir por qué había comenzado.