Me encontraba en un mundo donde la magia fluía como un río invisible pero tangible. En lugar de permitirme descansar, mis pensamientos se sumergían aún
más en la curiosidad por explorar cada rincón.
Al despertar, noté cómo las primeras luces del día se filtraban por la ventana.
"Ya es mañana", susurré para mí mismo, sintiendo la energía mágica palpitar a
mi alrededor, o al menos eso quería creer.
Con el corazón acelerado, me dirigí rápidamente hacia la habitación principal,
llamando a mi madre con urgencia. "¡Mamá…!" Mi voz resonaba por toda
la casa. Necesitaba respuestas para todas mis posibles dudas en ese mismo
instante.
Al principio, creí que este lugar era una región olvidada de Europa, por no decir
pobre, pero viéndolo de este modo, todo tiene sentido, pensé con un tono de alegría.
"Estoy aquí en la cocina, hijo", respondió mi madre.
Al escuchar su voz, me dirigí rápidamente hacia allí. Cuando entré, apresurado, vi
cómo mi mamá me recibía con una sonrisa acogedora al verme ingresar.
"Mamá, tengo una pregunta", dije con emoción.
"Dime, mi pequeño Kaini, ¿qué pregunta tienes?", me contestó con una armonía que
hizo que mi corazón acelerado se tranquilizara.
"¿Tú puedes utilizar magia?", pregunté con expectación.
Al escucharme, su mirada cambió a la mía, dejando de lado lo que estaba haciendo.
"Sí, hijo. ¿Cómo lo supiste si nunca te lo mencioné?", respondió con una pausa. Su mirada, perdida en un recuerdo misterioso o de interrogación, me dejó en shock.
Aunque sea un niño superdotado, es claro que no lo sé todo, mis padres nunca me habían comentado nada de la magia.
Ahora, ¿qué debo decir?, pensé, sintiéndome momentáneamente perdido en un mar de dudas. Dije lo que se me ocurrió en ese momento:
"Es que… lo escuché de ti, mamá. Recuerdo haberlo escuchado de ti una vez. Además,
el día anterior tú misma la usaste ante mí, ¿no recuerdas?", balbuceé, tratando de encontrar sentido a lo que decía.
"Ahh… Sí, tienes razón", dijo mientras se llevaba una mano hacia la cabeza y se
daba un pequeño golpe. "Tu madre es un poco despistada, perdón", respondió con una sonrisa. "Supongo que tienes dudas por la pregunta. ¿Qué quieres saber?".
"Quiero saberlo todo", dije con atención, mientras mis ojos brillaban con
curiosidad.
La reacción de mi mamá al escuchar mis palabras fue de sorpresa e incomodidad.
"No creo que pueda responder a todo, pero te diré lo que sé. La magia es como la energía en el cuerpo; algunas personas son más habilidosas que otras. Son pocos los que pueden considerarse realmente buenos".
Al escuchar esa última palabra, un sentimiento de desánimo comenzó a invadirme. La luz de la emoción y curiosidad que me envolvían hace un momento se iba apagando poco a poco. ¿Acaso no sería capaz de usar la magia o no sería bueno en
ello? Estas dudas golpeaban mi mente. De pronto, como si mi mamá pudiera leer mis pensamientos, añadió rápidamente.
"No deberías desanimarte por eso; al
final, depende de cada uno y de lo que le atraiga. Por ejemplo, tu padre nunca
mostró mucho interés en la magia ni en la espada, a pesar de que la familia
Firebrand tiene una tradición en ese arte. Él siempre estuvo más interesado en
los desarrollos políticos, y eso es en lo que se ha enfocado en estos tiempos.
Ahora, él se ha convertido en el representante de su familia, encargándose
también de la producción en este pueblo, como enviado de su padre",
explicó con calma, utilizando su dedo para enfatizar sus palabras.
Al escuchar todo eso, la llama de la emoción volvió a mí y pude entender lo que quiso decirme. Creo que sobrepensé y sobreactué.
"Entonces, mamá, ¿tú eres buena en magia?", pregunté expectante.
"Se podría decir que sí, pero solo lo básico. Nunca pude estudiar la magia como hubiera querido, así que no conozco mucho de ello", me respondió con un rostro firme y sincero. "Eres realmente muy curioso. Pronto cumplirás tres años, pero te comportas como si tuvieras doce, con tantas preguntas exactas. Puede que seas un niño prodigio, uno de esos que se ven cada mil años. O puede que no", dijo con orgullo materno y una risa moderada al final.
"Es que me fascina, me resulta tan intrigante, mamá", respondí con un poco de incomodidad.
"Eso es lo que admiro de ti, hijo. Realmente, sería muy pronto para decirte esto, pero viendo tu temprana atención hacia la magia, ¿no desearías que yo pudiera
ayudarte?"
"Sí, mamá, quiero aprender. ¡Ayúdame!"
"De acuerdo, hablaré con tu papá para ver qué puedo hacer. Imagina si eres un genio
en esto; podrías convertirte en uno de los más grandes, en alguien importante de nuestro pueblo, de la ciudad o del mismo reino. ¡Sí, serás muy grande! Y haré todo lo posible para que así suceda", declaró con determinación.
Pronto cumpliré 3 años y, según lo que he escuchado, me harán una fiesta. En este
mundo, las reglas y costumbres son diferentes; una de ellas es que aquí los
cumpleaños se celebran cada 3 años. Una singular tradición que agrega un toque
especial a las festividades en este mundo, pensé mientras mi mamá me seguía hablando.