El sol de la mañana entraba suavemente por las ventanas de la mansión Kafgert. En una de las habitaciones, Adam estaba sentado en una mecedora, sosteniendo a Ellian, que apenas tenía unos meses. Aunque su rostro serio y su postura firme eran característicos, había algo diferente en él: una suavidad que solo emergía cuando estaba con su familia.
Ellian balbuceaba alegremente mientras Adam le sostenía una mano pequeña, observándolo con atención.
—Tienes un agarre fuerte para alguien tan pequeño —comentó Adam en voz baja, como si estuviera hablando consigo mismo.
Desde la puerta, Rose observaba la escena con una sonrisa cálida. Era raro ver a Adam tan relajado, tan vulnerable. Decidió no interrumpir y se quedó en silencio mientras él continuaba.
—No sé qué te depara el futuro, Ellian, pero haré todo lo que esté en mi poder para protegerte. —Su voz era suave, pero había una determinación en sus palabras que hacía que su promesa pareciera inquebrantable.
Ellian respondió con un balbuceo y un movimiento torpe de sus pequeñas manos, lo que hizo que Adam esbozara una leve sonrisa.
—¿Te ríes de mí? —preguntó, aunque su tono era más de ternura que de reproche.
En ese momento, Noah entró a la habitación, deteniéndose al ver a Adam con Ellian en brazos.
—¿Padre? —preguntó Noah, sorprendido—. ¿Estás... cuidando al bebé?
Adam levantó una ceja y miró a Noah con un leve destello de humor en los ojos.
—¿Qué tiene de extraño? Soy su padre.
Noah se encogió de hombros, acercándose lentamente.
—Solo que nunca te vi hacerlo antes. Siempre pareces más… ocupado con otras cosas.
Adam suspiró y señaló una silla cercana.
—Ven, siéntate. Esto también es parte de mis responsabilidades. Un padre no solo lucha en el campo de batalla o maneja asuntos políticos. También está aquí, con su familia.
Noah se sentó, observando cómo Adam balanceaba a Ellian en sus brazos con una habilidad sorprendente para alguien que usualmente era tan rígido.
—¿Crees que seré un buen hermano para Ellian? —preguntó Noah de repente.
Adam lo miró, su expresión suavizándose.
—No lo creo, Noah. Estoy seguro de ello. —Se inclinó ligeramente hacia él—. Ya demostraste lo que estás dispuesto a hacer por él. No necesitas probar nada más. Pero siempre recuerda: no tienes que cargar todo el peso tú solo. Estamos aquí contigo.
Noah asintió, sus ojos brillando con una mezcla de orgullo y emoción.
—Gracias, padre.
En ese momento, Ellian soltó un pequeño llanto, interrumpiendo la conversación. Adam, sin perder la compostura, comenzó a balancearlo suavemente mientras murmuraba palabras tranquilizadoras.
—Shh, todo está bien, pequeño. Estoy aquí.
Rose finalmente decidió entrar, llevando una manta en las manos.
—Creo que alguien necesita un cambio —dijo con una sonrisa.
Adam le entregó a Ellian con cuidado, pero antes de que Rose pudiera tomarlo por completo, él la detuvo.
—Yo lo haré.
Rose lo miró sorprendida.
—¿Tú? ¿Estás seguro?
Adam asintió, poniéndose de pie con Ellian aún en brazos.
—Si puedo manejar un ejército, puedo manejar esto.
Rose y Noah lo siguieron mientras Adam realizaba la tarea con la misma precisión y cuidado que ponía en todo lo que hacía. Aunque era obvio que no era algo que hacía con frecuencia, su esfuerzo era evidente, y Rose no pudo evitar sentirse orgullosa.
Cuando terminó, Adam volvió a cargar a Ellian, quien ahora parecía mucho más tranquilo.
—Ahí lo tienes —dijo con una sonrisa leve—. Todo en orden.
Noah lo observó, impresionado.
—Padre, creo que eres mejor en esto de lo que pensé.
Adam se encogió de hombros, pero su mirada estaba fija en Ellian.
—Ser un buen padre no significa ser perfecto, Noah. Significa estar presente y dar lo mejor de ti. Eso es lo que intento hacer, aunque a veces falle.
Rose colocó una mano en su hombro, sonriendo.
—Y estás haciendo un gran trabajo,cariño
Adam le devolvió la mirada, sus ojos carmesí suavizándose por un momento. Aunque rara vez lo admitía, las palabras de Rose siempre lograban calmar el peso que cargaba en su interior.
—Gracias —respondió, su voz baja pero sincera.
Noah, sentado cerca, miró a su familia con una expresión pensativa. Tras un momento de silencio, se levantó y se acercó a Adam y Ellian. Extendió una mano, acariciando suavemente la cabeza del bebé.
—Creo que también quiero intentarlo —dijo Noah, casi en un murmullo.
Adam arqueó una ceja, sorprendido, pero asintió.
—Muy bien, Noah. Sosténlo con cuidado. Una mano en su espalda y la otra en su cabeza.
Noah siguió las instrucciones de su padre, tomando a Ellian con torpeza al principio, pero rápidamente encontró el equilibrio. Ellian lo miró con sus grandes ojos brillantes, balbuceando algo que sonaba como una risa. Noah sonrió ampliamente, sintiendo una conexión inmediata con su pequeño hermano.
—Es más ligero de lo que pensaba —dijo Noah.
—Eso es porque todavía tiene mucho que crecer —respondió Adam, cruzando los brazos mientras observaba la escena con una leve sonrisa—. Pero crecerá rápido, más rápido de lo que imaginas.
Rose se sentó junto a ellos, colocando una mano en la espalda de Noah.
—Lo estás haciendo muy bien, Noah. Ellian tiene suerte de tener un hermano como tú.
—Gracias, madre. —Noah miró al bebé nuevamente, con una mezcla de curiosidad y ternura—. Prometo que siempre lo cuidaré.
Adam observó el momento en silencio, permitiendo que sus hijos compartieran ese vínculo. Aunque su expresión seguía siendo seria, su corazón se llenó de orgullo. Sabía que, a pesar de los desafíos que enfrentaban como familia, juntos podían superar cualquier cosa.
—[SISTEMA] Entrada registrada: La dinámica familiar está en su punto más estable. Misión activa: Crecer en un entorno seguro.
Ellian no sabía qué tan seguro podía ser este "entorno". Había escuchado fragmentos de conversaciones entre su madre y su padre. Cosas sobre amenazas, peligros que podrían venir por él. Pero aquí, rodeado de risas y miradas cariñosas, se sentía protegido.
Así que este es mi padre... Adam Kafgert, pensó, aunque no podía expresar esas palabras en voz alta. Había algo en su mirada, en la forma en que lo sostenía, que le hacía sentir que estaría bien. Es fuerte, pero no como esos héroes de las historias. Es fuerte porque cuida de todos, incluso cuando no tiene que hacerlo.
Luego estaba Noah, que lo miraba con una mezcla de admiración y curiosidad. ¿este es mi hermano? creo que le gusto. Y Eso es suficiente