Chapter 19 - Reunión

Así pasó casi un año desde el mensaje de Zirael, y aquí estábamos, Zirael, Aziel, Rina, Luna y yo. Al principio, a Aziel le costó adaptarse al grupo, especialmente al interactuar con las chicas. Era tímido y reservado, a menudo se disculpaba o agradecía por cualquier cosa, lo que le hacía parecer siempre raro. Sin embargo, con el tiempo, empezó a desenvolverse mejor y a mostrarse más relajado. Era irónico, porque él mismo nos decía que, aunque siempre estaba tranquilo, su rostro no era capaz de mostrar una sonrisa todo el tiempo.

Nos dimos cuenta de que Aziel era bastante despistado cuando caminaba. A veces tropezaba con las piedras por no mirar bien el camino, ya que solía tener la vista fija en el cielo o distraída en cualquier otra cosa.

"¡Aziel, cuidado con las piedras!" exclamó Zirael, señalando el camino lleno de rocas. Luna y yo no pudimos evitar reírnos.

"Sí, gracias, estaré más atento", respondió Aziel con una leve sonrisa, mientras bajaba la vista al suelo para evitar más tropiezos.

Era un buen tipo, a pesar de su despiste. Poco a poco, se había ganado la confianza y la amistad de todos.

"Cuánto falta, Zirael", dijo Aziel.

"Ya falta poco, no está muy lejos".

Nos dirigíamos a la casa de Zirael. Su despedida estaba cada vez más cerca, y su madre quería despedirlo de la mejor forma posible. Aunque todos caminábamos con normalidad, Aziel se veía nervioso; era la primera vez que conocería a la familia de uno de nosotros.

"No estés asustado, Aziel; te miro un poco nervioso", dijo Zirael con confianza, dándole una suave palmada en la espalda.

"Sí", respondió Aziel, con unos ojos desviados, lleno de un pensamiento que no podía saber.

Intentamos mantener una conversación ligera mientras nos acercábamos a la casa. Sabíamos que esta despedida significaba mucho para Zirael y para todos nosotros.

Estábamos todos reunidos en la casa de mis tíos. Mis padres no pudieron asistir. Mi madre estaba cerca de dar a luz a un nuevo hermano y mi padre estaba ocupado con su trabajo. A pesar de ello, la despedida de Zirael seguía siendo un momento especial.

"Amigos, realmente lo pasé grandioso con todos ustedes. Gracias por esta fiesta de despedida", dijo Zirael, con una sonrisa en el rostro, mientras sus ojos se llenaban de lágrimas.

Rina y Luna no pudieron contener sus emociones y comenzaron a llorar. En cambio, Aziel y yo nos quedamos observando en silencio. Por mi mente pasaban todos los momentos que había compartido con Zirael. Aunque sentía que esta despedida era dolorosa, en el fondo sabía que no era un adiós, sino un "hasta luego".

Esa misma noche festejamos como si no hubiera un mañana. La sirvienta de mis tíos y mi tía prepararon muchísima comida, y yo, sin pensarlo dos veces, devoré todo lo que me pusieron delante.

"Vamos, come Aziel", le dije, notando que apenas había tocado su plato. Él asintió suavemente mientras masticaba con calma un pequeño trozo de comida. A pesar de la abundancia, Aziel no había consumido tanto como los demás.

Mi tío, como era de esperar en una ocasión especial, bebió un poco para acompañar la celebración, pero tuvo cuidado de no excederse, manteniéndose consciente para el día siguiente.

La atmósfera fue una mezcla de risas, cantos y bromas entre todos nosotros, llenando el lugar de alegría y emoción. La celebración continuó hasta la tarde, y aunque sabíamos que Zirael partiría pronto, tratamos de disfrutar cada momento.

Mientras la chimenea brillaba intensamente, los cinco nos encontrábamos solos, disfrutando del calor y la compañía. De repente, Zirael, con una expresión más seria, rompió el silencio con unas palabras llenas de emoción

"Chicos, gracias, en serio. Realmente les quiero mucho. Me hicieron aprender y conocer tantas cosas. Todo esto es lo que siempre soñé en mi vida, gracias".

Sus palabras resonaron con el momento, eran emotivas y encajaban perfectamente para una despedida. A pesar de que ya había expresado su gratitud anteriormente, ahora lo hacía con más confianza y con un tono que se sentía más íntimo, como si realmente quisiera que sus palabras quedaran marcadas en nuestros recuerdos.

De repente, una risa inesperada rompió la solemnidad del momento. Aziel, sentado cerca de nosotros, empezó a reírse, causando sorpresa entre todos. Nos quedamos estáticos por un momento, sin saber cómo reaccionar.

"Jajaja…". Aziel trató de contenerse llevando sus manos a su boca, pero sus risas continuaban. Era claro que no estaba burlándose de Zirael, sino que algo en la seriedad del momento lo había pillado desprevenido.

"¿Estás bien, Aziel?" preguntó Luna, mirándolo con curiosidad.

"Sí, disculpen a todos, en serio. No quise interrumpir", respondió Aziel, aún tratando de contener las risas que le quedaban.

"De acuerdo", dijo Zirael, retomando la seriedad del momento. "Como les decía, no será un adiós, y lo digo de verdad". Era algo que ya había dicho desde el principio, pero parecía necesitar repetirlo para convencerse a sí mismo.

Todo el día fue irónico, entre risas, bromas y despedidas. Aunque el propósito de la reunión era un tanto triste, el ambiente se mantenía ligero gracias a nuestra amistad.

Finalmente, cuando llegó el momento de levantarnos y retirarnos, nos despedimos con la promesa de volver a vernos al día siguiente, para una última despedida para mi primo Zirael.